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El secreto de sus ojos

Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
Críticas 547
Críticas ordenadas por utilidad
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10
29 de diciembre de 2016
11 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran historia de amor que soporta el paso del tiempo. La película envejecerá magníficamente debido a su guion de relojería, la química entre actores (Soledad Villamil está sublime) y unos planos bellísimos que hilvanan las acciones que transcurren hacia fines de siglo con aquellas ocurridas en 1974 cuando se descubre el brutal asesinato de Liliana Colotto. No sólo me refiero a ese madurar, sino a la historia narrada de un amor imposible que sobrevive al peso de los años.

El tratamiento del tiempo es vital para el director: el limbo de Ricardo Morales se dilata profundizando el dolor, en cambio, Irene describe su vida como un «siempre mirar hacia adelante», sacrificando sus anhelos, y en cuanto a Benjamín, ahora retirado, ha decidido escribir una novela sobre el caso que lo marcó y lo dejó anclado al pasado.

Pero esta historia de amor esconde varias capas de espesor narrativo. Detrás de estos personajes hay una crítica al actuar de la justicia, compuesta por seres humanos muchas veces con defectos y decisiones mezquinas. También es una historia de lealtades entre aquellos que se reconocen buenos: de la doctora respecto a sus subordinados, de los amigos (Benjamín y Pablo) que aceptan las imperfecciones del otro, del marido sufriente ante el oficial del juzgado («usted dijo perpetua») y del propio Benjamín que sellará sus labios para siempre.

La narración transcurre en el presente (1999) alternada con largos raccontos que hacia el final confluyen en breves flashbacks de gran intensidad que mezclan presente con pasado (y distintos puntos de vista), para que el protagonista averigüe la verdad de los hechos, veinticinco años después, y pueda proseguir con su vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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El relato cala hondo porque se sustenta en emociones reales: el secreto de los ojos de Irene Menéndez Hastings (jefa de archivos del juzgado de instrucción de Buenos Aires) que mira con admiración el actuar vehemente de su subalterno Benjamín Espósito (un simple oficial del juzgado) que arriesga su carrera profesional al enfrentar a otro oficial del tribunal y al propio juez Fortuna Lacalle. Irene es una doctora recién llegada, de clase acomodada y mucho más joven que Benjamín. Sin duda se trata de un thriller, asesinato de por medio, que deja al marido de la víctima detenido en el tiempo, un limbo, deseando no olvidarla (té con limón) y que el asesino (los ojos lo delatan) permanezca en la cárcel por muchos años («así se va a dar cuenta de que todos estos años estuvieron llenos de nada»). Vemos los ojos del marido devastados por lo irremediable, no puede volver atrás los acontecimientos.

La escena en la estación de tren, el viaje que lo aleja de su amada, se ha repetido una y otra vez. Benjamín ya ha visto sus ojos de admiración; recién ahora se siente merecedor de ese honor. Sus ojos nunca lo engañaron y una sonrisa cómplice sella esta apasionante historia tras el umbral de la puerta.
9
25 de septiembre de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que el secreto de sus ojos ya lo conocemos, el secreto de su poder como actor es difícil de averiguar, pero siempre aparece bajo esa mirada un personaje perfecto y completamente creible. Se metamorfea constantemente, película tras película, un estafador, escritor, empleado de un juzgado y el resultado es siempre una no-actuación; en realidad todos ellos existen, seguro.
Un actor sublime como amigo, una actriz de la familia, un bueno que nos desafía y un director que con una máquina de escribir sin “A” es capaz de provocar un sentimiento de “temo” y “te amo” en el espectador. Tejida desde el principio hasta el final con el hilo más fino, bello y resistente que su creador pudo encontrar.
Pau
10
27 de septiembre de 2009
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya casi no recordaba cuando fue la última vez que me entraron ganas de aplaudir al finalizar una película. Por lo visto, no sólo me ocurrió a mí, pues toda la sala aplaudía cuando encendieron las luces.
No me siento capaz de decir nada más de esta película, ... me ha dejado sin palabras. Bueno, una sí. Cuando salía de la sala, en mi cabeza resonaba una y otra vez: ¡BÁRBARO!

