Un monstruo viene a verme
2016 

6.6
39,165
Fantástico. Drama
Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo ... [+]
22 de septiembre de 2016
22 de septiembre de 2016
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que mezcla la fantasía con la realidad para intentar explicar lo inexplicable a los ojos de un niño de 12 años, como es la enfermedad grave de su madre.
El mayor aliciente en la película es el niño, interpretado por Lewis McDougall. Preciso y contenido, con una seriedad que no le correspondería por edad, pero ante la que se tiene que agarrar para sacar adelante el hogar materno. Frente a esa casa, hay un árbol milenario, un elemento fantástico que surge cada noche, una presencia muy ruidosa y que aparece por doquier en demasiadas escenas, resultando muchas veces innecesario .
Merecida mención a Felicity Jones, la madre, en un personaje muy frágil, casi invisible en su postración, dándole una presencia sobrenatural.
De Sigourney Weaver solo decir que aquí normalita del montón, correcta y poco más en el papel de abuela.
Desde luego, no se puede negar que J.A. Bayona no sepa provocar la lágrima fácil en el espectador, de tocar la fibra sensible y mostrar en sus personajes, tanto el sufrimiento psíquico como el físico. Esta vez bajo el golpe del acoso escolar, además, también, como un añadido más junto con la enfermedad. Un tema por otra parte, el del acoso escolar, que deja un poco de lado, resolviéndolo de una manera muy tramposa.
Me ha evocado a la película de Guillermo del Toro, en la que también una niña se refugiaba en la fantasía para huir de una realidad ingrata, porque la madre también estaba enferma y porque el árbol me parece el fauno. Pero hasta ahí llega el parecido ya que, Un monstruo viene a verme, es un película repetitiva en ocasiones, que emplea demasiados elementos, demasiados rodeos, para intentar contar lo que no necesita mucha explicación.
El mayor aliciente en la película es el niño, interpretado por Lewis McDougall. Preciso y contenido, con una seriedad que no le correspondería por edad, pero ante la que se tiene que agarrar para sacar adelante el hogar materno. Frente a esa casa, hay un árbol milenario, un elemento fantástico que surge cada noche, una presencia muy ruidosa y que aparece por doquier en demasiadas escenas, resultando muchas veces innecesario .
Merecida mención a Felicity Jones, la madre, en un personaje muy frágil, casi invisible en su postración, dándole una presencia sobrenatural.
De Sigourney Weaver solo decir que aquí normalita del montón, correcta y poco más en el papel de abuela.
Desde luego, no se puede negar que J.A. Bayona no sepa provocar la lágrima fácil en el espectador, de tocar la fibra sensible y mostrar en sus personajes, tanto el sufrimiento psíquico como el físico. Esta vez bajo el golpe del acoso escolar, además, también, como un añadido más junto con la enfermedad. Un tema por otra parte, el del acoso escolar, que deja un poco de lado, resolviéndolo de una manera muy tramposa.
Me ha evocado a la película de Guillermo del Toro, en la que también una niña se refugiaba en la fantasía para huir de una realidad ingrata, porque la madre también estaba enferma y porque el árbol me parece el fauno. Pero hasta ahí llega el parecido ya que, Un monstruo viene a verme, es un película repetitiva en ocasiones, que emplea demasiados elementos, demasiados rodeos, para intentar contar lo que no necesita mucha explicación.
13 de octubre de 2016
13 de octubre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 2012. Lo imposible llega a los cines. Verla en la sala es una experiencia única. Más allá de la calidad de la película (excelente para quien esto firma), la experiencia es algo que se ve pocas veces en el cine porque la cinta logra emocionar hasta las lágrimas a espectadores de todo tipo: hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, españoles y no españoles.
Año 2016. Se estrena Un monstruo viene a verme, y en los cines sigue ocurriendo lo mismo.
¿Es posible? Sí, si te llamas Juan Antonio Bayona.
