Gigantes de acero
5.8
20,787
Ciencia ficción. Acción
En un futuro no muy lejano el boxeo es robótico: en los combates ya no se enfrentan seres humanos, sino robots humanoides, sofisticadas máquinas diseñadas para luchar. Charlie Kenton, un antiguo púgil que casi llegó a alcanzar la gloria, está pasando una mala racha como promotor de combates. Un día, encuentra un viejo robot desechado y, al comprobar que es un gran boxeador, decide entrenarlo.
18 de diciembre de 2011
18 de diciembre de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acero puro es una película que no tiene nada que no se haya visto ya en el cine. Digamos que la película no destaca por su guión y podría pensarse que destaca por sus efectos especiales que de vez en cuando algún fallo aprecié, pero para mí por lo que podría descatarsela sería por la gran interpretación de chaval en el papel que hace y sobre todo por un final que la verdad es bastante emotivo y envolvente y es lo que le da algo de gracia a la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que no me gusto de la película fue:
1º Creo que todo el mundo concidirá conmigo en que cómo es posible que un chaval de 11 años consiga deslumbrar a su padre que ha estado gran parte de su vida dedicándose a los robots con "fabulosas" modificaciones en el robot propias de un genio.
2º ¿Por qué no se explica el origen de muchas de las cosas?. Yo pienso que no hubiese estado mal explicar más a fondo los origenes del protaginista como boxeador o de como este empieza en las peleas de boxeo clandestinas.
3º En mi opinión se le da muy poco juego al papel de la compañera de la protagonista la cual simplemente aparece en la mitad de la película y luego al final para añadir a la película algo de romanticismo.
4º ¿Qué sentido tienes que un robot salve a un niño de una caída por un acantilado y luego este durante las peleas parezca escucharle y en los momentos claves de la pelea levantarse cuando todo parece esar perdido?. Creo que si se le hubiese dado más juego a esa idea como se hace en otras películas como en Yo Robot donde eso se explica bien hubiese quedado basante mejor.
5º ¿Cómo puede ser tan fácil robar robots así porque sí?. Creo yo que habría mas seguridad en dichas zonas creo bueno creo que almacenar robots es una tontería puesto que si las piezas son reutilizables se venderían pero bueno el director creyó oportuno hacernos a esa idea.
1º Creo que todo el mundo concidirá conmigo en que cómo es posible que un chaval de 11 años consiga deslumbrar a su padre que ha estado gran parte de su vida dedicándose a los robots con "fabulosas" modificaciones en el robot propias de un genio.
2º ¿Por qué no se explica el origen de muchas de las cosas?. Yo pienso que no hubiese estado mal explicar más a fondo los origenes del protaginista como boxeador o de como este empieza en las peleas de boxeo clandestinas.
3º En mi opinión se le da muy poco juego al papel de la compañera de la protagonista la cual simplemente aparece en la mitad de la película y luego al final para añadir a la película algo de romanticismo.
4º ¿Qué sentido tienes que un robot salve a un niño de una caída por un acantilado y luego este durante las peleas parezca escucharle y en los momentos claves de la pelea levantarse cuando todo parece esar perdido?. Creo que si se le hubiese dado más juego a esa idea como se hace en otras películas como en Yo Robot donde eso se explica bien hubiese quedado basante mejor.
5º ¿Cómo puede ser tan fácil robar robots así porque sí?. Creo yo que habría mas seguridad en dichas zonas creo bueno creo que almacenar robots es una tontería puesto que si las piezas son reutilizables se venderían pero bueno el director creyó oportuno hacernos a esa idea.
