El día que la Tierra se detuvo
1951 

7.0
18,069
Ciencia ficción. Drama
Una nave extraterrestre llega a la tierra con la misión de entregar a los hombres un importante mensaje. El mundo entero queda conmocionado el día en que, sin previo aviso, un platillo aterriza en Washington y de él sale Klaatu, un alienígena de aspecto humano acompañado de Gort, un amenazante robot. La petición que Klaatu hace a todos los gobernantes del mundo es rechazada. Así las cosas, Klaatu decide observar cómo viven los humanos ... [+]
18 de noviembre de 2015
18 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indiscutible clásico de la ciencia-ficción realizado por el siempre correcto Robert Wise (“La amenaza de Andrómeda”, 1971), iniciando de la mejor forma posible una década que iba a ser muy importante para el género.
Con las heridas aún abiertas de la contienda más sangrienta que vivió la Humanidad, y con dos grandes potencias mirándose mutuamente con ojos asesinos, el filme de Wise es un intento de universalizar y concienciar sobre lo que parecía que no iba a llegar nunca: una paz mundial duradera. Para ello, el mensajero de esa necesidad viene del espacio exterior y se hace llamar Klaatu, un extraterrestre que aterriza su OVNI en un parque de Washington y predica por las gentes de la Tierra, pero también advierte a la Humanidad de que está cruzando la delgada línea que la separa de la autodestrucción. Se ha traído consigo a Gort, su arma de destrucción masiva personal, por si el planeta Tierra no hace caso de ese ultimátum para portarse bien ya de una vez.
El filme no sirve sólo como mensaje concienciador, sino que desarrolla una historia en la que Klaatu (Michael Rennie) aprende sobre la condición humana de cerca, entablando amistad con Patricia Neal y su hijo, mientras que el resto del mundo rodea su OVNI y enfrenta su posible amenaza. Lo más celebrado de la cinta es, sin duda, el discurso que Klaatu hace al final, todo un mensaje pacifista en el que deja claro que la Tierra, si sigue por el mismo camino, será la artífice de su propio exterminio.
Wise, como siempre tan poco artificioso y tan maniático con los detalles, dirige con buen pulso toda la trama pero a veces le cuesta mantener el ritmo y existen altibajos poco adecuados en la trama. Si no fuera por su repercusión y por lo icónico de sus personajes dentro del género, el filme podría haber pasado por uno más de la infinidad de películas de serie B de la época, pero su mensaje atemporal la ha convertido en una de las imprescindibles.
En 2008 se realizó un innecesario remake dirigido por Scott Derrickson en el que ni siquiera su mensaje pacifista se salvaba, ya que lo cambiaban por otra amenaza distinta a la nuclear; otro ejemplo más de cómo el mismo Hollywood puede destruir sus propias creaciones sin ni siquiera pestañear.
Con las heridas aún abiertas de la contienda más sangrienta que vivió la Humanidad, y con dos grandes potencias mirándose mutuamente con ojos asesinos, el filme de Wise es un intento de universalizar y concienciar sobre lo que parecía que no iba a llegar nunca: una paz mundial duradera. Para ello, el mensajero de esa necesidad viene del espacio exterior y se hace llamar Klaatu, un extraterrestre que aterriza su OVNI en un parque de Washington y predica por las gentes de la Tierra, pero también advierte a la Humanidad de que está cruzando la delgada línea que la separa de la autodestrucción. Se ha traído consigo a Gort, su arma de destrucción masiva personal, por si el planeta Tierra no hace caso de ese ultimátum para portarse bien ya de una vez.
El filme no sirve sólo como mensaje concienciador, sino que desarrolla una historia en la que Klaatu (Michael Rennie) aprende sobre la condición humana de cerca, entablando amistad con Patricia Neal y su hijo, mientras que el resto del mundo rodea su OVNI y enfrenta su posible amenaza. Lo más celebrado de la cinta es, sin duda, el discurso que Klaatu hace al final, todo un mensaje pacifista en el que deja claro que la Tierra, si sigue por el mismo camino, será la artífice de su propio exterminio.
