Días de vino y rosas
1962 

8.1
20,493
20 de marzo de 2013
20 de marzo de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Clay (Jack Lemmon) es un jefe de relaciones públicas que posee mucho talento para desempeñar su trabajo... aunque no es feliz con su vida ni con su empleo, ya que éste le exige proveer a sus jefes de 'chicas' que asistan a fiestas o callar ante situaciones que le obligan a 'arrastrarse' ante sus clientes. Además, su infancia parece haberle traumatizado.
Hastiado por su propia apatía y conformismo, Joe coquetea con el alcohol. De un modo imprevisto conoce a Kirsten Arnesen (Lee Remick), una hermona joven que trabaja para un cliente de Joe. Ella se ha criado en una familia muy estricta y desconfía de la afición de Joe por la bebida. Sin embargo, existe cierta atracción entre ambos y entablan una relación seria.
La pareja se casa y, aunque parece a que tendrán una existencia jubilosa, todo cambia de un modo abrupto: ambos se convierten en un matrimonio de alcohólicos, que vivirá un auténtico calvario por culpa de su adición y acabarán degradándose de un modo aterrador...
Hastiado por su propia apatía y conformismo, Joe coquetea con el alcohol. De un modo imprevisto conoce a Kirsten Arnesen (Lee Remick), una hermona joven que trabaja para un cliente de Joe. Ella se ha criado en una familia muy estricta y desconfía de la afición de Joe por la bebida. Sin embargo, existe cierta atracción entre ambos y entablan una relación seria.
La pareja se casa y, aunque parece a que tendrán una existencia jubilosa, todo cambia de un modo abrupto: ambos se convierten en un matrimonio de alcohólicos, que vivirá un auténtico calvario por culpa de su adición y acabarán degradándose de un modo aterrador...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Película angustiosa, que muestra como pocas el descenso a los infiernos que acompaña a quienes entran en el círculo vicioso del alcoholismo... y que muestra con realismo y crudeza todas las situaciones terribles que pueden vivirse cuando se padece esta enfermedad: las borracheras sin control, la violencia verbal y física, la absoluta situación de dependencia que se crea hacia la bebida, la incapacidad de admitir el grave problema que se padece, la autocompasión y la sensación de ser juzgado injustamente por todo y por todos, el deterioro físico que produce el alcoholismo, el egoísmo de quien sólo piensa en beber otra vez (y no se preocupa por nadie más), los terribles síntomas que acompañan al 'sindrome de abstinencia', la facilidad que existe a la hora de recaer...
El film es una descripción instructiva, casi científica, del sufrimiento que acompaña al matrimonio de alcohólicos que protagoniza esta obra; existen varias elipsis temporales que dejan de explicar algunos elementos dramáticos que podrían ayudar a saber más sobre la vida de los personajes... pero el director parece más interesado en exponer los síntomas de la enfermedad de Joe y Kirsten que en 'emocionar' al espectador con la descripción su trágica odisea. Esta idea la refuerza la importancia del papel de Jim Hungerford (interpretado por Jack Klugman), un hombre que se ha convertido en abstemio gracias a su fuerza de voluntad y a las charlas de Alcohólicos Anónimos en las que participa.
La historia no pretende ser moralista ni optimista: no promete la redención a nadie y sólo quiere exponer de forma descarnada un terrible problema del que es muy difícil salir; muestra a la sociedad una situación que nadie había querido denunciar antes de forma tan clara y parece reclamar la comprensión de quienes juzgan sin saber. El propio desenlace muestra que superar el alcoholismo es una continua guerra, en la que cada día es una batalla y en la que la posibilidad de volver a recaer está a la vuelta de cada esquina.
Destaca la magnífica actuación de Jack Lemmon, bien secundada por una solvente Lee Remick y un convincente Jack Klugman. La banda sonora del film, de Henry Mancini, complementa perfectamente la atmosfera desasosegante de la película y contribuye a incrementar la congoja del espectador, que presencia turbado el suplicio que experimentan los protagonistas durante gran parte del metraje.
En los premios Oscar de 1963, la película obtuvo un premio (Mejor Canción) y estuvo nominada en otras cuatro categorías: Actor Principal, Actriz Principal, Dirección Artística y Vestuario.
