Peli de niñatos retratados por una cámara. Me aburro. Esta historia la vivió toda esa nueva generación de jóvenes que nacieron con la dictadura franquista pero crecieron con la democracia.

Se nos narra de forma monótona y lineal la historia de un grupo de amigos/as veinteañeros cuyas vicisitudes más trascendentales no pasan de salir a tomarse unas birras, fumarse lo que pillen y follar. Hasta aquí, todo en orden, sobre todo porque esa fué, es y seguirá siendo una de las fórmulas más utilizadas para algunos jóvenes con estas edades -joder, creo que me estoy retratando-.

Entonces, ¿en donde degenera la película?

Está claro que la cinta necesitaba algo más para darle aliciente al asunto. Vamos a analizar, de forma sintética, algunos momentos brillantemente "tensos" y elaborados.

"Crónica de la juventud del momento aceptable, cuidada y taquillera. Con mucho encanto", dice Fernando Morales del Diario El País.

Yo difiero pero en parte. Yo escribiría esta reseña de otro modo: "Crónica de la juventud del momento que hará que sientas encanto por las películas de Charles Bronson aún si nunca te han gustado demasiado."

No puedo con la sinvergonzonería, falta de valores, de responsabilidad, de atractivo, de conciencia de los personajes que salen en esta película. Si eres joven y tienes 20 años, ¿tienes que ser subnormal por narices como TODOS, todos sin excepción en esta película? Hay un montón de formas de divertirse, comportándose 'mal' pero sin parecer tan sumamente gilipollas, resultar tan insoportable. Si se hace una película que al menos uno la pueda ver sin sentir vergüenza ajena. ¿Quieren un ejemplo? 'Supersalidos', con Jonah Hill.

El personaje de Botto (que al parecer es supuestamente el mejor y el más maravilloso de la película) es el que más me repugna. Pidiendo dinero a la madre con chulería, como si esta se lo tuviera que dar por narices para que salga a comprar droga. Pretender coger un coche que no ha pagado y casi destroza de nuevo, y tener la cara dura de insistir a sus padres para que se lo vuelvan a dar! ¿Prototipo de héroe en el que reflejarse, un modelo a seguir, alguien a quien admirar? ¿Dónde ve usted el encanto, Fernando Morales? Y además lo peor de todo es que el chaval tenía una pinta de pringado a más no poder en esta película. ¡Qué va a ser este el líder de una banda! Si tiene el tipo del más tonto del barrio del que todos abusan al no tener ni media hostia y encima ser tan sinvergüenza! Luego, todas las chicas se derriten por él? Jajajajajaja! Con estas pintas de mocoso seguramente ni la gorda de la clase. Luego, en un bar rodeado de adultos tratando de ligar con una camarera que tendría unos quince años más que él en lo que con chulería se rula un peta!! Como tratando de impresionar a la mujer con lo malote que es!. ¿Esto va en serio o se trata de una broma? Por muy chulo que seas, un mínimo del sentido del ridículo siempre se tiene por muy borracho que estés. Y luego le terminan echando, y él, que ve que llevas las de perder, sigue vacilando. ¿Y no le sueltan ni una sola hostia bien dada? Jajajaja, menuda autocomplacencia más grande hacia el personaje. Desafía todas las leyes de la lógica y de toda noción de credibilidad ¿Pero qué clase de cuento es este?

Un ejemplo más del nivel del cine estatal. Nos encontramos ante un film sin un guión interesante, desviado hacia el mundo de las drogas y sus efectos. Sinceramente, se podía esperar más del protagonista Juan Diego Botto, cuya interpretación a mi entender es nefasta, pero no de la película, puesto que es un ejemplo más del género cinematográfico del país: drogas, violencia y muerte.