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Historias del Kronen

Drama Sexo, drogas y peligrosos desafíos a la muerte en las calles de Madrid. "Kronen" es la cervecería donde se reúne un grupo de amigos con pocas expectativas vitales, jóvenes que aprovechan la noche para vivir sus aventuras de la forma más excitante posible. Cualquier placer, ya sea la velocidad, la música o las drogas les sirve para exprimir las noches de verano intentando pasárselo bien hasta el alba. El líder natural es Carlos, un joven ... [+]
Críticas 53
Críticas ordenadas por utilidad
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5
18 de noviembre de 2020 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Me jode ir al Kronen los sábados por la tarde porque está siempre hasta el culo de gente. No hay ni una puta mesa libre y hace un calor insoportable".
Así de rotunda empieza la novela de Ángel Mañas algo que no se puede decir del trabajo de Montxo Armendáriz. Y aunque capta la esencia de la novela, e incluso se acerca a esa forma de escribir tan directa y minimalista como un puñetazo en el rostro que tiene Mañas de desarrollar su estilo, desafortunadamente el amigo Montxo se queda en una serie de esketchs o escenas a cada cual más tópica de esta, tan vilipendiada juventud.
El problema de enmarcar un guion a una novela reside en ceñirse rigurosamente a ella saltando de un capítulo a otro sin alma en los personajes, sin construirlos, apenas con un esbozo y además cuando el director se toma alguna licencia es para empeorarlo, dando la sensación de batiburrillo o revoltijo de ideas cinematografiadas.
Los actores y actrices hacen lo que pueden intentando no desentonar siguiendo las directrices del director, aun así el mayor mérito es del casting a cargo de Elena Arnao que en algunos casos clava físicamente al personaje. De todas formas habría que dar un toque de atención por confundir el hablar con naturalidad con no entenderse lo que los personajes dicen por falta de dicción. Se nota que las clases de declamación se las saltaron.
En cuanto a la elección de escenarios, vestuario, música, estética en general Armendáriz naufraga atendiendo al cliché de la mocería, más que a esos códigos de tan difícil acceso cuando ya has pasado los cuarenta como son la forma de vestir, el lenguaje, la música, aspectos de los que Armendáriz no se entera.
Merece la pena revisitar esta novela y darle otra oportunidad en la que algún director la intuya con otra perspectiva.
1
11 de abril de 2006
107 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se supone que los protagonistas llevan una vida desenfrenada de drogas sexo y alcohol, pero por favor... es la peli menos creíble de la historia. El "Pirri" sí daba esa imagen, pero estos niñatos, que pena. De verdad que lo he pasado mal viendo esta película, ¡qué sonrojo!.
Lo del cocktail de drogas y sus dramáticas consecuencias, a parte de ser un recurso muy manido ya, es lamentablemente ridículo y absurdo. No saben hacer de "colocados" ni de borrachos. (Hacía mejor de borracho Esteso en sus sketchs, que ya es decir).
La escena de colgarse del puente, la supuesta "gran escena" de la peli, no sé, tiene un tufillo a "Fiebre del Sábado Noche" cosa mala, ¿no creéis?. Por no hablar de la escena del coche, ¡Qué típicamente patética! ¡Qué mal filmada! Uyyy, qué gamberross... qué chicos más malos, que insultan a los demás conductores...¡A la cama castigados sin postre, y sin ver los dibujos animados!
Juan Diego Botto me recuerda mucho a Edward Furlong: cara de pijo niñato que intenta poner poses de duro-interesante, en un papel de chico rebelde y atormentado (pobrecitos). Pero claro conseguir esto con esos caretos es muy difícil para el director, y uno de sus recursos principales es sacarles todo el rato con un cigarrillo en la boca...
SOCORROOOOOO!!!
10
1 de noviembre de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en el best seller homónimo, en su cuarto largometraje traza Armendáriz una briosa y fideligna aproximación a la generación X. Tomaando como referencia un bar de copas en el Madrid nocturno y estival de los años 90, una cuadrilla de jóvenes buscan su identidad volcándose en una espiral de placeres fugaces y vertiginosos donde el sexo, las drogas, y el rock and roll son las principales vías de escape y diversión, y que desembocan finalmente en un nihilismo feroz y un vacío existencial, que Montxo narra con descarnado realismo envolviendo el film en una eficaz atmósfera turbia y claustrofóbica, que recuerda en ocasiones a la precedente 27 horas. Acabó siendo un acertado retrato generacional y un gran éxito de público de la que, posoblemente, sea la obra más comercial del director navarro.
6
2 de septiembre de 2011 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Montxo Armendáriz adaptaba la obra de Jose Angel Mañas, que versa sobre un grupo de adolescentes y en cómo ocupan sus ratos de ocio en el verano madrileño. De hecho, no se puede considerar exactamente como coral el film, ya que el que se erige como protagonista absoluto es Carlos (Juan Diego Botto), personaje del cual sabemos más detalles que de todo el resto del grupo. Junto a él, su inseparable amigo Roberto (Jordi Mollà), pero, el director no descuida al resto del grupo en el que tenemos a Pedro (Aitor Merino), Manolo (Armando del Río), y Miguel (Iñaki Méndez), y las parejas de algunos de ellos (Diana Galvez, y la presencia de Cayetana Guillén Cuervo como hermana de Carlos).

