Misión: imposible - Nación secreta
2015 

6.3
24,977
Acción. Thriller
Con la FMI disuelta y Ethan Hunt (Tom Cruise) abandonado a su suerte, el equipo tiene que enfrentarse contra el Sindicato, una red de agentes especiales altamente preparados y entrenados. Estos grupos están empeñados en crear un nuevo orden mundial mediante una serie de ataques terroristas cada vez más graves. Ethan reúne a su equipo y une sus fuerzas con la agente británica renegada Ilsa Faust (Rebecca Ferguson), quien puede que sea o ... [+]
17 de agosto de 2015
17 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han transcurrido casi veinte años desde el arranque de esta franquicia, y su estado de salud no solo resulta inmutable, sino también admirable. Ethan Hunt ha vuelto, y vaya como lo ha hecho.
La cinta recupera el aroma de las grandes películas de espías, y les pasa por encima sin ningún miramiento. Todo gracias a un habilidoso guión escrito y dirigido por Christopher McQuarrie, partiendo de la base de que todo es posible, y que las apariencias y los giros en la trama, son el motor principal de un conjunto perfectamente orquestado.
La franquicia recupera el estilo de la original, con grandes secuencias de tensión y acción, junto con una gran habilidad a la hora de meterse al espectador en el bolsillo.
El arranque no puede ser más prometedor, mostrándonos una organización encubierta creada para provocar el caos a nivel internacional. Y todo gracias a un villano realmente escalofriante, escondido bajo el inquietante rostro de Sean Harris; una de las bazas más importantes de la historia, con un desenlace realmente mítico.
Tom Cruise vuelve a ser la estrella incontestable, capaz de realizar toda clase de escenas de acción sin la necesidad de dobles. Su sola presencia no solo ratifica su posición ejemplar dentro de la industria, sino también su gran carisma y saber hacer. Un actor metido a productor, que mide con gran precisión los proyectos en los que se mete, ofreciéndonos en cada temporada títulos de gran calado.
Como en las anteriores, se rodea de un plantel de secundarios sumamente acertados, desde el divertido Simon Pegg, a grandes nombres como Alec Baldwin o Jeremy Renner. Pero la que viene a ser el elemento femenino indispensable, se convierte en una compañera de aventuras a la altura del protagonista. Rebecca Ferguson muestra belleza y tenacidad en numerosas escenas, convirtiéndose en el verdadero núcleo de todo el entramado.
El director nos presenta una planificación pormenorizada en muchas de las escenas, rozando, y hasta incluso superando, a lo realizado por Brian DePalma en el pasado. Secuencias como la de ópera, van más allá de lo que uno cabe esperar de un blockbuster veraniego.
Todo ello narrado con la música de Joe Kraemer, adaptando al milímetro el imaginario de Lalo Schifrin y su poderosísimo tema principal. La partitura hace honor a su legado, además de utilizar con gran acierto, un conocido tema operístico como leitmotiv.
En definitiva, el thriller del verano … y (muy posiblemente) del año.
La cinta recupera el aroma de las grandes películas de espías, y les pasa por encima sin ningún miramiento. Todo gracias a un habilidoso guión escrito y dirigido por Christopher McQuarrie, partiendo de la base de que todo es posible, y que las apariencias y los giros en la trama, son el motor principal de un conjunto perfectamente orquestado.
La franquicia recupera el estilo de la original, con grandes secuencias de tensión y acción, junto con una gran habilidad a la hora de meterse al espectador en el bolsillo.
El arranque no puede ser más prometedor, mostrándonos una organización encubierta creada para provocar el caos a nivel internacional. Y todo gracias a un villano realmente escalofriante, escondido bajo el inquietante rostro de Sean Harris; una de las bazas más importantes de la historia, con un desenlace realmente mítico.
Tom Cruise vuelve a ser la estrella incontestable, capaz de realizar toda clase de escenas de acción sin la necesidad de dobles. Su sola presencia no solo ratifica su posición ejemplar dentro de la industria, sino también su gran carisma y saber hacer. Un actor metido a productor, que mide con gran precisión los proyectos en los que se mete, ofreciéndonos en cada temporada títulos de gran calado.