El film es una descripción instructiva, casi científica, del sufrimiento que acompaña al matrimonio de alcohólicos que protagoniza esta obra; existen varias elipsis temporales que dejan de explicar algunos elementos dramáticos que podrían ayudar a saber más sobre la vida de los personajes... pero el director parece más interesado en exponer los síntomas de la enfermedad de Joe y Kirsten que en 'emocionar' al espectador con la descripción su trágica odisea. Esta idea la refuerza la importancia del papel de Jim Hungerford (interpretado por Jack Klugman), un hombre que se ha convertido en abstemio gracias a su fuerza de voluntad y a las charlas de Alcohólicos Anónimos en las que participa.
La historia no pretende ser moralista ni optimista: no promete la redención a nadie y sólo quiere exponer de forma descarnada un terrible problema del que es muy difícil salir; muestra a la sociedad una situación que nadie había querido denunciar antes de forma tan clara y parece reclamar la comprensión de quienes juzgan sin saber. El propio desenlace muestra que superar el alcoholismo es una continua guerra, en la que cada día es una batalla y en la que la posibilidad de volver a recaer está a la vuelta de cada esquina.
Destaca la magnífica actuación de Jack Lemmon, bien secundada por una solvente Lee Remick y un convincente Jack Klugman. La banda sonora del film, de Henry Mancini, complementa perfectamente la atmosfera desasosegante de la película y contribuye a incrementar la congoja del espectador, que presencia turbado el suplicio que experimentan los protagonistas durante gran parte del metraje.
En los premios Oscar de 1963, la película obtuvo un premio (Mejor Canción) y estuvo nominada en otras cuatro categorías: Actor Principal, Actriz Principal, Dirección Artística y Vestuario.
13 de diciembre de 2013
13 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una singular puesta en escena y una magistral dirección dotan a la película de Blake Edwards de un valor añadido al de la oportunidad del argumento por su repercusión social.
O viceversa.
Se trata de una película cruda porque refleja la vida real.
El tempo narrativo, el análisis psicológico de la evolución de los personajes y las variaciones de su conducta son llevadas a la pantalla con sutileza, con naturalidad, convenciendo al espectador de que los hechos suceden como se nos cuenta.
Y una trama amorosa muy bien urdida planea continuamente sobre el argumento básico.
Ora lo dulcifica ora lo endurece.
Añadir la irreprochable interpretación de los protagonistas.
O viceversa.
Se trata de una película cruda porque refleja la vida real.
El tempo narrativo, el análisis psicológico de la evolución de los personajes y las variaciones de su conducta son llevadas a la pantalla con sutileza, con naturalidad, convenciendo al espectador de que los hechos suceden como se nos cuenta.
Y una trama amorosa muy bien urdida planea continuamente sobre el argumento básico.
Ora lo dulcifica ora lo endurece.
Añadir la irreprochable interpretación de los protagonistas.
27 de enero de 2014
27 de enero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto varias películas donde hay personajes alcohólicos pero seguramente sea la primera película que veo donde el alcohol es uno de los protagonistas de la película, formando en este caso un trío junto a Jack Lemmon y Lee Remick , que por cierto, me faltan palabras para describir lo absolutamente maravillosas que son sus actuaciones.
Podríamos decir que se conocen y se enamoran como una pareja más, aunque no sería del todo cierto. Él no se despegaba de un vaso de contenido “espirituoso” en ningún momento e incluso ya sin ni siquiera estar saliendo vemos uno de los cambios de humor que produce su adicción, con una escena donde en un intento de conquistarla la humilla como trabajadora, como mujer y como persona. Contra todo pronóstico (y como suele pasar en la ceguera que produce el amor o la atracción) ella no lo coge como una señal indicadora, sino que se siente atraída por él. Ella no bebía pero poco a poco se suma al consumo habitual y como decía al principio, se forma un trío entre marido, mujer y alcohol.
Vamos viendo como los años pasan y esto va haciendo daño a sus vidas en todo aspecto de las mismas. Tocar fondo, salir a coger aire, recaer y en general un retrato desolador (y me atrevería a decir que fidedigno) del alcoholismo y como marca las vidas de los que lo padecen para siempre, un estigma con el que se puede convivir aunque nunca olvidar o dejar atrás.
