Haz click aquí para copiar la URL

Carros de fuego

Drama En 1920, Gran Bretaña contaba con dos atletas excepcionales: Harold Abrahams y Eric Lidell. Las razones que los movían a correr era tan diferentes como sus vidas: pertenecían a mundos distintos, cada uno tenía sus propias creencias y su propio concepto del triunfo. (FILMAFFINITY)
Críticas 69
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
9
22 de agosto de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine y el deporte nunca han tenido una relación demasiado fácil. El boxeo ha monopolizado la práctica deportiva en la pantalla grande, debido principalmente a su vinculación con el cine negro. Películas sobre atletismo son más insólitas, y posiblemente Carros de fuego sea la mejor y la más relevante. Hugh Hudson filma con un esteticismo y una frialdad muy británica las historias paralelas de dos atletas súbditos del rey de Inglaterra, Eric Liddle y Harold Abrahams. El primero, misionero en China, corre para la mayor gloria de Dios. Abrahams busca reafirmarse personalmente — es hijo de acaudalado judío — y también dignificar su religión. La puesta en escena, exquisita, concuerda con la respetuosa relación entre ambos deportistas, ensalzándose valores como el compañerismo, el esfuerzo y el sacrificio. La banda sonora de Vangelis es mítica prácticamente desde que se estrenó Carros de fuego, y sorprende de ella su perfecta integración en la película — ambientada en 1924 — habida cuenta de su moderna instrumentación.
7
4 de agosto de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay bastante más que la famosa banda sonora de Vangelis en esta película y que es maravillosa. La película tiene carácter, el que le da un guión férreo al estilo clásico y que además está basado en la historia real de los atletas británicos que participaron en las olimpiadas de 1924, en París. El guión bucea no sólo en la cita olímpica sino en las motivaciones y convicciones de dos de los protagonistas olímpicos, por lo que el filme rastrea también los ambientes sociológicos y psicológicos de los dos personajes principales y de paso incita a la reflexión en los aspectos religiosos (uno de los atletas es católico y otro un judío en un país protestante) y políticos (uno es escocés con ciertas tendencias independentistas y otro hijo de un inmigrante lituano) dos facetas de la vida sobre las que gana el propio guión para no ser una cita simplemente deportiva. Eso sí, ambas historias se desarrollan de una forma paralela, separada, y aunque ambos coinciden en la cita olímpica, la verdad es que no lo parece a nivel fílmico. Ahí el guión si desgaja la historia y el montaje no sabe arreglarlo. Pero el espíritu olímpico de competición el afán por la victoria, el esfuerzo previo por lograrlo, es el verdadero protagonista de la película más allá de las interesantes paralelas (que se quedan bastante cortas) y aquí es donde entra el plano técnico. Para empezar la recreación en vestuario y ambientación general, así como la fotografía de tintes antiguos es muy buena. Durante la película podrás descubrir curiosidades sobre las citas olímpicas de antaño, curiosidades que afirman que el tema ha sido bien estudiado y documentado para hacer el filme. No es tan bueno, sino más bien lamentable, el aspecto del maquillaje donde no se trabajó para lograr un buen efecto.
En cuanto al trabajo de cámara, no es brillante pero sí efectivo, cámara lenta en las líneas de llegada, contrapicados para resaltar la heroicidad del atleta, algún movimiento panorámico para reflejar los momentos de euforia… recursos que se repiten cientos de veces pero que no por eso dejan de funcionar… y la música de Vangelis hace el resto para hacer que cualquier escena crezca como espolvoreada por levadura y llegue al alcanzar buenas dosis de emotividad y comunicación con el espectador.
Lo que menos me gustó del filme fue su forma de hacer del patriotismo un fetiche, ya no sólo por ensalzar la deportividad y competitividad de los atletas británicos, algo lógico si tenemos en cuenta que es el tema de la película y que está basado en hechos reales, si por la manera de llenar de perfectos ‘gentleman’ y ‘sir’ la película, de dotarlos de esa caballerosidad extrema de la que quieren hacer gala en sus películas los británicos, otro maquillaje al guión que no le sienta bien y que hacen que sea demasiado chauvinista y hasta propagandística en algunos aspectos.
La dirección de Hudson y las interpretaciones de Ben Cross (Harold Abrahams) e Ian Charleson (Eric Henry Liddell) simplemente correctas.

http://palomitasconchoco.wordpress.com

Frases de la película en Spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-“Van a enfrentarse a los mejores del mundo, a hombres de todas las razas, jóvenes y decididos como ustedes, ligeros, con fuerza y nervio, representando a todas las naciones civilizadas de la tierra, no tengo la menor duda de que todos ustedes se comportarán de forma honorable y digna. Buena suerte a todos”.

-“Yo creo que Dios me hizo con un propósito, él me hizo rápido para poder complacerle”.

-“Mi arrogancia llega tan lejos como lo exige mi conciencia”
8
8 de febrero de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué principio, con esa introducción en 1978, el discurso en el funeral, el flasback, la carrera en la playa y la inolvidable música de Vangelis. Te se hace un nudo en la garganta. Suficiente para discernir la obra casi maestra de la paja. En efecto, nos encontramos con cine británico del bueno, de ese contenido pero lírico y profundamente bello. "Carros de fuego" no sólo nos toca por su grandiosidad sino que también conmovió a la Academia de Hollywood. Siete nominaciones para recibir cuatro premios, a la mejor película, al guión original, al vestuario, lleno de sublime elegancia, y, como no, a la banda sonora, lo cual, si añadimos las categorías no galardonadas, es un buen resumen de las virtudes de este trabajo.