14 de marzo de 2012
14 de marzo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
OK, vale, no sé cómo lo hacen los críticos de verdad pero yo a veces tomo notas mientras veo la peli y luego hago un articulillo. No merece el esfuerzo, ahí van las notas transcritas tal cual. Vaya película más ñoña. Podría ser perfectamente una de esas decepciones con las que nos sorprende (cada vez menos) el bobo de Spielberg para recordarnos su mediocridad cuando no hay un buen guionista detrás. Uno espera ver una buena mezcla de acción y ciencia ficción y se encuentra con este melodrama barato sobre niño con robot ¿Alguien se acuerda de lo larga que era Inteligencia Artificial? ¿De cómo cuando por fin pinocho se queda congelado aparecen unos extraterrestres y piensas “Dios, esto no se va a acabar nunca” Aquí el pastelón produce diabetes mucho antes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Después de una lamentable presentación del capullo que interpreta Hugh Jackman enseguida adivinas que, oh, qué bonito, peli con mensaje: el cretino evolucionará patéticamente hasta convertirse en un papá guay. Luego viene el rollo en el que Pecas le explica al mocoso que el retrasado de su padre no siempre fue un gilipollas. Una horita. Por Dios, el “flesh market” en ésta se llama el “zoo”. Vaya escenario más de garrafón. Hey, Spielberg, gracias por recordarme que los marcianitos son para niños. Robots exigía más neuronas y tenía más gracia. Su pu... madre... ¡El niño está bailando con el robot! Necesito una cerveza. Uy, mira, el niño sabe ingeniería robótica. Vaya timo, esto me recuerda los mensajes que me salen en el Sing Star cuando canto... “lamentable”, “penoso” “retírate” “abandona la música” “espero que tengas estudios”... Tengo que ver el trailer otra vez ¿Salía el puñetero niño? Ni Disney hubiera hecho un truño tan ñoño ¡Oye! ¡Vamos a ver el making-off para saber cómo han conseguido que los actores actúen igual que los robots! Previsible. Qué buena está la tal Lemanova. Se llama Farra ¿un guiño del guionista que es de Cullera y fallero en sus ratos libres? ¿Quién es el sonado que ha hecho este bodrio? Conviene recordarlo para no perdonarle nunca. Voy a echar un Tekken a ver si se me quita la mala leche .
El tal Mashido es una caricatura de Mark Lenders. La chica que anuncia los asaltos se inspira en los calendarios aquellos tan sexies de robots femeninos en lencería. ¡Y volvemos a ver el final de Rocky 3! ¡Y ahora el final de Rocky! Y así amigos míos acaba una hermosa fábula de cómo un niño con un padre irresponsable se mete en el violento mundo del boxeo y aprende a ganar una pasta sin ir al colegio. Fin. Y el Madrid en cuartos de la Champions ¿No es fantástico?
El tal Mashido es una caricatura de Mark Lenders. La chica que anuncia los asaltos se inspira en los calendarios aquellos tan sexies de robots femeninos en lencería. ¡Y volvemos a ver el final de Rocky 3! ¡Y ahora el final de Rocky! Y así amigos míos acaba una hermosa fábula de cómo un niño con un padre irresponsable se mete en el violento mundo del boxeo y aprende a ganar una pasta sin ir al colegio. Fin. Y el Madrid en cuartos de la Champions ¿No es fantástico?
15 de diciembre de 2013
15 de diciembre de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué pinta más penosa tenía ya antes de verla y en efecto, cumple sus expectativas. Confieso que hacía tiempo que no veía algo tan ridículo. Por mi parte, mi único deseo confesable es que perdieran sus combates y se arruinaran, e inconfesable, que uno de estos robots aplastara al niño este tan sabiondo y chulo, y que su padre tuviera que ponerse a mendigar o algo peor para pagar la deuda. Algunos dicen que es completa, pero yo lo que entiendo es que es completamente mala en todo. "Acero puro" aparenta algo diferente durante los primeros minutos pero pasado el tanteo con el espectador lo que nos ofrece Shawn Levy es una mezcla de "Rocky" (1976) y "Campeón" (1979) con "Transformers" (2007), quedando infinitamente lejos de las dos primeros pero no de la última con la que está en la misma onda. De acuerdo, es entretenimiento pero es todo tan fácil, además de simple, que no te la puedes tomar mínimamente en serio. Por ejemplo, ¿por qué el chico es tan bueno? ¿Por qué va a aguantar el round? ¿Por qué va a vencer a X? Este voluntarismo "por que soy el protagonista" me saca de quicio.
