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Tres contra todos

Drama. Comedia. Romance Leopold Dilg huye de la cárcel donde cumplía condena por incendio, y se esconde en casa de Nora, una amiga de la infancia. Pero resulta que ésta ha alquilado la casa durante el verano a Michael Lighcap, candidato al Tribunal Supremo. Dilg, que se hace pasar por el jardinero, y Nora logran convencer al magistrado de que Dilg es inocente. Entonces los tres intentan atrapar a los verdaderos delincuentes; pero, al mismo tiempo, los dos ... [+]
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2006
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que la única pega que puedo hacer a éste film es la falta de ritmo entre la introducción y el nudo del film, o más bien el salto brusco que hay entre ellos. El comienzo me pareció demasiado abrupto y desconcertante por la velocidad con que sucedían las escenas de "introducción" en las que se usa el recurso de los titulares de la prensa.
Por lo demás todo es excelente: una buena historia (un buen guión), con moralina incluida, toques de humor, historia de amor, entretenimiento y sobretodo las estupendas interpretaciones de los tres protagonistas (de las cuales siento debilidad por la de Cary Grant) que es la base sustentadora, en mi opinión, del film.

Un muy buen film para pasar un rato entretenido sin dejar de plantear ciertas cuestiones espinosas en sociedades "avanzadas" democráticamente y que son más aplicables que nunca en la actualidad, como la justicia humana (los juicios de valor, los prejuicios, cómo podemos crear una imagen ficticia de nosotros para podernos relacionarnos mejor con nuestros semejantes o cómo el ser demasiado honesto puede acarrear problemas en una sociedad corrupta moralmente, etc.) y la eficacia del sistema judicial (muy ligada a la anterior).
Jimi
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24 de diciembre de 2006
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Equilibrada, divertida y magnífica comedia que combina lo melodramático y el suspense de un argumento en el que una joven (Arthur) se enamora a la vez de un presunto asesino (Grant) y y de un brillante abogado (Colman) que la ha alquilado la casa en la que precisamente está escondido Grant.
Con ráfagas de ser una muy buena comedia de enredo, tiene un reparto idóneo y está dirigida con eficacia, oficio y talento por Stevens, aunque no es tan brillante el planteamiento como la resolución.
kafka
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4 de julio de 2011
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es maravilloso como el universo se juega sus cartas para acercar a las personas que tienen que unirse. Y lo más genial es que, en estos casos, cada quien necesita de los demás para poder encontrarse. Es sólo cuestión de darse cuenta, y en esa perspectiva lúcida y abierta, se ubica primero Leopold Dilg, el hombre que ha caído a la cárcel víctima de una conspiración, y quien, al sentirse en gran riesgo de ser ejecutado, emprende la huída y se esconde en casa de su amiga, la profesora Nora Shelley. A casa de ésta llegará también, ¡el mismo día!, el prestigioso abogado Michael Lightcap, un hombre con propósitos de justicia, pero cuya luz no se muestra plenamente porque luce taponada por un ejercicio de libros y escritorio, ajeno por completo a la vida misma. Ellos dos aflorarán en Nora, una valentía y un compromiso, que ni ella misma sabía que tenía.

Comienza así una comedia hecha para sentir (solidaridad, amistad, afecto… y compromiso con la dignidad y la justicia, aunque haya que ponerse por encima de las leyes); para cuestionar cosas relevantes (el ejercicio del derecho desconociendo la realidad, la alianza de los grandes empresarios con los altos mandos del gobierno para confabularse en el ejercicio de las normas, el afán de apaleamiento popular irrespetando el debido proceso); y con todo esto, “EL ASUNTO DEL DÍA” es una verdadera fiesta de situaciones jocosas, de apuntes certeros y perennes como la luz del sol, y con un puñado de personajes a los que llegamos a amar en un mínimo de tiempo.

Cary Grant, es el hombre acusado de meterle fuego a una empresa y de matar achicharrado a su inocente capataz. Jean Arthur, es la chica que estaba preparada para ayudar a escribir un libro. Y Ronald Colman, es el aspirante a un nuevo cargo en la Corte Suprema de Justicia, quien no debe dar ni un paso en falso para que no peligre su especial ascenso. Tres actuaciones impecables, sólidamente respaldadas por gente como Edgar Buchanan, Glenda Farrell o Rex Ingram.

George Stevens vuelve a revelar su fino tacto para elegir un buen guión, su plena destreza en la dirección de actores, y su enorme habilidad para crear ambientes perfectos con una notable austeridad. Con una fluidez bien temperada, unos diálogos certeros, y una posición política y moral altamente edificante, Stevens ha logrado otra comedia que, como “En alas de la danza” y “Olivia”, me merece sin reparo alguno el sello de la excelencia.

Con siete nominaciones a los Oscar, incluido mejor guión, mejor película y mejor fotografía, “EL ASUNTO DEL DÍA” no fue finalmente galardonada, sólo porque en Hollywood se prefiere premiar el patrioterismo (“La señora Miniver”, “Yanqui dandy”) que cualquier filme por relevante que sea, que pueda dejar un mal sabor sobre la política norteamericana. A esto lo llaman “un arreglo discreto”.

