El inspector general

Película inspirada en El inspector, de Gogol. Gogol fue un escritor crítico con la sociedad rusa de su tiempo, satirizándola. Usó un humor absurdo en muchas de sus obras (La nariz, por ejemplo).
Danny Kaye, a lo largo de su vida también trabajó con el humor y la absurdez y ocupó esa parcela en el mundo de la actuación con gran éxito, la del cómico en números musicales; aunque hoy en día quede algo descolgado.
Esta película es una clara muestra de su forma de trabajar: cantando mientras gesticula sin cesar, una forma teatral de interpretar que le valió una gran popularidad y que lo hacía como nadie. En alguna de sus películas tiene números que son auténticamente memorables.
Con el tiempo hubo otro actor que, aunque no cantaba, fue número uno en Francia y también triunfó a base de sus expresivos y exagerados gestos y ademanes: Louis de Funes.
Danny Kaye, aparte de actor de cine y televisión, fue colaborador desinteresado de UNICEF, al igual que posteriormente lo sería otro actor con tendencia a la comicidad, hombre de gran corazón también: Peter Ustinov.

La vi hace años que la pasaron por la tele, no tenia nada mejor que hacer y me sorprendió muy gratamente. Danny Kaye fue el cómico mas exagerado y gesticulante de su tiempo, pero también es un actor muy solvente, los números musicales no desentonan y el guión esta basado en una obra de Gogol.

Dicho esto animo a quien me lea (si es que lo hace alguien) a ver más películas clásicas, yo jamás habría visto esta peli si no fuera por que estaba en casa, llovía y no tenia nada mejor que hacer y descubrí una buena película y a un buen actor que no conocía. Ale, ahí queda eso.

Nikolái Gogol (1809-1852) fue un escritor ruso quien, con gran éxito, escribió cuentos (“Nochebuena”, “El capote”, “La nariz” convertido éste en una famosa ópera por Dmitri Shostakóvich…), dramas (“Almas muertas”, “Taras Bulba”…), y unas cuantas obras teatrales, entre las cuales, la comedia “El inspector”, sería la que le daría reconocimiento internacional.

La adaptación cinematográfica de esta perenne sátira con la que se cuestiona la corrupción política, dirigida por Henry Koster, no habla de la Rusia dominada por el zar Nicolás II, sino de Villa Brodni propiedad del imperio de Napoleón Bonaparte. Pero, aunque Koster preserva el estilo caricaturesco, bordado de hipocresía, oportunismo y maquinación, con el que Gogol da cuenta de los personajes más tradicionales de cualquier gobierno, asume su propio estilo combinando las acciones con unos cuantos temas musicales inherentes a la historia, con lo que el filme se convierte en una entretenida parodia musical en la que, un veterano reparto curtido en la comedia (Danny Kaye, Walter Slezak, Elsa Lanchester, Gene Lockhart y la adorable Barbara Bates, entre otros), sostiene las acciones con cierto encanto, pero sobre todo, con una impagable eficacia satírica.

Se ha cuestionado, no sin cierta razón, las asiduas muecas a las que recurre el personaje de Danny Kaye –que además harían escuela, pues gente como Jerry Lewis, Louis de Funés o Jim Carrey, es evidente que lo tuvieron a él como fuente de inspiración-, pero, si se toma en cuenta que Georgi es un bufón, además un iletrado, y que siente pánico visceral de ser descubierto como incidental suplantador del inspector general, ya que la honestidad pesa hondamente en él, sus muecas son tan explicables y naturales como cuando vemos a un niño tímido enfrentándose a un público que espera que se luzca cantando o contando un cuento. La gesticulación de Kaye es cierto que llega a tornarse un tanto excesiva, pero es el director quien le ha dado esta licencia, quizás con el ansia de suplir la carencia de gags interesantes que motivasen a la risa.

Pero, ya ha sido bastante discutido, y bien sabemos que la risa es la esencia del chiste pero no la del humor. Este, asumido como emanación del alma, es sobre todo una posición tierna y compasiva, generosa y tolerante frente a los males que entorpecen la armonía del universo. El humor tiene humo y con esta esencia rechaza el castigo severo, prefiriendo desvanecer, generando la reconciliación, o dejando en manos del Poder Superior un castigo que apenas podrá entreverse con la mayor liviandad y conmiseración.

“EL INSPECTOR GENERAL” logra su propósito, pues recrea con Humor a los mayores opositores a la paz del mundo.

A un estafador de baja estofa (Kaye) le confunden, en plena etapa napoleónica, por un terrible Inspector General, en una de las villas del Imperio, llena de corrupción (¿de qué me suena esto?...). Simpática y más que agradable comedia musical de aventuras a partir del original de Gogol. Danny Kaye está a sus anchas y se divierte tanto como lo hace el espectador, ofreciendo gansada tras gansada. Obviando ciertas canciones y algunas licencias argumentales de dudosa credibilidad, queda un film muy entretenido, en el que he descubierto a este Danny Kaye con no pocos "tics" y gestos luego aprovechados por Martes y Trece en sus mejores años, por ejemplo. Menos da una piedra.

Pues sí, llámenlo manía personal pero en mi top ten de actores que no soporto está sin lugar a dudas Danny Kaye, el Jim Carrey de los años cuarenta.

Y estoy seguro que no era mal tipo, pero no le aguanto. Sus gracietas me producen urticaria y sus películas las veo con el botón del forward en marcha.

Pasaría olímpicamente de hacer alguna crítica de sus películas, pero esta es que me sabe aún peor ya que está basada en una obra de un escritor que admiro como Nikolai Gogol, y comprobar como la destrozan me supera.

No lo duden, incineren todas las películas que guarden de este tipo, y sobre todo no se la pongan a sus hijos si no quieren que terminen haciendo muecas, vestidos de verde y saltando como unos gilipollas sobre la mesa de la cocina.

Y ojo, que conste que tiene algunos gags que hasta te partes por lo malos que son.

Y que este tío sea un ídolo en Estados Unidos... bueno también lo es Britney Spears o Ben Afleck. Todo para ellos, y con lazo y dedicatoria de regalo.