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Crímenes y pecados

Drama. Comedia Judah y Clifford son dos hombres enfrentados a sendos dilemas morales de diferente gravedad. Cuando Judah, un reputado oftalmólogo, pretende poner fin a su relación extraconyugal, su amante lo amenaza con arruinar su vida contándoselo todo a su esposa; según su hermano Jack la única solución es asesinarla. Por su parte, Clifford es un director de documentales que se ve obligado a rodar una película sobre su cuñado, al que desprecia. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 106
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a todo lo comentado al respecto, no me queda muy clara la visión de "Delitos y faltas". Lo que si es evidente es que es una gran película y puede que la más filosófica de todas las que ha rodado Woody Allen. Aunque para nada descuida el humor, pues tiene momentos de lo más divertidos, en ella priman temas existenciales, dando rienda suelta a las dudas del propio director sobre el bien y el mal, la culpa, el castigo, Dios o el sentido de la vida.

Allen no hace trampas y por eso otorga la palabra a los dos extremos, digamos, del espectro político, a las cosmovisiones o ideologías que se pueden tener al respecto. Por un lado tenemos la postura izquierdista, que es nihilista, materialista y atea representada por la tía Mel pero también por Lester (Alan Alda), el profesor Levy y Judah Rosenthal (Martin Landau), pese a las dudas de este último. Su mensaje es que, al no haber un ente superior a nosotros no puede existir ni moral, ni justicia (ni aquí, ni en otro mundo), ni nada positivo. El mundo sería "cruel, falto de valores y despiadado". Por supuesto, nada tiene sentido y lo único que se puede pedir a la vida es el disfrute, el placer, al precio que sea, claro está, siempre que no te cojan.

Por otro lado estaría la visión derechista representada por Ben (Sam Waterston), el padre de Judah, otros familiares suyos y hasta el propio Cliff (Woody Allen), que es teísta, espiritual e idealista. Según esta visión, gracias a la presencia de Dios puede existir la moral, la justicia (en este o en el otro mundo) y los valores (el amor, la misericordia, la bondad, etc.). Entonces, la vida tendría un sentido, nada da igual, pues nuestros actos no son intrascendentes sino que es preciso que se ajusten a esa "estructura moral con significado real" que diría Ben.

Hechas las presentaciones podría parecer que Woody Allen, llevado por el pesimismo, se inclina por la primera opción. En este caso, contestaría a un Judah, que un momento dado afirma lleno de rabia "Sin Dios el mundo sería una cloaca", con un "pues lo es". Entonces la religión no sería más que "patrañas", la conciencia, un fruto de la enseñanza de los padres y la idea de la justicia providencial, un deseo hollywodiense. O sea, todo un camelo para hacer del mundo un lugar más habitable. Sin embargo, como apunto al inicio, no estoy muy seguro de si ese es el significado de "Delitos y Faltas". El pesimismo existencialista de la postura señalada lleva por su propia lógica directamente al suicidio, cosa que sucede en la película con cierto personaje, ¿es eso lo que propone Allen? Yo creo que no. Por otro lado, ¿estamos seguros que el infractor no acabará siendo castigado por el delito cometido? Puede que tal vez no ahora, pero ¿en otra vida? Sí, al final todo se reduce a las dos visiones antes expuestas, la atea y la teísta. Personalmente, no tengo dudas de que la verdadera es la segunda. Es más, no sólo por fe, creencias personales o "beneficios" individuales, sino por la propia validez del mundo, para evitar que sea una cloaca, es absolutamente necesario que lo sea cierta.
Reaccionario
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18 de julio de 2016
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que es aburrida, no tiene ritmo, no es interesante. Ya he visto su película muchas veces. Pero de repente nos lleva por un camino nuevo que no viene al caso y todo para terminar como siempre. La película se repite y se repite cambiamos el rumbo, empezamos otra película y terminamos en vidas cruzadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Andres Camara
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1 de junio de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen las tiene mejores, aunque esta deja el listón altísimo. Una tragicomedia pura y dura, a veces siniestra y oscura, otras veces demencial y delirante. No deja indiferente, el mundo que crea al genio neoyorquino aquí es incomparable. El bien el mal...
Las actuaciones son soberbias, destaco a Allen, Alda, Huston y Landau. Mía Farrow a pesar de hacer un buen papel los ha hecho mejores con Allen, como por ejemplo en la Rosa Púrpura o en Hannah y sus Hermanas. Magnífica. Con buen final.
Muy recomendable si eres un allienano puro y duro, sino puede que te decepcione.8.6
Anatómico Juan
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23 de septiembre de 2008
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensaba que desde Annie Hall no vería nada parecido en la obra de Allen pero como siempre, me equivoqué. . .
Woody Allen no es un actor, es Woody Allen, eso lo sabemos todos y en esta película nos vuelve a hablar de lo mismo. . . (amor, seguridad, inseguridad. . .) pero también como siempre, no aburre en ningún momento y es más, lo entrelaza con una historia dramática y no pierde en ningún momento la originalidad que en el predomina.
A mi lo que me pasa cuando veo una película en la que aparece Allen como actor es que me pongo en su lugar siempre, creo que como todo el mundo, siempre nos sentimos como el protagonista y así compartimos con él: éxitos, fracasos, delitos y faltas. Y no hay nada mejor que eso para entender el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
gpiqueras
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18 de febrero de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un prestigioso oftalmólogo Judah Rosenthal (Martin Landau), tiene un aventura amorosa con Dolores (Anjelica Huston) la cual cansada de ser la amante le presiona para que deje a su mujer Miriam (Claire Bloom).

Fracaso tras fracaso, la película acaba mostrando el de toda la sociedad que retrata, asentada sobre el vacío. Presionado por Dolores, y temeroso de perder su matrimonio no verá otra solución que eliminarla. ¿Este argumento no suena a algo visto ya? Sin duda, muchos recordarán que, salvando las distancias la célebre (y tal vez un poco hinchada) “Match Point” discurre por sendas paralelas. Sin embargo en esta película, también dirigida por el genial Woody Allen es una subtrama más dentro de las varias que discurren por el film.

Él mismo interpreta a Clifford, un documentalista que persigue rodar un documental sobre un conocido filósofo. Ambas acciones contadas en paralelo acaban confluyendo encontrándose ambos personajes al final de un camino que más bien ha sido un particular “via crucis”. Pocas veces como ésta, Allen ha mostrado de una forma tan profunda, tan sutil y tan magníficamente la carga filosófica que siempre ha imprimido a sus films. Y en lugar de diálogos, o monólogos mirando a la cámara (principalmente con él como protagonista), muestra en imágenes la doble historia de un fracaso: la del oftalmólogo, el cual aunque impune del crimen, y el fracaso del documentalista.

Destacar como siempre la estupenda dirección de actores, todos estan magníficos, y la excelente puesta en escena, en esta ocasión con un mayor dominio de las secuencias de interiores que no las exteriores. Posiblemente este sea uno de los films más negros y pesimistas de Allen. Y nunca estuvo tan cerca de su admirado Bergman como aquí. De largo muy superior a su sucedáneo inglés.
manulynk
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