Prisioneros
7.6
64,698
Thriller. Drama
Keller Dover se enfrenta a la peor de las pesadillas: Anna, su hija de seis años, ha desaparecido con su amiga Joy y, a medida que pasa el tiempo, el pánico lo va dominando. Desesperado, decide ocuparse personalmente del asunto. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar para averiguar el paradero de su hija?
8 de diciembre de 2013
8 de diciembre de 2013
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película con excelentes interpretaciones (sobre todo la de Hugh Jackman, maravilloso actor), y con unos aspectos técnicos notables (especialmente la fotografía y la dirección). Pero el guión, el 'esqueleto' de cualquier película (y no digamos de un 'thriller'...) está lleno de trampas y tiene más agujeros que un queso de gruyere.
Es entretenida y te mantiene en tensión hasta el final, eso sí, pero es bastante incomprensible que esta película haya sido elevada a los altares por casi toda la crítica y por gran parte del público. Imagino que hace ya demasiado tiempo que se estrenó 'Se7en'...
Es entretenida y te mantiene en tensión hasta el final, eso sí, pero es bastante incomprensible que esta película haya sido elevada a los altares por casi toda la crítica y por gran parte del público. Imagino que hace ya demasiado tiempo que se estrenó 'Se7en'...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Estamos ante el caso de la desaparición de dos niñas que ha convulsionado al país entero y que lleva... UN policía. Sí, UNO. Hay otros polis en comisaría, y un jefe idiota con el cerebro de un mosquito, pero el personaje de Jake Gyllenhaal está sólo ante el peligro. En todo momento. No duda en entrar en el sótano de un delincuente inconsciente; perseguir a un sospechoso por el pueblo (lógicamente sin éxito); entrar en su casa al cabo de unos días, golpearlo, y esposarlo mientras revisa las pruebas y rescatar a una niña medio muerta y trasladarla a un hospital herido de gravedad... COMPLETAMENTE SOLO. También hace la mayoría de los interrogatorios y revisa las pruebas sin compañía alguna. No fuera a descubrir lo obvio del caso a los 10 minutos y nos quedásemos sin película.
Y sí, hablo de lo 'obvio del caso' porque es, literalmente increíble, que el poli pase por alto un medallón inmenso y extraño, imposible de olvidar, con los jodidos laberintos y la desaparición, absolutamente repentina y sin explicación alguna, del marido de la vieja cabrona, un secuestrador de niños “que tenía familia” (¿todavía no, poli?). Aunque, mucho antes que eso, se nos plantea la clave del caso: ¿Cómo es posible que un tipo con la mente de 10 años pueda conducir una caravana? Al personaje que interpreta Gyllenhaal parece que, algo tan absolutamente relevante, le da igual. La peli hubiese durado un suspiro.
Y no sólo eso, hubiese bastado con buscar los antecedentes del primer acusado, algo lógico, para que hubiesen sabido que la pareja secuestradora no tenía ningún sobrino, o que no era ése. Pero no, con un sólo policía en el caso, no era fácil, ya lo saben. Aquí no hay análisis de ADN, no se busca al sospechoso desaparecido, se persigue al padre de una de las víctimas, y no se revisan los antecedentes (más que el del niño desaparecido hace años, que al parecer era algo más importante).
Y hay trampas, muchas trampas, y puestas a conciencia. El colmo es lo de la niña negra rescatada (que no sabemos cómo fue, además), que se despierta sólo para decir que Jackman “estaba ahí”, y éste, incomprensiblemente, sale corriendo, simplemente para que pensemos, durante unos segundos, que podría ser el culpable. De primero de parvulitos, por favor.
Un 'thriler' necesita más, mucho más que una buena ambientación e interpretaciones para ser sobresaliente. “¡Es el guión, estúpidos!”
