Desobediencia
2017 

6.3
5,066
21 de octubre de 2023
21 de octubre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Y lo digo con tristeza, dado que el cine con temática LGTBI siempre me supone un aliciente emocional al ver reflejado en él sentimientos muy potentes e identificativos como parte del colectivo que soy. Sin embargo este "romance prohibido" que encarnan Rachel Weisz y Rachel McAdams ha quedado muy descafeinado y apocado (y no lo digo precisamente por sus escenas de sexo, que las tiene bien interpretadas, sino por la profundidad y la madurez de la que sus personajes carecen a pesar de sobrepasar los 40 años).
Basado en la novela de la (por entonces) debutante Naomi Alderman, el sexto largometraje del chileno Sebastián Lelio nos presenta a una mujer (Weisz) que regresa al barrio londinense de su infancia para enfrentarse al funeral de su padre, un rabino que dado el entorno por el que se movía no parece que casara demasiado con la vida de su hija. Allí la protagonista se vuelve a encontrar con su ex-amante (McAdams) que ahora está casada con el judío ortodoxo amigo de la infancia de ambas. El deseo entre ambas vuelve a aflorar mientras tratan de ocultar y ocultarse como lesbianas en un ambiente de judaísmo ortodoxo en su comunidad.
Como ven el planteamiento del film es potente, y pudo haber dado lugar a un catálogo de afectos, impresiones, oposiciones, odios, amores y pasiones tan repleto como hondo. Sin embargo por desgracia no estamos ante "Brokeback Mountain" (2005) o "Carol" (2015). Pues su propuesta se diluye como un azucarillo ante escenas más bien rutinarias y redundantes. Un film que en definitiva se pierde bastante en su atildada ceremonia ortodoxa y sus ambientes contemporáneos de escenarios muy bien perfilados.
Una cinta que parece querer primar más la forma que el fondo... dando más importancia de la que merece a lo primero. Con esto no digo que "Disobedience" sea un mal film ni un largo aburrido. Pues su premisa guarda suficiente misterio en su romance y suficientes asuntos trascendentes como para mantener cierto interés en el cinéfilo adulto medio (que esté interesado en el cine LGTBI, claro. Que "Disobedience" no es una cinta LGTBI que traspase géneros a lo "Brokeback Mountain" o "The Rocky Horror Picture Show" (1975)), y es además acompañada por una elegante (que no sobresaliente. Los planos de Lelio son orgánicos pero jamás se salen de lo establecido para con la trama) puesta en escena. Pues hay en "Disobedience" un diseño de producción atinado, con un despliegue a la hora de mostrarnos ese "submundo" del judaísmo ortodoxo londinense tan vistoso como fidedigno (un diez para los uniformes, el maquillaje y peluquería, y los escenarios interiores de escuelas e iglesias), con un mimo en el atrezzo (el interior de las casas no tienen desperdicio) y en la fotografía (de grano vetusto a la par que definido) dignos de alabarse.
El problema de "Disobedience" es que el guion no acompaña, pues las situaciones nunca nos dan un nervio tan natural como identificativo, la contención de sus personajes es exagerada hasta lo irreal, y la trama se va perdiendo en los hábitos (que, para ser un film dramático de ficción, se nos detallan sin necesidad alguna). Es una película que da más importancia a la habitación que va a elegir un personaje o los bártulos que se va a llevar que al progreso inter-personal y sentimental (una arista tratada en el libreto con bastante simpleza, infantilismo e ingenuidad. Todo sea dicho, si al menos fueran adolescentes se comprendería un poco más).
Con esto sus hábiles actores (que se han visto en mejores ruedos) poco pueden hacer. Así pues estamos ante una película solo recomendable a los muy muy entregados al cine LGTBI (que tiene mejores exponentes, y no solo las ya mentadas "Brokeback Mountain", "Carol" o "The Rocky Horror Picture Show", también son más elogiables "La chica danesa" (2015), "Pride" (2014), "La favorita" (2018), "Freeheld" (2015), "Detrás del candelabro" (2013), "La vida de Adele" (2013), "Dallas Buyers Club" (2013), "Call Me By Your Name" (2017), "Ammonite" (2020), etc.) o a los muy muy fans de su director (que también las tiene mejores) o sus actores (a los que se disfruta de sus interpretaciones más en largos como "Negación" (2016), "Revancha" (2015), "La favorita", "Spotlight" (2015), "Mi prima Rachel" (2017) o "El diario de Noa" (2004) entre otras). Para el resto de público adulto es soportable sin más. Digamos que es equiparable a "Mi nombre es Harvey Milk" (2008), "Moonlight" (2017), "3 generaciones" (2015) o "Rocketman" (2019) si de dramas con dimensiones LGTBI se trata.
