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K-19

Thriller. Drama El Capitán Mihhail Polenin (Liam Neeson), además de contar con la confianza y el cariño de sus hombres, es considerado y respetado como el capitán de submarinos con mayor experiencia de la Marina soviética. Sin embargo, es destituido del mando del K-19 porque sus superiores juzgan que no está en condiciones de ponerlo a punto para la hora y fecha previstas. Su sustituto es el Capitán Alexei Vostrikov (Harrison Ford), un oficial con una ... [+]
Críticas 42
Críticas ordenadas por utilidad
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8
28 de marzo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
La indicación "Inspirado en hechos reales" no debe tomarse tan al pie de la letra en el mundo del cine, máxime cuando se trata de una producción hollywoodiense.
En este caso, al K-19 nunca se le apodó "El enviudador", como afirma el personaje del capitán Polenin, sino "Гирошима" ("Hiroshima")...

Pero la mayoría de sucesos que con tan exhaustiva precisión detalla el guión de Chris Kyle sí ocurrieron realmente, poco antes de alcanzar la Guerra Fría su punto más tenso a nivel mundial, cuando Eisenhower consideró oportuno preparar la defensa perfecta contra la amenaza soviética instalando misiles balísticos en Turquía cuyos objetivos eran varias ciudades de la Europa del Este. A esta situación de pánico contribuyó el accidente sufrido dentro del submarino nuclear, donde varios hombres perdieron la vida intentando reparar una fuga en la refrigeración del reactor, un caso de terror y coraje enterrado por la vergüenza de los altos mandos soviéticos.
La sra. Kathryn Bigelow quiso contar esta historia ya que, según dijo, se sintió fascinada con el trágico suceso y con la perspectiva que le dio acerca del pueblo ruso lejos de los viles estereotipos esbozados por la sociedad norteamericana. Por desgracia la primera versión del guión, que Harrison Ford, involucrado como productor ejecutivo en el proyecto (muy ocurrente, siendo su madre bielorrusa), mostró a los supervivientes del desastre, fue condenada por insultante (e irónicamente estereotipada). Hechas las modificaciones, desde el principio vemos que lo que busca la directora es narrar la historia desde un punto de vista humanista, y absoluta y peligrosamente ruso.

Esto fue tal vez lo que echó para atrás a un gran sector del público, teniendo en cuenta que el atentado del 11-S estaba aún muy reciente, y una película dedicada a un acontecimiento de la Historia de la U.R.S.S. con un fuerte sentimiento anti-estadounidense (o así lo pensarían muchos) no era lo más adecuado. De ahí el rotundo fracaso de taquilla. Pero ni el guión ni Bigelow exaltan el patriotismo ruso; así el capitán Polenin se queja al recién llegado capitán Vostrikov (álter-egos de los reales Vasily Arkhipov y Nikolai Zateyev) sobre los muchos defectos del submarino que los altos mandos les han obligado poner en funcionamiento, sin tener en consideración los peligros que ello entraña para los hombres.
Hay fuertes posturas políticas y militares, pero los lazos de amistad y cariño entre Polenin y su tripulación son aún mayores. "K-19", al estilo de "Das Boot", no habla de soldados o héroes, sino de seres humanos. Y por ellos ya empezamos a sentir un gran temor cuando una serie de infortunios se acumulan sin que aún haya zarpado la nave; aunque jamás la llamaron "Enviudador" sí que le habría valido ese apodo tras la muerte de varios trabajadores durante su construcción. Una vez a bordo la historia debe atenerse a ciertos arquetipos de esta clase de "thrillers" navales, y esto elimina tal vez el factor sorpresa...

