Swagger: Pasión por la cancha (Serie de TV)

Esta serie me ha gustado por muchos motivos. El principal es su reparto. Es frecuentes en series y películas sobre deportes, que haya que elegir entre buenos actores o actores que dominen el deporte en cuestión. Estos hacen ambas cosas. Con caras poco o nada conocidas, han conseguido unos resultados impresionantes, sobre todo con su protagonista Isaiah R. Hill, al que auguro un futuro prometedor.

Por otra parte, el piloto no es espectacular ni tampoco el segundo episodio, pero la serie va cogiendo ritmo hasta que llega un momento en el que parece que han cambiado al director y los protagonistas y a mitad de temporada hay episodios excepcionales.

Gran descubrimiento de serie que tiene la virtud de mezclar dramas deportivas con sociales y sentimentales.

La serie lleva por título "Pavonearse" al mismo tiempo que es el nombre que el grupo de adolescentes protagonistas eligen para su equipo de balocesto. La elección no puede ser más acertada en ambos casos porque estos chavales están en "la edad del pavo" que comprende más o menos desde los 11 años a los 18. Las chicas suelen abandonarla antes. Y: "En esta etapa ocurren la mayoría de los cambios físicos, emocionales, sociales y fisiológicos y es importante porque en esta fase se forja la personalidad."

La serie se marca un triple a la hora de reflejar dicha etapa en sus diferentes facetas. El despego de las figuras paternas o la ansiedad por encontrarlas en su ausencia, la autosuficiencia rebelde, el deseo de independencia y a la vez la busqueda de un grupo, una tribu, una familia externa con la que reconocerse e integrarse, la conciencia social (y más si se es afroamericano en los USA racistas) , junto con el papel primordial que juegan los padres y educadores para bien o para mal como ejemplos de vida en una etápa tan fragil, todo ello revolotea sin parar como una polilla en torno a la luz durante diez episodios magníficos. El resultado no es perfecto pero no tiene desperdicio.

Si además te gusta el baloncesto gozarás. Si no te gusta también. Los guionistas, entre ellos el propio director aún consiguen maridar la vida de estos adolescente y sus entrenadores-cuidadores con los tejes y manejes corruptos que se originan con la busqueda de estrellas que despunten a tan temprana edad para explotarlos a presente con promesas de futuro de forma inmisericorde. Pero aún sigue quedando hueco y aparece el Covid y sus consecuencias. la America racista y los abusos sexuales de ciertos entrenadores con sus pupilos y por supuesto y no menos importante los primeros amores que nunca se olvidan. Lo dicho no hay desperdicio y todo o casi funciona bien engrasado a ritmo de una buena jugada de basket.

El elenco actoral de los chavales no tiene fisuras y los adultos no le van a la zaga. Se deja algunos flecos importantes sobre violencia que no conviene desvelar pendientes o a medio cocer que acaban por restarle algunos puntos.

Basada libremente en las experiencias de juventud del actual jugador de la NBA Kevin Duran que ha puesto pasta como productor, pero la cosa va mucho más allá de un biopic al uso. "Swagger" es una delicia, un trabajo en equipo delante y detrás de las camáras que no te puedes perder.

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TEMPORADA 1:

Aunque la objetividad es algo difícil cuando se trata de hablar de géneros que te gustan (y el baloncesto y todo lo relacionado con la NBA me puede), desde el punto de vista imparcial, la primera temporada de Swagger es sólida y retrata las vivencias de un adolescente luchando por llegar a la mejor liga de baloncesto del mundo con solvencia y de forma muy entretenida. A su vez, retrata la realidad de estos chicos con toda la veracidad de un mundo en el que los patrocinadores buscan a la nueva estrella con la misma facilidad que la tirarían a un lado si no cumple los objetivos. Los chicos parecen buscados más por su calidad baloncestística que por sus dotes interpretativas, pero eso, en lugar de ser un defecto, le da mucha credibilidad a las escenas deportivas y fuera de la cancha se desenvuelven dignamente.

TEMPORADA 2:

Al igual que en la primera temporada y siguiendo la historia de forma natural, la segunda temporada de Swagger ahonda en el equipo de Cedar Cove el último año de instituto de los chicos, a las puertas de buscar universidad. Vuelve a ahondar en algunos temas extradeportivos con mucha solvencia, como el tema del racismo, que ya vimos anteriormente, y ya empatizando totalmente con los personajes tras la primera temporada, la segunda se devora con mucha facilidad.

Imagino que la historia que cuenta Swagger ha podido ser la de Kobe Brayan, Kevin Garnett o Lebron James, entre otros miles y miles de estrellas de la NBA, o de otros millones de potenciales jugadores que no llegaron nunca.

La historia es sencilla. Un joven afroamericano de 14 años con un potencial tremendo para jugar al baloncesto tiene que luchar cada día con sus fantasmas de la competencia, entrenadores, compañeros, familia y comunidad para conseguir su objetivo de llegar a la NBA.

Pero no está contado como un cuento de hadas. La historia a mi me transmite que podría ser perfectamente real, llena de altibajos y muchos momentos más duros y desagradables que agradables.

Transmite valores de todos conocidos o imaginables para este tipo de negocio: trabajo duro, levantarse cuando te caes, no dejarse intimidar, confianza, trabajo en equipo, asesorarse bien, confiar en la familia....

Y una cosa que me encanta, las escenas puras de baloncesto son creíbles y dinámicas. No parece que sea una grabación con una cámara.

Y también me ha encantado las interioridades del mundo de baloncesto de instituto, tanto en la cancha como en la familia. Las miles de historias personales paralelas que circulan alrededor. El inicio ya de negocios con estrellas prometedoras, tanto de patrocinadores, como de otros institutos y ojeadores que tientan a las estrellas. Una historia de instituto y de barrio, de comunidad, que me ha resultado curiosa, creíble y realista. Tiene mil detalles que desconocía y por fin me he enterado de los chavales afroamericanos que juegan al baloncesto en sus inicios. Sus sueños, pero sobre todo, sus realidades y fantasmas para llegar a la cima.

Bien interpretada. Personajes sólidos. Historia muy creíble.

Me ha encantado.