Wise, como siempre tan poco artificioso y tan maniático con los detalles, dirige con buen pulso toda la trama pero a veces le cuesta mantener el ritmo y existen altibajos poco adecuados en la trama. Si no fuera por su repercusión y por lo icónico de sus personajes dentro del género, el filme podría haber pasado por uno más de la infinidad de películas de serie B de la época, pero su mensaje atemporal la ha convertido en una de las imprescindibles.
En 2008 se realizó un innecesario remake dirigido por Scott Derrickson en el que ni siquiera su mensaje pacifista se salvaba, ya que lo cambiaban por otra amenaza distinta a la nuclear; otro ejemplo más de cómo el mismo Hollywood puede destruir sus propias creaciones sin ni siquiera pestañear.
14 de junio de 2020
14 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de este hermoso film es hablar de un clásico de verdad, de una auténtica JOYA de la ciencia ficción, que con el paso de los años ha sabido mantenerse firme e inamovible como uno de los referentes más aplaudidos, reverenciados y copiados de la historia del cine, más allá de sus enormes logros estéticos (que los tiene también) por su contundente mensaje de paz y comprensión para toda la humanidad, un mensaje tan necesario que a casi 60 años de su estreno sigue más vigente que nunca.
Robert Wise se encargó (junto a Edmund H. North) de llevar a la gran pantalla el relato corto de Harry Bates, en el que se describía como una nave extraterrestre aparece y sus ocupantes deciden a plena luz del día hacer "contacto directo" con nosotros. Creo que estaría demás suponer que este hecho, nunca antes visto en la historia moderna, provocará en las personas todo tipo de reacciones, desde quienes sienten un temor natural, pasando por la simple curiosidad, hasta quienes desean eliminarlos por el solo hecho de ver en estos un potencial "peligro" para nuestra existencia.
Un punto fuerte es la manera en que construyen el discurso pacifista de dicha obra ya que se lo hace llegar al espectador de forma sutil a la hora de tocar ciertos puntos que se consideraban "delicados" en la época de su estreno, pues aunque ya había pasado un tiempo prudente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se vivía una evidente "paranoia" que mediante la manipulación gubernamental atemorizaba a los ciudadanos de que algo "peor" vendría a destruir la aparente paz que tanto esfuerzo se había pudo conseguir. Es ahí cuando entra la mano sensible de Wise, que se propone romper paradigmas y elabora un enunciado atemporal y contundente a través de la ciencia ficción dirigido hacia los todos los lideres mundiales, pero "protegido" en un aparente "envoltorio" genérico similar a los muchos proyectos que proliferaban en aquellos años, de inferior calidad y sobre todo salpicados por la influencia de la agenda política imperante en contra del comunismo.
Dentro de un correcto reparto se destaca Michael Rennie, un actor cuyos 1,92 de estatura le sirvieron para encarnar al inolvidable "Klaatu", un extraterrestre que debe cumplir un objetivo bastante particular en nuestro planeta. Se dejan ver también, Patricia Neal, Hugh Marlowe, Sam Jaffe, Billy Gray y Frances Bavier,
La música del inmortal Bernard Herrmann y la fantástica fotografía de Leo Tover completan una cinta muy recomendable y de visionado obligatorio me atrevería a decir.
Robert Wise se encargó (junto a Edmund H. North) de llevar a la gran pantalla el relato corto de Harry Bates, en el que se describía como una nave extraterrestre aparece y sus ocupantes deciden a plena luz del día hacer "contacto directo" con nosotros. Creo que estaría demás suponer que este hecho, nunca antes visto en la historia moderna, provocará en las personas todo tipo de reacciones, desde quienes sienten un temor natural, pasando por la simple curiosidad, hasta quienes desean eliminarlos por el solo hecho de ver en estos un potencial "peligro" para nuestra existencia.