Porque sabemos que tantos problemas técnicos y desgraciados accidentes llevarán a que el navío sufra uno mayor, y que al caracterizarse al personaje de Ford como un claro negativo del de Liam Neeson damos por supuesto que su rivalidad ocupará el centro del drama, asimismo que provocará la sublevación de algunos hombres; todo ello no sucedió en la realidad, pero algo había que contar mientras crecía la intriga en torno a la fuga en el reactor, que más o menos sucede a mitad de película y es lo que la lleva a situaciones de puro suspense, e incluso de puro terror.
Terror por saber que aquellos pobres hombres iban a bordo de una bomba de 5.000 toneladas bajo las aguas de Groenlandia, que su capitán les expuso a altos niveles de radiación sin la protección adecuada y que, como ferviente patriota, rechazó ayuda de los militares norteamericanos de un carguero que se cruzó en su camino. Terror provocado por la incertidumbre. Muchos de estos personajes pueden caer en el estereotipo, pero Bigelow lo compensa acercándose a sus emociones, reflexiones, miedos, sueños y sentimientos, y cuando uno de ellos cae en servicio de una causa perdida es inevitable verse arrollado por el dolor igual que sus camaradas.

Así que las sorpresas no vienen determinadas en realidad por los sucesos, sino por las reacciones de dichos personajes a ellos y los actos y decisiones que desencadenan. Bigelow sabe hacerte parte de la tripulación y de su miedo, y con mano maestra te encierra en estas atmósferas de sudor, desconfianza, desesperanza, muerte y desolación; y lo hace ateniéndose al clásico estilo del "thriller" hollywoodiense, por medio de una superproducción, pero sin caer en alardes innecesarios ni trucos efectistas. Su estilo es sobrio, su ritmo intenso pero calculado, nada parece fuera de lugar.
Y aunque quede uno de los peores escollos por superar, y del que las películas "made in U.S.A." nunca se cansan, que es el usar actores de habla y nacionalidad inglesa para interpretar a personajes de otros países (¿tan descabellado era emplear a actores rusos para el reparto en su totalidad?), la química demostrada en pantalla permite a uno olvidarse, en especial la de un nativo de Illinois (Ford) y otro de Irlanda del Norte (Neeson) haciéndose pasar por oficiales soviéticos, en un duelo interpretativo inteligente y poderoso, sin desmerecer las actuaciones de secundarios como Sam Redford, Peter Sarsgaard, Don Sumpter o Christian Camargo.

