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7.0
17,162
8
29 de junio de 2024
29 de junio de 2024
147 de 189 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar diré que habiendo puntuado con un ocho a esta buena película, el número de asistentes en la sesión de viernes por la noche a la que asistí era menor, siete en total. Teniendo en cuenta el día de la semana y que escribo desde una ciudad de tipo medio, ya podemos imaginarnos como está el cine en general y, en particular, el cine que no se basa en efectos especiales, en universos paralelos, en distopías pasadas o futuras, o en el terror explícito; y eso es que estamos ante un film que tiene mucho de comedia o, más bien, tragicomedia.
La escena inicial es terrible. En el centro de Barcelona, una mujer, que ya es abuela, va a visitar a su anciana madre antes de un viaje a Cadaqués con sus hijos, sus parejas, y sus nietos, con los que hace tiempo que no se reencuentra. Al llegar al piso, encuentra a su madre muerta y decide no decirlo y proseguir el viaje a la Costa Brava, dejando allí el cadáver. No lo entendemos, son los primeros minutos iniciales de la película, pero acabaremos por entenderlo.
Todo lo que se desarrolla posteriormente es la convivencia de fin de semana de una familia de la alta burguesía catalana en su chalet de Cadaqués, un señor chalet, por cierto. A ellos se unirá su exmarido y padre de sus hijos con su nueva pareja. Poco a poco, se irá desentrañando las razones de esta mujer y las intrahistorias que acechan a cada familia, que pudiendo estar latentes por mucho tiempo, puede llegar el momento propicio para se surjan de las profundidades.
El resultado no te deja indiferente porque está muy logrado, con gran trabajo de los actores. Somos contradictorios; la soledad es dura, pero a veces pedimos a los demás lo que nosotros les negamos, y somos capaces de todo por un momento de cariño. Somos como esa casa en llamas, cuyo fuego nos quema, pero también nos alienta.
Para acabar, una referencia al tema lingüístico, que me es particularmente querido por hablar varios idiomas y ser mi afición principal. Ha dicho Dani de la Orden, el director, que es una falta de respeto doblar al castellano desde su original en catalán esta película, que no estamos hablando del inglés o francés.
Yo diría que esta película está en un ochenta por ciento en catalán. Sobre esto diré que yo soy de Zaragoza, y que llevo viviendo en Tarragona la mitad de mi vida. Ahora hablo catalán casi como un catalán nativo, pero cuando vivía en Zaragoza y oía hablar catalán no entendía casi nada, por eso no comprendo esta afirmación del director, no se puede pedir al público que se pierda más de la mitad de las palabras, no es una falta de respeto a los actores, sería más bien lo contrario. Quizás, en este caso, estrenarla en su versión original con subtítulos en castellano para cuando no se hable en castellano habría sido la mejor solución, pero no la única.
La escena inicial es terrible. En el centro de Barcelona, una mujer, que ya es abuela, va a visitar a su anciana madre antes de un viaje a Cadaqués con sus hijos, sus parejas, y sus nietos, con los que hace tiempo que no se reencuentra. Al llegar al piso, encuentra a su madre muerta y decide no decirlo y proseguir el viaje a la Costa Brava, dejando allí el cadáver. No lo entendemos, son los primeros minutos iniciales de la película, pero acabaremos por entenderlo.
Todo lo que se desarrolla posteriormente es la convivencia de fin de semana de una familia de la alta burguesía catalana en su chalet de Cadaqués, un señor chalet, por cierto. A ellos se unirá su exmarido y padre de sus hijos con su nueva pareja. Poco a poco, se irá desentrañando las razones de esta mujer y las intrahistorias que acechan a cada familia, que pudiendo estar latentes por mucho tiempo, puede llegar el momento propicio para se surjan de las profundidades.
El resultado no te deja indiferente porque está muy logrado, con gran trabajo de los actores. Somos contradictorios; la soledad es dura, pero a veces pedimos a los demás lo que nosotros les negamos, y somos capaces de todo por un momento de cariño. Somos como esa casa en llamas, cuyo fuego nos quema, pero también nos alienta.
Para acabar, una referencia al tema lingüístico, que me es particularmente querido por hablar varios idiomas y ser mi afición principal. Ha dicho Dani de la Orden, el director, que es una falta de respeto doblar al castellano desde su original en catalán esta película, que no estamos hablando del inglés o francés.
Yo diría que esta película está en un ochenta por ciento en catalán. Sobre esto diré que yo soy de Zaragoza, y que llevo viviendo en Tarragona la mitad de mi vida. Ahora hablo catalán casi como un catalán nativo, pero cuando vivía en Zaragoza y oía hablar catalán no entendía casi nada, por eso no comprendo esta afirmación del director, no se puede pedir al público que se pierda más de la mitad de las palabras, no es una falta de respeto a los actores, sería más bien lo contrario. Quizás, en este caso, estrenarla en su versión original con subtítulos en castellano para cuando no se hable en castellano habría sido la mejor solución, pero no la única.