Lo mejor: Me quedo con el diseño de producción. Su premisa a priori.
Lo peor: La forma del libreto de llevarla en el desarrollo argumental con tal mundaneidad y superficialidad.
Basado en la novela de la (por entonces) debutante Naomi Alderman, el sexto largometraje del chileno Sebastián Lelio nos presenta a una mujer (Weisz) que regresa al barrio londinense de su infancia para enfrentarse al funeral de su padre, un rabino que dado el entorno por el que se movía no parece que casara demasiado con la vida de su hija. Allí la protagonista se vuelve a encontrar con su ex-amante (McAdams) que ahora está casada con el judío ortodoxo amigo de la infancia de ambas. El deseo entre ambas vuelve a aflorar mientras tratan de ocultar y ocultarse como lesbianas en un ambiente de judaísmo ortodoxo en su comunidad.
Como ven el planteamiento del film es potente, y pudo haber dado lugar a un catálogo de afectos, impresiones, oposiciones, odios, amores y pasiones tan repleto como hondo. Sin embargo por desgracia no estamos ante "Brokeback Mountain" (2005) o "Carol" (2015). Pues su propuesta se diluye como un azucarillo ante escenas más bien rutinarias y redundantes. Un film que en definitiva se pierde bastante en su atildada ceremonia ortodoxa y sus ambientes contemporáneos de escenarios muy bien perfilados.
Una cinta que parece querer primar más la forma que el fondo... dando más importancia de la que merece a lo primero. Con esto no digo que "Disobedience" sea un mal film ni un largo aburrido. Pues su premisa guarda suficiente misterio en su romance y suficientes asuntos trascendentes como para mantener cierto interés en el cinéfilo adulto medio (que esté interesado en el cine LGTBI, claro. Que "Disobedience" no es una cinta LGTBI que traspase géneros a lo "Brokeback Mountain" o "The Rocky Horror Picture Show" (1975)), y es además acompañada por una elegante (que no sobresaliente. Los planos de Lelio son orgánicos pero jamás se salen de lo establecido para con la trama) puesta en escena. Pues hay en "Disobedience" un diseño de producción atinado, con un despliegue a la hora de mostrarnos ese "submundo" del judaísmo ortodoxo londinense tan vistoso como fidedigno (un diez para los uniformes, el maquillaje y peluquería, y los escenarios interiores de escuelas e iglesias), con un mimo en el atrezzo (el interior de las casas no tienen desperdicio) y en la fotografía (de grano vetusto a la par que definido) dignos de alabarse.
El problema de "Disobedience" es que el guion no acompaña, pues las situaciones nunca nos dan un nervio tan natural como identificativo, la contención de sus personajes es exagerada hasta lo irreal, y la trama se va perdiendo en los hábitos (que, para ser un film dramático de ficción, se nos detallan sin necesidad alguna). Es una película que da más importancia a la habitación que va a elegir un personaje o los bártulos que se va a llevar que al progreso inter-personal y sentimental (una arista tratada en el libreto con bastante simpleza, infantilismo e ingenuidad. Todo sea dicho, si al menos fueran adolescentes se comprendería un poco más).
Con esto sus hábiles actores (que se han visto en mejores ruedos) poco pueden hacer. Así pues estamos ante una película solo recomendable a los muy muy entregados al cine LGTBI (que tiene mejores exponentes, y no solo las ya mentadas "Brokeback Mountain", "Carol" o "The Rocky Horror Picture Show", también son más elogiables "La chica danesa" (2015), "Pride" (2014), "La favorita" (2018), "Freeheld" (2015), "Detrás del candelabro" (2013), "La vida de Adele" (2013), "Dallas Buyers Club" (2013), "Call Me By Your Name" (2017), "Ammonite" (2020), etc.) o a los muy muy fans de su director (que también las tiene mejores) o sus actores (a los que se disfruta de sus interpretaciones más en largos como "Negación" (2016), "Revancha" (2015), "La favorita", "Spotlight" (2015), "Mi prima Rachel" (2017) o "El diario de Noa" (2004) entre otras). Para el resto de público adulto es soportable sin más. Digamos que es equiparable a "Mi nombre es Harvey Milk" (2008), "Moonlight" (2017), "3 generaciones" (2015) o "Rocketman" (2019) si de dramas con dimensiones LGTBI se trata.
