Días de vino y rosas
1962 

8.1
20,498
29 de abril de 2006
29 de abril de 2006
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película un tanto angustiosa, que tiñe de negro tu estado de ánimo al visionarla. Me ocurrió algo parecido cuando de joven leí "A sangre fría" de Capote. Jack Lemon, ese actor por momentos histriónico, fuente de inspiración nunca superada para tantos jóvenes actores posteriores (díganselo si no a Jim Carrey), de vez en cuando se salía por la tangente y nos volvía a regalar interpretaciones de otro calibre distinto al habitual, aunque siempre GENIALES.
Blake Edwards siempre comienza sus obras prometiendo algo grandioso, y al final éstas divagan en mares de confusión que desembocan en pequeños arrolluelos.
Lee Remick (junto con Susan George), la actriz que destila más litros de morbo en pantalla, acompaña también de manera magistral a Joe Clay (Lemon), y se ve irremisiblente arrastrada a una vida anodina, angustiosa e incierta. Me hubiera gustado puntuarla aún más alto, pero hay siempre algo en las películas de Edwards que terminan por convertirme en escéptico.
Aún con todo, un conmovedor ejercicio de telerrealidad, al ritmo sincopado de unos geniales actores.
Blake Edwards siempre comienza sus obras prometiendo algo grandioso, y al final éstas divagan en mares de confusión que desembocan en pequeños arrolluelos.
Lee Remick (junto con Susan George), la actriz que destila más litros de morbo en pantalla, acompaña también de manera magistral a Joe Clay (Lemon), y se ve irremisiblente arrastrada a una vida anodina, angustiosa e incierta. Me hubiera gustado puntuarla aún más alto, pero hay siempre algo en las películas de Edwards que terminan por convertirme en escéptico.
Aún con todo, un conmovedor ejercicio de telerrealidad, al ritmo sincopado de unos geniales actores.
13 de diciembre de 2007
13 de diciembre de 2007
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
... para sortear la sordidez, para equilibrar las balanzas incómodas, el deshonor de no reconocernos en el espejo de cada día...
y en esas que llega un tipo como Lemmon, con ese talento excepcional que ha tenido siempre para hacerte sentir que está en el salón de tu casa, confundiéndose contigo mismo, y te convence de que le acompañes, de que reirás mejor con un par de copas, y de que está enamorado de una tía a la que no le tiembla el pulso... Hasta que le empieza a temblar.
La destrucción del alcohol y la lucha desigual en una gran pareja de enamorados por dejarlo o eternizarse en él es un tema que nunca más se ha planteado. Las agallas de Blake Edwards se le deben haber acabado con esta perfección dramática en la que la narración tiene la seca continuidad que necesita, ni un minuto más, administrado el paso del tiempo al servicio del crescendo dramático, de la atmósfera hipnótica de sus sufrientes criaturas.
y en esas que llega un tipo como Lemmon, con ese talento excepcional que ha tenido siempre para hacerte sentir que está en el salón de tu casa, confundiéndose contigo mismo, y te convence de que le acompañes, de que reirás mejor con un par de copas, y de que está enamorado de una tía a la que no le tiembla el pulso... Hasta que le empieza a temblar.
La destrucción del alcohol y la lucha desigual en una gran pareja de enamorados por dejarlo o eternizarse en él es un tema que nunca más se ha planteado. Las agallas de Blake Edwards se le deben haber acabado con esta perfección dramática en la que la narración tiene la seca continuidad que necesita, ni un minuto más, administrado el paso del tiempo al servicio del crescendo dramático, de la atmósfera hipnótica de sus sufrientes criaturas.
15 de enero de 2011
15 de enero de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lucha más difícil es la contra nosotros mismos, contra nuestras debilidades y adicciones. Esta es la tercera cinta que veo sobre la lucha contra la alcoholemia. Esperaba algo más dramático después de ver Leaving las Vegas. Pero esta cinta es superior, apoyada en las excelentes actuaciones de Jack Lemmon y Lee Remick.
A Joe (Jack) se le plantea la lucha entre el amor a la chica y el deseo de dejar la bebida. Un dura lucha interna plantean los protagonistas con diversos resultados.
Lo que censuro es la parte de las cucarachas, me parece que es una perdida innecesaria de metros de cinta.
Recomendable.
A Joe (Jack) se le plantea la lucha entre el amor a la chica y el deseo de dejar la bebida. Un dura lucha interna plantean los protagonistas con diversos resultados.