6.6
24,592
8
17 de abril de 2009
17 de abril de 2009
86 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no sea muy buena idea meterse en una sala cinematográfica un viernes a primera hora para ver una película que gira alrededor del mundo de la política y del periodismo. Llevas arrastrando las tensiones de toda la semana y con este género cinematográfico sueles ver films de difícil comprensión a causa del sinfín de nombres extraños que aparecen, de saltos de guión de imposible comprensión y de finales cosidos, en muchas ocasiones, con hilo grueso.
A pesar de ello, no es este el caso. Haciendo un paralelismo con otra película del prolífico Crowe, "Entre copas", este film entra con la suavidad de los buenos vinos, no hay trampas en el guión, ni desarrollos abruptos argumentativos. Cada escena se justifica en la anterior y es causa de la siguiente; el ritmo es adecuado a la historia que se nos cuenta y no al revés.
Aparte de ello, hay aspectos muy interesantes, como esa descripción de una amistad masculina mantenida a lo largo de los años, a pesar de que sus protagonistas han tenido un desarrollo vital muy diferente; en este sentido, estupendo Russell Crowe en su papel de sabueso a la antigua usanza, y estupendo también Ben Affleck como congresista.
Otro aspecto interesante es el encuentro entre el cine en sala y el periodismo, dos medios que hunden sus raíces en siglo XIX, y que ahora palidecen ante la aparición y consolidación de internet. Desde el punto de vista puramente cinematográfico, no quiero acabar sin citar la escena final que se desarrolla en el silencio de una redacción de periódico tan sólo roto por el tecleado de un ordenador.
En fin, que esta película del escocés Macdonald, de denuncia política como las de antes, es una estupenda recomendación para este fin de semana o cualquier otro.
A pesar de ello, no es este el caso. Haciendo un paralelismo con otra película del prolífico Crowe, "Entre copas", este film entra con la suavidad de los buenos vinos, no hay trampas en el guión, ni desarrollos abruptos argumentativos. Cada escena se justifica en la anterior y es causa de la siguiente; el ritmo es adecuado a la historia que se nos cuenta y no al revés.
Aparte de ello, hay aspectos muy interesantes, como esa descripción de una amistad masculina mantenida a lo largo de los años, a pesar de que sus protagonistas han tenido un desarrollo vital muy diferente; en este sentido, estupendo Russell Crowe en su papel de sabueso a la antigua usanza, y estupendo también Ben Affleck como congresista.
Otro aspecto interesante es el encuentro entre el cine en sala y el periodismo, dos medios que hunden sus raíces en siglo XIX, y que ahora palidecen ante la aparición y consolidación de internet. Desde el punto de vista puramente cinematográfico, no quiero acabar sin citar la escena final que se desarrolla en el silencio de una redacción de periódico tan sólo roto por el tecleado de un ordenador.
En fin, que esta película del escocés Macdonald, de denuncia política como las de antes, es una estupenda recomendación para este fin de semana o cualquier otro.
8
10 de enero de 2020
10 de enero de 2020
45 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo más que quitarme el sombrero. Vaya películón. Había oído hablar muchas veces del caso Dreyfuss, del manifiesto de Zola, de toda la polémica que se generó en aquel entonces, pero no sabía muy bien el detalle de la historia y su resolución. Como siempre el cine hace un servicio impagable a la Historia con mayúsculas, contándonos una historia que puede ser desconocida para el gran público.
No es Polanski uno de mis autores favoritos de las últimas décadas, aunque le reconozco mucho mérito. Ese mérito se lo reconozco con creces en este film. Muy alejado de todo lo que suponga artificio y banalidad, el director francés y polaco rueda de manera maestra, con unos actores que brillan con luz propia, una historia que podría ser algo pesada e incluso farragosa, ya que es básicamente un film político y jurídico, más que militar.
No sobra ni falta un plano. No se muestra a salvador de Dreyfuss, esto es, Picquart, como un héroe contra toda circunstancia ni a Dreyfuss como ser absolutamente angelical. Son personajes con sus grises en un mundo oscurecido. No hay concesión en la película para el espectador, pero no por ello es un film complicado; yo lo encontré entretenido y con un ritmo adecuado y solvente
No puedo acabar sin mencionar que además de la excepcional actuación, los decorados y la vestimenta son francamente impresionantes. Puedo asegurar que mientras estuve viendo el film me encontraba imbuido en los últimos años del siglo XIX y que cuando acabó la película y salí a la calle me costó un poco rencontrarme con el presente siglo. Otro de las cosas que hace del cine, visto en pantalla gigante y a oscuras, algo especial por lo que merece luchar.