Como en las anteriores, se rodea de un plantel de secundarios sumamente acertados, desde el divertido Simon Pegg, a grandes nombres como Alec Baldwin o Jeremy Renner. Pero la que viene a ser el elemento femenino indispensable, se convierte en una compañera de aventuras a la altura del protagonista. Rebecca Ferguson muestra belleza y tenacidad en numerosas escenas, convirtiéndose en el verdadero núcleo de todo el entramado.
El director nos presenta una planificación pormenorizada en muchas de las escenas, rozando, y hasta incluso superando, a lo realizado por Brian DePalma en el pasado. Secuencias como la de ópera, van más allá de lo que uno cabe esperar de un blockbuster veraniego.
Todo ello narrado con la música de Joe Kraemer, adaptando al milímetro el imaginario de Lalo Schifrin y su poderosísimo tema principal. La partitura hace honor a su legado, además de utilizar con gran acierto, un conocido tema operístico como leitmotiv.
En definitiva, el thriller del verano … y (muy posiblemente) del año.
19 de agosto de 2015
19 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda quinta entrega. Otra misión imposible cumplida con éxito. Semejante a la cuarta entrega en líneas generales, esta nos presenta una FMI disuelta que tiene que enfrentarse contra el Sindicato. Me ha gustado mucho la trama, no aburre en ningún momento. Las escenas de acción me han encantado, sobretodo las persecuciones. Lo mas flojo quizás es el villano, pero aún así, es una película casi redonda.
Destaco que no tiene escenas tan flipadas como las anteriores, como esas explosiones que Ethan sorteaba por milímetros sin que le pasara absolutamente nada. Aunque en una de las persecuciones, uno de los accidentes es digno de cualquier película de Fast & Furious.
Imagino que tendremos una sexta entra de la que espero repitan todos los personajes de esta entrega.
Destaco que no tiene escenas tan flipadas como las anteriores, como esas explosiones que Ethan sorteaba por milímetros sin que le pasara absolutamente nada. Aunque en una de las persecuciones, uno de los accidentes es digno de cualquier película de Fast & Furious.
Imagino que tendremos una sexta entra de la que espero repitan todos los personajes de esta entrega.
1 de diciembre de 2022
1 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consolida la refundación de la franquicia que llevó a cabo su predecesora, “MI: Protocolo Fantasma” con una estética reconocible, un concepto moderno de la acción, personajes recurrentes y una premisa básica: la acción siempre subordinada a la trama. Es decir, se acabaron los equipos formados por Cruise y los tres o cuatro secundarios de moda, escenas de mucha adrenalina pero que no vienen a cuento y un villano random del estilo James Bond pre-Craig. En otras palabras: la saga consigue por fin la sensación de armonía entre episodios que necesita todo producto franquiciado para calar entre la gente.
Quizá no resulta tan redonda como su antecesora, pero probablemente no sea su culpa. “MI: Protocolo Fantasma” tenía las ideas claras y total libertad para desarrollarlas, alcanzando un equilibrio y una química perfectas entre acción y argumento. “MI: Nación secreta” no defrauda, pero nace con alguna que otra hipoteca que hace rechinar los engranajes, al obligar a la trama a pasar por tal o cual sitio que no termina de cerrar con tal o cual escena de acción. Aún así, resulta una película altamente disfrutable tanto para el público meramente palomitero como para los que buscan algo de literatura y para los groupies que disfrutan cazando los guiños que enlazan tal cosa de este episodio con tal frase de tal otro.
Como de costumbre, Cruise está inmenso en su papel de estrella que brilla sin eclipsar a sus compañeros, como uno más del equipo. Si hay que reírse de sí mismo, se ríe de sí mismo. Si tiene que ceder (un poco de) protagonismo, lo cede. En el equipo los roles ya están asentados pero con margen para la sorpresa, todos resultan simpáticos y todos tienen papeles dignos. La saga acaba con personajes florero que sólo cuentan chistes, sólo meten la pata o sólo están ahí para que Cruise les salve.
