Casablanca
8.4
100,272
Drama. Romance
Años 40. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a la autoridades francesas al mando del corrupto inspector Renault. En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la ... [+]
21 de septiembre de 2007
21 de septiembre de 2007
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
He quedado consternado ante las descalificantes criticas de un puñado de gafapastas a esta autentica OBRA MAESTRA. Parece ser que si no es cine independiente iraní, Dogville, Lost In Translation o Fucking Amal, los gafapastosos de Filmaffinity quedan obsoletos ante las verdaderas obras clásicas, las cuales no son capaces de aguantar o mas común aun, de no entender. No es la entrada que hubiese deseado para mi critica sobre Casablanca, pero desde hace algún tiempo hay ciertos “críticos” que basan sus “gracias” en destrozar algún clásico con insultos fáciles y descalificaciones entre el reparto.
Que podría decir sobre Casablanca, la gran obra maestra del cine, la perla de Michael Curtiz, con un reparto realmente asombroso, una joya en plena Guerra Mundial que muchos tachan de propagandista pero pocos saben su verdadero origen.
Basada en la obra de teatro de Murray Burnett y Joan Alison, Everybody Comes to Rick's, la historia nos sitúa en el Marruecos Francés, concretamente en la ciudad de Casablanca, un lugar de contrabando de visados con destino a América.
En cuanto al reparto, sobran las palabras; encabezado por Bogart, un gigante del cine, el único hombre con esmoquin blanco al que no pedirías una copa, el galán por excelencia.
Seguido de Ingrid Bergmann en el papel de Ilsa, con una actuación sublime sin altibajos. Gran Paul Henreid interpretando al checo Victor Laszlo. Cabe también destacar a Claude Rains en el papel del capitán Renault, el sarcástico oficial francés. Mención aparte merece el personaje del pianista Sam, interpretado por Dooley Wilson.
Todos estos personajes nos acompañan durante 102 minutos de cine monumental rebosante de calidad.
As Times Goes By es la gran pieza musical que nos acompaña durante toda la película de la mano del piano de Sam, una de las canciones mas recordadas de la historia del cine.
Una de las mejores películas jamás filmadas, Casablanca marcó una época, unos estereotipos, una historia… no hay nada más que decir, es Casablanca.
Que podría decir sobre Casablanca, la gran obra maestra del cine, la perla de Michael Curtiz, con un reparto realmente asombroso, una joya en plena Guerra Mundial que muchos tachan de propagandista pero pocos saben su verdadero origen.
Basada en la obra de teatro de Murray Burnett y Joan Alison, Everybody Comes to Rick's, la historia nos sitúa en el Marruecos Francés, concretamente en la ciudad de Casablanca, un lugar de contrabando de visados con destino a América.
En cuanto al reparto, sobran las palabras; encabezado por Bogart, un gigante del cine, el único hombre con esmoquin blanco al que no pedirías una copa, el galán por excelencia.
Seguido de Ingrid Bergmann en el papel de Ilsa, con una actuación sublime sin altibajos. Gran Paul Henreid interpretando al checo Victor Laszlo. Cabe también destacar a Claude Rains en el papel del capitán Renault, el sarcástico oficial francés. Mención aparte merece el personaje del pianista Sam, interpretado por Dooley Wilson.
Todos estos personajes nos acompañan durante 102 minutos de cine monumental rebosante de calidad.
As Times Goes By es la gran pieza musical que nos acompaña durante toda la película de la mano del piano de Sam, una de las canciones mas recordadas de la historia del cine.
Una de las mejores películas jamás filmadas, Casablanca marcó una época, unos estereotipos, una historia… no hay nada más que decir, es Casablanca.
30 de octubre de 2006
30 de octubre de 2006
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casablanca es una película que hay que revisitar de vez en cuando para ver como va evolucionando, como hay que hacer con los vinos de buenas añadas.
Personalmente, creo que la magia de esta película esta en la atmósfera (muy viciada por cierto por ese maravilloso humo en blanco y negro) que se crea en el mítico bar. Siendo Rick el eje sobre el que van apareciendo los diferentes personajes.