Lo mejor: Me quedo con el diseño de producción. Su premisa a priori.
Lo peor: La forma del libreto de llevarla en el desarrollo argumental con tal mundaneidad y superficialidad.
26 de abril de 2019
26 de abril de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ronit (Rachel Weisz) decide volver al seno de la comunidad judía donde se crío para asistir al sepelio de su padre recientemente fallecido. Tiempo atrás había optado por dejar toda esa vida de lado para enfocarse en ella, el encuentro con sus amigos Dovid (Alessandro Nivola) y Esti (Rachel McAdams), quienes ahora están casados será el detonante de la película.
Basado en la novela homónima (2007) de la escritora Naomi Alderman, con guion de Rebecca Lenkiewicz (guionista de Ida) y Sebastián Lelio, Disobedience se sirve como el debut internacional para este realizador chileno quien ese mismo 2017, presentó una de las obras más importantes de dicho año, Una mujer fantástica.
En el presente filme Lelio con buen pulso narra la historia del reencuentro de un amor prohibido, separado por el contexto que envuelve a los personajes. La película es un drama manejado de forma clásica, que sin apuros construye con calma los cimientos de la obra, la ausencia casi total de música le da un aire de realismo envuelto en silencios que incomodan.
Sin duda alguna buena parte del sostén de la película se da gracias a las interpretaciones de las protagonistas, quienes realizan un trabajo correcto y fehaciente. Donde fiel a la costumbre de su cine, Lelio se interesas en dar una mirada femenina, y abordar los problemas de estas, en este caso de la homosexualidad en un contexto conservador.
Disobedience tiene un final bastante curioso, que resulta insatisfactorio y hasta forzado, porque como se fueron armando las piezas todo parecía encaminado a un final positivo, aún con la sorpresa que da el personaje de Esti que era insospechado pero que aviva el drama. Aun así termina siendo un trabajo que cumple.
Basado en la novela homónima (2007) de la escritora Naomi Alderman, con guion de Rebecca Lenkiewicz (guionista de Ida) y Sebastián Lelio, Disobedience se sirve como el debut internacional para este realizador chileno quien ese mismo 2017, presentó una de las obras más importantes de dicho año, Una mujer fantástica.
En el presente filme Lelio con buen pulso narra la historia del reencuentro de un amor prohibido, separado por el contexto que envuelve a los personajes. La película es un drama manejado de forma clásica, que sin apuros construye con calma los cimientos de la obra, la ausencia casi total de música le da un aire de realismo envuelto en silencios que incomodan.
Sin duda alguna buena parte del sostén de la película se da gracias a las interpretaciones de las protagonistas, quienes realizan un trabajo correcto y fehaciente. Donde fiel a la costumbre de su cine, Lelio se interesas en dar una mirada femenina, y abordar los problemas de estas, en este caso de la homosexualidad en un contexto conservador.
Disobedience tiene un final bastante curioso, que resulta insatisfactorio y hasta forzado, porque como se fueron armando las piezas todo parecía encaminado a un final positivo, aún con la sorpresa que da el personaje de Esti que era insospechado pero que aviva el drama. Aun así termina siendo un trabajo que cumple.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más cine en:
http://www.krinegrafo.com/
https://www.facebook.com/1024CdC/
http://www.krinegrafo.com/
https://www.facebook.com/1024CdC/
8 de agosto de 2021
8 de agosto de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sumario
Sensible crónica de un complejo reencuentro de una fotógrafa con un amor de juventud, en el marco de su retorno a una comunidad ortodoxa judía londinense donde ambas habían crecido. Un enfoque con personajes plenos de matices, lejos del maniqueísmo de la serie Poco ortodoxa y con grandes actuaciones, sobre todo, la de Rachel McAdams.
Reseña
Ronit (Rachel Weisz), una fotógrafa radicada en Nueva York debe retornar a Londres cuando se entera la muerte de su padre, rabino de una comunidad ortodoxa en esa ciudad, donde ella se crio. El viaje implicará el reencuentro con Esti (Rachel McAdams) y su marido Dovid (Alessandro Nivola) y con sentimientos que había tenido que dejar atrás.
Los afiches de la película anuncian inequívocamente que ese amor del pasado de Ronit es Esti. De todos modos, es ejemplar la manera en que la película de Sebastián Lelio revela ese vínculo, planteada con cierta tensión, como para un espectador que lo desconoce. Y aún así, conserva cierto factor sorpresa cuando termina manifestándose.
