Warlock 2

Una continuación que prácticamente mantiene el mismo nivel que la primera parte.

Es una interesante opción de terror místico con temática apocalíptico-religiosa bien oscura y perversa en sus alternativas.

Un filme intenso y dinámico en su historia, la cual desarrolla variantes sobre brujerías y satanismo, todo en un marco amenazante donde el Apocalipsis del mundo se aproxima con la reencarnación del hijo del Diablo en el cuerpo de Warlock.
Y para tanto mal debe haber una contrapartida similar del lado del bien, por ende tenemos a los representantes de Dios en la tierra: los druidas y sus hijos que son jóvenes guerreros que deben velar por la paz del planeta y combatir el mal.

La cinta sigue casi la misma impronta estética de la primera parte, además tiene mucha mala leche en las intencionalidades del brujo tal como sucediera en la anterior entrega.
Todo ello revestido también con saludables dosis de sensualidad del atractivo elenco femenino que aparece en el reparto (destaco la belleza de Paula Marshall en su coprotagónico) y unos dignos y atrayentes efectos visuales que recrean toda la atmósfera paranormal que hay de fondo en las situaciones de la cinta.

Por poco no se gana el siete que sí se merece la primera parte, quizás porque le haya faltado más elaboración desde el guión y no resultar tan precipitado su desenlace.
Pero sin dudarlo digo que es una película merecedora de un seis, porque tiene buenos ratos de terror con los retorcidos asesinatos perpetrados por el hechicero, porque hay bastante vitalidad en el ritmo narrativo, porque está correctamente ambientada desde los escenarios y desde la factura técnica de acuerdo a lo esperable para un producto clase B, porque Julian Sands inquieta ya con su sola presencia en pantalla con ese personaje frío y despiadado, y porque a grandes rasgos es una alternativa que no defrauda a quienes amamos el terror perverso y macabro de lúgubre estética visual.

Un 6 alto.

No está al nivel de la primera, pero tampoco tiene mucho que envidiarle a esta. La historia no está mal, aunque le falta un ¨algo¨ para gustar tanto como la anterior. Pero por otra parte, tiene buenísimas escenas de muertes y algunos efectos especiales que molan lo suyo (y otros bastante cutrecillos, igual que pasaba en la primera).

Digamos que tiene momentos realmente buenos, y otros algo reguleros que bajan un poquito el nivel, pero en general es original, mola y es muy entretenida.
Vale la pena verla.

Warlock: the Armageddon, es un largometraje estadounidense de 1993 dirigido por Anthony Hickox. Es la secuela de Warlock de 1989.

Esta obra puede catalogarse como fantasía terrorífica, a diferencia de su precuela que fue catalogada a mi juicio como terror fantástico, porque aquí encontramos todo lo que encontramos en la precuela potenciado: la magia y la sangre. Por lo tanto la fantasía es mayor y también el terror. Hay escenas que son sangrientas y otras colmadas de magia y hechicería.

Si bien en la primera había indicios de sugestión erótica, en esta parte se acentúan, y magistralmente -en un punto- se llega a combinar con el romance, lo cual termina por darle la pincelada a la obra que hace de ella algo maravilloso. Inclusive tiene escenas formidables donde bordea los límites entre el erotismo y el horror, sin entrar en esta dimensión de género, pero llevando la sugestión carnal hasta su punto máximo. Esto es una hazaña. Esta obra es, sin duda, una pieza de arte mayor.

Finalmente, otra vez hay que decirlo, Julian Sands es magistral.

Secuela de una película de culto de serie B, de la que el director coge el nombre, el protagonista, y cambia todo lo demás. Amén de llamar a sus amigos de Hellraiser III para que se ganen el sustento.
Ni los druidas pintan nada, ni la trama de los jóvenes tiene sentido, ni la forma de matar a warlock tiene nada que ver con la primera (Lo cuento en SPOILERS).
Efectos especiales dignos de Superman, pero la 4, actuaciones que van desde Chris Young sobreactuado hasta los pseudo masones acartonados, pasando por Julian Sands, que tiene mucha presencia en pantalla pero como actor lo supera la pelota de béisbol que aparece en una escena.
Y para darle a Pacula ese papel, mejor no la hubieran contratado.
Lo único rescatable, los efectos de maquillaje, del mismo autor de la tercera parte de Hellraiser, otra de la que no se puede aprovechar nada más.
Por suerte para Warlock 2, hubo una tercera gracias a la cual, ésta no parece tan mala.

Innecesaria secuela de un título de culto de terror de finales de los ochenta. En esta continuación se limitan a repetir lo mismo que en la primera pero con más efectos especiales, muy cutres por cierto. Resulta incomprensible que los efectos de maquillaje sean tan mediocres teniendo en cuenta que están creados por Bob Keen, el responsable de los de Hellraiser. Si en aquella película el maquillador se lucía en ésta incomprensiblemente realiza una chapuza.

Está dirigida por Anthony Hickox, un director acostumbrado a dirigir secuelas de producciones de terror de serie b. La originalidad y el efecto sorpresa de la primera parte desaparecen en esta pobre secuela que vuelve a contar con Julian Sands como protagonista. Un actor con gran presencia física que vuelve a estar a la altura de las circunstancias.