Casablanca
8.4
100,274
Drama. Romance
Años 40. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a la autoridades francesas al mando del corrupto inspector Renault. En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la ... [+]
20 de diciembre de 2009
20 de diciembre de 2009
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un guión que se reescribía sobre la marcha, una pareja protagonista que no se soportaba y una historia increible de principio a fin resulta inexplicable que todo funcione, pero lo hace. La cinta se beneficia de interpretaciones memorables desde Bogart hasta el último extra, de ingeniosas frases que han transcendido al lenguaje coloquial, de un ritmo perfecto y, lo que es más importante, de eso que tan pocas películas tienen y que resulta tan difícil de definir; de eso que hace admirar la historia y disfrutar de cada detalle. Arte lo llaman.
1 de enero de 2010
1 de enero de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Casablanca' es una de esas películas que por muchas veces que se vea, provoca suspiros de admiración a pesar de rodarse casi por casualidad. La Warner la había concebido como una más de las películas que servía de propaganda a la causa de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Toda la producción y el rodaje estuvieron marcados por una gran improvisación. Tanta que por ejemplo, Ronald Reagan pudo hacerse en el último momento con el papel de Humphrey Bogart o que durante el rodaje casi se suprimiera una de las escenas más míticas de la historia del cine (la de "tócala Sam"). Además, el tan recordado y admirado final estuvo a punto de ser diferente. Todo esto casi ocurre ya que mientras se rodaba, el guión aún no estaba terminado. Nadie sabía cómo iba a terminar ese amor a tres bandas, y ante semejante caos, a menudo Bogart se desesperaba en el rodaje e Ingrid Bergman preguntaba una y otra vez al director Michael Curtiz de quién estaba enamorada, si de Victor Laszlo o de Rick.
Michael Curtiz supo dar al filme, gracias a un juego de luces y sombras, un peculiar toque de exotismo creado íntegramente en los platós y de una extraña mezcla de romanticismo, idealismo y un sentido del humor que raya el cinismo. Otra de las razones del éxito de la película es ver al siempre duro Humphrey Bogart derretirse literalmente por un amor perdido en el pasado y que de repente aparece ante sus ojos. Ésa es Ingrid Bergman, a la que la vemos debatiéndose entre el deber, la lealtad y la pasión. De todas formas, 'Casablanca' no sería lo mismo sin sus actores de reparto. Paul Henreid es Victor Laszlo, un abnegado e idealista patriota que lucha contra los nazis. Su contrapunto es el pragmático Capitán Renault, que interpreta de forma magistral Claude Rains. Ellos son sólo una parte del pequeño universo que puebla el bar de Rick en Casablanca, un lugar al que todo el mundo acude: aventureros, carteristas, militares nazis, la Resistencia, y sobre todo, mujeres y hombres en busca de esperanza.
Porque 'Casablanca' es sí, una historia de amor, pero que también habla de sacrificios personales en tiempos difíciles. Por todo eso y más, no envejece, el tiempo no pasa por ella. Está viva, siempre se verá con sus preciosos diálogos y su final tantas veces imitado. Una película inmortal de la que siempre se hablará y que se ha convertido con los años, no solamente en una película mítica, sino en todo un emblema de la cultura del siglo XX.
Michael Curtiz supo dar al filme, gracias a un juego de luces y sombras, un peculiar toque de exotismo creado íntegramente en los platós y de una extraña mezcla de romanticismo, idealismo y un sentido del humor que raya el cinismo. Otra de las razones del éxito de la película es ver al siempre duro Humphrey Bogart derretirse literalmente por un amor perdido en el pasado y que de repente aparece ante sus ojos. Ésa es Ingrid Bergman, a la que la vemos debatiéndose entre el deber, la lealtad y la pasión. De todas formas, 'Casablanca' no sería lo mismo sin sus actores de reparto. Paul Henreid es Victor Laszlo, un abnegado e idealista patriota que lucha contra los nazis. Su contrapunto es el pragmático Capitán Renault, que interpreta de forma magistral Claude Rains. Ellos son sólo una parte del pequeño universo que puebla el bar de Rick en Casablanca, un lugar al que todo el mundo acude: aventureros, carteristas, militares nazis, la Resistencia, y sobre todo, mujeres y hombres en busca de esperanza.
