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Snowden

Thriller. Drama. Intriga Narra los acontecimientos que siguieron a la publicación por parte del diario 'The Guardian' de los documentos clasificados que aportó el joven analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden sobre el programa secreto de vigilancia mundial de la Agencia en el 2013, unos documentos que revelaban que espiaban a miles de millones de personas de todo el planeta... Film Basado en el libro "The Snowden files. The inside ... [+]
Críticas 87
Críticas ordenadas por utilidad
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4
7 de febrero de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película más sobre la ""historia" de Eduard Snowden, un ex miembro de la CIA/NSA que trás descubrir hasta que límites llegan estos servicios de seguridad americanos, decide dar a conocer a la gente sus actos, para que la sociedad juzge.

Una historia bastante importante en la hisotria, al igual que interesante, pero que en este film se hace aburrido, lento y largo. Quizás, bueno mejor dicho, seguro que no es la mejor película sobre el caso. Citizenfour es mejro película al respecto.

Pero si de verdad, interesa el caso, recomiendo ver documental, ya que la película pierde muchos datos en adornos.
5
20 de octubre de 2016 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando conoces el caso de Snowden y decides ver esta película, esperas obtener información nueva, el gran paso en el que decide "traicionar" a su país. Si quieres conocer todo esto, no es tu película. No aporta nada nuevo a la información que cualquiera con Internet puede encontrar. Si no sabes nada sobre el caso, pensarás que es entretenida.
La película se centra mucho en la bonita y difícil relación de Snowden y Lindsay Mills, y los celos de este. Y yo pensaba que iba a ver a un hacker destapando la verdad sobre la privacidad en Internet...
Una información muy interesante habría sido la explicación de cómo funcionan y de dónde han salido los programas que utilizan para controlar toda nuestra información personal, pero solo nos dan una vaga idea. Igual ocurre con el momento en el que Snowden decide contar la verdad, sacarla de allí. Este cambio no se percibe, parece que un día piensa "venga, que lo hago hoy, que hace buen día". Tuvo que ser una decisión complicada para él, pero aquí no lo parece.
No podía faltar el patriotismo. Que está mostrando que su país ha cometido delitos en todo el mundo, pero no lo culpa demasiado. Se hacen críticas suaves hacia esto, pero no tantas como podrían hacerse. Esta es una de las causas por las que una película que narra un caso de tal magnitud no debería ser americana.
Ana
5
20 de enero de 2020 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo esta película en la TV, en una noche de insomnio. Quien tuvo, retuvo, y la película de Stone me va atrapando con la historia universalmente conocida del ex-espía de la CIA Snowden y su peripecia tras filtrar las actividades, como poco alegales y muchas veces ilegales, que la Agencia estadounidense efectuaba contra la privacidad de enemigos, aliados y todo bicho viviente a través de ese poderoso y peligrosísimo elemento que era y hoy todavía es y con mucha más fuerza, Internet.

El problema de Oliver Stone es que traslada sus fobias y sus odios a la pantalla sin pararse a pensar en que hay que tener una pizca de imparcialidad, hay que saber buscar el término medio por muy convencido que estés de que tú llevas la razón y el enemigo (siempre la Administración USA) es malvado e implacable. Si el espectador percibe ese odio, la película decae, por mucha razón de la que se cargue Stone y por mucho esfuerzo que hagan un comedido y eficaz Gordon-Levitt, actor al que deberían darle más cancha y papeles con más enjundia para que desplegase ese talento que asoma en cada interpretación.

Aunque el tiempo del Stone director parece haber pasado, es innegable que sabe rodar, sabe construir una película a través de un guión bien elaborado, contando con cierta maestría el entramado técnico de Internet y sus múltiples posibilidades para saltarse la intimidad de cualquier ciudadano. Pero la película, basada en una historia real y muy cercana en el tiempo, totalmente contemporánea, no acaba de arrancar pasión. Quizás por eso, por ser una historia mil veces leída en prensa, mil veces debatida en televisiones y radios, pero sobre todo porque es una historia inconclusa.

La película, técnicamente impecable, no tiene el sentido de la perspectiva que el tiempo dará a este caso y a las implicaciones que la pregunta ¿seguridad o libertad? tienen en cualquier ciudadano en estos tiempos tan convulsos.
6
30 de noviembre de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En aras de la verdad, en aras de su tranquilidad.

