Manderlay
2005 

7.3
10,350
Drama
Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado.
2 de enero de 2007
2 de enero de 2007
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Manderlay' es una gran película, como 'Dogville, pero está dos peldaños por debajo. El primero porque es la continuación de la primera (y no sorprende tanto) y la segunda porque Bryce Dallas Howard ('La joven del agua') no brilla a la altura de Nicole Kidman. Se esfuerza, pero es imposible olvidar la gran interpretación de la australiana en la primera película. Danny Glover, Willem Dafoe, Lauren Bacall y John Hurt aportan su experiencia pero, a excepción del primero, son personajes muy secundarios.
A nivel de decorado, Von Trier continúa con el minimalismo, con la austeridad, pero las casas tienen algún elemento más que en 'Dogville' donde, al margen de los protagonistas, no había casi nada más. En 'Manderlay' se ven cuatro maderas que configuran la estructura de algunas casas y hasta algunos muebles básicos, que llenan la pantalla un poco más. A pesar de ello, la ambientación es más parecida a la de una obra de teatro que a la de una película de gran presupuesto. Aquí lo más importante son los protagonistas y sus reflexiones. El sitio donde pasa la acción es secundario. Von Trier da un paso más en el difícil mundo de las relaciones personales (tratado magistralmente en 'Dogville') y se adentra en el racismo, aunque lo hace desde un punto de vista peculiar.
A nivel de decorado, Von Trier continúa con el minimalismo, con la austeridad, pero las casas tienen algún elemento más que en 'Dogville' donde, al margen de los protagonistas, no había casi nada más. En 'Manderlay' se ven cuatro maderas que configuran la estructura de algunas casas y hasta algunos muebles básicos, que llenan la pantalla un poco más. A pesar de ello, la ambientación es más parecida a la de una obra de teatro que a la de una película de gran presupuesto. Aquí lo más importante son los protagonistas y sus reflexiones. El sitio donde pasa la acción es secundario. Von Trier da un paso más en el difícil mundo de las relaciones personales (tratado magistralmente en 'Dogville') y se adentra en el racismo, aunque lo hace desde un punto de vista peculiar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final hace replantearte tota la película. Te demuestra que, a veces, las cosas no son como parecen a primera vista. Hay gente que necesita que alguien le diga que tiene que hacer; no saben o no quieren decidir sin ayuda exterior. 'Manderlay' es una obra imprescindible, muy recomendable en todos los sentidos. Eso si, hay que verla tranquilo, muy tranquilo, toda entera, sin interrupciones, y con la mente abierta y ganas de aprender.
10 de abril de 2009
10 de abril de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manderlay es igual de incisiva que su antecesora, pero la juzgo inferior por dos motivos: su puesta en escena no sorprende (ya que es similar a la anterior) y Bryce Dallas Howard no es Nicole Kidman. De todos modos lo hace bien, pero es arduo acostumbrarse a la nueva fisionomía de Grace. Bryce no es tan expresiva como Nicole (al menos para mí) Más allá de eso, Lars Von Trier se las ingenia para dejar al descubierto las contradicciones y miserias que caracterizan a nuestra raza (sea del color que sea) Celebro la real desesperanza que transmiten ambas películas y espero con ansiedad la última de la trilogía, que sale en 2009.
28 de septiembre de 2009
28 de septiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda entrega de la trilogía americana de Lars von Trier y son inevitables las comparaciones. El batacazo es espectacular. Manderlay dista mucho de la violenta reacción que me produjo Dogville. Si bien la realización mantiene un alto nivel, el mensaje que transmite no deja de ser bastante convencional y no olvidemos que el cine, como cualquier medio artístico, es un vehículo de expresión con el que manifestar tu pensamiento. Así, mientras Dogville es una obra maestra que te deja sentado en la butaca, alucinando en colores; Manderlay no deja de ser una cinta más, de un nivel medio alto, si quieres, pero que no aporta nada nuevo. Esperaba más de Lars von Trier y después de utilizar un estilete tan fino para diseccionar el bien y el mal, en Dogville, me interesaba sobremanera cómo enfocaba temas como la libertad y la democracia. Pero no, von Trier no puede ser más convencional en este caso y la conclusión final no aporta alguna idea novedosa que te revolucione las neuronas. Que la libertad y la democracia no se pueden imponer, ya lo sabemos, lo vemos todos los días en la vida real, no tenemos más que acercarnos a lo que ha hecho Bush en Irak, para verlo. La libertad y la democracia son valores que nadie nos regala, se tienen que ganar, individual y colectivamente, a base de ejercicio, reflexión y equivocaciones, porque la libertad significa tomar decisiones y afrontar responsabilidades por ello y nadie quiere ni lo uno ni lo otro si no se está preparado para asumirlas. La libertad puede ser más cruel que la esclavitud, pues puede emborrachar y caer en el libertinaje o puede asustar y caer en la pusilanimidad. No hay nada innovador en decir esto. Sin embargo, ahí tenemos a Grace, haciendo un ejercicio de buena voluntad, tratando de imponer estos valores en una comunidad de esclavos....... pero Grace!, ¿Es que no aprendiste nada en Dogville? ¿Cómo puedes seguir siendo tan ingenua después de lo que te ocurrió? ¿Cómo puedes seguir creyendo que es posible cambiar al ser humano? Al ser humano hay que aceptarlo como es, con sus miserias y con sus virtudes, pero no puedes cambiarlo, y si sus miserias son más que sus virtudes, solo cabe seguir el consejo de tu padre y arrasar Dogville con tus sicarios o quitarte de en medio y no meter las narices donde no te llaman, segundo consejo que te dio. Sinceramente, esperaba algo más del genio que realizó Dogville, pero bueno, también es cierto que mantener la genialidad es muy difícil y no siempre se consigue, por ello, espero ansioso la tercera parte de la trilogía, creo que se titula “Wasington” para ver si Manderlay ha sido el lapsus de un genio o Dogville, tan solo, la genialidad de un director.