Porque 'Casablanca' es sí, una historia de amor, pero que también habla de sacrificios personales en tiempos difíciles. Por todo eso y más, no envejece, el tiempo no pasa por ella. Está viva, siempre se verá con sus preciosos diálogos y su final tantas veces imitado. Una película inmortal de la que siempre se hablará y que se ha convertido con los años, no solamente en una película mítica, sino en todo un emblema de la cultura del siglo XX.
29 de julio de 2010
29 de julio de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casablanca es una película mítica, inmensamente famosa, altamente reconocida. Pero eso no es lo que me atrae de ella, de hecho me suele molestar que mis películas preferidas sean demasiado famosas o reconocidas, aunque a veces es inevitable.
He leído todas las críticas adversas a la película (siempre leo las críticas que opinan lo contrario a mi) para replantearme, como suelo hacer, si en realidad es Casablanca una obra maestra. Lo es. ¿Por qué?.
Fundamentalmente, y es la causa que siempre me ha cautivado, por la relación durante todo el film entre Bogart y ese pedazo de actor que es Claude Rains. Se nota a la legua que el final es improvisado e intencionadamente romántico, pero quizá, más que quizá casi seguro, es genial por motivos ajenos a los pretendidos en el momento de su realización: el verdadero amor de Bogart es Rains.
Aparte de ello, Casablanca contiene un humor exquisito y sútil que está muy por encima de la exagerada historia de amor entre Bogart y Bergman (muy romántica, muy comercial) que es lo más convencional del film.
El personaje de Bogart no es un tipo sin alma como dicen por ahí, sino un hombre complejo que se debate entre una mujer y sus ideales, y que no quiere reconocer su amor ni a la una ni a los otros, porque ahora juega otro papel. Todo eso le produce los cambios repentinos y decisiones inesperadas, es decir, esas cosas que pasan cuando uno está nervioso, indecison y celoso, y pretende no parecerlo.
Además de ello, el resumen de la extraña maestría de esta extraña obra maestra se puede resumir en una escena.
He leído todas las críticas adversas a la película (siempre leo las críticas que opinan lo contrario a mi) para replantearme, como suelo hacer, si en realidad es Casablanca una obra maestra. Lo es. ¿Por qué?.
Fundamentalmente, y es la causa que siempre me ha cautivado, por la relación durante todo el film entre Bogart y ese pedazo de actor que es Claude Rains. Se nota a la legua que el final es improvisado e intencionadamente romántico, pero quizá, más que quizá casi seguro, es genial por motivos ajenos a los pretendidos en el momento de su realización: el verdadero amor de Bogart es Rains.
Aparte de ello, Casablanca contiene un humor exquisito y sútil que está muy por encima de la exagerada historia de amor entre Bogart y Bergman (muy romántica, muy comercial) que es lo más convencional del film.
El personaje de Bogart no es un tipo sin alma como dicen por ahí, sino un hombre complejo que se debate entre una mujer y sus ideales, y que no quiere reconocer su amor ni a la una ni a los otros, porque ahora juega otro papel. Todo eso le produce los cambios repentinos y decisiones inesperadas, es decir, esas cosas que pasan cuando uno está nervioso, indecison y celoso, y pretende no parecerlo.
Además de ello, el resumen de la extraña maestría de esta extraña obra maestra se puede resumir en una escena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el bar de Ricks, los oficiales alemanes entonan el himno de su nación, apoyados por parte de la parroquia.
Laszlo irrumpe y solicita a la orquesta que toque la Marsellesa. En ese momento el encargado mira a Bogart que asiente; ya hemos entendido sin necesidad de palabras la verdadera personalidad romántica de Bogart, de la que tanto se mofa Rains.
Suena la Marsellesa y la otra mitad de la parroquia se levanta. ¡Es la guerra!. Una situación particular que refleja la situación del mundo.