El retrato que realiza Armendaritz, de un grupo de jóvenes "tipo" (son hijos de las llamadas "clases medias") resulta ciertamente duro y poco esperanzador. Y es que "no hay futuro" es el santo y seña de Carlos, un joven sin ningún tipo de moral ni valores, que consume cada día (y sobretodo cada noche) como si fuera el último de su vida, sin importarle nada ni nadie. A su lado, Roberto, trata de seguirle los pasos, y aunque intenta ser un poco la voz de su conciencia, acaba siendo arrastrado por Carlos a todas las locuras que éste le propone, aún a riesgo de su vida, más que por una fuerte amistad, por un sentimiento de amor homosexual oculto, que Armendaritz insinuará en algún momento del film. El resto no llega a los extremos de Carlos, aunque también comparte con éste una visión de la vida como de algo que hay que quemar casi de forma inmediata.

Vista ahora, con perspectiva, es posible que el retrato que realiza de los jóvenes fuera un tanto simplista, y bastante complaciente en lo que se refiere al tema de las drogas o el sexo. Pero en cuanto a actitud ante la vida, amoralidad y carencia casi absoluta de valores, no andaba excesivamente errado el autor de la novela, cuyo trasfondo desesperanzador sabe transmitir bastante bien Armendaritz. Otro tema es que quizás, el realizador se quedó excesivamente esimismado con el tema de la droga, recreándose en exceso con las locuras que llegarán a ser capaces de realizar los jóvenes. Lógicamente la ecuación juventud igual a drogadicción no sólo es excesivamente simple sino también falsa.

La presencia de jóvenes promesas del cine, de cierto talento como Juan Diego Botto, o Jordi Mollà, o la fugaz de Eduardo Noriega (la aparición de Cayetana Guillén Cuervo, aunque hoy día sea más conocida, no por ello quiere decir que sea mejor actriz por lo que la consideraría como meramente anecdótica, al igual que la mayoría de sus interpretaciones), hoy actores consagrados (aunque con una carrera un tanto irregular), favoreció a film que no dejó indiferente a nadie, y que se ha mantenido (sea acertado el retrato o no) como el referente de una generación (la llamada Generación X?), reflejo de una época que asumió el "carpe diem" como bandera.
6
30 de enero de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La novela de José Ángel Mañas fue adaptada en éste inusual largometraje del director navarro Montxo Armendáriz (Tasio, Las Cartas de Alou) y ambientado en el Madrid de los años noventa donde una juventud sobrada y desenfadada mata las horas nocturnas flirteando y emborrachándose por los bares de la ciudad. Y allí entra el Kronen, el bar de siempre: donde se reúne Carlos (Juan Diego Botto) con su novia Amalia (Núria Prims) y amigos como Roberto (Jordi Mollá) o Pedro (Aitor Merino)… La noche es la excusa perfecta para que se diviertan bebiendo, fumando porros o ensayando. Sus aficiones van en contracorriente a los que sus despreocupados padres puedan temer: su contacto con el alcohol y las drogas es unja prueba más de que forman parte de una generación que ha nacido con una nueva burguesía establecida. Pero a Carlos no le importa: él prefiere vivir al límite e intentará llevar a sus caminos en esa ruta desembocada…

Montxo Armendáriz radiografió perfectamente la novela de Ángel Mañas siguiendo des de el primer minutos las andanzas del protagonista principal, Juan Diego Botto, que se dio a conocer precisamente en ésta película al lado de un paranoica caracterización personificada en un notable Jordi Mollá que, junto con Botto, forman parte de esa nueva tribu urbana de niños pijos (incluyendo una aparición muy secundaria de un desconocido Eduardo Noriega) que, beben, fuman, follan, se masturban para desahogarse y “videan” (como en “La Naranja Mecánica” pero en amplísima distancia diferencial) películas del momento como la brutal “Henry, Retrato de un Asesino” (1986), objeto de culto entre muchos cineastas y admiradores del radicalismo fuera de horas.
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