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Shocker: 10.000 voltios de terror

Terror. Fantástico Cuando el despiadado asesino en masa Horace Pinker es electrocutado por sus horribles crímenes, un pacto con el diablo le transforma en algo incluso más aterrador, un demonio sobrecargado capaz de poseer el cuerpo y la mente de los demás... y está decidido a seguir con su escalada de violencia. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wes Craven, uno de los grandes nombres del terror, nos trae un nuevo psicópata paranormal típico del género.
Horace Pinker es un asesino en serie que se resiste a morir, y que por una serie de acontecimientos con la magia negra de por medio, se transforma en un ente espiritual que usa la energía eléctrica. Viendo la película, parece claro que este malo podría estar pensado para haber hecho una saga de muchas partes, como “Viernes 13” o la famosa “Pesadilla en Elm Street”, también de este director.
De hecho, Craven se autoplagia, porque aquí hay también un fuerte componente onírico que recuerda mucho a las películas de Freddy.
En el reparto destaca “el director adjunto Walter Skinner” de “Expediente X”, como el malvado asesino. Este individuo comparte también con Krueger sus continuas frases de humor que solo le hacen gracia a él, con esa típica carcajada de malvado de película. Aparte de eso, creo que Pileggi lo hace bastante bien.
Tiene un estilo muy “ochentero”, con mucha música rock, personajes secundarios que hacen cosas absurdas, una novia del protagonista un poco pánfila, y muchas referencias a películas.
A pesar de que me guste, hay que reconocer que tiene algunos fallos, como por ejemplo que se ve la sombra de la cámara que está filmando, al menos en dos ocasiones: en el campo de fútbol del principio y en la persecución del “poli Pastori” (que no es la que canta “échame una mano prima, que viene mi novio a verme”)
También me parece un fallo que los poseídos cojeen como Pinker, cuando son cuerpos nuevos que no son el suyo original. Esto lo hacen para que sepamos que es él, por si no nos ha quedado suficientemente claro y hay algún espectador despistado.
Al final se les va la olla con algunas secuencias como la persecución con la niña en el parque o el final en la televisión. Normalmente no me gusta la mezcla de humor y terror, pero por una vez me parece que Craven no lo ha combinado demasiado mal. Bueno, la verdad es que miedo no da demasiado, pero es muy entretenida. Las tiene mucho peores.
Creo que me alegro de que no hubiera secuelas que hubieran sido seguramente cada vez más malas.
i42poloj
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20 de febrero de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
M. aum. de garrafa. Dícese del recipiente de vidrio o barro cocido, de cuello corto, a veces protegido por un revestimiento.

El licor adulterado, de garrafón o de garrafa, hace referencia a la adulteración que, de forma intencionada o natural, sufren las bebidas espirituosas convirtiéndolas en nocivas para el consumo.

Habitualmente son distribuidas en pubs, discotecas o establecimientos no autorizados por las autoridades sanitarias!!??


Si amigos de la curda barata y las películas nocivas, estas son las acepciones que se tienen habitualmente del mal hallado "garrafón", esa deliciosa libación que como esta película nos induce a estados alterados de inicio alegre y triste final. Los ácidos usados a tal efecto sugieren diversas flipadas de asesinos eléctricos a ritmo de trash metal del que hace afición y pases de antología visual dignos de ser vomitados urgentemente. Aunque siendo sincero la parte del lago a mi me ha gustado estéticamente, como parte no integrante de un posible y futuro grindhouse para frikis de manual estaría cojonuda.


Pero no podemos llevarnos a engaño, pues esto no deja de ser garrafa de la buena, de la servida en vaso de plástico caliente en un dos piedras definitivo, que para nada es espirituosa y si alegre y después triste.


Aunque me quede el consuelo de escuchar el glorioso No More Mr Nice Guy de Megadeth, mezclado con malos ingredientes y de que mas buena estaba la película cuantos mas cubatas bajaba, esto no es mas que un jodido cacharro de garrafón!!
Esmiz
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4 de septiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Horace Pinker, reparador de televisores y electricista comete un asesinato que lo lleva a ser condenado a morir chamuscado en la silla eléctrica, pero previo hace un pacto con el diablo para volver como energía eléctrica para seguir cometiendo fechorías.

Wes Craven, en ese entonces famoso y en boga por crear a Freddy y sus innumerables pesadillas, viene con esta historia en esencia parecida a la saga de Pesadilla en la Calle Elm. Era 1990 y Shocker llegó a mi país con bombos y platillos, sobre todo porque iba a ser una descarga tremenda de terror (tal como lo anuncia el título).

Era época de cine continuo aún en mi ciudad, recuerdo ver Shocker como película de fondo, ya ni siquiera me acuerdo que vimos al principio con un grupo de amigos. Total, para no contar detalles de la película, lo que al comienzo prometía se convirtió con el pasar de los minutos en una especie de Scary Movie o algo así. La sala donde estaba le comenzó a faltar el respeto a lo que estaba viendo, escenas que debían generar consternación o suspenso eran aplacadas por comentarios a viva voz en la sala que provocaban la risa en la mayoría de la sala.

Yo no me había divertido y reído tanto viendo una película de "horror", tanto por lo que veía que a mi parecer era una cinta de terror muy ligera, no obstante entretenida. A Wes Craven para mi que se le pasó la mano un poco con la dosis de humor negro característicos en sus entregas de Freddy Krueger, convirtiendo a Shocker en una parodia al cine de terror.

