El secreto de sus ojos
2009 

8.1
90,888
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
1 de diciembre de 2009
1 de diciembre de 2009
55 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno consulta las críticas que los usuarios hacen de determinadas películas no sabe qué pensar. Lo bueno de este sitio es que puedes expresar libremente tus opiniones. Todo lo más, te van a inflar a votos inútiles, o quizá algún exaltado sin muchas luces se tome tu opinión como algo personal y te mande algún correo fuera de lugar. Al menos a mí me ha pasado; un beso para el que se identifique con el de las luces.
Al consultar opiniones acerca de una de Van Damme, por poner un ejemplo, siempre nos encontramos con un grupo de fanáticos seguidores que sitúan a su ídolo por encima del bien y del mal. Sin atender a razones. La mayoría de los demás pensamos que son unos frikis descerebrados. Pero cuando los fanáticos seguidores lo son de algún director de prestigio, un Woody Allen o un Campanella, sin ir más lejos, parece que disentir es una blasfemia. Entramos en el terreno de lo intelectualmente reprobable.
Pues yo tampoco voy a atender a razones, sino a impresiones, gustos y sensaciones, que es lo que me mueve a poner cuatro bobadas desde hace un par de años cada vez que termino de ver una película. Así que voy a blasfemar, y espero con ansia ser excomulgado, porque esta obra, como tantas otras de la cinematografía argentina, es un inmejorable exponente del estilo Valdano: verborrea pedante de apariencia vistosa y contenido más bien raquítico. Puro formalismo cinematográfico o cómo alargar innecesariamente una historia. Nadie va a discutir las dotes interpretativas de sus actores, o la espléndida recreación de la Argentina de los setenta, ni el oficio del realizador.
Pero esto de clásico no tiene nada, el clasicismo es concisión. Esto es puro exceso manierista, mera especulación disfrazada de profundidad. Contiene momentos brillantes, pero ni de lejos me parece una gran película.
Para amantes del tono nostálgico y los amores complicados. La trama policiaca, que es lo más flojo, puro pretexto.
P.D. Un cero para el departamento de maquillaje. Algunos postizos son de escándalo.
Al consultar opiniones acerca de una de Van Damme, por poner un ejemplo, siempre nos encontramos con un grupo de fanáticos seguidores que sitúan a su ídolo por encima del bien y del mal. Sin atender a razones. La mayoría de los demás pensamos que son unos frikis descerebrados. Pero cuando los fanáticos seguidores lo son de algún director de prestigio, un Woody Allen o un Campanella, sin ir más lejos, parece que disentir es una blasfemia. Entramos en el terreno de lo intelectualmente reprobable.
Pues yo tampoco voy a atender a razones, sino a impresiones, gustos y sensaciones, que es lo que me mueve a poner cuatro bobadas desde hace un par de años cada vez que termino de ver una película. Así que voy a blasfemar, y espero con ansia ser excomulgado, porque esta obra, como tantas otras de la cinematografía argentina, es un inmejorable exponente del estilo Valdano: verborrea pedante de apariencia vistosa y contenido más bien raquítico. Puro formalismo cinematográfico o cómo alargar innecesariamente una historia. Nadie va a discutir las dotes interpretativas de sus actores, o la espléndida recreación de la Argentina de los setenta, ni el oficio del realizador.
Pero esto de clásico no tiene nada, el clasicismo es concisión. Esto es puro exceso manierista, mera especulación disfrazada de profundidad. Contiene momentos brillantes, pero ni de lejos me parece una gran película.
Para amantes del tono nostálgico y los amores complicados. La trama policiaca, que es lo más flojo, puro pretexto.
P.D. Un cero para el departamento de maquillaje. Algunos postizos son de escándalo.