Hay un buen villano y una buena historia que acoge e integra en sus tramas las trepidantes escenas de acción marca de la casa, siempre en los lugares más icónicos de cada país y siempre amenazando con destrozar tal o cual monumento. Quizá, esto ya para gustos, la misma cantidad de acción de costumbre se reparte entre menos escenas, lo que lleva a menos secuencias espectaculares pero más largas. Por lo menos a mí me ha dado esa sensación, aunque no tengo pruebas. También creo, y no me parece mal, que la película buscaba crear mucho revuelo con alguna que otra revelación de las que trascienden la entrega y marcan el rumbo de la saga y organizó sus piezas para maximizar el efecto.
Sea como sea, “MI: Nación secreta” se deja ver una vez, dos y las que hagan falta. Acción, humor, tensión, intriga… en una película de corte moderno, bournizada, en todos los sentidos. Y con Tom Cruise, el que siempre vale la entrada.
Quizá no resulta tan redonda como su antecesora, pero probablemente no sea su culpa. “MI: Protocolo Fantasma” tenía las ideas claras y total libertad para desarrollarlas, alcanzando un equilibrio y una química perfectas entre acción y argumento. “MI: Nación secreta” no defrauda, pero nace con alguna que otra hipoteca que hace rechinar los engranajes, al obligar a la trama a pasar por tal o cual sitio que no termina de cerrar con tal o cual escena de acción. Aún así, resulta una película altamente disfrutable tanto para el público meramente palomitero como para los que buscan algo de literatura y para los groupies que disfrutan cazando los guiños que enlazan tal cosa de este episodio con tal frase de tal otro.
Como de costumbre, Cruise está inmenso en su papel de estrella que brilla sin eclipsar a sus compañeros, como uno más del equipo. Si hay que reírse de sí mismo, se ríe de sí mismo. Si tiene que ceder (un poco de) protagonismo, lo cede. En el equipo los roles ya están asentados pero con margen para la sorpresa, todos resultan simpáticos y todos tienen papeles dignos. La saga acaba con personajes florero que sólo cuentan chistes, sólo meten la pata o sólo están ahí para que Cruise les salve.
Hay un buen villano y una buena historia que acoge e integra en sus tramas las trepidantes escenas de acción marca de la casa, siempre en los lugares más icónicos de cada país y siempre amenazando con destrozar tal o cual monumento. Quizá, esto ya para gustos, la misma cantidad de acción de costumbre se reparte entre menos escenas, lo que lleva a menos secuencias espectaculares pero más largas. Por lo menos a mí me ha dado esa sensación, aunque no tengo pruebas. También creo, y no me parece mal, que la película buscaba crear mucho revuelo con alguna que otra revelación de las que trascienden la entrega y marcan el rumbo de la saga y organizó sus piezas para maximizar el efecto.
Sea como sea, “MI: Nación secreta” se deja ver una vez, dos y las que hagan falta. Acción, humor, tensión, intriga… en una película de corte moderno, bournizada, en todos los sentidos. Y con Tom Cruise, el que siempre vale la entrada.
29 de agosto de 2015
29 de agosto de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que me parece imposible de verdad es que «Nación Secreta» se haya ganado el amor de la crítica y el público y que lleguen incluso a catalogarla como la mejor de la saga. Perdone usted, pero eso sí que no. Brian De Palma dejó huella para el futuro y resucitó el género de espías con un trabajo preciosista y con personalidad. Después de aquella primera «Misión Imposible» que nadie se esperaba solo se podía decaer.
Entretener con las aventuras de Ethan Hunt es misión cumplida a no ser que se te crucen los cables (¿verdad, John Woo?), pero «Nación Secreta» da demasiadas vueltas de tuerca y, lo que es peor, recurre de una forma insolente a la acción fantasma, y no es por protocolos que cumplir. Olvidado que el ser humano está sujeto a unas realidades físicas e instalados en ese espantoso cuanto más mejor, la película se olvida de un mínimo de credibilidad en la acción. Nadie comprende que lo espectacular no termina siendo lo más imposible y rebuscado, sino lo más creíble. Ver cómo el héroe de la historia se reboza en agua durante más minutos de lo que una persona puede soportar, además rodeado de cantosos gráficos por ordenador, lo que lo hace todavía más lamentable; o comprobar que todos sus huesos son indestructibles pese a los golpes mortales que se pega, es un ejercicio de espectáculo sin emoción. Sabemos que no va a sangrar ni a sudar en toda la película. Sabemos que, dado un peligro, no tendrá que usar su inteligencia ni sus habilidades reales para salir airoso. Cualquier cosa nos sirve, cualquier flipada que sea lo bastante llamativa. A otros les gustará, a mí me da la risa cuando lo veo.