Ante el suceso, el oficial alemán manda a Rains cerrar el bar. Bogart pide explicaciones y Rains alega: 'qué verguenza en este lugar se juega' al mismo tiempo que un empleado le entrega sus ganancias.
GENIAL.
Laszlo irrumpe y solicita a la orquesta que toque la Marsellesa. En ese momento el encargado mira a Bogart que asiente; ya hemos entendido sin necesidad de palabras la verdadera personalidad romántica de Bogart, de la que tanto se mofa Rains.
Suena la Marsellesa y la otra mitad de la parroquia se levanta. ¡Es la guerra!. Una situación particular que refleja la situación del mundo.
Ante el suceso, el oficial alemán manda a Rains cerrar el bar. Bogart pide explicaciones y Rains alega: 'qué verguenza en este lugar se juega' al mismo tiempo que un empleado le entrega sus ganancias.
GENIAL.
13 de febrero de 2010
13 de febrero de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver “Casablanca” me ratifico en mi idea de que no hay una actriz más guapa que Ingrid Bergman. Las podrá haber mejores (que lo dudo) pero no más guapas.
La verdad es que si yo fuera director me gustaría tener todo atado y bien atado. No podría trabajar sin un guión completo y claro, aunque luego se hicieran modificaciones. Quizá por eso aprecio tanto a directores como Rossellini, capaces de trabajar con apenas un pequeño borrador o, en este caso a Michael Curtiz. Es sabido que cuando se empezó “Casablanca” (¿qué hubiera sido con Ronald Reagan y Ann Sheridan, las primeras elecciones?) apenas se tenía un tercio de guión. Ingrid Bergman estaba confundida y no lo pasó nada bien durante el rodaje, debido a la indefinición de su personaje: no sabía si estaba enamorada de su marido o de Rick. Lo cierto es que esa pequeña ambigüedad favorece mucho la trama. En la biografía de Ingrid de Ed Sikov, ella cuenta:
“Nos entregaban 9 páginas de diálogo cada día, y teníamos que ensayar y memorizar pequeños fragmentos de él… ¡y reelaborar el personaje en consecuencia! Cada vez que preguntaba a Curtiz quién era yo en la película, qué sentía, qué estaba haciendo, él respondía: `Bueno en realidad no estamos seguros, pero hagamos esta escena y mañana veremos´. ¡Realmente era algo imposible!”
Actualmente, la Asociación de Guionistas de America (Writers Guild of America) considera su argumento como el más importante de la Historia del Cine.
Una de las mayores virtudes de “Casablanca” es que se ve una y otra vez y siempre gusta. Empezando por el inolvidable Café Rick´s (¿a quién no le hubiera gustado tomarse una copa con Ilsa o Rick?) en donde un bullicioso microcosmos recrea una suerte de ONU (de los 14 papeles de los títulos de crédito, sólo 3 son estadounidenses) en donde cada uno lucha por salvar su pellejo.
Se da una maravillosa conjunción de actores y factores que la hacen mítica.
Lo tiene todo: impecable dirección, argumento de los que marcan, actuaciones –todas- que rayan la perfección, vestuario y decorados perfectamente insertados en la historia, una banda sonora inolvidable y todos esos elementos intangibles como la nostalgia, los recuerdos marcados a fuego, el exotismo y su bella fotografía, la lucha por los ideales de la libertad que son más fuertes que la mayor de las pasiones, el romanticismo…
El momento en que suena La Marsellesa es una explosión gloriosa de júbilo. Se refleja perfectamente la opresión, el sentir de los Aliados frente al poder devastador nazi que extiende sus tentáculos en cualquier parte (ya lo dice el corrupto jefe de policía francés, Claude Rains: Rick sigue siendo un sentimental). Una perfecta recreación del ambiente de la Segunda Guerra Mundial sin que tenga que aparecer una trinchera o toda una ciudad ocupada.
En definitiva, una película que más que verse, se vive.