20 de agosto de 2009
20 de agosto de 2009
22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como se hace para explicar el sentimiento que se genera cuando una película lo tiene todo. Cuando durante sus 128 minutos recorre las más representativas emociones humanas con una naturalidad, una frescura y una exactitud que por su veracidad y capacidad de síntesis nos asombra, nos alegra, nos conmueve, nos aterroriza y nos llena de bronca e indignación. Como describir un filme, como el de Campanella, que como una montaña rusa nos sacude, nos zamarrea del presente al pasado, del pasado al presente, de nuestra historia más oscura, de nuestro ayer más tenebroso a nuestro hoy mas inerte, mas vacio e indiferente sin avisarnos, sin anestesia, sin siquiera darnos demasiados indicios más que la mayor o menor barba de Ricardo Darín y sus incipientes arrugas mediante un maquillaje fabuloso. Como se hace para explicitar lo que se siente cuando uno presencia la secuencia fílmica más larga de la historia del cine argentino sin cambios de plano alguno, que compone la maravillosa, solemne entrada al “Palacio Tomas A. Ducó”, el estadio del club Huracán, la avalancha en la tribuna del Racing Club por el gol de la academia (se me pone la piel de gallina por la poderosa representatividad del pasional espíritu argentino que la escena contiene), y la posterior persecución del presunto asesino entre las resquebrajadas paredes del estadio. Como se hace para calificar un reparto fabuloso, compuesto por un Darín que nos transmite todo lo que le sucede en su interior con una sobriedad, una corrección, una calma exterior que nos deja sin palabras (la escena del careo con el abogado Romano es sencillamente sensacional), una Soledad Villamil que con “el secreto de sus ojos” y casi sin emitir palabra nos enamora, y un Guillermo Francella para los anaqueles de la actuación universal con una interpretación tan entrañable como deprimente, tan tierna como alocada, tan solidaria como soberbia. Como se hace para explayar el sello de Campanella, ese tobogán de sensaciones por el que nos traslada en sus cintas (el hijo de la novia, Luna de Avellaneda) que no se esfuma ni se contiene siquiera en un filme tan oscuro y con una historia tan putrefacta de fondo como el que su última producción contiene. Lastima Juan José que como tus características artísticas también lo indican te cueste demasiado el cierre, la conclusión de todo lo sucedido en una vertiente que con la misma armonía con la que se desarrollaron las dos horas anteriores culmine magistralmente tan hermosa obra, pues en su desenlace aparece quizá el punto más flojo (y el único) del filme que demasiado expuesto queda ante tanta precisión contenida en sus anteriores secuencias.
Un detalle que no opaca el brillo de sus ojos, los suyos, si, los del espectador, que al final de la película no podrá creer haber sido testigo de semejante huracán de sensaciones. Pues “El Huracán Campanella” sopló una vez más y su confirmación como el director argentino más grande de la historia ya no merece discusión.
Un detalle que no opaca el brillo de sus ojos, los suyos, si, los del espectador, que al final de la película no podrá creer haber sido testigo de semejante huracán de sensaciones. Pues “El Huracán Campanella” sopló una vez más y su confirmación como el director argentino más grande de la historia ya no merece discusión.
5 de febrero de 2014
5 de febrero de 2014
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia fascinante.
Un guión lleno de matices.
Unas miradas que estremecen.
Un borrachuzo entrañable e inolvidable.
Unos diálogos brillantes, llenos de sentido y sensibilidad.
Una frase: lo único que no cambia en una persona es su pasión.
Un desenlace perfecto, redondo, impecable y muy difícil de superar.
Un par de tíos que son la hostia: Juan José Campanella y Ricardo Darín.
Un guión lleno de matices.
Unas miradas que estremecen.
Un borrachuzo entrañable e inolvidable.
Unos diálogos brillantes, llenos de sentido y sensibilidad.
Una frase: lo único que no cambia en una persona es su pasión.
Un desenlace perfecto, redondo, impecable y muy difícil de superar.
Un par de tíos que son la hostia: Juan José Campanella y Ricardo Darín.
30 de abril de 2012
30 de abril de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría decir de la película que es ágil, inteligente, fuerte, apasionada, dulce, con un ritmo narrativo milimétrico, con unas interpretaciones dignas de ser estudiadas en las escuelas, pero sólo me sale una mirada, una mirada un poco baja y ladeada, en tono de reflexión, de asimilación, de autocrítica, de comprensión, por algo que llevo dentro, algo que aflora en mi.
No hay palabra que transmita un sentimiento más fuerte que una mirada sincera y en "El secreto de sus ojos", encuentras todas esas miradas que te dicen más que cualquier texto de guión. Puede que no interpretes lo mismo que se pretende de la mirada pero en tu seno comprendes que quiere decir algo para lo que no tiene palabras, y lo sabes porque te ha ocurrido alguna vez.
Una cinta perpetua como una condena, como un sentimiento, como una pasión, en la que me provoca, y observo; silencios alborotados en la cabeza, susurros que en el interior se sienten como si se tratara de gritos, ansiedad por lo soñado y no vivido, enfado por lo que no se dijo o por lo que uno se arrepintió de decir, y ante todo, esperanza por la persistencia de una idea que se palpa en todo momento en la película. Una idea que se encuentra fija e inamovible aun sin argumentos para sostenerla con palabras. Se podría definir como una cabezonería, como una ofuscación que no dejas pasar, pero creo que también se puede definir como pasión, como la que siento en cada momento de "El secreto de sus ojos".