No es Polanski uno de mis autores favoritos de las últimas décadas, aunque le reconozco mucho mérito. Ese mérito se lo reconozco con creces en este film. Muy alejado de todo lo que suponga artificio y banalidad, el director francés y polaco rueda de manera maestra, con unos actores que brillan con luz propia, una historia que podría ser algo pesada e incluso farragosa, ya que es básicamente un film político y jurídico, más que militar.
No sobra ni falta un plano. No se muestra a salvador de Dreyfuss, esto es, Picquart, como un héroe contra toda circunstancia ni a Dreyfuss como ser absolutamente angelical. Son personajes con sus grises en un mundo oscurecido. No hay concesión en la película para el espectador, pero no por ello es un film complicado; yo lo encontré entretenido y con un ritmo adecuado y solvente
No puedo acabar sin mencionar que además de la excepcional actuación, los decorados y la vestimenta son francamente impresionantes. Puedo asegurar que mientras estuve viendo el film me encontraba imbuido en los últimos años del siglo XIX y que cuando acabó la película y salí a la calle me costó un poco rencontrarme con el presente siglo. Otro de las cosas que hace del cine, visto en pantalla gigante y a oscuras, algo especial por lo que merece luchar.

6.3
16,878
7
9 de enero de 2009
9 de enero de 2009
47 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encomiable película, vaya por delante. Pasaré de puntillas sobre un supuesto debate respecto a una moda sionista en el cine actual, entre la que se encontraría, por ejemplo, "El niño con el pijama de rayas", más punzante ahora, si cabe, dada la devastación que sufre actualmente Palestina.
A estos efectos sólo me interesa el debate cinematográfico, y debo decir que el ya tan tratado holocausto judio por los nazis no me parece un tema agotado; lo que se hizo fue tan inhumano, tan devastador, tan cruel, que bien merece alguna película de vez en cuando, máxime cuando ésta aporta algo nuevo, y lo que se cuenta en "Resistencia" es tan sorprendente, tan ignorado, tan meritorio, que no podemos dejar de admirar: la historia de unos judios convertidos en supervivientes en los bosques de Bielorrusia, resistiendo durante años, en gran número, ante el poderoso ejercito alemán; recordemos que el 75% de las divisiones alemanas estaban destinadas al este de Alemania.
El film sigue la costumbre actual de hacer películas de duración en exceso generosa, pero a pesar de ello no te aburres en ningún momento. Edward Zwick, como en ocasiones anteriores, sabe combinar las acciones bélicas, la lucha de poder en el grupo, el amor en los tiempos del cólera, a ese héroe a la fuerza, casi a su pesar, a veces superado, salido de la nada; estupendo en este registro Daniel Craig, muy alejado de sus papeles de Bond. Especialmente interesante me ha parecido el tratamiento del conflicto entre hermanos. Decía el filósofo: "la guerra es la medida del hombre", pues bien, sepamos que, hace unas cuantas décadas, hubo hombres que dieron la talla, cuando todo se desmoronaba a su alrededor.
A estos efectos sólo me interesa el debate cinematográfico, y debo decir que el ya tan tratado holocausto judio por los nazis no me parece un tema agotado; lo que se hizo fue tan inhumano, tan devastador, tan cruel, que bien merece alguna película de vez en cuando, máxime cuando ésta aporta algo nuevo, y lo que se cuenta en "Resistencia" es tan sorprendente, tan ignorado, tan meritorio, que no podemos dejar de admirar: la historia de unos judios convertidos en supervivientes en los bosques de Bielorrusia, resistiendo durante años, en gran número, ante el poderoso ejercito alemán; recordemos que el 75% de las divisiones alemanas estaban destinadas al este de Alemania.
El film sigue la costumbre actual de hacer películas de duración en exceso generosa, pero a pesar de ello no te aburres en ningún momento. Edward Zwick, como en ocasiones anteriores, sabe combinar las acciones bélicas, la lucha de poder en el grupo, el amor en los tiempos del cólera, a ese héroe a la fuerza, casi a su pesar, a veces superado, salido de la nada; estupendo en este registro Daniel Craig, muy alejado de sus papeles de Bond. Especialmente interesante me ha parecido el tratamiento del conflicto entre hermanos. Decía el filósofo: "la guerra es la medida del hombre", pues bien, sepamos que, hace unas cuantas décadas, hubo hombres que dieron la talla, cuando todo se desmoronaba a su alrededor.