Diría que a la película le ocurre como a su protagonista, en cuanto les sacas del bar pierden mucha fuerza y magia.Sin embargo, todas las secuencias en el Rick´s son redondas, inolvidables.
La fidelidad de Sam a Rick ante la oferta del acaparador Ferrari.
Las brillantes intervenciones del repelente Captn. Renault
Sam al piano con Elsa y entra Rick (impresionante Bergman)
Después de cerrar Sam y Rick esperando a Elsa mientras se bebe casi una botella de Bourbon y se fuma hasta las partituras de Sam (historia del cine)
Rick perdiendo en la ruleta por ayudar a los recien casados (emocionante)
Rick haciendo contabilidad con el camarero gordito (personaje inolvidable) cuando les cierran el bar.
En definitiva, un momento mágico en la historia del cine, a pesar de las prisas por acabar la película (sin saber muy bien como hacerlo).
Personalmente, creo que la magia de esta película esta en la atmósfera (muy viciada por cierto por ese maravilloso humo en blanco y negro) que se crea en el mítico bar. Siendo Rick el eje sobre el que van apareciendo los diferentes personajes.
Diría que a la película le ocurre como a su protagonista, en cuanto les sacas del bar pierden mucha fuerza y magia.Sin embargo, todas las secuencias en el Rick´s son redondas, inolvidables.
La fidelidad de Sam a Rick ante la oferta del acaparador Ferrari.
Las brillantes intervenciones del repelente Captn. Renault
Sam al piano con Elsa y entra Rick (impresionante Bergman)
Después de cerrar Sam y Rick esperando a Elsa mientras se bebe casi una botella de Bourbon y se fuma hasta las partituras de Sam (historia del cine)
Rick perdiendo en la ruleta por ayudar a los recien casados (emocionante)
Rick haciendo contabilidad con el camarero gordito (personaje inolvidable) cuando les cierran el bar.
En definitiva, un momento mágico en la historia del cine, a pesar de las prisas por acabar la película (sin saber muy bien como hacerlo).
17 de noviembre de 2011
17 de noviembre de 2011
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de CASABLANCA es hablar de Humphrey Bogart, un tipo hecho de la misma pasta que Sterling Hayden, Robert Ryan o Lee Marvin. Inconformista, fue más lejos que ellos. Se plantó en Hollywood, con su cara de palo, preguntando por la más guapa, porque Humphrey andaba escaso de talla y de nombres de mujer, él con silbar y “muñeca” se apañaba. A los galanes de entonces, Grant, Gable, Peck, Fonda, Cooper y compañía, en vez de darles la risa floja les temblaron las rodillas y así empezó el mito.
El día que Michael Curtiz le enseñó el guión de CASABLANCA, los gritos de Humphrey debieron de hacer temblar la estancia: “¿Pero esto qué es?”, “¿Pero cómo demonios te atreves a traerme esto a mí?”. El pobre de Michael no sabría donde meterse, él era un artesano con oficio, de los que tragan con lo que el Estudio mande, y, desde luego, incapaz de solucionar problemas a base de Whisky como los Welles, Ford o Huston. Y ahí estaba Humphrey, un buenazo cuando le daba la gana, “tranquilo que esto lo arreglamos con unas cuantas frases”.
Lo que iba a ser un apaño resultó ser una obra maestra. En el cine la magia no surge solo de ensamblar las mejores piezas, se necesita que la inspiración haga acto de presencia. Y de eso se ocupó Humphrey, multiplicándose en la película por todas partes. Cada vez que algo no funcionaba, ahí acudía presto con una frase “De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío” y la cosa mejoraba. ¡Podía decir lo que quisiera sin sonar ridículo!, y se cebó, las frases fueron cayendo una detrás de otra: “Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos”, con esta mejoraba hasta la iluminación, “si ella puede soportarla, ¡yo también puedo! ¡Tócala!”, la cosa iba de maravilla, “Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul”, “siempre nos quedará París”, el equipo técnico boquiabierto, y para rematar “Louis, creo que este es el principio de una gran amistad”, ¡Con la mano en el bolsillo! Como si tal cosa.
