Danzad, danzad, malditos
1969 

7.3
6,720
Drama
Estados Unidos, en plena época de la Gran Depresión. En medio de un ambiente de terrible miseria, gentes desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a una maratón de baile con la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares de plata y encontrar, al menos, un sitio donde dormir y comer. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su ... [+]
2 de enero de 2023
2 de enero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la concurrencia de una sociedad crítica y madura (no como la actual, superficial, optimista de Mr. Wonderful y anestesiada), determinados genios coetáneos y circunstancias concretas quizás irrepetibles, el cine de Hollywood vivió en la década de los 70 un raro y pasajero momento de madurez creativa y de propuestas de extrema calidad, decidió dejarse de palomitas e infantes y vestirse de dureza adulta, normalmente haciendo cine ambientado en la Gran Depresión o sus aledaños, que fue definitivamente enterrado por desgracia en los nefastos 80.
Fue el momento de Francis Ford Coppola, Arthur Penn, Stanley Kubrick, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Sergio Leone, Bernardo Bertolucci, Woody Allen, Roman Polanski, Michael Cimino, George Roy Hill, Bob Fosse, Alan J. Pakula, Milos Forman, John Cassavetes, Terrence Malick, Robert Altman y, por supuesto, el caso de Sydney Pollack con su “Danzad, danzad, malditos”. Por eso los 70 son mi década dorada de la historia del cine.
Pocas veces la descripción del argumento de un film dice tan poco del mismo: es la narración, en prácticamente solo dos escenarios, de un concurso de baile, bastante habituales tras el crack de 1929, donde gana la pareja que más horas logra pasar bailando ininterrumpidamente, mientras que las demás van cayendo literalmente desfallecidas, para deleite del espectador embrutecido que paga para ver un espectáculo descarnado y sangriento y lograr así sentirse mejor viendo cómo los concursantes tienen unas vidas incluso peores que las suyas.
En realidad, la cinta es una de las críticas más mordaces, ácidas y duras que se hayan rodado nunca contra el “American Dream” y contra los espectáculos para masas descerebradas y sórdidas. Y no deja títere sin cabeza en su empeño Sydney Pollack, que no se corta ni un pelo en el intento. Entonces la sociedad era bien distinta y prefería ser adulta consciente de la cruda realidad que anestesiada con mentiras prefabricadas de ricos y guapos, como por desgracia es la actual, profundamente inferior.
Nos muestra la desesperación de decenas de seres humanos que vagaban de concurso en concurso por no tener ni para comer ni un techo donde caerse muertos; eran humillados con condiciones leoninas mientras que, si como de monos de feria se tratasen, si hacían alguna gracia que gustase al respetable, les lanzaban monedas por ello; gente que no tenía nada que perder, se jugaba su equilibrio físico y mental por servir de entretenimiento a presuntos seres humanos que nada tenían en su cabeza.
Pocos retratos más directos y audaces de lo peor y más siniestro del capitalismo, devorador de los cuerpos y las almas de los más débiles sin piedad para solaz de los poderosos. Y Pollack no puede ser más valiente en un retrato contra el vacío intelectual de los “reality shows” que viven de la miseria de los demás, paradójicamente rodado en 1969.
Una obra maestra dura y difícil de ver, que esconde un golpe en el estómago en su final realmente demoledor, que te reconcilia con el mejor cine jamás hecho, el de esa mágica etapa de los 70. Obra maestra imprescindible.
Fue el momento de Francis Ford Coppola, Arthur Penn, Stanley Kubrick, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Sergio Leone, Bernardo Bertolucci, Woody Allen, Roman Polanski, Michael Cimino, George Roy Hill, Bob Fosse, Alan J. Pakula, Milos Forman, John Cassavetes, Terrence Malick, Robert Altman y, por supuesto, el caso de Sydney Pollack con su “Danzad, danzad, malditos”. Por eso los 70 son mi década dorada de la historia del cine.
Pocas veces la descripción del argumento de un film dice tan poco del mismo: es la narración, en prácticamente solo dos escenarios, de un concurso de baile, bastante habituales tras el crack de 1929, donde gana la pareja que más horas logra pasar bailando ininterrumpidamente, mientras que las demás van cayendo literalmente desfallecidas, para deleite del espectador embrutecido que paga para ver un espectáculo descarnado y sangriento y lograr así sentirse mejor viendo cómo los concursantes tienen unas vidas incluso peores que las suyas.
En realidad, la cinta es una de las críticas más mordaces, ácidas y duras que se hayan rodado nunca contra el “American Dream” y contra los espectáculos para masas descerebradas y sórdidas. Y no deja títere sin cabeza en su empeño Sydney Pollack, que no se corta ni un pelo en el intento. Entonces la sociedad era bien distinta y prefería ser adulta consciente de la cruda realidad que anestesiada con mentiras prefabricadas de ricos y guapos, como por desgracia es la actual, profundamente inferior.