7.0
21,648
6
11 de octubre de 2012
11 de octubre de 2012
41 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney es una obra maestra, del año 1939, en color y hablada sea dicho de paso. Para demostrarlo tan solo hay que fijarse en la escena inicial en la que el príncipe llega al jardín de la casa donde vive Blancanieves, descabalga de su caballo y coge una paloma para besarla, de modo que ésta le lleve el beso a la bella que lo observa, medio escondida, desde un balcón. Mientras todo esto ocurre, la cámara en un momento dado se distrae de ellos y se dirige hacia una oscura mujer, la madrastra que, agazapada y de negro, observa con rabia desde otra ventana la escena enternecedora que he descrito. Todo esto contado sin mediar palabra.
Pablo Berger ha optado para contar su versión de Blancanieves por prescindir de las palabras, no en una escena, sino en toda la película. Decía Godard que un travelling es un cuestión moral, y con esto quería decir que si un director escoge para contar algo un travelling, y no, por ejemplo, un plano fijo, lo tiene que hacer porque así lo pide la historia. Dudo mucho que una versión del cuento de los hermanos Grimm tenga justificada esa elección en blanco y negro y muda, por muchos homenajes que se quieran rendir. Quizás lo tuvo en “The Artist”, que iba precisamente sobre el paso del cine mudo al sonoro, pero aquí parece más un alarde técnico y artístico sin gran fundamento, y perfecta excusa para presentarnos un guion con tantos agujeros como un queso gruyer. Y con ello no quiere decir que en el cine mudo los guiones no fueran sólidos, que los hubo muchos y muy buenos, pero sí que en el inicio del cine muchas veces eran mero esqueleto armado sin mucho fundamento para mostrar unas imágenes en movimiento más o menos interesantes, intercaladas de rótulos que hacían avanzar la acción casi a toque de corneta.
Sé que nado a contracorriente, pero a mí este film me ha dejado más bien frío. Veo en él un guion tramposo que avanza a golpe del capricho del director buscando así el impacto en el espectador; es decir, una escena concreta no es consecuencia de la anterior ni causa de la siguiente. No estoy pidiendo que tenga una lógica humana; aceptaría de buenísimo grado una lógica de cuento, pero que se respete y no coja atajos peligrosos, una lógica interna podríamos decir.
El aislamiento imposible al que se ve sometido el matador, las visitas continuas de su hija, la escena de la manzana, las fotos con el matador muerto, la escena final, y en general casi todo el film está cosido con hilo grueso e incurriendo en grandes contradicciones, lo que resulta más fácil que el hecho de haber escrito un buen guion, lógicamente. No quiero acabar, no obstante, sin reconocerle cierto mérito a la película, por arriesgada y atípica, y por su estética gótica y años veinte bastante logrados, que en los tiempos que corren no es poco, pero para mí no suficiente
Pablo Berger ha optado para contar su versión de Blancanieves por prescindir de las palabras, no en una escena, sino en toda la película. Decía Godard que un travelling es un cuestión moral, y con esto quería decir que si un director escoge para contar algo un travelling, y no, por ejemplo, un plano fijo, lo tiene que hacer porque así lo pide la historia. Dudo mucho que una versión del cuento de los hermanos Grimm tenga justificada esa elección en blanco y negro y muda, por muchos homenajes que se quieran rendir. Quizás lo tuvo en “The Artist”, que iba precisamente sobre el paso del cine mudo al sonoro, pero aquí parece más un alarde técnico y artístico sin gran fundamento, y perfecta excusa para presentarnos un guion con tantos agujeros como un queso gruyer. Y con ello no quiere decir que en el cine mudo los guiones no fueran sólidos, que los hubo muchos y muy buenos, pero sí que en el inicio del cine muchas veces eran mero esqueleto armado sin mucho fundamento para mostrar unas imágenes en movimiento más o menos interesantes, intercaladas de rótulos que hacían avanzar la acción casi a toque de corneta.
Sé que nado a contracorriente, pero a mí este film me ha dejado más bien frío. Veo en él un guion tramposo que avanza a golpe del capricho del director buscando así el impacto en el espectador; es decir, una escena concreta no es consecuencia de la anterior ni causa de la siguiente. No estoy pidiendo que tenga una lógica humana; aceptaría de buenísimo grado una lógica de cuento, pero que se respete y no coja atajos peligrosos, una lógica interna podríamos decir.
El aislamiento imposible al que se ve sometido el matador, las visitas continuas de su hija, la escena de la manzana, las fotos con el matador muerto, la escena final, y en general casi todo el film está cosido con hilo grueso e incurriendo en grandes contradicciones, lo que resulta más fácil que el hecho de haber escrito un buen guion, lógicamente. No quiero acabar, no obstante, sin reconocerle cierto mérito a la película, por arriesgada y atípica, y por su estética gótica y años veinte bastante logrados, que en los tiempos que corren no es poco, pero para mí no suficiente
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