La verdad es que si yo fuera director me gustaría tener todo atado y bien atado. No podría trabajar sin un guión completo y claro, aunque luego se hicieran modificaciones. Quizá por eso aprecio tanto a directores como Rossellini, capaces de trabajar con apenas un pequeño borrador o, en este caso a Michael Curtiz. Es sabido que cuando se empezó “Casablanca” (¿qué hubiera sido con Ronald Reagan y Ann Sheridan, las primeras elecciones?) apenas se tenía un tercio de guión. Ingrid Bergman estaba confundida y no lo pasó nada bien durante el rodaje, debido a la indefinición de su personaje: no sabía si estaba enamorada de su marido o de Rick. Lo cierto es que esa pequeña ambigüedad favorece mucho la trama. En la biografía de Ingrid de Ed Sikov, ella cuenta:
“Nos entregaban 9 páginas de diálogo cada día, y teníamos que ensayar y memorizar pequeños fragmentos de él… ¡y reelaborar el personaje en consecuencia! Cada vez que preguntaba a Curtiz quién era yo en la película, qué sentía, qué estaba haciendo, él respondía: `Bueno en realidad no estamos seguros, pero hagamos esta escena y mañana veremos´. ¡Realmente era algo imposible!”
Actualmente, la Asociación de Guionistas de America (Writers Guild of America) considera su argumento como el más importante de la Historia del Cine.
Una de las mayores virtudes de “Casablanca” es que se ve una y otra vez y siempre gusta. Empezando por el inolvidable Café Rick´s (¿a quién no le hubiera gustado tomarse una copa con Ilsa o Rick?) en donde un bullicioso microcosmos recrea una suerte de ONU (de los 14 papeles de los títulos de crédito, sólo 3 son estadounidenses) en donde cada uno lucha por salvar su pellejo.
Se da una maravillosa conjunción de actores y factores que la hacen mítica.
Lo tiene todo: impecable dirección, argumento de los que marcan, actuaciones –todas- que rayan la perfección, vestuario y decorados perfectamente insertados en la historia, una banda sonora inolvidable y todos esos elementos intangibles como la nostalgia, los recuerdos marcados a fuego, el exotismo y su bella fotografía, la lucha por los ideales de la libertad que son más fuertes que la mayor de las pasiones, el romanticismo…
El momento en que suena La Marsellesa es una explosión gloriosa de júbilo. Se refleja perfectamente la opresión, el sentir de los Aliados frente al poder devastador nazi que extiende sus tentáculos en cualquier parte (ya lo dice el corrupto jefe de policía francés, Claude Rains: Rick sigue siendo un sentimental). Una perfecta recreación del ambiente de la Segunda Guerra Mundial sin que tenga que aparecer una trinchera o toda una ciudad ocupada.
En definitiva, una película que más que verse, se vive.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Luego están los diálogos, con frases inolvidables, quizá las más célebres con permiso del “A Dios pongo por testigo”:
-Tócala, Sam, tócala… As time goes by (en lugar del “Tócala otra vez Sam”, que ya ha pasado a la Historia, aunque realmente no lo dice así)
-La has tocado para ella, así que puedes tocarla para mí. Tócala-. Una canción que es amor y melancolía.
“Son cañonazos o los latidos de mi corazón” dentro de un maravilloso flash-back de dos enamorados, en el que los ojillos no pueden sino humedecerse considerablemente al ver a estas dos figuras inconmensurables (pues sí, alguna lagrimilla hubo)
O la última frase ideada por Wallis: “Louis, creo que esto es el principio de una hermosa amistad”, que fue rodada dos semanas después de que el reparto fuera disuelto.
Billi Wilder dijo que sin ser la mejor, es la película más amada, pues la riqueza de sus angulaciones y ambigüedades ofrece tantos pliegues que siempre, cuando se vuelve a ver, se ve por primera vez. Si lo dice Billy, yo no lo voy a contradecir.
Todo mi agradecimiento al Festival Retroback de Granada 2010 por permitir ver esta mítica (y mil adjetivos más) película en pantalla grande. Domingo 7 Febrero, Teatro Isabel La Católica.