La únicas virtudes que le veo es el diseño de los púgiles metálicos, la presencia de Hugh Jackman para ellas y Evangeline Lilly, tampoco mucho, para nosotros, aunque confieso que nada más aparecer de mecánica, se me atravesó. Sólo hace falta verla animando al final cual camionero cervecero y acordarse de Elisabeth Shue en "Karate Kid" (1984) para echarse a llorar con el deterioro del referente femenino en estos 27 años. Ahora bien, "Acero puro" es otro ejemplo sobresaliente de la filosofía de nuestro tiempo. Sobre lo dicho de la nueva mujer, hay que añadir la nueva paternidad. Es increíble esta relación, bueno todo en la película lo es, que el chico pierda a su madre y le importe tan poco como a su progenitor, que ni siquiera se lo menciona. Eso sí, colegueo. Observad que Charlie (Hugh Jackman) ni le manda, enseña o impone reglas, ni siquiera que se vaya a la cama. Libertad completa. Claro que Max (Dakota Goyo) tampoco le reprocha nada. Ahí está la clave. Da igual lo que hagas o como seas porque el resto del mundo está ahí esperándote, ella por ejemplo, a que te dignes prestarles algo de atención.
La únicas virtudes que le veo es el diseño de los púgiles metálicos, la presencia de Hugh Jackman para ellas y Evangeline Lilly, tampoco mucho, para nosotros, aunque confieso que nada más aparecer de mecánica, se me atravesó. Sólo hace falta verla animando al final cual camionero cervecero y acordarse de Elisabeth Shue en "Karate Kid" (1984) para echarse a llorar con el deterioro del referente femenino en estos 27 años. Ahora bien, "Acero puro" es otro ejemplo sobresaliente de la filosofía de nuestro tiempo. Sobre lo dicho de la nueva mujer, hay que añadir la nueva paternidad. Es increíble esta relación, bueno todo en la película lo es, que el chico pierda a su madre y le importe tan poco como a su progenitor, que ni siquiera se lo menciona. Eso sí, colegueo. Observad que Charlie (Hugh Jackman) ni le manda, enseña o impone reglas, ni siquiera que se vaya a la cama. Libertad completa. Claro que Max (Dakota Goyo) tampoco le reprocha nada. Ahí está la clave. Da igual lo que hagas o como seas porque el resto del mundo está ahí esperándote, ella por ejemplo, a que te dignes prestarles algo de atención.
3 de octubre de 2016
3 de octubre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante toda la historia de la humanidad, los medios de los líderes mundiales para manipular a las masas han sido muy rudimentarios. No he hecho ningún estudio pormenorizado sobre la propaganda anterior al siglo XX, pero un rápido vistazo a la Wikipedia basta para realizar que hasta la WWI no se sistematiza el uso de la información. Se asocia el uso de la propaganda principalmente a Joseph Goebbles, cuyo uso de todos los medios posibles habidos y por haber para manipular a los alemanes durante el régimen nazi se estudia aún en las escuelas, pero antes que a Goebbles, se considera a Edward Bernays – sobrino de Sigmund Freud – el inventor de la propaganda tal y como la conocemos hoy en día. Probablemente sea el cine, inventado precisamente en los primeros años del siglo XX (época en la que vivió Bernays), el medio mediante el cual se ha aprovechado para emitir más mensajes propagandísticos.