Nos muestra la desesperación de decenas de seres humanos que vagaban de concurso en concurso por no tener ni para comer ni un techo donde caerse muertos; eran humillados con condiciones leoninas mientras que, si como de monos de feria se tratasen, si hacían alguna gracia que gustase al respetable, les lanzaban monedas por ello; gente que no tenía nada que perder, se jugaba su equilibrio físico y mental por servir de entretenimiento a presuntos seres humanos que nada tenían en su cabeza.
Pocos retratos más directos y audaces de lo peor y más siniestro del capitalismo, devorador de los cuerpos y las almas de los más débiles sin piedad para solaz de los poderosos. Y Pollack no puede ser más valiente en un retrato contra el vacío intelectual de los “reality shows” que viven de la miseria de los demás, paradójicamente rodado en 1969.
Una obra maestra dura y difícil de ver, que esconde un golpe en el estómago en su final realmente demoledor, que te reconcilia con el mejor cine jamás hecho, el de esa mágica etapa de los 70. Obra maestra imprescindible.
3 de diciembre de 2023
3 de diciembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El germen profundo de los "realities". La maldad humana viendo el sufrimiento humano, la lucha entre iguales hasta la extenuación (ya se hacía en Roma no obstante).
El gozo, el espectáculo circense y la decadente sociedad de masas capitalista que corea y ensalza a los gladiadores modernos. Hoy en día, programas como "Gran Hermano", "Supervivientes", "Fama, a bailar", "Operación. Triunfo" y otros cientos de "realities" se construyen siguiendo las pautas de estos dantescos e ignominiosos concursos americanos.
Obra maestra poco valorada a reivindicar.
El gozo, el espectáculo circense y la decadente sociedad de masas capitalista que corea y ensalza a los gladiadores modernos. Hoy en día, programas como "Gran Hermano", "Supervivientes", "Fama, a bailar", "Operación. Triunfo" y otros cientos de "realities" se construyen siguiendo las pautas de estos dantescos e ignominiosos concursos americanos.
Obra maestra poco valorada a reivindicar.
25 de noviembre de 2024
25 de noviembre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores películas de Sydney Pollack, quien nos sitúa en tiempos de la Gran Depresión estadounidense para narrar con desencanto y amargura este relato basado en una novela homónima de Horace McCoy.
Pollack se sirve de un grupo de diferentes personajes para manifestar la desilusión y el abatimiento entre la población menos pudiente, mostrando la situación extrema a nivel emotivo que conlleva un escenario patético de pobreza, el cual facilita caminos hacia soluciones y conclusiones vitales nada recomendables.
El tratamiento sombrío que Pollack concede al conjunto es trasladado de manera muy eficiente, viéndose reforzado por esmeradas interpretaciones de todo el extenso reparto.
Pollack se sirve de un grupo de diferentes personajes para manifestar la desilusión y el abatimiento entre la población menos pudiente, mostrando la situación extrema a nivel emotivo que conlleva un escenario patético de pobreza, el cual facilita caminos hacia soluciones y conclusiones vitales nada recomendables.
El tratamiento sombrío que Pollack concede al conjunto es trasladado de manera muy eficiente, viéndose reforzado por esmeradas interpretaciones de todo el extenso reparto.
22 de mayo de 2019
22 de mayo de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general la película adolece de autocomplacencia, de escaso sentido crítico respecto de sí misma, también de notable lentitud y de una redundancia que no le favorece.
Por ceñirse demasiado al texto de la novela escrita por H. McCoy, el guión se convierte en una pieza poco cinematográfica y, por más que S. Pollack pone de su parte todo el esfuerzo por presentar un producto ambicioso, lo cierto es que le cuesta mucho lograrlo.
Aunque nadie lo diría, a tenor del éxito comercial, de público y de crítica que siempre ha conseguido desde su estreno.
A destacar la fuerza y efectividad del desenlace.
Por ceñirse demasiado al texto de la novela escrita por H. McCoy, el guión se convierte en una pieza poco cinematográfica y, por más que S. Pollack pone de su parte todo el esfuerzo por presentar un producto ambicioso, lo cierto es que le cuesta mucho lograrlo.
Aunque nadie lo diría, a tenor del éxito comercial, de público y de crítica que siempre ha conseguido desde su estreno.
A destacar la fuerza y efectividad del desenlace.
4 de mayo de 2022
4 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está bien rodada y actuada, y si no ver la cara de los concursantes en el maratón.
Un personaje extraño el de Jane Fonda, y es el que me hace dudar si el fondo de la película está bien expresado.
Creo que le falta algo, la intención si se entiende, la forma es bastante buena pero.... a pesar que el tema es interesante no llega a atrapar. Le sobra metraje.
Desde luego que el organizador de la maratón sabe jugar con el hambre aunque hay partidas que pierde, y que pierden todos.
Un personaje extraño el de Jane Fonda, y es el que me hace dudar si el fondo de la película está bien expresado.
Creo que le falta algo, la intención si se entiende, la forma es bastante buena pero.... a pesar que el tema es interesante no llega a atrapar. Le sobra metraje.
Desde luego que el organizador de la maratón sabe jugar con el hambre aunque hay partidas que pierde, y que pierden todos.
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