Desde su debut con El Orfanato en 2007, Bayona ha sido el niño bonito del cine español. Presupuesto a espuertas, padrino estelar (Guillermo del Toro), estrellas internacionales como protagonistas, rodaje en inglés y, sobre todo, promoción a muerte de Mediaset. Cosas que no todos los directores españoles tienen la suerte de tener de su lado. La pregunta es si detrás de toda la maquinaria de publicidad (imprescindible para que una cinta tenga éxito... ya puedes tener la mejor película del mundo, que como no puedas promocionarla debidamente, te la comes con patatas) hay o no una buena película.
Y la respuesta es sí.
Bayona es un gran director. Eso no debería discutirlo nadie. Tiene un dominio de lo visual apabullante que es más evidente que nunca en esta cinta. Esperen a ver las escenas en las que Conor comparte plano con el monstruo, especialmente aquella en la que el chico cuenta "la cuarta historia", o cuando coge un lápiz y se pone a dibujar dando rienda suelta a su imaginación. Se trata de escenas de una belleza y una perfección formal que no se ve todos los días en una pantalla de cine. Pero además, Bayona es un excelente director también de escenas intimistas (y en esta película hay muchas) y escoge a sus actores con mimo. Felicity Jones deja una huella difícil de borrar en el espectador, a pesar de su escaso diálogo por exigencia del guión. Sigourney Weaver hacía tiempo que no tenía un personaje como este en cine. Liam Neeson, o la voz de Liam Neeson, para quienes la vean en versión original, es un regalo para los oídos y parte imprescindible de que el monstruo sea el personaje arrebatador e inolvidable que es. Pero sin duda el mejor es Lewis MacDougall, que está sencillamente enorme en su contención, en su plasmación de la mezcla de ira y dolor que sacude a Conor y en sus miradas que dicen tantas cosas. Una vez más, Bayona acierta al escoger al joven protagonista, como ya lo hizo con Roger Príncep o sobre todo con Tom Holland.
Y qué decir de las escenas de animación, bellísimas, de la sensación de desesperanza que recorre dolorosamente todo el metraje, o de la profundidad psicológica de una historia que parece deprimente a primera vista, pero termina por ser enormemente esperanzadora y luminosa a su manera, como también lo era El Orfanato, por ejemplo, o desde luego Lo imposible.
¿Hay problemas? Desde luego. El personaje del padre, a pesar de lo bien que está Toby Kebbell, no aporta realmente nada a la historia más allá de añadir drama al mundo de Conor. Y durante mucho rato parece que Bayona esté intentando contener la emoción. no esperen ponerse a llorar como en Lo imposible, desde los diez primeros minutos. Al contrario, hasta el tercio final no se desborda la emoción y la película parece contenida, manteniendo al espectador alejado emocionalmente de la historia, como si estuviera atada y no pudiera liberarse hasta que llega ese desenlace cantado desde el primer momento. Ahí sí pone Bayona toda la carne en el asador. Demasiada, dirán algunos. Demasiado obvia, dirán otros. Manipuladora seguramente. Pero ¿de qué otra manera podría haber sido? ¿Es que acaso el Spielberg de los 80 o de Inteligencia Artificial, del que Bayona bebe sin disimulo, era menos sensiblero?
Hay algo que recuerda en Un monstruo viene a verme a El laberinto del fauno, dirigida por Guillermo del Toro, padrino de Bayona. No es que la historia de Conor o el mundo en el que se mueve se parezcan a la pesadilla que vivía la Ofelia interpretada por Ivana Baquero, pero la relación que establece entre realidad y fantasía sí es la misma. En ambas cintas, el mundo de fantasía en el que se adentran los niños protagonistas no es ningún cuento de hadas. Es duro, peligroso, triste, violento incluso, pero aun así resulta una vía de escape necesaria para huir de una realidad familiar y/o social demasiado dolorosa como para afrontarla en soledad.
Porque eso es Un monstruo viene a verme: una radiografía del dolor que nos consume y nos mata, de cómo manejarlo y superarlo, de cómo aprender a vivir con él como parte desgraciadamente inevitable de la vida, y de cómo las historias, el arte y la fantasía nos pueden ayudar a sobrellevarlo mejor y a mantener la cordura. Es un homenaje maravilloso de Bayona a los creadores, a los narradores y a la cultura como elemento de sanación. Esa misma cultura que sigue al 21% de IVA en nuestro sacrosanto país.