Tras la invención del sonoro, a lo largo de aproximadamente 50 años, algunos autores brillantes explotan las cualidades del medio con películas como M o Ciudadano Kane y como es lógico, desde Hollywood se aprovecha las tremendas oportunidades que ofrece el cine para manipular a conveniencia a los espectadores. ¿Pero casa esto con una visión personal y artística del cine?. Esto no es excluyente con la propaganda, pero si que son dos conceptos que a priori pueden chocar: para que el autor ofrezca su obra al público como una idea propia (es decir, como arte), no puede adaptarse a una historia cuya razón de ser es influir de una forma particularmente determinada en el número más amplio posible de espectadores. No es excluyente porque hay ejemplos evidentes de que una película con tintes propagandísticos puede tener un enorme valor artístico: la filmografía de Frank Capra es un buen ejemplo de ello; el cine es, al fin y al cabo, manipulación, lo que cambia es si esta se hace bien o se hace mal. Ha habido películas peores que Que bello es vivir destinadas a la propaganda más exacrbada que sencillamente no han pasado a la historia, pero hablamos de una época en la que cuesta trabajo realizar una película con un fin determinado: los guionistas deben rascarse la cabeza para lograr obtener una narración lo suficientemente buena que permita identificarse con el protagonista al target al que va dirigido la película, y a la vez no había la tremenda cantidad de efectos especiales que hoy en día tenemos al alcance.
Tras la revolución cinematográfica de los 70 (simple apéndice de la revolución hippie, que cambió la sociedad al completo) surgen nuevas medios que en un principio beben del cine, que pasan a ser influencias del mismo: videojuegos, videoclips… Así, el cine de hoy en día está tan alejado del cine anterior a 1975 como el sonoro está alejado del mudo, con lo que resulta necesario establecer un canon estilístico acorde a los tiempos actuales. Para ello, se cuentan con nuevos medios: la cantidad de escenarios que se pueden recrear mediante los fx de una forma hiperrealista posibilita cualquier historia, se puede recrear prácticamente lo que queramos. Además, y esto es clave, vivimos en la época del Big Data. Se dispone de una cantidad gigantesca de información referente a todo. Es muchísima más información que la que se disponía hace 30 ó 40 años. En términos propagandísticos, la ventaja de esto es evidente: los publicistas conocen al dedillo las ambiciones y las rutinas de una persona estándar, y a partir de la ingente cantidad de datos que manejan, pueden crear una historia con un target amplísimo. El resultado es que las películas tienden a ser clónicas. Basta con realizar una pequeña modificación de guión que afecte a la forma pero no al fondo de la película para fabricar un nuevo producto; y no hay límites en las posibles e infinitas modificaciones de estas historias, porque sea cual sea el mundo y el contexto deseado, se podrá recrear. Así, el espectador avezado puede distinguir en cada película cuando viene la escena lacrimógena, cuando viene el plano-contraplano con diálogo sobre la necesidad de luchar por tus sueños, cuando viene la escena cómica para quitarle hierro al asunto… como si existiese una enorme fábrica de montaje en la que se construyesen sin descanso todas estas cintas
(sigue en el spoiler sin desvelar detalles de la trama)
Tras la invención del sonoro, a lo largo de aproximadamente 50 años, algunos autores brillantes explotan las cualidades del medio con películas como M o Ciudadano Kane y como es lógico, desde Hollywood se aprovecha las tremendas oportunidades que ofrece el cine para manipular a conveniencia a los espectadores. ¿Pero casa esto con una visión personal y artística del cine?. Esto no es excluyente con la propaganda, pero si que son dos conceptos que a priori pueden chocar: para que el autor ofrezca su obra al público como una idea propia (es decir, como arte), no puede adaptarse a una historia cuya razón de ser es influir de una forma particularmente determinada en el número más amplio posible de espectadores. No es excluyente porque hay ejemplos evidentes de que una película con tintes propagandísticos puede tener un enorme valor artístico: la filmografía de Frank Capra es un buen ejemplo de ello; el cine es, al fin y al cabo, manipulación, lo que cambia es si esta se hace bien o se hace mal. Ha habido películas peores que Que bello es vivir destinadas a la propaganda más exacrbada que sencillamente no han pasado a la historia, pero hablamos de una época en la que cuesta trabajo realizar una película con un fin determinado: los guionistas deben rascarse la cabeza para lograr obtener una narración lo suficientemente buena que permita identificarse con el protagonista al target al que va dirigido la película, y a la vez no había la tremenda cantidad de efectos especiales que hoy en día tenemos al alcance.