27 de octubre de 2012
27 de octubre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro día que me siento a ver una película de este director, otra obra maestra que vuelven a ver mis ojos, una película igual de potente que Dogville, quizás pierda un poco por no tener Nicole Kidman, pero no deja de sacudir al espectador con una temática y una historia atrapante.
Otra película tremendamente reflexiva de von Trier, repleta de detalles en cada uno de sus capítulos, este film habla de esclavitud, de la verdadera esclavitud, de la naturaleza humana autodrestructiva que también toca en Anticristo (2009), habla del sometimiento, castigo y libertad.
Otra película tremendamente reflexiva de von Trier, repleta de detalles en cada uno de sus capítulos, este film habla de esclavitud, de la verdadera esclavitud, de la naturaleza humana autodrestructiva que también toca en Anticristo (2009), habla del sometimiento, castigo y libertad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Grace, la pequeña idealista viaja esta vez a Manderlay y lucha ahora contra la esclavitud de este pequeño lugar que se encuentra con esclavos, ahora sin dueño, por la muerte de su ama, Grace se convertirá en la guía de estos esclavos para poder lograr la ansiada (o no) libertad. Repleto de desconfianza y de inseguridades las personas aceptan y comienza el nuevo nacer del pueblo de Manderlay, con el paso de los días se encuentra con un hombre, un estafador que le habla de la esclavitud y le dice que esta no está ligada siempre a cadenas y latigazos, sino que a veces está en las deudas, en la mente, en cosas no tangibles. Reuniones de ex-esclavos obligados a ir por gángsters para discutir de sus pasos a seguir en su mundo de "libertad", además Lars nos muestra la falsa libertad con una votación para ver si alguien se puede reír o no, ¿acaso así son las sociedades libres?, libertad pero con reglas, comunismo, hasta que alguien se comienza a aprovechar, Lars nos hace hacernos una pregunta, ¿existe la libertad?, la naturaleza del humano en la mente de Lars (y quizás de muchos más) es autodestructiva, es malvada, es aprovechadora, es vengativa, solo quiere lo mejor de uno sin importar lo que suceda con los demás, en realidad no parece nada alejado a la lo que yo pienso, pero él, con una buena historia y con toques teatrales la logra pulir y dejar a la vista de todos, incluso a los que no lo quieren ver.
Hablando de la Ley del ama, esta les daba algo, les aseguraba un techo, comida, podían quejarse de sus jefes y no con ellos mismos, les facilitaba la vida, les alejaba de la miseria, les daba lo que querían, les daba reglas que cumplir.
A modo de análisis final, la película es una crítica a la sociedad, a su imposibilidad de poder funcionar "correctamente" o "libremente" debido a la naturaleza de las personas, con su estilo pesimista (y realista) Lars von Trier nos envuelve en la temática de la esclavitud y la "libertad", nos mueve el piso y nos dice: ¿de qué libertad me hablas que tienes?, eres prisionero de tus deudas, eres prisionero de esta sociedad, tienes que cumplir con las leyes, sino serás castigado, tienes que trabajar para alguien para poder cumplir tus sueños y todo esto lo has creado tu, este es tu mundo esclavitud, y esta esclavitud es nuestra falsa libertad, esto es lo que somos.
La naturaleza humana hace imposible vivir nuestras utopías, nuestros sueños.
Hablando de la Ley del ama, esta les daba algo, les aseguraba un techo, comida, podían quejarse de sus jefes y no con ellos mismos, les facilitaba la vida, les alejaba de la miseria, les daba lo que querían, les daba reglas que cumplir.