Y sí, hablo de lo 'obvio del caso' porque es, literalmente increíble, que el poli pase por alto un medallón inmenso y extraño, imposible de olvidar, con los jodidos laberintos y la desaparición, absolutamente repentina y sin explicación alguna, del marido de la vieja cabrona, un secuestrador de niños “que tenía familia” (¿todavía no, poli?). Aunque, mucho antes que eso, se nos plantea la clave del caso: ¿Cómo es posible que un tipo con la mente de 10 años pueda conducir una caravana? Al personaje que interpreta Gyllenhaal parece que, algo tan absolutamente relevante, le da igual. La peli hubiese durado un suspiro.
Y no sólo eso, hubiese bastado con buscar los antecedentes del primer acusado, algo lógico, para que hubiesen sabido que la pareja secuestradora no tenía ningún sobrino, o que no era ése. Pero no, con un sólo policía en el caso, no era fácil, ya lo saben. Aquí no hay análisis de ADN, no se busca al sospechoso desaparecido, se persigue al padre de una de las víctimas, y no se revisan los antecedentes (más que el del niño desaparecido hace años, que al parecer era algo más importante).
Y hay trampas, muchas trampas, y puestas a conciencia. El colmo es lo de la niña negra rescatada (que no sabemos cómo fue, además), que se despierta sólo para decir que Jackman “estaba ahí”, y éste, incomprensiblemente, sale corriendo, simplemente para que pensemos, durante unos segundos, que podría ser el culpable. De primero de parvulitos, por favor.
Un 'thriler' necesita más, mucho más que una buena ambientación e interpretaciones para ser sobresaliente. “¡Es el guión, estúpidos!”
26 de octubre de 2013
26 de octubre de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada superfluo este trabajo de Villeneuve, novato en el ambiente hollywoodiense que se adentra con «Prisioneros» en un thriller sobre niños desaparecidos y moralidad torcida. No me queda claro el posicionamiento de la película ante los conflictos que se plantean, aunque sí es evidente que no tiene miedo, en los tiempos que corren, a hablar de fe.
De hecho, la raíz del mal y del dolor no se presentan como productos de la creencia en una religión o, para ser más exactos, en una ética cristiana, sino todo lo contrario: es la abrumadora falta de todo ello la que conduce al horror. Sin ir más lejos, Keller, que es un hombre creyente, devoto y que reza hasta el último minuto, pierde, sin embargo, la fe, la verdadera fe que te mantiene en el «como nosotros perdonamos a nuestros enemigos» y fiel a una doctrina espiritual que te exige ser manso, justo, siempre esperanzador; es al perder esa creencia, cuando llega a la crueldad más absoluta. Las exigencias de Dios son pesadas, sí, y se antojan imposibles, sobrehumanas, inalcanzables para el débil y quebradizo Hombre, y quizá por ello Villeneuve da un paso más allá y se pregunta: ¿acaso esta actitud es la correcta? ¿Realmente «lo bueno» es cumplir con esos preceptos que la religión te impone cuando están en juego la vida de personas queridas? Keller Dover, padre de familia respetable, cree que no y, con él, muchos de vosotros. Pero a mi entender, la única respuesta posible es un rotundo sí y un rechazo frontal al comportamiento de Keller.
Ahí tenemos para confirmarlo al personaje de Loki, dinamita pura que nos encanta y que, por desgracia, se queda sin explotar, ya que, a fin de cuentas, resulta ser casi un desconocido para nosotros, bastante plano y sin recorrido vital. Este detective con resonancias mitológicas, esotéricas y religiosas, que parece aunar en él todos los credos y todo lo misterioso, no pierde el rumbo ni la fe a pesar de sus comprensibles momentos de flaqueza. Lo interpreta un gran Jake Gyllenhaal de parpadeo nervioso y presencia física impactante, con cabello engominado, hombros caídos y camiseta negra. Él es el héroe, que nadie se engañe. Hugh Jackman acomete una interpretación soberbia que destila realismo, dolor y furia en cada fotograma. El resto del reparto no aporta gran cosa, por no decir nada.