Título para Latinoamérica: “TRES CONTRA TODOS”
Luis Guillermo Cardona
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3 de julio de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
De George Stevens se ha dicho que era un cineasta sin personalidad -una socorrida, y cómoda, estrategia de la crítica, muy útil para descalificar de un plumazo toda la filmografía de un cineasta- y sin embargo ese argumento es bastante débil para descalificar a Stevens, sobre todo cuando alguien se toma la molestia de ver todas sus películas. Hay una línea de interés en el cine de Stevens que tiende a situar las tramas en entornos domésticos, en casas, donde se concentran los personajes, a veces, hacinados en un espacio reducido: es el caso de "El diario de Ana Frank" (The Diary of Anne Frank, 1959). Hay otra línea en su cine que presenta a un intruso que se inserta en un entorno doméstico ajeno a él, sería el caso de "Raíces profundas" (Shane, 1953).

Estas dos líneas confluyen en un largometraje muy anterior a los ya citados, y que Stevens rodó poco antes de irse a la Segunda Guerra Mundial a rodar documentales, "El asunto del día" (The Talk of the Town, 1942), una magistral combinación de drama y comedia -con unas notas de crítica social y política y una denuncia del linchamiento que recuerda a "Furia" (Fury, 1936), de Fritz Lang- sostenida en todo momento por un estupendo guión y unas grandes interpretaciones del trío protagonista, Cary Grant, Jean Arthur y Ronald Colman, entre los que se forma poco a poco un incierto triángulo amoroso. Por supuesto no puedo olvidarme aquí de ese gran actor secundario llamado Edgar Buchanan, de voz inconfundible, en el papel de abogado de Cary Grant, ni de Rex Ingram, en el papel de criado de Ronald Colman.

Me gusta mucho el comienzo, muy rápido, un modelo de economía -y de eficacia- narrativa, y cómo el guión presenta a Grant, como a un asesino desesperado que se fuga de la cárcel antes de que le sometan a la pena capital. Progresivamente este personaje irá mostrando su lado bueno, su inocencia, y la inteligencia de su crítica social, pero pese a ello es éste uno de esos papeles "oscuros" o más duros de lo normal, con los que a veces Cary Grant sorprendía a los espectadores, tan encasillado estaba dentro del género de la comedia. La reflexión que se hace sobre la justicia, la libertad y la democracia está en la línea dinámica y progresista del cine del "New Deal", por ejemplo, en la previa "Caballero sin espada" (Mr. Smith Goes to Washington, 1939), de Frank Capra, y de hecho el guionista acreditado de esta obra de Capra, Sidney Buchman, es uno de los guionistas de la película de Stevens.
Pedro Triguero_Lizana
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17 de diciembre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Talk of the Town" (El asunto del día), de George Stevens, 1942. Hubo un tiempo en que una mujer como Jean Arthur (una de las reinas del Hollywood clásico, que conviene reivindicar mucho más, y desde luego una de mis actrices de comedia favoritas de todos los tiempos), podía dormir en una casa con Ronald Colman en la habitación de al lado y Cary Grant escondido en la buhardilla y que co pasara "casi" nada... bueno, sí pasaban cosas. El personaje de Colman, un ilustre filósofo e intelectual, el estirado Professor Michael Lightcap, llega de viaje a ocupar su nueva vivienda, y permite que su casera, Miss Nora Shelley (Jean Arthur), pase la noche en la casa ante el incesante vendaval que impera fuera (y hasta le presta pijama y cepillo de dientes, no crean), y para ello habilitan la habitación contigua. Lo que no sabe el profesor, es que minutos antes de su llegada, se presentó en casa Leopold Dilg (Cary Grant nada menos, en su vertiente más gamberra), antiguo "amigo" de Nora y prófugo, pues acaba de escapar de la justicia, que se esconde en la buhardilla, qué remedio. Claro, la razón por la que Nora necesita quedarse no es tanto el mal tiempo, sino intentar arreglar el desaguisado. Durante la noche, el profesor escucha unos ronquidos tremebundos, más atronadores que el huracán, y claro, con la información de la que dispone, no tiene más remedio que pensar que provienen de la hacitación de Nora (está claro que los emitía Cary Grant). Por la mañana, cuando se levanta y ve a la chica con su bata angelical y su sonrisa cautivadora, le dedica una mirada que va desde la sorpresa hasta cierta admiración y reconocimiento (ver fotograma). Había conocido muchas cosas en su vida, pero no algo así.

Este era el maravilloso George Stevens (o sea, George Stevens), un autor que, por desgracia, abandonó demasiado pronto la comedia, un género en el que sólo nos ha legado alegrías, como esta muestra de Screw Ball un tanto tardío, con ingredientes inevitables (triángulo amoroso, equivocos en las identidades de los personajes, clara influencia bienintencionada de Capra y de "Historias de Filadelfia"), es una gozada absoluta, una obra maestra que bordea el código Hays casi diez años después de su implantación. Al final a Jean Arthur le hubiera encantado quedarse con los dos maromos, como suele ocurrir tantas veces, pero toma una decisión... que no voy a desvelar, y que dejo a la interpretación de cada cual, pero no exenta de un muy reconfortante debate, estoy seguro. Pero siempre después de ver la película, claro.
griffinjazz
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