Un relato sobrecogedor con reitero unas actuaciones de nivel estratosférico y escenas muy duras. Para mi lo más difícil de la cinta era ponerle el “the end” y quizá el clímax mayor es alcanzado en el momento del motel y yo en ese momento le hubiera puesto el punto y final, tras una ligera caída, vuelve a ofrecernos escenas de las que no podría prescindir en la que es una gran película.
Nota: 8'2
Podríamos decir que se conocen y se enamoran como una pareja más, aunque no sería del todo cierto. Él no se despegaba de un vaso de contenido “espirituoso” en ningún momento e incluso ya sin ni siquiera estar saliendo vemos uno de los cambios de humor que produce su adicción, con una escena donde en un intento de conquistarla la humilla como trabajadora, como mujer y como persona. Contra todo pronóstico (y como suele pasar en la ceguera que produce el amor o la atracción) ella no lo coge como una señal indicadora, sino que se siente atraída por él. Ella no bebía pero poco a poco se suma al consumo habitual y como decía al principio, se forma un trío entre marido, mujer y alcohol.
Vamos viendo como los años pasan y esto va haciendo daño a sus vidas en todo aspecto de las mismas. Tocar fondo, salir a coger aire, recaer y en general un retrato desolador (y me atrevería a decir que fidedigno) del alcoholismo y como marca las vidas de los que lo padecen para siempre, un estigma con el que se puede convivir aunque nunca olvidar o dejar atrás.
Un relato sobrecogedor con reitero unas actuaciones de nivel estratosférico y escenas muy duras. Para mi lo más difícil de la cinta era ponerle el “the end” y quizá el clímax mayor es alcanzado en el momento del motel y yo en ese momento le hubiera puesto el punto y final, tras una ligera caída, vuelve a ofrecernos escenas de las que no podría prescindir en la que es una gran película.
Nota: 8'2
3 de marzo de 2023
3 de marzo de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blake Edwards dejó de lado la comedia (aunque esta película también posee en sus inicios momentos de humor) para adentrarse de lleno en algo tan serio como el alcoholismo y sus ruinosas consecuencias.
Edwards se muestra altamente incisivo en la exhibición emocional de las destructivas derivaciones profesionales y familiares que conlleva el ser adicto a la botella.
Tanto Jack Lemmon como Lee Remick están soberbios en sus interpretaciones. El uno personificando a un relaciones públicas cuyo trabajo le conduce a una fácil propensión al alcohol al estar de fiesta en fiesta, y la otra encarnando a una ansiosa consumidora de chocolate completamente abstemia antes de ser tentada por las habituales ingestas etílicas de su futuro esposo.
La película está construida a base de viñetas que muestran (a veces de un modo un tanto sensacionalista) aspectos clave concernientes al proceso de inmersión, aceptación, tratamiento y recuperación de un alcohólico, erigiéndose como un retrato descarnado, penetrante y magistral del peligroso mundo del alcoholismo.
Edwards se muestra altamente incisivo en la exhibición emocional de las destructivas derivaciones profesionales y familiares que conlleva el ser adicto a la botella.
Tanto Jack Lemmon como Lee Remick están soberbios en sus interpretaciones. El uno personificando a un relaciones públicas cuyo trabajo le conduce a una fácil propensión al alcohol al estar de fiesta en fiesta, y la otra encarnando a una ansiosa consumidora de chocolate completamente abstemia antes de ser tentada por las habituales ingestas etílicas de su futuro esposo.
La película está construida a base de viñetas que muestran (a veces de un modo un tanto sensacionalista) aspectos clave concernientes al proceso de inmersión, aceptación, tratamiento y recuperación de un alcohólico, erigiéndose como un retrato descarnado, penetrante y magistral del peligroso mundo del alcoholismo.
25 de abril de 2006
25 de abril de 2006
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intensísimo y muy sorprendente melodrama de Blake Edwards, (Desayuno con diamantes), acerca del infierno del alcoholimo y sus graves consecuencias, con unos inmejorables Jack Lemmon y Lee Remick, como dos personas que parecen tenerlo todo en la vida, salud, amor, felicidad, hasta que una botella de whisky se cruza en su camino.
Memorables secuencias dramáticas, (la degradación de Jack Lemmon en el invernadero), y un duro final para una película tan grande, como triste.
Memorables secuencias dramáticas, (la degradación de Jack Lemmon en el invernadero), y un duro final para una película tan grande, como triste.
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