-Tócala, Sam, tócala… As time goes by (en lugar del “Tócala otra vez Sam”, que ya ha pasado a la Historia, aunque realmente no lo dice así)
-La has tocado para ella, así que puedes tocarla para mí. Tócala-. Una canción que es amor y melancolía.
“Son cañonazos o los latidos de mi corazón” dentro de un maravilloso flash-back de dos enamorados, en el que los ojillos no pueden sino humedecerse considerablemente al ver a estas dos figuras inconmensurables (pues sí, alguna lagrimilla hubo)
O la última frase ideada por Wallis: “Louis, creo que esto es el principio de una hermosa amistad”, que fue rodada dos semanas después de que el reparto fuera disuelto.
Billi Wilder dijo que sin ser la mejor, es la película más amada, pues la riqueza de sus angulaciones y ambigüedades ofrece tantos pliegues que siempre, cuando se vuelve a ver, se ve por primera vez. Si lo dice Billy, yo no lo voy a contradecir.
Todo mi agradecimiento al Festival Retroback de Granada 2010 por permitir ver esta mítica (y mil adjetivos más) película en pantalla grande. Domingo 7 Febrero, Teatro Isabel La Católica.
18 de marzo de 2011
18 de marzo de 2011
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la frase más conocida de la película
"Tócala otra vez para mí, Sam..."
es una mentira colosal con tintes de leyenda urbana inexplicable, ya os podéis imaginar qué es lo que hay que esperar de la tercera de las cumbres del séptimo arte (las otras dos son "Lo que el viento se llevó" y "Ciudadano Kane"). Que te digan por todas partes lo buena que es, para variar; y que la veas al fin y te des cuenta de que no es tan buena como dicen (para variar) y que, encima te has aburrido (para variar).
Propongo un ejercicio, a ver si cuela: Vamos a escribir todos en Filmaffinity que una película española tan reputada como "Jamón jamón" es una obra maestra de 10. Encendamos la web con nuestras críticas más enamoradas y apasionadas, que igual mucha gente las lee, pica, ve la película y se da cuenta de que es una mierda, pero luego va pregonando por ahí que es buena para "no llevar la contraria a los que saben", porque los críticos saben mucho...
Pues lo mismo con Casablanca. Algún día personas con galones se atreverán a decir que no vale ni la mitad de lo que dice la mayoría, que no es para tanto y que ya basta de encumbrar algunas películas porque sí...y, de paso, nos darán la razón a los que no nos vendemos a la alabanza gratuita.
Y podía haberla suspendido y todo. Le pongo un cinco para no recibir tantos negativos de los respetables cinéfilos que puntúan por aquí y dejar intacto mi ego, que ya sufre bastante cuando pierdo alguna partida de ajedrez de torneo.
"Tócala otra vez para mí, Sam..."
es una mentira colosal con tintes de leyenda urbana inexplicable, ya os podéis imaginar qué es lo que hay que esperar de la tercera de las cumbres del séptimo arte (las otras dos son "Lo que el viento se llevó" y "Ciudadano Kane"). Que te digan por todas partes lo buena que es, para variar; y que la veas al fin y te des cuenta de que no es tan buena como dicen (para variar) y que, encima te has aburrido (para variar).
Propongo un ejercicio, a ver si cuela: Vamos a escribir todos en Filmaffinity que una película española tan reputada como "Jamón jamón" es una obra maestra de 10. Encendamos la web con nuestras críticas más enamoradas y apasionadas, que igual mucha gente las lee, pica, ve la película y se da cuenta de que es una mierda, pero luego va pregonando por ahí que es buena para "no llevar la contraria a los que saben", porque los críticos saben mucho...
Pues lo mismo con Casablanca. Algún día personas con galones se atreverán a decir que no vale ni la mitad de lo que dice la mayoría, que no es para tanto y que ya basta de encumbrar algunas películas porque sí...y, de paso, nos darán la razón a los que no nos vendemos a la alabanza gratuita.
Y podía haberla suspendido y todo. Le pongo un cinco para no recibir tantos negativos de los respetables cinéfilos que puntúan por aquí y dejar intacto mi ego, que ya sufre bastante cuando pierdo alguna partida de ajedrez de torneo.
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