Y la sorpresa está dada por la dinámica del vínculo que renace entre ambas. Ronit debió abandonar la comunidad mientras que Esti se adaptó a ella casándose con el amigo de ambas. También se trata de un momento clave en la vida de Dovid, discípulo predilecto del fallecido rabino (padre de Ronit) y su seguro sucesor.
Con flema inglesa, el entorno familiar y comunitario le hará sentir a Ronit cómo se siente respecto de sus decisiones pasadas y su presente, mientras transita un duelo con contradicciones y un reencuentro amoroso al mismo tiempo. Pero es Esti la que acaso comience a recorrer un camino más acorde con sus sentimientos y su deseo, un recorrido que puede llevarla de la resignación a la libertad.
Lelio va desenrollando admirablemente el ovillo de este triángulo amoroso, de este drama de tres personajes en una encrucijada. Las escenas de intimidad sexual entre ellas logran el equilibrio perfecto entre el recato y una osada e intensa sensualidad por momentos epifánica. Por otro lado, si bien se trata de una comunidad ortodoxa, la intimidad del matrimonio permite vislumbrar que no estamos ante los extremos planteados en la miniserie Poco ortodoxa. Justamente, es el personaje de Dovid el que también aporta una complejidad que aleja a la historia y a la película del maniqueísmo de buenos y malos planteado por aquella serie.
La performance del trio protagónico es ejemplar, pero es Rachel McAdams quien se lleva los laureles marcando cada una de las etapas de la evolución de su introvertido personaje, del mismo modo que Lelio va modificando el tono de su relato al compás de las emociones de sus personajes.
https://impresionescinefilas.wordpress.com/2021/08/06/desobediencia-disobedience/
Sensible crónica de un complejo reencuentro de una fotógrafa con un amor de juventud, en el marco de su retorno a una comunidad ortodoxa judía londinense donde ambas habían crecido. Un enfoque con personajes plenos de matices, lejos del maniqueísmo de la serie Poco ortodoxa y con grandes actuaciones, sobre todo, la de Rachel McAdams.
Reseña
Ronit (Rachel Weisz), una fotógrafa radicada en Nueva York debe retornar a Londres cuando se entera la muerte de su padre, rabino de una comunidad ortodoxa en esa ciudad, donde ella se crio. El viaje implicará el reencuentro con Esti (Rachel McAdams) y su marido Dovid (Alessandro Nivola) y con sentimientos que había tenido que dejar atrás.
Los afiches de la película anuncian inequívocamente que ese amor del pasado de Ronit es Esti. De todos modos, es ejemplar la manera en que la película de Sebastián Lelio revela ese vínculo, planteada con cierta tensión, como para un espectador que lo desconoce. Y aún así, conserva cierto factor sorpresa cuando termina manifestándose.
Y la sorpresa está dada por la dinámica del vínculo que renace entre ambas. Ronit debió abandonar la comunidad mientras que Esti se adaptó a ella casándose con el amigo de ambas. También se trata de un momento clave en la vida de Dovid, discípulo predilecto del fallecido rabino (padre de Ronit) y su seguro sucesor.
Con flema inglesa, el entorno familiar y comunitario le hará sentir a Ronit cómo se siente respecto de sus decisiones pasadas y su presente, mientras transita un duelo con contradicciones y un reencuentro amoroso al mismo tiempo. Pero es Esti la que acaso comience a recorrer un camino más acorde con sus sentimientos y su deseo, un recorrido que puede llevarla de la resignación a la libertad.
Lelio va desenrollando admirablemente el ovillo de este triángulo amoroso, de este drama de tres personajes en una encrucijada. Las escenas de intimidad sexual entre ellas logran el equilibrio perfecto entre el recato y una osada e intensa sensualidad por momentos epifánica. Por otro lado, si bien se trata de una comunidad ortodoxa, la intimidad del matrimonio permite vislumbrar que no estamos ante los extremos planteados en la miniserie Poco ortodoxa. Justamente, es el personaje de Dovid el que también aporta una complejidad que aleja a la historia y a la película del maniqueísmo de buenos y malos planteado por aquella serie.