Mi mejor momento viendo una película en el cine, pero largo. Aunque el contenido haya sido muy flojo al final. A eso llamaría yo sentimientos encontrados.
lunes14
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18 de septiembre de 2014
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Una película que me decepcionó mucho.

Cuando vi el titulo y el nombre de Craven realmente me esperaba pasar un excelente rato pero lo que me encontré fue una buena idea mal ejecutada.

La película falla en muchas cosas pero lo principal es su excesiva duracion, su ritmo lento y aveces aburrido, una historia que al principio promete pero luego se vuelve extraña con fantásmas, telépatas y posesiones, y unos actores que la verdad no dicen mucho.

Una película de pobre desarrollo, poco emocionante y a ratos muy aburrida.

Para olvidar.
Mefisto
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23 de junio de 2016
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Shocker: No More Mr. Nice Guy (Shocker 100.000 voltios de terror, 1989) se trata de una curiosa película de terror dirigida por el maestro del horror, Wes Craven, que trata de relatarnos la historia de una lucha mortal entre dos personajes, un joven adolescente y un psicópata venido de ultra tumba. A pesar de que se trata de una película resultona, en el momento de su estreno no consiguió despertar el interés del público, y no fue hasta tiempos más actuales en los que la película ha conseguido el estatus de película de (semi) culto.

El argumento, es un poco enrevesado si lo comparamos con otros filmes de terror. Nuestro protagonista, interpretado por Peter Berg, es un adolescente típico, cuya pasión es el rugby. Sin embargo, en un entrenamiento se golpea fuertemente la cabeza, y ojo con esto, adquiere una conexión (sin que sepamos porque) con un asesino en serie, Horace Pinker (interpretado estupendamente por Mitch Pileggi). Nuestro joven es capaz de adivinar los futuros crímenes del asesino, y a partir de ahí despega toda la trama…

No nos encontramos ante una mala película, pero el problema es que a Wes Craven se le ven las intenciones a leguas. Porque Shocker, 100.000 voltios de Terror, no deja de ser un intento de emular de manera descarada lo que el propio cineasta había conseguido años antes, con el estreno de A Nightmare on Elm Street (Pesadilla en Elm Street, 1984). Y es que los paralelismos entre el mítico Krueger y Horace Pinker, son más que evidentes. El personaje que interpreta Mitch Pileggi, de Shocker es prácticamente un calco, que Craven perfila al igual que Krueger como un asesino en serie icónico, que continuamente intercala toques cómicos en sus frases. Sin embargo, todo el filme huele a un deja vú continuo (por ejemplo, hay algunas partes en las que al igual que con Krueger, la película juega mezclando la fantasía con la realidad), y el guión no consigue llegar al nivel de las mejores películas de Craven.

Al igual que en Pesadilla en Elm Street, el cineasta añade numerosas notas de humor, que aligeran la película y que si bien pueden resultar chocantes para cierto tipo de público, a la mayoría de aficionados al terror les encantará. Es cierto que buscar lecturas sobre la complejidad de algunas secuencias es un tanto absurdo (algunos han visto una crítica a la televisión en el tramo final, algo que me parece una exageración interpretativa), pero algunas son realmente delirantes, caso de los últimos diez minutos, donde Craven pierde el oremus y nos presenta una lucha entre los dos personajes principales por diferentes canales de televisión, en un absurdo que no requiere lógica, sino todo lo contrario.

Lo que está claro es que a diferencia de otros filmes de terror de la década, Shocker, 100.000 voltios de terror es un filme original. Quizá eso fue una de las cosas que produjo su olvido, inmerecido por otra parte. Podríamos calificar la película como un Slasher, pero hay ciertas diferencias que nos deberían inducir a pensar que hemos de tener cuidado con esta etiqueta. Para empezar, la estructura del filme, la cual es realmente extraña, pues la introducción se alarga prácticamente una hora, y lo que en teoría es el nudo (por lo menos, así es como apareció publicitado en su momento) empieza bastante tarde. Por otra parte, el personaje “bueno” del filme, no es una Final Girl, como es lo habitual en él subgénero, sino que nos encontramos ante un personaje protagonista masculino (aunque sí es un adolescente). Además, el Body Count no aparece definido con precisión, en cuanto no hay un grupo de personajes secundarios a los que Horace Pinker va eliminando uno a uno (aunque si hay momentos de escabechina entre secundarios). Parece como si Craven hubiera tratado en su momento de redefinir las reglas del género, pero no acabara de rematar en su intento.

La película tiene sus momentos y la mano de Craven se puede notar en algunas secuencias, por ejemplo, en la presentación del filme, que ya delata las intenciones “cañeras” del filme. De hecho, la banda sonora de la película es una parte fundamental de la pieza, y le da una esencia singular, con numerosos temas de metal que por parte de Craven pretenden servir a la creación de un malvado, totalmente reconocible (y para ello, añadirle un género de música en concreto, muy en boga a finales de los años ochenta, parecía lo más adecuado).

En definitiva, Schoker, 100.000 Voltios de terror no es un mal filme, pero se queda a medio gas y es evidente que Wes Craven falló en su objetivo principal, que era el de crear un icono del terror que se pudiera comparar con la que hasta entonces era una de sus mejores creaciones, como Freddy Krueger.

https://neokunst.wordpress.com/2016/06/23/shocker-100-000-voltios-de-terror-1989/
Kyrios
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