Termina la película y uno está en el séptimo cielo sin saber cómo, porque lo que siempre quedó, aparte de París, fueron las dudas, la principal un poco ambigua: ¿Al final con quien se queda Rick? ¿Con la chica o con el chico?
El día que Michael Curtiz le enseñó el guión de CASABLANCA, los gritos de Humphrey debieron de hacer temblar la estancia: “¿Pero esto qué es?”, “¿Pero cómo demonios te atreves a traerme esto a mí?”. El pobre de Michael no sabría donde meterse, él era un artesano con oficio, de los que tragan con lo que el Estudio mande, y, desde luego, incapaz de solucionar problemas a base de Whisky como los Welles, Ford o Huston. Y ahí estaba Humphrey, un buenazo cuando le daba la gana, “tranquilo que esto lo arreglamos con unas cuantas frases”.
Lo que iba a ser un apaño resultó ser una obra maestra. En el cine la magia no surge solo de ensamblar las mejores piezas, se necesita que la inspiración haga acto de presencia. Y de eso se ocupó Humphrey, multiplicándose en la película por todas partes. Cada vez que algo no funcionaba, ahí acudía presto con una frase “De todos los bares en todos los pueblos en todo el mundo, ella entra en el mío” y la cosa mejoraba. ¡Podía decir lo que quisiera sin sonar ridículo!, y se cebó, las frases fueron cayendo una detrás de otra: “Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos”, con esta mejoraba hasta la iluminación, “si ella puede soportarla, ¡yo también puedo! ¡Tócala!”, la cosa iba de maravilla, “Los alemanes iban de gris y tú ibas vestida de azul”, “siempre nos quedará París”, el equipo técnico boquiabierto, y para rematar “Louis, creo que este es el principio de una gran amistad”, ¡Con la mano en el bolsillo! Como si tal cosa.
Termina la película y uno está en el séptimo cielo sin saber cómo, porque lo que siempre quedó, aparte de París, fueron las dudas, la principal un poco ambigua: ¿Al final con quien se queda Rick? ¿Con la chica o con el chico?
19 de mayo de 2005
19 de mayo de 2005
24 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
No por manido se convierte en menos cierto que es ésta la película por excelencia. Como los grandes descubrimientos científicos y médicos, esta obra es grande por pura... casualidad. Con un guión realizado sobre la marcha, mil avatares antes, durante y después de la producción, y un elenco de actores tan desconcertados como en estado de gracia, Michael Curtiz elabora la penicilina del séptimo arte sin que nadie acierte a explicar cómo. “¿Pero de quién estoy yo enamorada?”, llegó a preguntar Ingrid Bergman al director poco antes del final del rodaje. “Aún no lo sé”-contestó Curtiz- “Tú mientras tanto actúa”. Tal vez por esto la ambigüedad por momentos de Elsa era simplemente auténtica.
Así, Casablanca todo lo cura, porque ver Casablanca es poder creer en el arte del cine cada vez que pueda surgir una mínima duda sobre si éste es más arte que negocio o más lo segundo que lo primero. La espléndida fotografía de Arthur Edison; la música de Steiner; Bogart y Bergman en el estrellato; Reins, Henreid, Veidt... encabezando un elenco de secundarios al cual más solvente en la pantalla... ¿Qué se puede decir que ya no se haya dicho sobre esta mágica historia de refugiados, caraduras, amistad, lucha por los principios y la libertad, y por encima de todo el máximo icono del amor verdadero –el que a todos nos hace suspirar cuando es capaz de, por amor, renunciar al amor–?
Dicen que ya no quedan héroes románticos como el Humphrey Bogart de esta cinta. No sé si será del todo cierto, pero en cualquier caso siempre nos quedará ese café auténtico, reducto de personajes entrañables y variopintos; quedará el piano de Sam y las reminiscencias en el aire de “As time goes by”; quedará la niebla sobre un recóndito aeropuerto en un lugar de África mientras nos preguntamos por dónde andarán ahora esos grandes amigos Louis Renault y Rick Blaine, o si Elsa, en algún lugar junto a Víctor Laszlo, no puede olvidar a Rick. El tiempo pasará pero permanecerá, inmutable, como si sus personajes hubieran sido realmente de carne y hueso, Casablanca.