No hay palabra que transmita un sentimiento más fuerte que una mirada sincera y en "El secreto de sus ojos", encuentras todas esas miradas que te dicen más que cualquier texto de guión. Puede que no interpretes lo mismo que se pretende de la mirada pero en tu seno comprendes que quiere decir algo para lo que no tiene palabras, y lo sabes porque te ha ocurrido alguna vez.
Una cinta perpetua como una condena, como un sentimiento, como una pasión, en la que me provoca, y observo; silencios alborotados en la cabeza, susurros que en el interior se sienten como si se tratara de gritos, ansiedad por lo soñado y no vivido, enfado por lo que no se dijo o por lo que uno se arrepintió de decir, y ante todo, esperanza por la persistencia de una idea que se palpa en todo momento en la película. Una idea que se encuentra fija e inamovible aun sin argumentos para sostenerla con palabras. Se podría definir como una cabezonería, como una ofuscación que no dejas pasar, pero creo que también se puede definir como pasión, como la que siento en cada momento de "El secreto de sus ojos".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Deja la puerta abierta, no es privado.
13 de abril de 2013
13 de abril de 2013
39 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me topo con un título tan premiado como "El Secreto de sus ojos" (2009), Oscar a la mejor película extranjera incluido, y con críticas positivas tan unánimes, y luego me decepciona, lo cual me pasa casi siempre, me veo obligado a justificar mi posición. Después de todo, si el resto del mundo dice A y yo B, a lo mejor estoy equivocado. Qué deciros en esta ocasión. Para empezar, he descubierto que el argentino, que, eso sí, suena muy bien y tiene estilo, es una lengua diferente al castellano. Yo no sé vosotros, pero sobre todo al principio, apenas podía seguir las conversaciones. Por ejemplo, tardé un buen rato en saber si el protagonista era policía o abogado. Luego tampoco es que lo entendiera mucho pero por lo menos captaba lo fundamental. Sea como fuere, es difícil disfrutar de una película en esas circunstancias. Segundo, este guión contiene una cantidad de agujeros llenados con momentos ridículos. Para más señas, ver el SPOILER.
En realidad esta mezcla que intenta Juan José Campanella hace aguas por todos lados. Hay de todo, thriller, intriga, drama, romance pero muy mal planteado. Por cierto, se supone que sale la Dictadura Argentina pero no es verdad. Los actores pueden estar bien, cuando los entiendo, Soledad Villamil es mona y me gusta como viste demostrando que la moda de los 70 no tiene por qué ser hortera, la música es muy bonita y "El secreto de sus ojos" tiene un aire melancólico y sobrio a lo "cine negro" que hace que parezca buena. Pero si ponemos la lupa nos encontramos con una película con tendencia a lo cursi, pretenciosa, vacía, torpemente sensiblera, con varios falsos finales, poco creíble y muy forzada. No sólo vemos los mismos tópicos de siempre, ella de clase alta y él de baja, o un edulcorado canto al amor que no conmueve a nadie, sino que esta historia de amor entre los protagonistas es tontísima. Pero si se quieren ambos. ¿A qué esperan?
En realidad esta mezcla que intenta Juan José Campanella hace aguas por todos lados. Hay de todo, thriller, intriga, drama, romance pero muy mal planteado. Por cierto, se supone que sale la Dictadura Argentina pero no es verdad. Los actores pueden estar bien, cuando los entiendo, Soledad Villamil es mona y me gusta como viste demostrando que la moda de los 70 no tiene por qué ser hortera, la música es muy bonita y "El secreto de sus ojos" tiene un aire melancólico y sobrio a lo "cine negro" que hace que parezca buena. Pero si ponemos la lupa nos encontramos con una película con tendencia a lo cursi, pretenciosa, vacía, torpemente sensiblera, con varios falsos finales, poco creíble y muy forzada. No sólo vemos los mismos tópicos de siempre, ella de clase alta y él de baja, o un edulcorado canto al amor que no conmueve a nadie, sino que esta historia de amor entre los protagonistas es tontísima. Pero si se quieren ambos. ¿A qué esperan?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Dudas o meteduras de pata de "El secreto de sus ojos":
- ¿Por qué se cierra la investigación del caso de Liliana Colotto si no saben quién es el culpable? Lo normal es que siga abierto, digo yo.
- Por cierto, la investigación es malísima. Después de una violación, aparte de otras cosas ¿no hay restos siquiera restos de semen para poder compararlo? Como no sea que en 1974 no existiera esa técnica. Sea como fuere, es que no sale absolutamente nada de esta investigación.
