Fuego en las alturas

Desconocidísima obra maestra de una cinematografía tan escasa y poco difundida como la suiza. Al menos en España no tengo constancia de que se estrenara, en el año de su realización, 1985. Yo la vi en la Filmoteca de Zaragoza en un ciclo de cine suizo contemporáneo y descubrí una película fascinante, narrada de manera personalísima y nada complaciente, como se pueda pensar en un film localizado en las montañas y con una familia de granjeros (no, no es Heidi).

Es una historia durísima que incluye transgresiones muy interesantes como el incesto de dos hermanos, donde él además, es retrasado mental y al que le interesan cada vez más los cuerpos femeninos, tan desconocidos en esos parajes para él.

En un “pressbook” que vi de esta película leí una cosa que me llamó la atención; "esta película la podría haber inventado Buñuel,... o un japonés". Estoy de acuerdo.

Destacable y gran película del cine suizo. Para mí mucho mejor que la mayoría de las que vemos programadas y apadrinadas propagandísticamente en las cartelera de las salas convencionales de exhibición.

Una historia de una familia de montañeses suizos, trabajadores de agricultura, ganadería y en definitiva de vida aislada, sacrificada y natural. Padre, madre, hija e hijo. Cuando la muchacha y el muchacho están en esa edad explosiva en que es dificilísimo sujetar el imperativo biológico de las hormonas y la dinámica del microuniverso que contenemos dentro del cuerpo, y debido a la falta de relaciones con personas distintas, a no tener a mano a gente vecina con quien dar rienda suelta a las calores sexuales, entonces el desequilibrio, el desorden o la excepción de la regla puede aparecer con toda lógica, buscando un cauce por donde derramarse.

Una película muy seria, bien hecha, de impecable filmación. Contemplarla es mucho más prioritario que ver el ochenta por ciento de las películas que aparecen en el mercado de las recomendaciones.

Tiene las hechuras y el fondo de lo que a todas luces denominamos una muy buena obra cinematográfica.

Fej Delvahe

083/07(06/03/10) Sórdido drama suizo que realiza un valiente retrato de la vida en las montañas suizas, donde el modo de vida cerrado, el aislamiento constante llega a provocar situaciones anómalas, pero que en la cinta son contadas con toda delicadeza, todo fluye como si de un rio se tratara. El argumento va de una familia, un matrimonio, el padre y la madre (extraordinarios Rolf Illig y Dorothea Moritz), una hija adolescente, Belli (excelente Johanna Lier) y un muchacho, Bub (soberbio Thomas Nock), que es sordo mudo, viven aislados del mundo en una granja alpina en medio de las montañas alpinas, este cerrado mundo marca a los personajes, los talla y les da forma, vemos como se desenvuelve esta familia, el día a día con el duro trabajo, y como poco a poco, a consecuencia de su claustrofóbica vida social entre los hermanos van surgiendo los picores sexuales típicos de la edad, la pubertad es un animal incontrolable y que en este salvaje entorno, sin contacto con otras personas, da lugar a un amor prohibido, una relación de incesto. El film te sumerge en un sinfín de imágenes de enorme belleza, donde la deliciosa fotografía de Pio Corradi es un protagonista más que ayuda a transmitirnos el mundo interior de estos escasos personajes, personajes que apenas hablan, pero todo te llega nítido, ello adornado con una excelente música de Mario Beretta que te transporta al maravilloso paisaje Alpino, todos estos elementos sumados a su sólido guión (del propio realizador Fredi M. Murer) y unas magníficas interpretaciones da como resultado un hermosísimo drama de los que te calarán, no te dejarán indiferente, con el broche final de un cuarto de hora en que los personajes en silencioso ritual se comportan de modo conmovedor. Recomendable a los que gusten de turbadoras historias. Fuerza y honor!!!

Con un estilo despojado de adornos, sobrio y austero incluso en exceso. En un paraje solitario de los Alpes Suizos. Una familia vive aislada en un entorno rústico y salvaje. Llevan una laboriosa vida, placida, con sus pequeños roces cotidianos y múltiples quehaceres. Son plenamente autosuficientes.
Un hijo y una hija ya adolescentes. Ella un par de años mayor. Conviven aislados de cualquier contacto con la civilización. El chico es sordo mudo y con un leve retraso. Ella, quería haber sido maestra. Enseña a escribir a su hermano. Ambos tienen una sana relación aunque la falta de contacto humano e intercambio social, sea un lastre en esta pacífica existencia. Con escasos alicientes y muchas rutinas.
El padre, un tanto estricto. La madre religiosa. En un ambiente tan cerrado que se puede volver opresivo. Paradójicamente, se encuentran enclavados en un entorno, Natural precioso, al aire libre y puro más absoluto. La falta de comunicación con otros seres que no sean ellos mismos será el detonante.
Rodada en escenarios naturales con una fotografía que recuerda bastante a la de " Los santos inocentes ". Aunque menos brillante en conjunto. Muy bien iluminados los interiores de la casa. Los momentos nocturnos con las cenas y pequeñas intimidades. El ritmo es pausado. Se toma su tiempo para mostrarnos cualquier situación. El tono, así como la puesta en escena son deliberadamente ascéticos. A la par, con el modo de vida que llevan. Alejados del rastro de la llamada civilización.
Los 10 minutos finales, sin diálogos. De gran belleza formal.
Otra cosa que me gusta. Es que el director, muestra, no toma partido, ni juzga. Cada uno saque sus conclusiones. La música sombría, nos acompaña. Muy interesante el trato que da a los hermanos.
El protagonista, que marca todo el ritmo y acción de la película es el chico sordo mudo. Todo gira en torno suyo.
En conjunto, interesante planteamiento. Resuelto con inteligencia y buen gusto. Así como gran acabado final.
Muy aconsejable.

En un rincón perdido de los Alpes, una familia afanada en sus quehaceres... el padre, la madre, una hija, un hijo (sordo), viven aislados del resto del mundo... ellos se retroalimentan, ellos sobreviven a ellos mismos... el hijo y la hija, cada uno, con su necesidad de crecer y aprender...

El padre, fumando sus cigarros de campo... la madre, tratando de mantener el orden... la hija, ayudando a todos, con todo su potencial sin explotar... el hijo, con algunas taras, aprendiendo las labores del campo, viviendo en su mundo infantil en los ratos de ocio...

Las estaciones transcurren, implacables... el verde de los pastos alimenta a las vacas... las aguas atraviesan el paisaje, como venas henchidas de vida... las monumentales rocas nos recuerdan que estamos en el templo... los cerdos también necesitan de los cuidados...

Un hombre y una mujer, una mujer y un hombre, por algo existen y son la esencia de la supervivencia de la especie... aunque no tuvieras a nadie más, te "arrimarías" al mismísimo Belcebú, tal es nuestra naturaleza... tanto monta, monta tanto, aunque eso no les guste a los hoy ideologizados de género... quién puede juzgar, cuando la naturaleza manda...

A veces, aunque parece que se cuenta poco, se cuenta mucho... a veces, en una película, el silencio habla más que los discursos infinitos... a veces, la contención, expresa más que todos los aspavientos... a veces, un poco de cotidianeidad en la lejanía, es más extraordinaria que cualquier extravagancia de los ya mundos conocidos...