Concedo que el argumento no es que sea muy apetitoso pues se basa en unos atletas, especialmente Harold Abrahams (Ben Cross) y Eric Liddell (Ian Charleson), que se preparan para competir en los juegos olímpicos de 1924. La historia, para el que no lo sepa, es real aunque puede haber alguna invención de por medio para darle algo más de conflicto. Bien hecho. Ésta pugna interior de uno para reivindicarse a través del triunfo y del otro para hacer la obra de Dios es estremecedora, sobre todo, si sabemos el destino de los personajes. Uno llora y no sabe bien por qué, si por la entrega, la dignidad o la espiritualidad de los corredores; los diálogos o el preciosismo de Hugh Hudson. Maravillosa recta final.
8
13 de agosto de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Carros de fuego’ está basada en parte de la vida de Harold Abrahams y Eric Liddell. Hugh Hudson dedica todo el film a ellos dividiéndolo en "dos partes", a saber: la primera mitad del film está dedicada a ir viendo la evolución de ambos hombres con el paso de los años (de 1919 a 1923) y la segunda mitad de la película la componen los JJOO de Paris del año 1924.

La ambientación conseguida por Hugh Hudson es fenomenal, todo en el film respira a los años veinte: las calles, los vehículos, los muebles y, sobre todo, el vestuario del film, tanto en las ropas de calle como en las deportivas de aquellos años. Con especial interés hay que remarcar la filmación que Hudson hizo de las escenas deportivas, fundamentalmente de las carreras en las que participaron Abrahams y Liddell. Las mismas estuvieron francamente bien rodadas y aplicando en ocasiones una “cámara superlenta” con la que se puede apreciar claramente la peculiar forma de correr de Liddell (casi parecía poseído) o las llegadas a la meta tocando con el pecho la línea.

Imposible pasar por alto la inolvidable BSO de Vangelis con un tema principal (también repetido en los créditos finales) absolutamente inolvidable y que todavía hoy pone la piel de gallina. Un tema para el recuerdo y al mismo nivel de memorabilidad (a otro nivel, eso sí) que, por ejemplo, el “Gonna Fly Now” compuesto por Bill Conti para ‘Rocky’.

Pasando a comentar las actuaciones hay que referirse obligada y principalmente a Ian Charleson y Ben Cross, ambos intérpretes dieron vida en pantalla de manera muy notable a Eric Liddell y Harold Abrahams, dos jóvenes universitarios que, en aquella época, ya eran auténticos hombres hechos y derechos, con principios fuertemente establecidos y grandes responsabilidades. Casi a modo de cameos quedaron relegados Brad Davis y Dennis Christopher como los competitivos corredores del equipo norteamericano.

En definitiva: ‘Carros de fuego’ es una de las más loables películas que se han realizado sobre los JJOO, quizás la mejor de todas, de hecho, fue premiada en su conjunto con el Oscar a la “Mejor Película” de 1982. Hugh Hudson acertó plenamente con ella y tuvo la suerte de contar con dos jóvenes intérpretes, Ian Charleson y Ben Cross, que lo dieron todo en sus respectivos papeles. La BSO de Vangelis fue la culminación final a una gran obra que, sin duda, llevó alas en los pies.

-Lo mejor: La dirección de Hugh Hudson. La configuración de las diferentes personalidades de Abrahams y Liddell. La inolvidable BSO de Vangelis.

-Lo peor: Los papeles de Brad Davis y Dennis Christopher lucieron muy poco. El hecho de que Hugh Hudson no fuera premiado con el Oscar al Mejor Director.

-Más en: www.cineycine.com
5
22 de octubre de 2018 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las más famosas películas de los 80 que no se sabe bien por qué causó tanto furor en la época.
Es indudable que la música de Vangelis tuvo algo que ver, porque hay que reconocer que es grandiosa, pero una película no es solo su banda sonora.
Nos cuentan la historia de un grupo de corredores británicos y su preparación para la participación en los Juegos Olímpicos de París de 1924.
El guion se centra sobre todo en la historia de dos de ellos. Uno judío y estudiante de Cambridge y otro cristiano, al que presentan casi casi como fanático practicante.
En una película de este tipo, uno esperaría épicas hazañas, grandes esfuerzos, grandes fracasos, rivalidades enconadas, grandes emociones y por supuesto, la felicidad y lágrimas de los vencedores al alcanzar el podium o el dolor y la frustración de los vencidos al besar la arena.
Pero poco de eso vemos aquí. Hudson prefiere contarnos las motivaciones de nuestros protagonistas para correr, así como mostrarnos alguna que otra escena interesante de sus entrenamientos, intercaladas con escenas de la vida privada de ellos que resultan muy sosas.
Hay que reconocer que la ambientación es exquisita pero la historia no atrapa lo suficiente. Por lo tanto, solo puedo decir que la música es la verdadera protagonista de la historia y que ella sí que da lo que promete si cierras los ojos. Al hombre intentando superarse a sí mismo y a los demás. Solo por ella la recomiendo.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para