A modo de análisis final, la película es una crítica a la sociedad, a su imposibilidad de poder funcionar "correctamente" o "libremente" debido a la naturaleza de las personas, con su estilo pesimista (y realista) Lars von Trier nos envuelve en la temática de la esclavitud y la "libertad", nos mueve el piso y nos dice: ¿de qué libertad me hablas que tienes?, eres prisionero de tus deudas, eres prisionero de esta sociedad, tienes que cumplir con las leyes, sino serás castigado, tienes que trabajar para alguien para poder cumplir tus sueños y todo esto lo has creado tu, este es tu mundo esclavitud, y esta esclavitud es nuestra falsa libertad, esto es lo que somos.
La naturaleza humana hace imposible vivir nuestras utopías, nuestros sueños.
25 de agosto de 2013
25 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión, “Manderlay” es otra buena película de Lars von Trier. El problema, sin embargo, es la contradicción que implica querer seguir el patrón de “Dogville”, de la que es continuación, y necesitar diferenciarse de ella para tener una sustantividad propia.
Seguramente, Lars von Trier debería haberse dejado de trilogías y haber hecho “Manderlay” como una película independiente y separada del resto de su filmografía, liberada de cualquier lastre formal o temático. La película vuelve a los mismos recursos narrativos de escenario vacío, cámara en mano, voz en off y división en capítulos. Muy bien, pero ya no sorprende. El tratamiento de la historia hace que Dallas Howard siga una línea interpretativa muy diferente de la de Nicole Kidman, hasta el punto de que no parecen el mismo personaje. En “Manderlay”, y a diferencia de “Dogville”, Grace asume un papel de líder de la comunidad para el que no está preparada. En la dificultad de ejercer ese rol, Dallas Howard lo hace verdaderamente bien, el problema es encajar esa situación con lo que el personaje había vivido en “Dogville”. La verdad, a mí me cuesta hacer ese ejercicio. “Dogville” me deslumbró, su final es abrumador, y no me parece que deje abierta la posibilidad de que Grace se integre en una pequeña comunidad de esclavos negros e intente redimirles y ayudarles a vivir en libertad, como una moderna Viridiana. Me chirría.
Creo que es mejor ver esta película sin haber visto la anterior, lo cual es lo peor que se puede decir de una secuela. No obstante, si somos capaces de abstraernos de todo esto, “Manderlay” es eficaz en sí misma. Su planteamiento argumental es absurdo y la situación que nos presenta es poco verosímil, aunque lo mismo podíamos decir de otras películas de su director. Lars von Trier vuelve a buscar un extraño tono de fábula y el espectador ha de aceptar entrar en ese juego desde el principio. Si lo hacemos, “Manderlay” es una gran película. El film carece de giros de guión explosivos, pero sí hay una continuidad en todo su discurso que poco a poco envuelve al espectador. Yo he visto la película con un interés creciente a lo largo del metraje, hasta un final que no decepciona y que me ha hecho reflexionar nuevamente sobre los viejos dilemas que encierra la naturaleza humana y el desastre de organización social que nos hemos montado. La idea no es original, desde luego, pero el conjunto funciona.
Seguramente, Lars von Trier debería haberse dejado de trilogías y haber hecho “Manderlay” como una película independiente y separada del resto de su filmografía, liberada de cualquier lastre formal o temático. La película vuelve a los mismos recursos narrativos de escenario vacío, cámara en mano, voz en off y división en capítulos. Muy bien, pero ya no sorprende. El tratamiento de la historia hace que Dallas Howard siga una línea interpretativa muy diferente de la de Nicole Kidman, hasta el punto de que no parecen el mismo personaje. En “Manderlay”, y a diferencia de “Dogville”, Grace asume un papel de líder de la comunidad para el que no está preparada. En la dificultad de ejercer ese rol, Dallas Howard lo hace verdaderamente bien, el problema es encajar esa situación con lo que el personaje había vivido en “Dogville”. La verdad, a mí me cuesta hacer ese ejercicio. “Dogville” me deslumbró, su final es abrumador, y no me parece que deje abierta la posibilidad de que Grace se integre en una pequeña comunidad de esclavos negros e intente redimirles y ayudarles a vivir en libertad, como una moderna Viridiana. Me chirría.
Creo que es mejor ver esta película sin haber visto la anterior, lo cual es lo peor que se puede decir de una secuela. No obstante, si somos capaces de abstraernos de todo esto, “Manderlay” es eficaz en sí misma. Su planteamiento argumental es absurdo y la situación que nos presenta es poco verosímil, aunque lo mismo podíamos decir de otras películas de su director. Lars von Trier vuelve a buscar un extraño tono de fábula y el espectador ha de aceptar entrar en ese juego desde el principio. Si lo hacemos, “Manderlay” es una gran película. El film carece de giros de guión explosivos, pero sí hay una continuidad en todo su discurso que poco a poco envuelve al espectador. Yo he visto la película con un interés creciente a lo largo del metraje, hasta un final que no decepciona y que me ha hecho reflexionar nuevamente sobre los viejos dilemas que encierra la naturaleza humana y el desastre de organización social que nos hemos montado. La idea no es original, desde luego, pero el conjunto funciona.
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