P.D.: No puedo despedirme sin destacar el trabajo de Guillermo Francella.
10
7 de febrero de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para considerar que una película es perfecta suelo fijarme en todos sus detalles y trato de no dejarme arrastrar por la pasión de la sorpresa que me llevarían a darle el epíteto de sublime a una obra cualquiera, por ese motivo tomé la decisión de volver a ver: “El secreto de sus ojos”. Dejé tranquila la película por unas horas, pese a la insistencia de mi inconciente de volver a disfrutarla. No aguanté mucho. Volví a verla y esta vez el resultado fue aún más sorprendente: descubrí que estaba frente a una obra maestra.

Siempre he adorado la estética delicada de los film (siempre y cuando el ritmo del guión lo permita) y esta joya cinematográfica en cada toma parece un cuadro renacentista que a su vez no renuncia a la movilidad cinética que la emoción de una persecución puede brindarnos. Todo el reparto (un verdadero lujo contar con Darín, Francella, Villamil y Rago) inundó la película de personajes con carácter y personalidades verosímiles mientras Campanella los seguía de cerca con la mirada de la cámara, que siempre fue cómplice del espectador. Cada toma fue certera, nos llevó a inmiscuirnos como intrusos en la vida de unos individuos que movían una trama signada por la injusticia institucional y personal, en donde cada diálogo fue sacado no de la boca de sus actores, sino de la posesión que cada uno tenía de su personaje.

Si me detengo en cada fragmento del rodaje pasaría todo el día alabando el film y dejaría las huellas dactilares pegadas en el teclado. Esa no es mi intención tomando en cuenta lo íntimo que es el cine (cada persona es un universo y lo verá según sus intereses), pero no puedo privarme de comentar lo maravillosa que me resultó la película en todos sus ámbitos: dirección, fotografía, guión, puesta en escena, música, edición y montaje. No encuentro defectos en el rodaje, sólo observo virtuosismo en la mezcla de géneros que se sumerge en el drama romántico y nos da un paseo por el cine negro, con altas dosis de suspenso y toques de humor para humanizar situaciones que están dentro de un marco político y social.

La película está ambientada en la Argentina de los años setenta, pero su tópico es universal: la justicia y la búsqueda desenfrenada de ésta pueden llevarnos a cometer actos que para algunos serán injustos y para otros no. Cada individuo sacará sus propias conclusiones sobre los actos de cada personaje, sin embargo sólo estar en situaciones semejantes nos permitiría saber nuestra reacción ante dichos acontecimientos. No comentaré más acerca de la película, para que vayan a verla. Dejo la puerta abierta para que descubran:”El secreto de sus ojos”, no sin antes preguntarles algo que no me queda claro y que me atormenta desde que Dostoievski me dejó la semilla en su obra: “El idiota”, ¿es justo aplicar la pena de muerte a un homicida? ¿Cuál sería el mejor castigo? Lo único que me queda más o menos claro es que dentro de nuestras miradas se esconden enigmas individuales que superan lo social.
6
27 de septiembre de 2009
45 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra meritoria película de Campanella apoyada en las buenas interpretaciones de Darín y Villamil, un guión bien hilvanado casi siempre y unos diálogos que en ocasiones resplandecen. Su gran hallazgo es que consigue mezclar de manera acertada la historia de amor, el caso detectivesco y sus connotaciones políticas sin grandes desequilibrios.

No obstante fallan demasiadas cosas para merecer la calificación de obra notable. Su ritmo irregular y en general lento, su falta de credibilidad en algunas premisas y desarrollos. Y lo peor de todo, la película en vez de ganar en intensidad tras pasar su ecuador, va cayendo en el sentimentalismo y la previsibilidad, y el final se alarga y se alarga hasta que el espectador algo crítico se siente manejado y manipulado para ver las cosas como normalmente no las aceptaría.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en que Darín y Villamil hacen confesar al asesino es tan mala como para ser absolutamente increíble. Le recomiendo a Campanella cualquier interrogatorio de Brenda Johnson (Kyra Sedgwick) en la serie "The Closer" sobre como hacer estas escenas.

El final es tan confuso que hay mucha gente por los foros que duda si fue el marido el que mató a su mujer por serle infiel con el otro y por eso le tiene encerrado, o lo contrario. La escena de la estantería con los libros de medicina no la capta casi nadie en su momento y es la clave de por qué él vuelve por la noche.

Dos historias de amor eterno, en suspenso durante más de 25 años, en una misma película es más de lo que cualquier persona realista puede aceptar.
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