Personalmente, divido «Prisioneros» en dos partes con distintos niveles de calidad. La primera hora de película raya en lo fascinante: se percibe hondura, frialdades infernales, crímenes, pecados innombrables, elegancia cautivadora y un tono, que no se modifica en ningún momento, de sobriedad y concisión, tomándose en serio lo que cuenta. En la segunda mitad de metraje, la investigación policial se apodera de la trama y el thriller se vuelve acomodaticio y estandarizado. Sobran minutos, molestan las tendencias innecesarias al dramatismo, el guión no está apuntillado (desconcertante el modus operandi del culpable o culpables), el «laberinto» no nos lleva a ningún sitio trascendente y los conflictos anteriores no se rematan; por ejemplo, no sabemos qué piensa y siente Keller y Alex después de todo lo vivido, algo fundamental en la historia.
La sensación es grata, pero también frustrante porque, cortando y siendo más congruente consigo misma, «Prisioneros», que está bien, podría haber sido superior. Para lo que es hoy en día el Cine, un muy digno trabajo.
De hecho, la raíz del mal y del dolor no se presentan como productos de la creencia en una religión o, para ser más exactos, en una ética cristiana, sino todo lo contrario: es la abrumadora falta de todo ello la que conduce al horror. Sin ir más lejos, Keller, que es un hombre creyente, devoto y que reza hasta el último minuto, pierde, sin embargo, la fe, la verdadera fe que te mantiene en el «como nosotros perdonamos a nuestros enemigos» y fiel a una doctrina espiritual que te exige ser manso, justo, siempre esperanzador; es al perder esa creencia, cuando llega a la crueldad más absoluta. Las exigencias de Dios son pesadas, sí, y se antojan imposibles, sobrehumanas, inalcanzables para el débil y quebradizo Hombre, y quizá por ello Villeneuve da un paso más allá y se pregunta: ¿acaso esta actitud es la correcta? ¿Realmente «lo bueno» es cumplir con esos preceptos que la religión te impone cuando están en juego la vida de personas queridas? Keller Dover, padre de familia respetable, cree que no y, con él, muchos de vosotros. Pero a mi entender, la única respuesta posible es un rotundo sí y un rechazo frontal al comportamiento de Keller.
Ahí tenemos para confirmarlo al personaje de Loki, dinamita pura que nos encanta y que, por desgracia, se queda sin explotar, ya que, a fin de cuentas, resulta ser casi un desconocido para nosotros, bastante plano y sin recorrido vital. Este detective con resonancias mitológicas, esotéricas y religiosas, que parece aunar en él todos los credos y todo lo misterioso, no pierde el rumbo ni la fe a pesar de sus comprensibles momentos de flaqueza. Lo interpreta un gran Jake Gyllenhaal de parpadeo nervioso y presencia física impactante, con cabello engominado, hombros caídos y camiseta negra. Él es el héroe, que nadie se engañe. Hugh Jackman acomete una interpretación soberbia que destila realismo, dolor y furia en cada fotograma. El resto del reparto no aporta gran cosa, por no decir nada.
Personalmente, divido «Prisioneros» en dos partes con distintos niveles de calidad. La primera hora de película raya en lo fascinante: se percibe hondura, frialdades infernales, crímenes, pecados innombrables, elegancia cautivadora y un tono, que no se modifica en ningún momento, de sobriedad y concisión, tomándose en serio lo que cuenta. En la segunda mitad de metraje, la investigación policial se apodera de la trama y el thriller se vuelve acomodaticio y estandarizado. Sobran minutos, molestan las tendencias innecesarias al dramatismo, el guión no está apuntillado (desconcertante el modus operandi del culpable o culpables), el «laberinto» no nos lleva a ningún sitio trascendente y los conflictos anteriores no se rematan; por ejemplo, no sabemos qué piensa y siente Keller y Alex después de todo lo vivido, algo fundamental en la historia.