Un punto fuerte es la manera en que construyen el discurso pacifista de dicha obra ya que se lo hace llegar al espectador de forma sutil a la hora de tocar ciertos puntos que se consideraban "delicados" en la época de su estreno, pues aunque ya había pasado un tiempo prudente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se vivía una evidente "paranoia" que mediante la manipulación gubernamental atemorizaba a los ciudadanos de que algo "peor" vendría a destruir la aparente paz que tanto esfuerzo se había pudo conseguir. Es ahí cuando entra la mano sensible de Wise, que se propone romper paradigmas y elabora un enunciado atemporal y contundente a través de la ciencia ficción dirigido hacia los todos los lideres mundiales, pero "protegido" en un aparente "envoltorio" genérico similar a los muchos proyectos que proliferaban en aquellos años, de inferior calidad y sobre todo salpicados por la influencia de la agenda política imperante en contra del comunismo.
Dentro de un correcto reparto se destaca Michael Rennie, un actor cuyos 1,92 de estatura le sirvieron para encarnar al inolvidable "Klaatu", un extraterrestre que debe cumplir un objetivo bastante particular en nuestro planeta. Se dejan ver también, Patricia Neal, Hugh Marlowe, Sam Jaffe, Billy Gray y Frances Bavier,
La música del inmortal Bernard Herrmann y la fantástica fotografía de Leo Tover completan una cinta muy recomendable y de visionado obligatorio me atrevería a decir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El discurso final de "Klaatu" es irrepetible
14 de octubre de 2020
14 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"- ¿Por qué el Gobierno no hace nada?
- ¿Y qué puede hacer? Sólo son personas como nosotros.
- ¿Pero qué personas? ¡Son demócratas!"
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas cuando tenía unos veinte años o así, pensé esto de ella:
"Pequeña joya del cine de ciencia ficción, que no ha envejecido demasiado bien en cuanto a efectos especiales y tal, pero que mantiene, quizá tristemente ahora más que nunca, su valor ideológico, su espíritu pacifista y de concordia entre los diversos pueblos del mundo e intergalácticos, si los hubiera.
Muy bien dirigida, hoy en día, sí que se observa su clara ingenuidad, pero sus valores humanos se conservan, en lo esencial, intactos.
Excelentes interpretaciones, sobre todo del característico (inolvidable Gunda Din) Sam Jaffe".
Vista por segunda vez durante la Fase 1 del confinamiento por el maldito Covid-19, debo confesar que me ha vuelto a gustar mucho y que, en esencia pienso lo mismo pero discrepo de mí mismo en cuanto a, por ejemplo, los efectos especiales. Sí, de acuerdo, con el paso de los años se han mejorado muchísimo, pero creo que son francamente buenos, sencillos pero eficaces.
Además de ello disfruto con sus buenos diálogos, con puyas a los políticos, reflexiones acerca de cómo la sociedad trata a los científicos, y un humanismo desbordante en todo momento.
Tiene una excelente fotografía en blanco y negro de Leo Tover y en cuanto a la música, con el Theremin de protagonista, de verdadera fuerza e intensidad dramática y evocadora.
Creo que el paso del tiempo no le ha hecho mella, tanto en el fondo como en la forma y sus puntos de vista, desgraciadamente, deben tenerse en cuenta, no en vano, los seres humanos no hemos cambiado mucho en esencia.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
- ¿Y qué puede hacer? Sólo son personas como nosotros.
- ¿Pero qué personas? ¡Son demócratas!"
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas cuando tenía unos veinte años o así, pensé esto de ella:
"Pequeña joya del cine de ciencia ficción, que no ha envejecido demasiado bien en cuanto a efectos especiales y tal, pero que mantiene, quizá tristemente ahora más que nunca, su valor ideológico, su espíritu pacifista y de concordia entre los diversos pueblos del mundo e intergalácticos, si los hubiera.