Imprescindible.
Lo mejor: Los actores (en especial un excelso Lewis MacDougall), la animación, el monstruo y el poder emocional de la historia
Lo peor: Es algo fría hasta que llega el final, donde se pasa al otro extremo
Año 2016. Se estrena Un monstruo viene a verme, y en los cines sigue ocurriendo lo mismo.
¿Es posible? Sí, si te llamas Juan Antonio Bayona.
Desde su debut con El Orfanato en 2007, Bayona ha sido el niño bonito del cine español. Presupuesto a espuertas, padrino estelar (Guillermo del Toro), estrellas internacionales como protagonistas, rodaje en inglés y, sobre todo, promoción a muerte de Mediaset. Cosas que no todos los directores españoles tienen la suerte de tener de su lado. La pregunta es si detrás de toda la maquinaria de publicidad (imprescindible para que una cinta tenga éxito... ya puedes tener la mejor película del mundo, que como no puedas promocionarla debidamente, te la comes con patatas) hay o no una buena película.
Y la respuesta es sí.
Bayona es un gran director. Eso no debería discutirlo nadie. Tiene un dominio de lo visual apabullante que es más evidente que nunca en esta cinta. Esperen a ver las escenas en las que Conor comparte plano con el monstruo, especialmente aquella en la que el chico cuenta "la cuarta historia", o cuando coge un lápiz y se pone a dibujar dando rienda suelta a su imaginación. Se trata de escenas de una belleza y una perfección formal que no se ve todos los días en una pantalla de cine. Pero además, Bayona es un excelente director también de escenas intimistas (y en esta película hay muchas) y escoge a sus actores con mimo. Felicity Jones deja una huella difícil de borrar en el espectador, a pesar de su escaso diálogo por exigencia del guión. Sigourney Weaver hacía tiempo que no tenía un personaje como este en cine. Liam Neeson, o la voz de Liam Neeson, para quienes la vean en versión original, es un regalo para los oídos y parte imprescindible de que el monstruo sea el personaje arrebatador e inolvidable que es. Pero sin duda el mejor es Lewis MacDougall, que está sencillamente enorme en su contención, en su plasmación de la mezcla de ira y dolor que sacude a Conor y en sus miradas que dicen tantas cosas. Una vez más, Bayona acierta al escoger al joven protagonista, como ya lo hizo con Roger Príncep o sobre todo con Tom Holland.
Y qué decir de las escenas de animación, bellísimas, de la sensación de desesperanza que recorre dolorosamente todo el metraje, o de la profundidad psicológica de una historia que parece deprimente a primera vista, pero termina por ser enormemente esperanzadora y luminosa a su manera, como también lo era El Orfanato, por ejemplo, o desde luego Lo imposible.
¿Hay problemas? Desde luego. El personaje del padre, a pesar de lo bien que está Toby Kebbell, no aporta realmente nada a la historia más allá de añadir drama al mundo de Conor. Y durante mucho rato parece que Bayona esté intentando contener la emoción. no esperen ponerse a llorar como en Lo imposible, desde los diez primeros minutos. Al contrario, hasta el tercio final no se desborda la emoción y la película parece contenida, manteniendo al espectador alejado emocionalmente de la historia, como si estuviera atada y no pudiera liberarse hasta que llega ese desenlace cantado desde el primer momento. Ahí sí pone Bayona toda la carne en el asador. Demasiada, dirán algunos. Demasiado obvia, dirán otros. Manipuladora seguramente. Pero ¿de qué otra manera podría haber sido? ¿Es que acaso el Spielberg de los 80 o de Inteligencia Artificial, del que Bayona bebe sin disimulo, era menos sensiblero?
Hay algo que recuerda en Un monstruo viene a verme a El laberinto del fauno, dirigida por Guillermo del Toro, padrino de Bayona. No es que la historia de Conor o el mundo en el que se mueve se parezcan a la pesadilla que vivía la Ofelia interpretada por Ivana Baquero, pero la relación que establece entre realidad y fantasía sí es la misma. En ambas cintas, el mundo de fantasía en el que se adentran los niños protagonistas no es ningún cuento de hadas. Es duro, peligroso, triste, violento incluso, pero aun así resulta una vía de escape necesaria para huir de una realidad familiar y/o social demasiado dolorosa como para afrontarla en soledad.