La performance del trio protagónico es ejemplar, pero es Rachel McAdams quien se lleva los laureles marcando cada una de las etapas de la evolución de su introvertido personaje, del mismo modo que Lelio va modificando el tono de su relato al compás de las emociones de sus personajes.
https://impresionescinefilas.wordpress.com/2021/08/06/desobediencia-disobedience/
9 de octubre de 2022
9 de octubre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agita el árbol de la moral ultraconservadora cayendo en manos de la supuesta casquivana Weisz y responsabilizando de la pecaminosa tentación la estampa masculina. Rachel Weisz y Rachel McAdams, sus brillantes protagonistas femeninas, se debaten entre la fe y la pasión, ¿o son en realidad, en una concepción mucho más amplia, los terrenales sentimientos los que están en riña con las estrictas normas de la fe y viceversa? La ortodoxia religiosa, en este caso la judía, se pone a prueba sin que el erotismo que exudan las dos Rachel reste seriedad a aquello que quiere ser una propuesta reflexiva puesta sobre material delicado.
Ya sabemos que los placeres de la carne y la religión, con unas más que con otras, son elementos que se repelen como el agua y el aceite. 'Disobedience' va más lejos y estos elementos son, simple y llanamente, los antagonistas que se encuentran a los extremos de lo que verdaderamente ha de importar, lo que uno sienta dentro de sí y quiera expresar en libertad. Las conciencias ceñidas y puritanas se remueven más aún cuando interfiere otra cuestión tan relevante en el fondo como la que más, cuando el pasado y la irremediable vuelta del hijo pródigo (hija en este caso) descubre un trío de personas y vivencias en apariencia remotas que se dejan ver en secreto. Afloran la vergüenza y el despecho como una temida sombra con apariencia de respeto sacrosanto y a la institución del matrimonio. Un camino tan valiente como tortuoso por todas las partes.
Termina por hacer un ejercicio de introspección profunda como si lo fuera de conversión, colectiva e individual. Un ejemplo de que la moralina no puede ir en contra del sentido común, como nadie puede ponerle puertas al campo. El argumento sugiere circunstancias con sumo cuidado que no por extrañas dejan de ser posibles, ofrecidas desde el respeto y sin linchamientos personales hasta en algún momento en que se permite el sarcasmo, y gracias a la contribución de sus estupendas interpretaciones de pensar que puede que la religión sea el camino hacia la espiritualidad de algunos, pero los afectos son la necesidad de todos.
Ya sabemos que los placeres de la carne y la religión, con unas más que con otras, son elementos que se repelen como el agua y el aceite. 'Disobedience' va más lejos y estos elementos son, simple y llanamente, los antagonistas que se encuentran a los extremos de lo que verdaderamente ha de importar, lo que uno sienta dentro de sí y quiera expresar en libertad. Las conciencias ceñidas y puritanas se remueven más aún cuando interfiere otra cuestión tan relevante en el fondo como la que más, cuando el pasado y la irremediable vuelta del hijo pródigo (hija en este caso) descubre un trío de personas y vivencias en apariencia remotas que se dejan ver en secreto. Afloran la vergüenza y el despecho como una temida sombra con apariencia de respeto sacrosanto y a la institución del matrimonio. Un camino tan valiente como tortuoso por todas las partes.
Termina por hacer un ejercicio de introspección profunda como si lo fuera de conversión, colectiva e individual. Un ejemplo de que la moralina no puede ir en contra del sentido común, como nadie puede ponerle puertas al campo. El argumento sugiere circunstancias con sumo cuidado que no por extrañas dejan de ser posibles, ofrecidas desde el respeto y sin linchamientos personales hasta en algún momento en que se permite el sarcasmo, y gracias a la contribución de sus estupendas interpretaciones de pensar que puede que la religión sea el camino hacia la espiritualidad de algunos, pero los afectos son la necesidad de todos.
1 de noviembre de 2018
1 de noviembre de 2018
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El halo de escándalo, al menos de escenas escandalosas, que precede el film me anima a verlo. Eso y que una de las protagonistas es Rachel McAdams, bellísima y siempre eficaz. Poco a poco vemos que Lelio, famoso por ganar el Oscar con Una Mujer Fantástica, película sobrevalorada y que se juzga más por su contenido de denuncia que por su calidad cinematográfica, intenta repetir la fórmula, acompañado de un dúo magnífico de actrices y de un más que convincente Nivola. Pero la fórmula no cuaja, pese a que la sociedad judía londinense parece bien retratada, convincentemente mostrada como lo que es: retrograda, machista, algo que seguro comparte con cualquier otra religión llevada a su máxima ortodoxia. Le falta emotividad, pasión. Las escenas de voltaje más alto entre las dos Racheles no son tan encendidas como debieran, los sobreentendidos y diálogos con secreto detrás tienen que ser explicados, porque no se entienden. Le falta guión, vaya. Pero la película se sostiene y aguanta sobre los dos pilares: Rachel 1 y Rachel 2.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here