Terror bajo la tierra 6: Un día frío en el invierno

Enésimo reboot del primer filme ¿Porqué escribir una nueva historia si la primera funcionaba tan bien? Pues venga, vamos a repetir la situación con un nuevo grupo de personajes, que tendrán que subirse a tejados, torres, y deberán correr por el suelo poniendo en riesgo su vida. El contador de los secundarios muertos irá subiendo, aunque tampoco mucho. Y poco más. La fórmula funciona y el filme resulta entretenido. Personajes extremos, con Burt Gummer y su hijo repitiendo el papel de Kevin Bacon y Fred Ward. Fan- service introduciendo la hija del personaje de Kevin Bacon ¡ya son dos los descendientes de los personajes del primer filme, junto con el hijo de Gummer!, así como aparecen referencias a la esposa, que no sale desde el primer filme. Nuevos trucos para matar a los graboides.

Si la quinta entrega ocurría en Sudáfrica, esta sexta entrega ocurre en Canadá, aunque realmente se ha rodado en los paisajes sudafricanos, como "Raised by wolves". Está de moda Sudáfrica. Así que la mayoría de los actores son subsaharianos, pero blancos, como Charlize Theron, que también es africana.

¿Quién se acuerda de los dibujos animados protagonizados por el troglodita Capitán Cavernícola e hijo? Pues la 6° entrega de la franquicia cazagraboides viene siendo algo parecido, pero intercambiando el pelazo, los chalecos de piel y la cachiporra por el look paramilitar del gañanazo Burt Gummer y su vástago, la alopecia -total o incipiente, dependiendo de a quién te refieras- y un impresionante despliegue de pistolas, uzis, granadas y artillería pesada.
Increíble pero cierto. Pero tratándose de la sexta entrega, y más estrenada de cabeza para streaming y blu-ray, 'Temblores 6: Un día en el infierno' incrementa exponencialmente su espectacularidad. O tal vez eso sea lo que consigue hacerte creer, nuevamente, el mercenario reincidente tras la cámara Don Michael Paul, que, resistiéndose a plantar los culos de Burt y su hijo Travis en Nevada -definitivamente finiquitado el escenario de Perfection, transformado en un pueblo de dos habitantes- se despacha con un pastiche desinhibidamente absurdo, anárquico y descontrolado a rebufo de 'La Cosa' y la explotación de todo tipo de cintas con expediciones científicas en el Ártico -aunque rodado en Sudáfrica- asesiadas por cualquier bichejo alienigena o monstruoso -en este supuesto, lo segundo-.
El paisaje ha cambiado. Todo lo demás permanece intacto. Bueno, hay un cambio revolucionario: Michael Gross ha reemplazado la gorra de los Atlanta Hawks por otra de los Chicago Cubs.

No pensaba que me iba a pasar nunca, pero ya me ha pasado, Me he cansado de los graboides y de toda su estirpe.
He visto todas incluyendo ésta, pero ya la cosa se les ha ido de las manos y demasiado. Es posible que el humor fuera lo que salvaba la situación de muchas de las secuelas de Temblores, pero la broma está durando mucho y se hace demasiado pesada y de muy mal gusto.
Siguen usando al eterno personaje amante de armas que tuvo gracia y carisma, pero empieza a no funcionar.
La forma de dar caza a los monstruos está muy vista y ya no resulta atractiva.
La calidad de imagen es muy pobre y las interpretaciones bochornosas.
En esta entrega han querido estirar tanto el chicle que me han sobrado multitud de minutos.
Dudo vuelva con Temblores,

“¿Hay algo más aburrido que la historia del pasado? Quizá un futuro sin historia. Dijo Patricia Highsmith” y según lo veo, para los graboides ya no hay futuro, una historia que ya aburría en el pasado...
Nos encontramos ante una obra plana, inocua, sin fuego; más que el que producen las armas que se utilizan; una apuesta que ya han redoblado y que de seguir ante esta tendencia obvia y predecible, el próximo título será: “Los graboides atacan Manhattan...”

Sexta y última película hasta la fecha de la productiva saga iniciada con Temblores (Ron Underwood, 1990), dirigida por el mismo director que su quinta entrega Don Michael Paul (Death Race 4: Beyond Anarchy, 2018), y protagonizada, como no podía ser de otra manera, por el veterano Michael Gross, protagonista indiscutible de la saga, junto a Jamie Kennedy (Trick, 2019).

Burt Gummer (Michael Gross) y su hijo Travis Welker (Jamie Kennedy) se encuentran con Graboides y Ass-Blasters cuando se dirigen a Canadá para investigar una serie de ataques producidos por un gusano gigante. Al llegar a una remota estación de investigación en la tundra ártica, Burt comienza a sospechar que están convirtiendo en secreto a los Graboides en armas, pero antes de que pueda demostrar su teoría, resulta infectado por el veneno de uno de ellos.

Esta entrega de la saga Temblores comparte muchas elementos con su antecesora directa, desde su coprotagonista, al cual parece que pretenden cometer el error de que sea el sustituto de Burt Gummer, hasta el nuevo diseño de los monstruos, con unos efectos digitales bastante acertados para una película de este tipo. No obstante, Temblores 6 es inferior a su quinta entrega, tanto por alguna subtrama muy cogida con pinzas, como por sus localizaciones escasas y algo mal escogidas.

Aunque no sea la mejor de la saga, Temblores 6 tampoco se puede considerar de las peores de esta, con algún guiño a los orígenes de la saga que se agradecen aunque se ven claramente forzados para provocar nostalgia y un ritmo correcto con el habitual tono desenfadado marca de la casa, que no permiten el aburrimiento del espectador.

Nota personal 5/10