Porque eso es Un monstruo viene a verme: una radiografía del dolor que nos consume y nos mata, de cómo manejarlo y superarlo, de cómo aprender a vivir con él como parte desgraciadamente inevitable de la vida, y de cómo las historias, el arte y la fantasía nos pueden ayudar a sobrellevarlo mejor y a mantener la cordura. Es un homenaje maravilloso de Bayona a los creadores, a los narradores y a la cultura como elemento de sanación. Esa misma cultura que sigue al 21% de IVA en nuestro sacrosanto país.
Imprescindible.
Lo mejor: Los actores (en especial un excelso Lewis MacDougall), la animación, el monstruo y el poder emocional de la historia
Lo peor: Es algo fría hasta que llega el final, donde se pasa al otro extremo
14 de octubre de 2016
14 de octubre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de salir de una sala repleta de espectadores con lágrimas en los ojos, como si esta historia no la hubiesen visto antes en el cine, como si fuera una película que no buscara la lágrima fácil pero que la conseguía sin esfuerzo alguno. Pero la verdad es que esta historia ya la hemos vivido antes, y que realmente el director busca la lágrima fácil, sin importarle que la historia fuera predecible, tediosa, y lenta.
La actuación de los protagonistas me pareció muy regulera, el niño no tiene mucha culpa la verdad, le ponen una historia llena de clichés que no le vienen nada bien, pero bueno, se entiende. Pero Sigourney Weaver, que he de suponer que su "gran" experiencia en el cine le serviría de algo, me dejó atónito en la escena que todos sabéis, como si no le importase nada, como si ese reloj no tuviese más de 100 años. Con respecto a los demás, ni fu ni fa.
Sí he de decir que las historietas me gustaron, al menos la recreación de ellas, y bueno, el "hombre-árbol" también estaba conseguido, intentando no cogerle parecido a "Groot".
En definitiva, no recomiendo la película porque busca la lágrima fácil, es una historia mil veces vista en el cine y el desarrollo de la misma es muy lento y aburrido.
Le doy un 4/10.
La actuación de los protagonistas me pareció muy regulera, el niño no tiene mucha culpa la verdad, le ponen una historia llena de clichés que no le vienen nada bien, pero bueno, se entiende. Pero Sigourney Weaver, que he de suponer que su "gran" experiencia en el cine le serviría de algo, me dejó atónito en la escena que todos sabéis, como si no le importase nada, como si ese reloj no tuviese más de 100 años. Con respecto a los demás, ni fu ni fa.
Sí he de decir que las historietas me gustaron, al menos la recreación de ellas, y bueno, el "hombre-árbol" también estaba conseguido, intentando no cogerle parecido a "Groot".
En definitiva, no recomiendo la película porque busca la lágrima fácil, es una historia mil veces vista en el cine y el desarrollo de la misma es muy lento y aburrido.
Le doy un 4/10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en la que Sigourney Weaver le señala al nieto el reloj, me dio la sensación de que quería que lo partiese, y cuando parte, no solo el reloj, sino todos los muebles del salón, la reacción de la abuela me parece patética, sin sentimiento alguno.
Con respecto al bullying que recibe el crío, por favor, se sabía a leguas que se iba a vengar como ocurre en el 90% de las películas.
Y ya termino diciendo que se sabía desde el principio que las 12:07 iba a ser la hora de la muerte de la madre.
Sincermante nada coge por sorpresa, nada.
Con respecto al bullying que recibe el crío, por favor, se sabía a leguas que se iba a vengar como ocurre en el 90% de las películas.
Y ya termino diciendo que se sabía desde el principio que las 12:07 iba a ser la hora de la muerte de la madre.
Sincermante nada coge por sorpresa, nada.