Una lástima que las fechas de realización del proyecto, el que no estuviera respaldado por un gran estudio de Hollywood, o sus momentos con mensajes anti-americanos, jugaran en su contra, porque "K-19" posee instantes conmovedores y desgarradores.
Al clamor de "¡Por los camaradas!" en boca de un envejecido Vostrikov, a un servidor, sin necesidad de ser ruso, se le saltaron las lágrimas...
3
20 de mayo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Todos son muy buenos chicos, comunistas incluidos, pero como hicieron un submarino con restos de lavadoras...pues les salió un poco mal, menos mal que los yakees estaban al loro y pudieron salvarlos aunque al final no hizo falta.
Historieta cara y condescendiente, aprovechando la caída de la URSS, basada en unos pocos hechos reales.
La película por lo demás, es entretenida y sirve para pasar una tarde de lluvia.
6
22 de mayo de 2014 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede negar que K-19 es una buena película. Una película en mayúsculas donde se perciben sobradamente una dirección, una fotografía y unas interpretaciones magníficas. Sin embargo, cualquiera que sepa –solo un poco– de que va el tema se dará cuenta que el guión de la película está repleto de tópicos made in america. En ningún momento he conseguido ver a un soviético a lo largo del film. Con esto no quiero decir que esté en contra de que un país produzca una película sobre cualquier conflicto de otro país, ni tampoco que tenga que utilizar actores de dicha procedencia –repito que me parecen unas interpretaciones magníficas– pero seamos serios, este largometraje deja de tener sentido des del momento que vemos la bandera comunista grabada en los camarotes del submarino.
6
17 de octubre de 2016 1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, es una más de este no muy prolífico subgénero, ni más ni menos. Con sus virtudes y sus limitaciones, los films de submarinos son como los chinos, que todos parecen iguales. Este entorno cerrado y su disciplina marina y militar no da pie a que sus historias aporten mucha variedad u originalidad, así que ya sabemos lo que nos vamos a encontrar.
Hay duelo de oficiales interpretados por dos buenos actores. Trata de transmitir tensión con esos tripulantes alterados que se envían órdenes unos a otros en situaciones de emergencia. Y casi todos los problemas se deben a averías técnicas que se terminan solucionando con un buen trabajo de equipo. Aunque, si uno se para a pensar, es que estos buques tampoco dan mucho de sí, y es inevitable la repetitividad, y por eso tampoco hay realmente demasiadas películas de este tipo.
Tras una previsible primera secuencia (no puede estar pasando lo que parece, ya que acabamos de empezar), entra Harrison Ford en uno de sus papeles más fríos e inesperados. Su personaje es muy serio y tan duro con sus hombres que casi parece el malo de la historia.
El único punto de originalidad del argumento es ponernos como protagonistas a los soviéticos, y que los estadounidenses apenas tengan presencia. Me ha parecido muy llamativa la escena en la que adoctrinan a los soldados contra los Estados Unidos, vendiendo la moto de que eran unos malvados. Está claro que en toda guerra, incluso en la fría, todos manipulan la verdad.
Bigelow dirige bien, aunque al final le ha quedado un poquito larga.
La banda sonora me parece adecuada, pues es meláncolica y triste como corresponde a la ambientación de la unión soviética, tal y como los estadounidenses vendían al enemigo comunista a su propio modo (que quizás no fueran tan malos como lo pintaban, o sí, vete a saber).
En tres palabras, una de submarinos.
9
14 de septiembre de 2019 0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primera sorpresa fue saber que era una directora Kathryn Bigelow quién la dirigía, porque nunca me habría imaginado a mujer en este tipo de película y menos en esta porque tiene bastante acción.

La segunda sorpresa fue la historia que contaba, está basada en un incidente real en un submarino nuclear ocurrido en 1961. Yo crecí viendo el desfile militar del 1 de mayo en Moscú (lo daban por la tele y alguna vez sino recuerdo mal hasta entero) y el despliegue militar que se veía asustaba.
Pero después recordé Chernóbil 1986 y está historia cobró sentido, porque era casi un calco de lo que sucedió allí. Los suecos o los finlandeses , dieron la voz de alarma porque sus mediadores de radiactividad detectaron niveles muy altos y no sabían de dónde venían , en días sucesivos otros países como Alemania Federal e Italia también lo dijeron, fue entonces cuando los soviéticos confirmaron que habían tenido un accidente nuclear en Ucrania.

Tercera sorpresa el tratamiento que se les da por parte de un director americano a los marineros soviéticos. Yo estaba acostumbrada a ver en otras películas americanas a los soviéticos como máquinas aleccionadas por el partido y punto.Aquí se muestran con sus miedos , sus alegrías, sus amores... vamos como cualquier hijo de vecino.

Después de tanta sorpresa y en resumen, recomiendo la película. Desde el minuto 1 coges el hilo de la historia, lo va explicando todo y todo va teniendo sentido.
Y de los actores que están todos de 10.Nombrar a Harrison Ford y a Liam Neeson porque son los que más conozco, pero el resto de secundarios perfectos, con sus interpretaciones transmiten muy bien la dramática situación que tuvieron que vivir los tripulantes de aquel submarino.
La música también ayuda bastante a transmitir lo dramático del momento con canciones en ruso algunas que parecen tener carácter religioso otras de exaltación patriótica y música orquestal que le dan el punto ėpico y amargo a la situación.

La directora en este caso no solo busca narrarnos cómo fueron los hechos sino humanizar un momento que pudo desencadenar una tercera guerra mundial y que el sacrificio de unos hombres logró evitar.
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