- La secuencia en la que los dos se cuelan en la casa de la madre de Isidoro no la entiendo. ¿Cómo narices se enteran las autoridades de que estuvieron allí? Ni que fuera el Gran Hermano.
- La conversación de Morales con la madre de Isidoro no tiene sentido. Tiene su teléfono, ¿por qué no le dice que le dé su dirección, que es amigo suyo y que le gustaría verlo? Es más, con el teléfono, tendrá su dirección de casa. En este caso ¿por qué no la visita Morales o el propio Benjamín para que le ayude a localizar a su hijo? Es absurdo.
- La parte futbolera es surrealista. Como no hay gente en el campo. Pues a la primera lo encuentran. ¿No hubiera sido mejor permanecer en la entrada del campo y ver si entra o sale? Por cierto, vaya manera más tonta de buscar a alguien.
- El interrogatorio da vergüenza ajena. Como no tienen nada contra Isidoro "lo provocan" para que el otro como un tonto se delante como violador y asesino. ¿Esto es inteligente? Lo peor de todo es que con esta "confesión" no se demuestra nada.
- El asesinato de Pablo no tiene el más mínimo sentido. Primero, porque no sé cual es el motivo, ni siquiera el autor. Segundo, porque si vas a matar a alguien lo normal es que le des una foto, o a lo sumo, una descripción para saber quién es. Tercero, ¿el otro para qué se sacrifica? Si le dice que no es Benjamín, ¿que hubiera pasado? Porque el tal Benjamín tiene que huir a Jujuy para que no lo maten... otra vez, lo que revela que el gesto de Pablo fue tan estúpido como inútil.
- Morales con el otro encerrado en plan "La Piel que habito" es un poco raro. ¿Bajo qué condiciones se puede tener secuestrado a un hombre adulto durante 25 años? No sólo tendrá muchas oportunidades para escapar, que se lo pregunten a la del "Coleccionista", sino ¿qué pasa si se pone enfermo (o lo simula) o decide simplemente no comer? Aparte de que supuestamente lo pueden estar buscando la gente con la que trabaja.
- ¿Por qué se cierra la investigación del caso de Liliana Colotto si no saben quién es el culpable? Lo normal es que siga abierto, digo yo.
- Por cierto, la investigación es malísima. Después de una violación, aparte de otras cosas ¿no hay restos siquiera restos de semen para poder compararlo? Como no sea que en 1974 no existiera esa técnica. Sea como fuere, es que no sale absolutamente nada de esta investigación.
- La secuencia en la que los dos se cuelan en la casa de la madre de Isidoro no la entiendo. ¿Cómo narices se enteran las autoridades de que estuvieron allí? Ni que fuera el Gran Hermano.
- La conversación de Morales con la madre de Isidoro no tiene sentido. Tiene su teléfono, ¿por qué no le dice que le dé su dirección, que es amigo suyo y que le gustaría verlo? Es más, con el teléfono, tendrá su dirección de casa. En este caso ¿por qué no la visita Morales o el propio Benjamín para que le ayude a localizar a su hijo? Es absurdo.
- La parte futbolera es surrealista. Como no hay gente en el campo. Pues a la primera lo encuentran. ¿No hubiera sido mejor permanecer en la entrada del campo y ver si entra o sale? Por cierto, vaya manera más tonta de buscar a alguien.
- El interrogatorio da vergüenza ajena. Como no tienen nada contra Isidoro "lo provocan" para que el otro como un tonto se delante como violador y asesino. ¿Esto es inteligente? Lo peor de todo es que con esta "confesión" no se demuestra nada.
- El asesinato de Pablo no tiene el más mínimo sentido. Primero, porque no sé cual es el motivo, ni siquiera el autor. Segundo, porque si vas a matar a alguien lo normal es que le des una foto, o a lo sumo, una descripción para saber quién es. Tercero, ¿el otro para qué se sacrifica? Si le dice que no es Benjamín, ¿que hubiera pasado? Porque el tal Benjamín tiene que huir a Jujuy para que no lo maten... otra vez, lo que revela que el gesto de Pablo fue tan estúpido como inútil.
- Morales con el otro encerrado en plan "La Piel que habito" es un poco raro. ¿Bajo qué condiciones se puede tener secuestrado a un hombre adulto durante 25 años? No sólo tendrá muchas oportunidades para escapar, que se lo pregunten a la del "Coleccionista", sino ¿qué pasa si se pone enfermo (o lo simula) o decide simplemente no comer? Aparte de que supuestamente lo pueden estar buscando la gente con la que trabaja.
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