9 de octubre de 2016
9 de octubre de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este último trabajo del director patrio J.A Bayona cierra una trilogía con sus tres primeros largometrajes centrados en el papel de la madre desde diferentes puntos de vista. Si en “El Orfanato” teníamos a una Belén Rueda protectora y en “Lo Imposible” a una madre coraje buscando a sus hijos entre el desastre de un Tsunami en “Un monstruo viene a verme” tenemos a un chico que tendrá que lidiar con una grave enfermedad que afecta a su madre y con una abuela fría y distante. Hay que reconocer que J.A Bayona es un director con suerte ya que pocos en su situación con una carrera tan corta tiene tanto apoyo tanto institucional (solo hay que ver el inicio de la película y la cantidad de apoyo que tiene) como mediático detrás, algo que sin lugar a dudas ayuda y mucho a que tu trabajo se conozca y se magnifique, aunque todo esto sería inútil sin un buen trabajo detrás, algo que pudimos comprobar el año pasado con “Regresión” de Amenábar y su dispar acogida tanto de crítica como de público.
Pero centrándonos en “Un monstruo viene a verme” hay que reconocerle sus virtudes que son muchas empezando por un nivel técnico brutal y un cuidado meticuloso en los detalles tanto de ambientación, los escenarios, el diseño de los dibujos y especialmente los del monstruo, son magníficos y hacen que ese halo de fantasía que inunda la película sea creíble y llamativo (a mí me recuerda bastante a “El laberinto del fauno”), especialmente el formato de acuarela utilizado en las historias que nos cuenta el monstruo, muy original y consecuente con el resto de dibujos y referencias de la película.
La forma de rodar esta historia por Bayona es íntima utilizando mucho los primeros planos y centrándose casi por completo en el niño estupendamente interpretado por un joven Lewis MacDougall y reforzado con actuaciones puntuales muy potentes tanto de Sigourney Weaver como de Felicity Jones que nos dejan algunos de los momentos más emotivos de la película y es aquí donde radica el mayor logro y a la vez el mayor problema de la película y es que es tan directa y contundente emocionalmente que es hasta desaconsejable para aquellas personas que hayan pasado por un drama similar ya que J.A Bayona no esconde nada y muestra toda la dureza y el drama de una enfermedad como el cáncer y sus consecuencias en una familia de tal forma que te remueve por dentro de una forma inevitable, tanto que dejara huella una vez se haya salido de la sala y te hará pensar, algo muy difícil de conseguir hoy en día en nuestro cine vacío y lleno de artificio. Aunque la película se centra en la situación de la madre también se abordan diferentes situaciones típicas de adolescentes como las relaciones familiares y el acoso escolar que aunque secundario ayudan a crear un clímax final muy consistente y efectivo.
Por todo esto es una película dura (muy dura) en la que el espectador no lo pasara bien pero que se asombrara por la forma tan original en la que se cuenta un drama como este y en la que muchos se sentirán reflejados, se agradece un final muy acertado que intenta suavizar la gran carga emocional sobre todo del último tramo de la película con la escena del cuaderno de dibujo. Muy merecidos todos estos reconocimientos y apoyos y mucha suerte para su próximo proyecto ya en producción de “Jurassic World 2”.
Pero centrándonos en “Un monstruo viene a verme” hay que reconocerle sus virtudes que son muchas empezando por un nivel técnico brutal y un cuidado meticuloso en los detalles tanto de ambientación, los escenarios, el diseño de los dibujos y especialmente los del monstruo, son magníficos y hacen que ese halo de fantasía que inunda la película sea creíble y llamativo (a mí me recuerda bastante a “El laberinto del fauno”), especialmente el formato de acuarela utilizado en las historias que nos cuenta el monstruo, muy original y consecuente con el resto de dibujos y referencias de la película.