Así, Casablanca todo lo cura, porque ver Casablanca es poder creer en el arte del cine cada vez que pueda surgir una mínima duda sobre si éste es más arte que negocio o más lo segundo que lo primero. La espléndida fotografía de Arthur Edison; la música de Steiner; Bogart y Bergman en el estrellato; Reins, Henreid, Veidt... encabezando un elenco de secundarios al cual más solvente en la pantalla... ¿Qué se puede decir que ya no se haya dicho sobre esta mágica historia de refugiados, caraduras, amistad, lucha por los principios y la libertad, y por encima de todo el máximo icono del amor verdadero –el que a todos nos hace suspirar cuando es capaz de, por amor, renunciar al amor–?
Dicen que ya no quedan héroes románticos como el Humphrey Bogart de esta cinta. No sé si será del todo cierto, pero en cualquier caso siempre nos quedará ese café auténtico, reducto de personajes entrañables y variopintos; quedará el piano de Sam y las reminiscencias en el aire de “As time goes by”; quedará la niebla sobre un recóndito aeropuerto en un lugar de África mientras nos preguntamos por dónde andarán ahora esos grandes amigos Louis Renault y Rick Blaine, o si Elsa, en algún lugar junto a Víctor Laszlo, no puede olvidar a Rick. El tiempo pasará pero permanecerá, inmutable, como si sus personajes hubieran sido realmente de carne y hueso, Casablanca.
31 de marzo de 2006
31 de marzo de 2006
19 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por recomendación de un amigo me dispuse a ver Casablanca. Nunca me han dado más las cintas en blanco y negro, y por lo general suelo ver siempre cine del denominado "Palomitero", pero Casablanca lo logró. Empecé a verla y me atrapó. Cuando me quise dar cuenta ya había acabado y, con ello, me había dejado escenas sensacionales de las que ya no se hacen en el cine de ahora. La historia principal no es muy allá, pero la forma en que está narrada y los diferentes elementos externos -la guerra, especialmente- la hacen crecerse de forma increíble.
Bogart y Bergman son, desde ya, la mejor pareja de actores que he visto nunca en una película. Ambos se compenetran maravillosamente y regalan, de nuevo, momentos excelentes. Pero el carisma de Bogart "Rick" se acentúa con su evolución como personaje, y si bien es la estrella absoluta de la cinta, todos los secundarios son igualmente carismáticos. El jefe de policía, por ejemplo, o Sam, el pianista del Rick's Café.
Una fotografía excelente y una música genial ayudan a elevar el mito de "Casablanca" al más alto nivel. Una película maravillosa que, aún con más de 60 años, consigue tener una historia y puesta en escena fresca. No sabría decir si Bogart interpreta a Rick o es al contrario. Y esto nunca me había pasado. El guión, de los mejores que he podido disfrutar hasta la fecha. Obligada para todo aquel al que le guste -o no- el cine.
Bogart y Bergman son, desde ya, la mejor pareja de actores que he visto nunca en una película. Ambos se compenetran maravillosamente y regalan, de nuevo, momentos excelentes. Pero el carisma de Bogart "Rick" se acentúa con su evolución como personaje, y si bien es la estrella absoluta de la cinta, todos los secundarios son igualmente carismáticos. El jefe de policía, por ejemplo, o Sam, el pianista del Rick's Café.
Una fotografía excelente y una música genial ayudan a elevar el mito de "Casablanca" al más alto nivel. Una película maravillosa que, aún con más de 60 años, consigue tener una historia y puesta en escena fresca. No sabría decir si Bogart interpreta a Rick o es al contrario. Y esto nunca me había pasado. El guión, de los mejores que he podido disfrutar hasta la fecha. Obligada para todo aquel al que le guste -o no- el cine.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here