Flamin' Hot: El sabor que cambió la historia

Una grata sorpresa termina siendo el debut en la dirección de Eva Longoria. La actriz y ahora directora, brinda una grata película llena de espacios comunes y de una dirección sencilla, pero bien propuesta lo que permite que tengamos una cómoda película en todos sus aspectos.

Con un guion divertido, que tiene la virtud que sus clichés y tópicos encajan perfecto en una historia con toda la sangre latina posible lo que cae de lleno a un grupo de público que tomara como suya una historia de superación en el país de los grandes sueños.

Con un reparto comprometido en lo que hace y bien dirigido hace que le tomemos cariño a cada uno de ellos. La virtud de un guion que crea una hermandad con los personajes en ese estilo tan latino que tiene este lado de la cultura.

Es una película muy propagandista y que cumple ese cometido de promocionar lo que quiere vender, pero bueno de aquello sale una divertida película que tiene grandes momentos de emoción y otros bien logrados de comedia, pero que de todos modos nos plantea una película correcta que cumple con divertir en su visionado y que luego seguirás tal cual estas.

Una historia de latinos para los latinos y para ese mensaje cultural que siempre tiene su momento en la industria del cine. Es entretenida, una historia que se logra consolidar a medida que va transcurriendo y una interesante presentación de una directora que hace un buen debut y deja sensaciones de seguir viendo que más nos puede dar.

Imagina ese momento en una serie o película americana en la que una persona abrió una cafetería con un solo dólar y consiguió ser el dueño de la mayor franquicia del mundo. Ahora imagina la historia de un pobre mexicanito que era un delincuente de medio pelo y consiguió un trabajo de limpiador en la fábrica de Fritos-Lay y vino con la idea de un nuevo sabor, el llamado Flamin’ Hot, que salvó a la compañía y revolucionó el mundo de los snacks.

Ya no tienes que imaginar porque este cuento inspiracional del país de las oportunidades está ahora llevado a la gran pantalla en formato de película para que las generaciones posteriores adoren esta historia a favor máxima del capitalismo. Excepto porque la historia es total y absolutamente falsa (está documentada la mentira, los Cheetos nacieron en un laboratorio) y todo es un gran anuncio corporativo en una cinta que peca de todos los excesos y maniqueísmos de una historia excesivamente típica, básica y basada en el estereotipo.

Fijaos si es falsa que hasta han encomendado la tarea a una de las faux latinas por excelencia, la texana Eva Longoria que debuta en la dirección con esta historia que busca un semi tono de verdad entre la académica “Air” y la irreverencia de “Blackberry” y se queda en tierra de nadie. Le falta sabor, picante y gancho, es el equivalente a unos ganchitos rancios que se han quedado en un cuenco de la barra de un restaurante latino al que ya no va nadie. Esa es la descripción de Flamin’ Hot.

¿Diréis cual es el motivo de esta cinta si es todo completamente falso? ¿Es demasiado tentador no dejar esta corporativa historia pasar, mientras utilizas a uno de los grupos menos representados en Hollywood?

Pues la cosa va a peor, porque rascando bajo la capa de ese mensaje tan pueril de “cree en tus sueños y América te los hará realidad” hay un mensaje político bastante turbio en la misma película para el que quiera pensar. El protagonista, pese a sus intentos de promocionar está más de 10 años en el mismo puesto y el negro de la película (porque hay una unidad en toda ella) tampoco consigue ningún respeto. 

Por eso, por mucho directivo que nos quieran poner que escucha a cualquier limpiador y le otorga la confianza para invertir millones en su sueño la película resulta contradictoria en sus políticas. Y no quiero ni siquiera entrar a comentar el segmento de la “era Reagan” que pasan de puntillas porque no se quieren mojar en absolutamente nada.

El guión de Linda Yvette Chávez y Lewis Colick nunca consigue encontrar la puntada necesaria para no ser otra película deportiva en la que un outcast se convierte en el quaterback del equipo consiguiendo ganar el partido en el último segundo con un triple, solo que cambian el deporte por el mundo corporativo y le ponen una campaña vergonzosa de Cheetos. Te la sabes antes de haberla visto.

Ahora nos queda esperar a que alguien con más sangre, mala baba y ganas de meter el dedo en el asunto haga una cinta sobre los porqués de realizar una película corporativa y propagandística sobre una historia falsa que utiliza una población como gancho y lavado de imagen.

La historia consiste en un biopic del personaje real de Richard Martínez, desde su infancia hasta que logró el éxito revolucionando la industria de la alimentación con los Cheetos picantes.

En cuanto a FLAMIN HOT, me gusta que en todo momento el personaje principal, Richard Montañez, se ve desde un punto de vista cómico y con su dosis justa de drama, porque su historia es muy simple y de hecho ni siquiera vemos una gran historia ni de éxito ni de descubrimiento épico ni mucho menos, es tremendamente sencillo, pero es curioso porque es la típica película que te la coge un director mediocre y te lo convierte en una peli de tarde, tú lees el argumento y de hecho piensas que puede ser una peli ridícula, pero al verla ves que tiene algo como la comedia detrás de las imágenes contadas con un narrador en primera persona, un montaje acelerado en determinados momentos y una presentación del personaje que hace que ya conectes con su historia, aunque sea muy cotidiana como tantas otras.

Pero sentí que lo que ayudaba en el punto de vista dramático era la propia mujer del prota, la mejor actriz de lejos de la peli, y es la que aporta el drama de la pobreza, de la necesidad de salir adelante, pero sobre todo lo bonito que es tener a alguien que te quiere de verdad, a pesar de las dificultades de la pobreza y la necesidad. Que bonito ver a esta mujer apoyando a su marido, luchando con él para salir adelante y ayudándolo en sus propios proyectos, por lo que es bonito ver como a pesar de ser el creador de la idea de los Cheetos picantes, él mismo dice que no sería nada sin ella, y así lo siente uno cuando ve la peli, porque la mujer es el gran personaje sin ser la protagonista. Por su puesto el prota está muy bien, y funciona como personaje cómico, casi como una especie de cantinflas, sin llegar a ser tan exagerado con la búsqueda de las risas.