Tras la revolución cinematográfica de los 70 (simple apéndice de la revolución hippie, que cambió la sociedad al completo) surgen nuevas medios que en un principio beben del cine, que pasan a ser influencias del mismo: videojuegos, videoclips… Así, el cine de hoy en día está tan alejado del cine anterior a 1975 como el sonoro está alejado del mudo, con lo que resulta necesario establecer un canon estilístico acorde a los tiempos actuales. Para ello, se cuentan con nuevos medios: la cantidad de escenarios que se pueden recrear mediante los fx de una forma hiperrealista posibilita cualquier historia, se puede recrear prácticamente lo que queramos. Además, y esto es clave, vivimos en la época del Big Data. Se dispone de una cantidad gigantesca de información referente a todo. Es muchísima más información que la que se disponía hace 30 ó 40 años. En términos propagandísticos, la ventaja de esto es evidente: los publicistas conocen al dedillo las ambiciones y las rutinas de una persona estándar, y a partir de la ingente cantidad de datos que manejan, pueden crear una historia con un target amplísimo. El resultado es que las películas tienden a ser clónicas. Basta con realizar una pequeña modificación de guión que afecte a la forma pero no al fondo de la película para fabricar un nuevo producto; y no hay límites en las posibles e infinitas modificaciones de estas historias, porque sea cual sea el mundo y el contexto deseado, se podrá recrear. Así, el espectador avezado puede distinguir en cada película cuando viene la escena lacrimógena, cuando viene el plano-contraplano con diálogo sobre la necesidad de luchar por tus sueños, cuando viene la escena cómica para quitarle hierro al asunto… como si existiese una enorme fábrica de montaje en la que se construyesen sin descanso todas estas cintas
(sigue en el spoiler sin desvelar detalles de la trama)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Acero puro es una película exactamente igual que otras cincuenta mil películas del estilo. Cambian algunos detalles sin importancia, pero el concepto de fondo siempre es el mismo. La cantidad de clichés y personajes prefabricados que tiene es tan abrumadora que parece una película realizada por una máquina, ajustándole los parámetros para que vomite un producto con la cantidad justa de escenas lacrimógenas y la cantidad justa de escenas cómicas. No hay alma. La base de la película es muy similar a la de Rocky, modificando aspectos a conveniencia (sustituimos amor chico-chica a amor hijo-padre), pero Acero puro coge la esencia de Rocky (que mejor o peor, es una película sencilla pero emocionante) y al mismo guión previamente desnaturalizado le añada miles de capas de fx como único método de diferenciación sobre las demás películas. Esto es, un gran y gigantesco envoltorio, que tras él esconde unos valores que intentan meter, a martillazos, en las cabezas de la gente. Los grandes problemas de estas obras de ingeniería propagandísticas es que al no cimentarse en un guión sólido y genuino, si no en copias con detalles ínfimos del mismo guión una y otra vez, se dejan aspectos importantes de la película en manos de retoques a los que no se les dado excesiva importancia. Es decir, la coherencia interna de la película se resiente profundamente. Así, un niño pequeño consigue controlar a su robot mediante control de voz mientras sus rivales, con mucho más presupuesto y conocimientos, lo siguen manejando con un joystick; esto es tomado como “válido” porque pese a que debería de ser el tipo de inconsistencia de guión a evitar, en estas películas no tiene demasiada importancia: es mucho más importante subrayar el machacón mensaje que la coherencia interna, que debería ser el objetivo número uno de cualquier película.
La sociedad actual está sometida a una cantidad de estímulos a los que ninguna otra sociedad ha sido sometida. La televisión es un invento capital en la historia de la humanidad y que además, potencia hasta límites inimaginables el uso de la propaganda: los que controlen las emisiones de la televisión, podrán decidir a su antojo los contenidos emitidos en ella. Las series y las películas emitidas en TV y constantemente vistas por una persona pueden modificar la visión del mundo que tiene esta persona. Si un individuo está permanentemente influenciado por una visión distorsionada o modificada de la realidad nunca se planteará si esa visión no es la correcta. Un ciudadano de Corea del Norte no puede concebir que en Corea del Sur la mayoría de habitantes tengan un coche, sencillamente para ellos es mentira y ya está. Películas clónicas como esta son las obras que nos meten con calzador constantemente, cabe suponer que con algún motivo. Más allá de preguntarse si una vez asimilado el “no te rindas nunca” y el “pelea hasta el final”, Acero puro intenta mandar algún mensaje más complejo, habría que pensar porqué desde la industria se nos bombardea con obras clónicas.
