Sexta y última película hasta la fecha de la productiva saga iniciada con Temblores (Ron Underwood, 1990), dirigida por el mismo director que su quinta entrega Don Michael Paul (Death Race 4: Beyond Anarchy, 2018), y protagonizada, como no podía ser de otra manera, por el veterano Michael Gross, protagonista indiscutible de la saga, junto a Jamie Kennedy (Trick, 2019).

Burt Gummer (Michael Gross) y su hijo Travis Welker (Jamie Kennedy) se encuentran con Graboides y Ass-Blasters cuando se dirigen a Canadá para investigar una serie de ataques producidos por un gusano gigante. Al llegar a una remota estación de investigación en la tundra ártica, Burt comienza a sospechar que están convirtiendo en secreto a los Graboides en armas, pero antes de que pueda demostrar su teoría, resulta infectado por el veneno de uno de ellos.

Esta entrega de la saga Temblores comparte muchas elementos con su antecesora directa, desde su coprotagonista, al cual parece que pretenden cometer el error de que sea el sustituto de Burt Gummer, hasta el nuevo diseño de los monstruos, con unos efectos digitales bastante acertados para una película de este tipo. No obstante, Temblores 6 es inferior a su quinta entrega, tanto por alguna subtrama muy cogida con pinzas, como por sus localizaciones escasas y algo mal escogidas.

Aunque no sea la mejor de la saga, Temblores 6 tampoco se puede considerar de las peores de esta, con algún guiño a los orígenes de la saga que se agradecen aunque se ven claramente forzados para provocar nostalgia y un ritmo correcto con el habitual tono desenfadado marca de la casa, que no permiten el aburrimiento del espectador.

Nota personal 5/10