Pero por suerte no se cae en lo simple buscando la risa fácil y el lloro fácil, se mantiene equilibrada y no tiene muchas pretensiones. Es un buen homenaje para la comunidad latina y su espíritu de lucha y de superación que sin duda tienen y que aporta algo de luz a las dificultades que se nos presenta.

Yo creo que es una peli muy positiva, y aunque no sea una gran película, la recomiendo para verla en familia junto a unos Cheetos picantes y echarnos unas buenas risas y tener un ratito agradable en el salón de nuestras casas, ya que la tenéis en Disney plus.

Justo cuando creíais que estaba todo inventado, y que Hollywood ya no podía sorprenderte, van y te saca Flamin’ Hot: La historia de los Cheetos picantes, que tal y como reza el título, es el biopic del creador de dicho producto. Lo primero que pensé al conocer la existencia de esta película fue, que se pare el mundo, que yo me bajo. Por otro lado, no negaré que también me picó, nunca mejor dicho, la curiosidad. Y aquí estamos, con una cinta estrenada directamente en Disney Plus, y que viene amparada por el debut en la dirección en el largometraje de la actriz latina Eva Longoria.

Y lo de latino no lo indico por capricho, ya que por si algo destaca este debut, es por esa identidad latinoamericana, en este caso mexicana, contándonos la historia del hombre que inventó los cheetos picantes. Lo sé, sigue sonando extraño, ya que estamos ante una historia que podría haber caído en el ridículo, o incluso en el exceso de seriedad, pero que sale totalmente airosa, navegando con maestría en un acertado tono cómico que le sienta a las mil maravillas, y que nos confirma que se han hecho los deberes.

Porque no, esto no es solo la película del creador de los cheetos picantes, es también la lucha de un inmigrante y su familia por prosperar en un país que se resiste a aceptarlos, intentando alcanzar sus metas por aquello de darle sentido a esa famosa idea del sueño americano. Ojo, no digo que sea perfecta, y es posible que la hayáis olvidado en unos días, pero se agradece cuando las cosas están hechas con cuidado y cariño.

Longoria nos ofrece una dirección entusiasta, con un montaje y ritmos que jamás pierden la atención del espectador, confirmándonos que el género del biopic está en su mejor momento. De verdad que, ahora mismo, no recuerdo un biopic decepcionante o fallido en los últimos años, con una serie de producciones diseñadas para enseñar y entretener a partes iguales. Una delicia.

Y atención a la estética y encanto de los 90 en esta cinta, evocándonos esa irrepetible década de forma convincente, y con una Longoria preocupado en los detalles, y de ahí la efectividad de algunos planos, notándose que sus responsables se creen el producto y la historia, no conformándose con ofrecer un trabajo televisivo, por mucho que el film haya llegado directamente a plataforma.

En cuanto al guion, era complicado presentar una historia como la que nos ocupa sin provocar el arqueo de ceja en el respetable, o incluso la carcajada, pero al final la película ha cerrado la boca a los escépticos, entre los que me incluyo, ya que es algo más, partiendo de un punto algo rocambolesco, pero ofreciendo otra historia de esfuerzo y superación.

Y digo otra porque esto ya lo hemos visto todos antes, aunque con cheetos picantes, y eh, ¿qué hay de malo en eso? Mientras pasemos un buen rato, el trato está más que hecho, y si a eso le añades que se haya apostado por el género de la comedia, ya no hay nada más que añadir, señoría.

En cuanto al reparto, Jesse Garcia destaca como gran protagonista, con una actuación cercana y entrañable que nos hace empatizar con él desde el minuto uno. Es posible que este papel estuviese destinado a Michael Peña, pero Garcia se ha llevado el gato al agua en esta ocasión, con una fabulosa interpretación, en especial en los momentos dramáticos, sin dejar de funcionar en todos los géneros. No se quedan atrás los secundarios, con unos geniales Dennis Haysbert y Tony Shalhoub a la cabeza.

No digo que estemos ante una genialidad, ni creo que esta película esté entre lo mejor del año, ni os va a volar la cabeza. Pero leñe, a veces hacen falta productos tan simpáticos, amenos, desenfadados, inofensivos y bien intencionados como el que nos ocupa, con un mensaje que quizás suene a ya visto, pero que nunca está de más, y que nos confirma que al final sí ha sido buena idea hacer una película sobre el creador de los Cheetos Picantes. Ver para creer. Y es que, como indica la película, todo es posible. Muy recomendable.

Más críticas: ocioworld.net
Youtube: Javi McClane

Flamin’ Hot: la historia de los Cheetos picantes es una película que pretende ser una comedia dramática basada en hechos reales, pero que en realidad es una farsa publicitaria que exagera y distorsiona la supuesta hazaña de Richard Montañez, el conserje que inventó los Cheetos picantes. Está dirigida por Eva Longoria, que hace su debut tras las cámaras con un guion lleno de clichés, estereotipos y moralejas simplistas. Los actores hacen lo que pueden con unos personajes planos y caricaturescos, pero no logran darles credibilidad ni carisma. Se limita a seguir la fórmula del típico relato de superación personal al estilo americano, sin profundizar en los conflictos ni en las consecuencias de la invención de Montañez. El resultado es una cinta aburrida, predecible y poco original, que parece más un anuncio de la marca de snacks que una obra cinematográfica.