Muy bien dirigida, hoy en día, sí que se observa su clara ingenuidad, pero sus valores humanos se conservan, en lo esencial, intactos.
Excelentes interpretaciones, sobre todo del característico (inolvidable Gunda Din) Sam Jaffe".
Vista por segunda vez durante la Fase 1 del confinamiento por el maldito Covid-19, debo confesar que me ha vuelto a gustar mucho y que, en esencia pienso lo mismo pero discrepo de mí mismo en cuanto a, por ejemplo, los efectos especiales. Sí, de acuerdo, con el paso de los años se han mejorado muchísimo, pero creo que son francamente buenos, sencillos pero eficaces.
Además de ello disfruto con sus buenos diálogos, con puyas a los políticos, reflexiones acerca de cómo la sociedad trata a los científicos, y un humanismo desbordante en todo momento.
Tiene una excelente fotografía en blanco y negro de Leo Tover y en cuanto a la música, con el Theremin de protagonista, de verdadera fuerza e intensidad dramática y evocadora.
Creo que el paso del tiempo no le ha hecho mella, tanto en el fondo como en la forma y sus puntos de vista, desgraciadamente, deben tenerse en cuenta, no en vano, los seres humanos no hemos cambiado mucho en esencia.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/
22 de septiembre de 2021
22 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considero esta película clásico porque me emociona, me traslada, me subyuga y consigue que haciendo zapping me enganche y me olvide de lo demás. Patricia Nepal me gusta tanto o más que en “El manantial”, y Michael Rennie consigue aquí “su” papel. La música de Bernard Herrman es mágica y los efectos visuales y maquetas en la línea de los mejores clásicos de la ciencia ficción.
¿Todavía no la han visto? Pues no esperen más tiempo, pero no la confundan con la mediocre, y me quedo corto, versión de 2008.
¿Todavía no la han visto? Pues no esperen más tiempo, pero no la confundan con la mediocre, y me quedo corto, versión de 2008.
2 de marzo de 2025
2 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible para cualquier amante de la ciencia ficción, junto con la casi contemporánea Planeta prohibido. Muy pocos años después de que diera comienzo el mito moderno de los platillos volantes (no de las visitas intempestivas de otros mundos; eso ya lo hizo HG Wells) tenemos toda la parafernalia necesaria en esta película, junto con la del hierático y letal Gort. Este tipo de obras tienen un encanto dificilmente superable y no puedo poner una pega a sus antiguos pero irreprochables efectos especiales ni al pulso narrativo del maestro Wise; gran elección de casting de Rennie como Klaatu.
Respecto al argumento en sí, un misterioso ser de otro mundo aterriza su nave en Washington DC (el que paga la película decide) con un mensaje de capital importancia para la humanidad, y que solo será desvelado, literalmente, en el último minuto de metraje. Sin desvelar nada más he de decir que me sorprendió su contenido.
Klaatu barada nikto.
Respecto al argumento en sí, un misterioso ser de otro mundo aterriza su nave en Washington DC (el que paga la película decide) con un mensaje de capital importancia para la humanidad, y que solo será desvelado, literalmente, en el último minuto de metraje. Sin desvelar nada más he de decir que me sorprendió su contenido.
Klaatu barada nikto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pensaba yo que al final nuestro amigo Klaatu iba a soltar una brasa sensiblera sobre que la Humanidad tiene que amarse y abandonar la violencia, la polarización, los americanos deben fundirse en un abrazo con los soviéticos, etc etc. Pues no. Básicamente el mensaje que transmite es que el vecindario espacial se ha cansado de los alborotadores y ha nombrado como policía a una serie de robots absolutamente letales con los que es imposible razonar: nos da igual que os matéis siempre que lo hagáis en vuestro planeta, pero hay de vosotros si osáis llevar vuestras pendencias al espacio.
Y ya está. Muy grande
Y ya está. Muy grande
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