La sensación es grata, pero también frustrante porque, cortando y siendo más congruente consigo misma, «Prisioneros», que está bien, podría haber sido superior. Para lo que es hoy en día el Cine, un muy digno trabajo.
7 de octubre de 2013
7 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Por mi hija, mato'. Y no sólo eso: se es capaz de cualquier cosa. De eso, de las fronteras que el ser humano es capaz de cruzar por defender a los suyos, habla Prisioneros, película que confirma a Villeneuve como incipiente nombre en Hollywood y como uno de los directores más interesantes de la actualidad. El drama de un padre que busca a su hija hasta debajo de las piedras no deja indiferente a nadie, e inevitablemente viajamos desde el patio de butacas hasta la locura y la lucha de un personaje carnívoro que quiere cazar a la presa que amenaza a sus crías. Hugh Jackman en la piel de patriarca desatado brinda un personaje de gran desgaste físico y emocional, uno de esos bombones que huelen a Oscar o que como mínimo son capaces de realzar toda una trayectoria (por si alguien dudaba de que tras los músculos de Lobezno no había un intérprete portentoso).
A la espera de saber si Prisioneros se convierte en uno de los protagonistas de la presente temporada de premios (actractivos no le faltan), sí podemos decir que estamos ante uno de los thrillers más angustiantes que se recuerden. El componente trágico va difuminándose a medida que avanza la función y al final nos encontramos ante un thriller con gato encerrado, una resolución no esperada y una gran pericia para mantener a la audiencia en tensión durante más de dos horas. Villeneuve no sólo habla de la tragedia que supone perder a un hijo, sino que propone un laberinto narrativo en el que el dolor de los personajes acaba por intensificar el sufrimiento de todas las fichas del tablero. Ante tanta potencia dramática y tanta elegancia detectivesca, uno sale de la sala pensativo y saciado. ¿El problema? Como primo hermano del primer Fincher le sobra alguna carambola de más (la oscuridad de su epicentro va acompañada de una estructura llena de surcos, curvas y pistas falsas, algo que no facilita el libre discurrir de la historia). Con todo, es difícil ponerle peros a una sesión tan entretenida como intensa. Es más: es un film que sólo puede ponerse en duda y en el que sólo se detectan resquicios si la comparamos con otros títulos imposibles de mejorar con una premisa parecida (en Donosti muchos citaron el nombre de Mystic River). Puede que Prisioneros no aguante el paso del tiempo, pero es una de las películas norteamericanas más interesantes del año.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
A la espera de saber si Prisioneros se convierte en uno de los protagonistas de la presente temporada de premios (actractivos no le faltan), sí podemos decir que estamos ante uno de los thrillers más angustiantes que se recuerden. El componente trágico va difuminándose a medida que avanza la función y al final nos encontramos ante un thriller con gato encerrado, una resolución no esperada y una gran pericia para mantener a la audiencia en tensión durante más de dos horas. Villeneuve no sólo habla de la tragedia que supone perder a un hijo, sino que propone un laberinto narrativo en el que el dolor de los personajes acaba por intensificar el sufrimiento de todas las fichas del tablero. Ante tanta potencia dramática y tanta elegancia detectivesca, uno sale de la sala pensativo y saciado. ¿El problema? Como primo hermano del primer Fincher le sobra alguna carambola de más (la oscuridad de su epicentro va acompañada de una estructura llena de surcos, curvas y pistas falsas, algo que no facilita el libre discurrir de la historia). Con todo, es difícil ponerle peros a una sesión tan entretenida como intensa. Es más: es un film que sólo puede ponerse en duda y en el que sólo se detectan resquicios si la comparamos con otros títulos imposibles de mejorar con una premisa parecida (en Donosti muchos citaron el nombre de Mystic River). Puede que Prisioneros no aguante el paso del tiempo, pero es una de las películas norteamericanas más interesantes del año.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
18 de octubre de 2013
18 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que la película que ahora comento me ha gustado aunque en grado menor al que me esperaba y su nota auguraba. El argumento del film se puede resumir en un padre que pierde a su hija en un secuestro y su lucha por recuperarla sin importarle infligir la ley, ya que no confía en la policía. La duración del argumento es quizás excesiva, en la senda de la manía actual de alargar las tramas. No se hace pesada, no obstante; aunque se agradecería un metraje más ajustado.