Acero Puro no parece una obra a la que dedicar una reflexión tan profunda, pero precisamente su homogeneidad respecto al resto de películas con las que nos inundan los mass media da pie a pensar en lo necesarias que son las obras en las que sus autores no están sujetos a mensajes que emitir, a mentes a las que manipular, si no que ellos, simplemente, dan forma a lo que tienen en su mente.
La sociedad actual está sometida a una cantidad de estímulos a los que ninguna otra sociedad ha sido sometida. La televisión es un invento capital en la historia de la humanidad y que además, potencia hasta límites inimaginables el uso de la propaganda: los que controlen las emisiones de la televisión, podrán decidir a su antojo los contenidos emitidos en ella. Las series y las películas emitidas en TV y constantemente vistas por una persona pueden modificar la visión del mundo que tiene esta persona. Si un individuo está permanentemente influenciado por una visión distorsionada o modificada de la realidad nunca se planteará si esa visión no es la correcta. Un ciudadano de Corea del Norte no puede concebir que en Corea del Sur la mayoría de habitantes tengan un coche, sencillamente para ellos es mentira y ya está. Películas clónicas como esta son las obras que nos meten con calzador constantemente, cabe suponer que con algún motivo. Más allá de preguntarse si una vez asimilado el “no te rindas nunca” y el “pelea hasta el final”, Acero puro intenta mandar algún mensaje más complejo, habría que pensar porqué desde la industria se nos bombardea con obras clónicas.
Acero Puro no parece una obra a la que dedicar una reflexión tan profunda, pero precisamente su homogeneidad respecto al resto de películas con las que nos inundan los mass media da pie a pensar en lo necesarias que son las obras en las que sus autores no están sujetos a mensajes que emitir, a mentes a las que manipular, si no que ellos, simplemente, dan forma a lo que tienen en su mente.
3 de diciembre de 2011
3 de diciembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Real Steel está llamada a ser la película de estas navidades, tiene a su favor los elementos necesarios para triunfar, una estrella como Hugh Jackman, con un personaje a su medida, los mejores F/X que el dinero de Zemeckis y Spielberg, productores de la cinta, pueden proporcionar y un tono heróico y familiar adecuado a tan entrañables momentos.
El director Shawn Levy - Noche en el museo - ha conseguido un producto más solvente de lo que cabía esperar, no es que su argumento sea genuino, bebe de fuentes muy directas, como el Rocky de Avildsen, pero si es cierto que justamente ha logrado ese punto emocional equilibrado que hace especialmente vibrante esos momentos en los que sus colosos de metal irrumpen en pantalla.
Un film interesante, emerge entre otras apuestas propias de estas fechas, casi todas faltas de interés, cierto que evidencia algunos altibajos, quizá por extender demasiado sus conflictos paterno filiales, algo menos de metraje le habría sentado bien sin duda, pese a todo, merece la pena y cumple de forma sobrada su objetivo como vehículo de entretenimiento.
El director Shawn Levy - Noche en el museo - ha conseguido un producto más solvente de lo que cabía esperar, no es que su argumento sea genuino, bebe de fuentes muy directas, como el Rocky de Avildsen, pero si es cierto que justamente ha logrado ese punto emocional equilibrado que hace especialmente vibrante esos momentos en los que sus colosos de metal irrumpen en pantalla.
Un film interesante, emerge entre otras apuestas propias de estas fechas, casi todas faltas de interés, cierto que evidencia algunos altibajos, quizá por extender demasiado sus conflictos paterno filiales, algo menos de metraje le habría sentado bien sin duda, pese a todo, merece la pena y cumple de forma sobrada su objetivo como vehículo de entretenimiento.
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