Lo que censuro es la parte de las cucarachas, me parece que es una perdida innecesaria de metros de cinta.
Recomendable.
7 de enero de 2009
7 de enero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbio e intenso drama donde prevalece una arrolladora y desgarradora crítica al alcohol y sus funestas consecuencias si su consumo no es moderado. Esta increíble historia narra las desventuras de un hombre llamado Joe Clay, propenso a un alto consumo del alcohol, que conoce a una vergonzosa y tímida joven llamada Kirsten Anersen. Ambos se enamoran y terminan casándose. Por desgracia, Clay que ya es con el tiempo un alcohólico, induce a su mujer a contraer ese mismo vicio que terminará por destruir su matrimonio y las vidas de la joven pareja. Pese a los intentos de ambos conyugues y a la ayuda del padre de Anersen por que el matrimonio pueda levantarse y ellos puedan reiniciar sus vidas alejados del alcohol, siempre quedan de nuevo inducidos a su consumo. Blake Edwards realiza un drama extraordinario cuya fuerza reside en las fantásticas e inolvidables interpretaciones de la pareja protagonista compuesta por el gran Jack Lemmon (Alejado de su faceta cómica) y de una extraordinaria Lee Remick. “Días de vino y rosas” es de visión obligada para cualquier amante del cine para su deleite de las increíbles actuaciones de la pareja protagonista que hacen que esta película sea inolvidable.
24 de junio de 2009
24 de junio de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película bastante atípica para aquellos años, una película demasiado cruda para los años sesenta.
Un joven matrimonio (dos impresionantes actores, a cual mejor) se conocerán, vivirán la ilusión del comienzo y la ilusión de la vida hasta que poco a poco se adentran en un problema de adicción y como toda adicción uno no se da cuenta de cómo entra y de cómo uno ha de tener gran fuerza de voluntad no para salir del problema sino para aceptar que tiene el problema.
La película refleja claramente la realidad tan cruda del alcoholismo y de las etapas por las que una persona adicta pasa, de cómo destroza su vida, literalmente la destroza.
La película muestra esta clara evolución de cómo comienzan bebiendo por una simple copa hasta la necesidad de beber para poder divertirse hasta llegar a un problema serio, desde los problemas en el trabajo hasta la vida personal y amorosa, una clara evolución que aparece en Días de vino y rosas.
La película analiza la evolución del alcoholismo en varias etapas, desde la simple copa hasta el problema de ansiedad que explota en un ataque de locura, escenas realmente duras para aquellos años, un cine realista del que no estaban muy acostumbrados.
Las interpretaciones son magistrales, simplemente muy convincentes, la dirección es muy buena pero solamente tiene para mí una pequeña pega, solamente se cuenta los momentos en los que ambos están borrachos y de sus problemas con el alcohol, deja de un lado la vida de ambos para contar solamente lo momentos relacionados con el alcohol.
Una película que marca y no solamente por lo dura que es la película sino por que es real, es un fiel retrato de cualquier adicción que destroza la vida de cualquier persona.
Un joven matrimonio (dos impresionantes actores, a cual mejor) se conocerán, vivirán la ilusión del comienzo y la ilusión de la vida hasta que poco a poco se adentran en un problema de adicción y como toda adicción uno no se da cuenta de cómo entra y de cómo uno ha de tener gran fuerza de voluntad no para salir del problema sino para aceptar que tiene el problema.
La película refleja claramente la realidad tan cruda del alcoholismo y de las etapas por las que una persona adicta pasa, de cómo destroza su vida, literalmente la destroza.
La película muestra esta clara evolución de cómo comienzan bebiendo por una simple copa hasta la necesidad de beber para poder divertirse hasta llegar a un problema serio, desde los problemas en el trabajo hasta la vida personal y amorosa, una clara evolución que aparece en Días de vino y rosas.
La película analiza la evolución del alcoholismo en varias etapas, desde la simple copa hasta el problema de ansiedad que explota en un ataque de locura, escenas realmente duras para aquellos años, un cine realista del que no estaban muy acostumbrados.
Las interpretaciones son magistrales, simplemente muy convincentes, la dirección es muy buena pero solamente tiene para mí una pequeña pega, solamente se cuenta los momentos en los que ambos están borrachos y de sus problemas con el alcohol, deja de un lado la vida de ambos para contar solamente lo momentos relacionados con el alcohol.
Una película que marca y no solamente por lo dura que es la película sino por que es real, es un fiel retrato de cualquier adicción que destroza la vida de cualquier persona.
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