La interpretación de Hugh Jackman está muy bien, aunque echo en falta que hubiera más tensión en la decisión que toma y que podría acarrear tantas consecuencias. En definitiva, un denso e interesante film, quizás un poco sobrevalorado.
La interpretación de Hugh Jackman está muy bien, aunque echo en falta que hubiera más tensión en la decisión que toma y que podría acarrear tantas consecuencias. En definitiva, un denso e interesante film, quizás un poco sobrevalorado.
23 de octubre de 2013
23 de octubre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos factores se asocian con calidad, sin sensibilizar y sin especular, para que el tema de secuestros de menores tenga una ardiente capacidad para transmitir horror y desesperanza, en el guión el primero de ellos, pero en cada uno de los responsables todos los demás, el conjunto da lugar a un thriller moderno pero con la oscuridad clásica y con el envolvente peso del Hollywood más profesional, con valores humanos presentes y la descripción del dolor por un lado y del desequilibrio por otro, o las dos cosas por ambos bandos... con momentos de realismo por encima de la media y con pocos puntos que queden en al aire o que representen recursos típicos para poder seguir adelante.
Quizás demasiado alargada para unos, pero probablemente elaborada con tacto y con calma para que la zozobra invada gota a gota hasta ahogar a todo tipo de espectador, dotada de alma en actos diabólicos en una búsqueda enfermiza y con el momento de que sólo quedara rezar, es imposible no conectar con cada personaje, encontrar sus morales y poder valorar sus actos, "Prisioneros" la podría haber dirigido Fincher, quien sabe si Lang, sólo viéndola se puede encontrar la fuerza que tiene en su cuidado rodaje, y sólo masticándola se puede apreciar que tal chicle mantiene el sabor y no se puede escupir, ni siquiera en los créditos...
La trama, como deber ser, muestra una complejidad propia de los laberintos del colgante mostrados, se sumerge en la temporada de lluvia en el bosque y encuentra el equilibrio entre la tensión y el drama, entre asesinos y víctimas, entre lágrimas y sangre y entre pastillas y otras drogas, demuestra el duro trabajo policial, el horror familiar y la insanidad como una potencia adquirida y heredada,,, un complejo y macabro producto muy recomendable para los amantes del género, capacitado como para ser considerado de los mejores de la historia.
Quizás demasiado alargada para unos, pero probablemente elaborada con tacto y con calma para que la zozobra invada gota a gota hasta ahogar a todo tipo de espectador, dotada de alma en actos diabólicos en una búsqueda enfermiza y con el momento de que sólo quedara rezar, es imposible no conectar con cada personaje, encontrar sus morales y poder valorar sus actos, "Prisioneros" la podría haber dirigido Fincher, quien sabe si Lang, sólo viéndola se puede encontrar la fuerza que tiene en su cuidado rodaje, y sólo masticándola se puede apreciar que tal chicle mantiene el sabor y no se puede escupir, ni siquiera en los créditos...
La trama, como deber ser, muestra una complejidad propia de los laberintos del colgante mostrados, se sumerge en la temporada de lluvia en el bosque y encuentra el equilibrio entre la tensión y el drama, entre asesinos y víctimas, entre lágrimas y sangre y entre pastillas y otras drogas, demuestra el duro trabajo policial, el horror familiar y la insanidad como una potencia adquirida y heredada,,, un complejo y macabro producto muy recomendable para los amantes del género, capacitado como para ser considerado de los mejores de la historia.
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