La forma de rodar esta historia por Bayona es íntima utilizando mucho los primeros planos y centrándose casi por completo en el niño estupendamente interpretado por un joven Lewis MacDougall y reforzado con actuaciones puntuales muy potentes tanto de Sigourney Weaver como de Felicity Jones que nos dejan algunos de los momentos más emotivos de la película y es aquí donde radica el mayor logro y a la vez el mayor problema de la película y es que es tan directa y contundente emocionalmente que es hasta desaconsejable para aquellas personas que hayan pasado por un drama similar ya que J.A Bayona no esconde nada y muestra toda la dureza y el drama de una enfermedad como el cáncer y sus consecuencias en una familia de tal forma que te remueve por dentro de una forma inevitable, tanto que dejara huella una vez se haya salido de la sala y te hará pensar, algo muy difícil de conseguir hoy en día en nuestro cine vacío y lleno de artificio. Aunque la película se centra en la situación de la madre también se abordan diferentes situaciones típicas de adolescentes como las relaciones familiares y el acoso escolar que aunque secundario ayudan a crear un clímax final muy consistente y efectivo.
Por todo esto es una película dura (muy dura) en la que el espectador no lo pasara bien pero que se asombrara por la forma tan original en la que se cuenta un drama como este y en la que muchos se sentirán reflejados, se agradece un final muy acertado que intenta suavizar la gran carga emocional sobre todo del último tramo de la película con la escena del cuaderno de dibujo. Muy merecidos todos estos reconocimientos y apoyos y mucha suerte para su próximo proyecto ya en producción de “Jurassic World 2”.
8 de octubre de 2016
8 de octubre de 2016
29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy fan de Bayona. En absoluto. Al menos hasta hoy.
Es más, "El Orfanato" me parece una de las películas más sobrevaloradas del cine español. "Lo Imposible" no la he visto porque a veces, no sé por qué, los dramas me dan pereza y las dos veces que he intentado verla acabo abandonando después de la secuencia del tsunami.
Fui a ver "Un monstruo viene a verme" con muchas reticencias, de hecho no pensaba verla porque todavía recordaba (recuerdo) la jugada de marketing que hicieron con "El orfanato" (noticia en el telediario, Piqueras diciendo que era poco menos que la película más grande de la historia del cine etc etc) y luego me llevé el chasco... pero a esta del monstruo le di la oportunidad... y lo agradezco inmensamente.
Es una gran película, impecablemente dirigida y, lo mejor, aborda temas humanos universales con una magia que hacía mucho tiempo que no veía en el cine. Recuerda mucho al mejor Spielberg. No es de esas películas que uno olvide al salir del cine, más bien al contrario. La peli se instala y te la llevas a casa en la cabeza.
Sería una pena que la gente no fuera a verla porque lea la palabra "monstruo" en el título, o porque la confundan con cine palomitero del barato y para niños. Nada más lejos de la realidad. Es una historia adulta, universal, triste y contada a través de los ojos de un niño.
Para mí es ya un hito en la historia del cine español.
Felicidades señor Bayona y gracias. Ahora sí, a partir de hoy seguiré de cerca su trayectoria.
Es más, "El Orfanato" me parece una de las películas más sobrevaloradas del cine español. "Lo Imposible" no la he visto porque a veces, no sé por qué, los dramas me dan pereza y las dos veces que he intentado verla acabo abandonando después de la secuencia del tsunami.
Fui a ver "Un monstruo viene a verme" con muchas reticencias, de hecho no pensaba verla porque todavía recordaba (recuerdo) la jugada de marketing que hicieron con "El orfanato" (noticia en el telediario, Piqueras diciendo que era poco menos que la película más grande de la historia del cine etc etc) y luego me llevé el chasco... pero a esta del monstruo le di la oportunidad... y lo agradezco inmensamente.
Es una gran película, impecablemente dirigida y, lo mejor, aborda temas humanos universales con una magia que hacía mucho tiempo que no veía en el cine. Recuerda mucho al mejor Spielberg. No es de esas películas que uno olvide al salir del cine, más bien al contrario. La peli se instala y te la llevas a casa en la cabeza.
Sería una pena que la gente no fuera a verla porque lea la palabra "monstruo" en el título, o porque la confundan con cine palomitero del barato y para niños. Nada más lejos de la realidad. Es una historia adulta, universal, triste y contada a través de los ojos de un niño.
Para mí es ya un hito en la historia del cine español.
Felicidades señor Bayona y gracias. Ahora sí, a partir de hoy seguiré de cerca su trayectoria.
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