A veces es mejor no saber, más si se sabe teniendo moral propia, pues no es buen complemento a tener en cuenta; “libre de opresión” es su lema, y al final de toda esta aventura lo consiguió, pero ¡a qué precio!
Un autodidacta, demasiado inteligente para ser clasificado, que como buen patriota amaba a su país, quería ayudar a su vigilancia y defensa y no gustaba de criticar lo que se hacía en casa, pues ningún padre se saltaría la ley, ni haría nada contra sus propios hijos, excepto protegerlos de los peligros de fuera.
“Un individuo puede detener el motor del mundo”, y allá que se lanzó, sin paracaídas, este imprevisto héroe, después de ser testigo de múltiples atropellos contra la intimidad y libertad de las personas, e incluso después de crear el invisible programa, que permitía hacer realidad tal abuso y ultraje, en nombre de la seguridad nacional, cuando todo estaba dirigido a adquirir ventaja económica, política y militar, respecto al resto de países.
“Todo huele a podrido en Dinamarca”, aunque shakespeare se quedó corto con su Hamlet, pues es el primer mundo actual el que huele a rancio y corrompido; la política del miedo se nos vende, en aras de proteger nuestra libertad, cuando ésta ha sido vendida al postor con más ventaja adinerada, y de poder capitalista.
Nadie está a salvo, todos entramos en el grupo de posibles espiados, incluso todos aquellos ingenuos que pensamos, para qué molestarse en observarme, cuando nada tengo que decir ni ocultar sobre dichos temas; pero quien ostenta el poder no opina igual, pues cualquiera puede ser un potencial peligro, o puede ser usado como moneda de cambio o chantaje para obras mayores, el negocio no se detiene por el peón de abajo, ese sustituible anónimo ciudadano, y sobre ésas que actúan.
Un blancanieves, a quien la bruja del gobierno dio a probar la envenenada manzana pero, a pesar del inicial mordisco, se libró del corrosivo veneno, y pudo sanar su alma.
Necesario ser contada y nadie como Oliver Stone, para llevar a cabo dicha tarea informativa; el hombre es de sobre conocido, también la hecatombe que tuvo lugar con sus actos y declaraciones, por tanto, la parte motivante y curiosa es descubrir sus inicios y progresos, su vida personal y el cambio de actitud y personalidad que experimenta.
Necesarios todos sus minutos, válido el intercambio temporal de situación, para descubrir cómo se llega a esa inhóspita habitación de hotel, centro de toda la explosiva polémica; es lo que se espera, no hay intensidad ni giros apasionados de elección de dilemas, pero a cambio te acerca a Edward Snowden, lo convierte en alguien más familiar, entendible y afianzado, que la figura famosa que se tenía en mente.
Es cierto que el clásico sello, forzado hasta las últimas consecuencias, de Stone ha perdido gravedad y fuerza en sus últimos trabajos, y que aquí ofrece únicamente una postura positiva y encumbrada del personaje, sin contraste de punto de vista alternativo que le haga sombra; se centra en el debate ético sobre lo que ve y hace -para los hechos, remitirse a los muchos documentales sobre el asunto-, sobre el malestar que se siente y la fobia que desarrolla, le importa más el hombre que la figura mediática y es esa parte la que se agradece, a pesar de la suavidad y permisividad del encaramiento.
Deja fuera de cámara, la posible escondida oscuridad del adalid informático, deja fuera del guión, cualquier intriga o nerviosismo sentido, deja fuera de la cinta, cualquier novedad documentaria; opta por la llaneza, por un cordial camino recto, sin curvas mareantes, reproche del que dejo nota aunque, con todo, la película se consume a gusto y digiere con agrado..., es lo que tiene una comida sana y baja en calorías, el estómago ni se entera en su digestión posterior.
“Snowden”, “morirá en Rusia”, por exceso de pensamiento propio y conflicto de seguir órdenes, sin ser cuestionadas..., por creer que el mundo sería diferente, tras su hazaña.

Lo mejor; la interpretación de Joseph Gordon-Levitt.
Lo peor; excesivamente bondadosa.
Nota 6,2
interpretación 7 música 5,5 fotografía 6 guión 6 realización 6,5 montaje 6,5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
5
14 de noviembre de 2019 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone y la política son como Michael Myers y su máscara, inseparables. En “Snowden” el cineasta neoyorquino aborda el asunto Ed Snowden a modo de didáctico pero nada estimulante biopic. Todo en la película es frío y distante, y al final ni siquiera su repartazo consigue insuflar vida al cuerpo.
“Snowden” es una película que me ha recordado horrores a “El quinto poder” (Bill Condon, 2013), cosa que para nada es buena señal. Thrillers grises basados en hechos reales y de rabiosa actualidad, en aquella ocasión el tema Julian Assange y aquí todo lo concerniente a Edward Snowden, que en caliente y a grandes rasgos cumplen relativa función didáctica, siempre y cuando no estés muy al día en el asunto tratado, pero que en frío los acabas poco menos que odiando precisamente por su carencia de alma.
“Snowden” se articula como un biopic del ex-analista de la NSA Edward Snowden, teniendo como punto central del laberinto ese momento en el que este les pasa, a periodistas del The Guardian, los documentos secretos que atestiguan las espías globales llevadas a cabo por los EEUU durante los mandatos de George Bush jr. y Barack Obama. La temática es atractiva y estimulante, pero el conjunto de Oliver Stone no. El film es tan insípido que acabas quedándote con la lección para, con el paso de los días, desechar todo lo demás.
Y por reparto no será, que diría mi abuela. En “Snowden” tenemos un cast muy jugoso para propiciar un film de esos en los que no hay una escena sin su batalla actoral de rigor. Pero ni con esas el producto deja de ser insípido. Para empezar, y a pesar de su muy mimética caracterización, a Joseph Gordon-Levitt no le beneficia lo sosegado del personaje. Que por sus venas en vez de sangre circule horchata, no es bueno. De ahí podemos saltar a su nula química con Shailene Woodley, actriz que sigue sin transmitirme nada. Y de ahí pasamos a esa retahíla de secundarios de nivel que mantienen tu interés en el lote; un interés que, si fuera por el propio lote, ya habría caducado.
En fin, Oliver Stone. Una y no más, gracias.
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