Irregular película dentro del subgénero de la brucexplotation.
Sin ser de las peores (ahí está Bruce Lee lucha desde la tumba, por ejemplo), tampoco dignifica el cine de artes marciales. Peleas mal coreografiadas, golpes dados con desgana, y una supuesta trama que no son más que excusas para los combates.
En fin, si queréis ver una película de este género digna, mejor ver Sale El Dragón, Entra El Tigre, del mismo Bruce Li, que por cierto, también llegó a tener un clon llamado Bruce Ly. El cine hongkonés de los 70 no paraba de dar sorpresas.

Creo que quien se disponga a ver este film sabrá lo que espera. Pues bien, cumple su función perfectamente. Una diversión llena de patadas, tiros y explosiones para disfrutar sin quebraderos de cabeza.
La película se divide en dos partes:
La primera, para mostrar la trama (como comprenderéis, esta primera parte dura poco) y demostrar las "dotes actorales" de los protagonistas.
Y la segunda, en la que tanto Jackie como John despliegan todo su carisma, amén de sazonarlo todo con chistes que no siempre funcionan. Pero si has visto alguna película de Taika Waitiki estarás curado de espantos.
Tiene escenas a lo Mad Máx (que Dios me perdone), y algunos escenarios hechos por infografía cantan por soleares, pero en fin, las últimas producciones de superhéroes ya nos han acostumbrado también a éso.
Sin embargo, las escenas de acción marca de la casa Chan y las explosiones (aunque las edificaciones no pasarían la certificación de Aenor) hacen que las casi dos horas se pasen en un suspiro.
Total, que si no esperas un remake de "El Séptimo Sello" o algo por el estilo, te divertirá.

Sí señor. Una película llamada El Misterio De La Pirámide, anunciando el protagonismo de Sybil Danning, en la que no se ve una pirámide más de cinco minutos, y la Sybil aún menos.
En realidad la entiendo. Tal vez al ver la factura de la producción salió corriendo, y los productores aprovecharon lo poco grabado con ella. Pero hacerse un Bruce Willis en plenos años 80 no es de recibo.
De cameron Mitchel y John Carradine qué vamos a decir.
El primero, destajista aventajado, tiene mis respetos por su papel en Supersonic Man. Cualquiera no se volvería a levantar tras eso.
El segundo, con decir que es el hermano malo de los Carradine tiene suficiente.
Del resto del reparto, sólo mencionaré a la stripper que aparece poco después de volver el prota a la gran ciudad, una mujer que tuvo que desempeñar con gran soltura y talento un papel a menudo desagradecido.
El aprobado que le pongo a la peli se lo debe a ella.

El argumento, por llamarlo de alguna manera, es el siguiente:
Cybil Danning aterriza una avioneta en mitad de un desierto y se enrolla con un tipo sudoroso que la estaba esperando. Hasta ahí su actuación.
Seguidamente aparecen dos tipos con un guía dentro de la pirámide de Terra Mítica (con calabozos con rejas, algo que hará replantearse la historia a los arqueólogos), y mueren dos.
En la siguiente escena, el que ha sobrevivido está en N.Y., o algún sitio parecido, y resulta que la momia (por cierto, una señora de muy buen ver y muy mal actuar) también está allí, supongo que por los años que debe tener, gracias a un viaje del IMSERSO.
Y bueno. Me niego a seguir perdiendo el tiempo escribiendo sobre esta basura. de todos modos, lo único salvable es la stripper y ya lo he contado arriba. Mirad esa escena y olvidaos del resto

Los 80 fué una década que vio nacer varias sagas de terror de bajo presupuesto, con peor calidad en cada secuela.
Pues bien, imagináos cómo será una que ya empezaba con un primer film casposo, barato y sin sentido.
Con el único aliciente de ver a un tipo con la cara llena de pinchos, que además cuando habla pierde toda la mística, se han sacado de la manga hasta diez infumables y tediosas películas, engañando a incautos que pensaban que la siguiente podría ser buena.
Pero qué esperar de una idea de un escritor mediocre, vicioso y sin ideas, al que se le apareció la virgen con éste monstruo que, cuanto más crecía, más dinero le dejaba para sus orgías, unos productores sin escrúpulos que estrujaron la gallina de los huevos de oro hasta límites insospechados, y un "actor", Doug Bradley, al que, si no se le presenta esta oportunidad, se hubiera hartado de poner hamburguesas en cualquier McDonald's.
Ésta cuarta parte, en concreto, es tan mala que hasta el director, un mindundi que no ha hecho nada decente, prefirió firmarla en su día como Allan smithee. Y encima, mandan a la dichosa cajita y al carachumbo al espacio. Allí se tenían que haber quedado todos, hasta el director de fotografía, si es que hubo alguna vez algo parecido en este engendro.

Total, una serie de films de serie B, cuando no Z, que no debió ver la luz jamás, puesto que, además, inició una moda, la de los piercings, preludio de la decadencia de una sociedad que está abocada a su extinción.

Cine de acción. Insulto al cine y a la acción.
Cuando comencé a ver esta película, no esperaba ver el padrino, pero lo que me encontré superó mis espectativas: actores amateurs, escenas de acción horrorosamente coreogeafiadas y filmadas, y un guión que cabe en un sello de correos repetido en bucle.
Sin embargo, todos esos fallos le dan un toque cómico (involuntario) que la hace graciosa y si me apuras, entrañable.
Sin contar con unas mujeres que están ahí únicamente para enseñar carne y son de todo menos sexys.
No es el tipo de films por los que un director quisiera que lo recordaran pero, aunque sea por los motivos equivocados, divierte de lo lindo.
Continúo en SPOILERS.