De hecho, luego en la práctica se demuestra que las mejores escenas no son esas que hacen saltar por los aires todas las leyes del universo, sino las respetuosas con su medio. Sin duda la secuencia en la Ópera de Viena sobresale de entre el resto por su planificación y ejecución, aunque también juega con la trampa de incluir una de las composiciones más sublimes que la música ha creado: el aria Nessun dorma de la obra Turandot de Puccini. Si no se te saltan las lágrimas escuchando esta melodía, háztelo mirar. Hasta Viena y desde Viena los agentes de la FMI viajarán por medio mundo y tendrán que luchar sin la protección de su agencia, que ha quedado desmantelada por culpa del señor Alec Baldwin, a quien le corresponde el papel del típico director de la CIA gruñón que en el fondo está henchido de nobleza americana, por supuesto. La actriz sueca Rebecca Ferguson destaca por su interpretación y por un impresionante modelito en verde chartreuse de la diseñadora de vestuario Joanna Johnston. Lo de Jeremy Renner es imperdonable: no tiene ninguna escena de acción y se limita a labores logísticas, así que desaprovechar de esa manera la testosterona y el físico de este hombre creo que perjudica al entretenimiento y a la trama.
El guión de Christopher McQuarrie deja varios interrogantes. Repasad la secuencia de hechos (con secuestro incluido para... ¿qué?) y no tratéis de explicaros la sorpresita de la última frase, que ya directamente provoca un cortocircuito inmediato en nuestros cerebros. Insisto: ¿por qué quieren ser tan fantasmas?
Y no, este artículo no se autodestruirá en cinco segundos...
Entretener con las aventuras de Ethan Hunt es misión cumplida a no ser que se te crucen los cables (¿verdad, John Woo?), pero «Nación Secreta» da demasiadas vueltas de tuerca y, lo que es peor, recurre de una forma insolente a la acción fantasma, y no es por protocolos que cumplir. Olvidado que el ser humano está sujeto a unas realidades físicas e instalados en ese espantoso cuanto más mejor, la película se olvida de un mínimo de credibilidad en la acción. Nadie comprende que lo espectacular no termina siendo lo más imposible y rebuscado, sino lo más creíble. Ver cómo el héroe de la historia se reboza en agua durante más minutos de lo que una persona puede soportar, además rodeado de cantosos gráficos por ordenador, lo que lo hace todavía más lamentable; o comprobar que todos sus huesos son indestructibles pese a los golpes mortales que se pega, es un ejercicio de espectáculo sin emoción. Sabemos que no va a sangrar ni a sudar en toda la película. Sabemos que, dado un peligro, no tendrá que usar su inteligencia ni sus habilidades reales para salir airoso. Cualquier cosa nos sirve, cualquier flipada que sea lo bastante llamativa. A otros les gustará, a mí me da la risa cuando lo veo.
De hecho, luego en la práctica se demuestra que las mejores escenas no son esas que hacen saltar por los aires todas las leyes del universo, sino las respetuosas con su medio. Sin duda la secuencia en la Ópera de Viena sobresale de entre el resto por su planificación y ejecución, aunque también juega con la trampa de incluir una de las composiciones más sublimes que la música ha creado: el aria Nessun dorma de la obra Turandot de Puccini. Si no se te saltan las lágrimas escuchando esta melodía, háztelo mirar. Hasta Viena y desde Viena los agentes de la FMI viajarán por medio mundo y tendrán que luchar sin la protección de su agencia, que ha quedado desmantelada por culpa del señor Alec Baldwin, a quien le corresponde el papel del típico director de la CIA gruñón que en el fondo está henchido de nobleza americana, por supuesto. La actriz sueca Rebecca Ferguson destaca por su interpretación y por un impresionante modelito en verde chartreuse de la diseñadora de vestuario Joanna Johnston. Lo de Jeremy Renner es imperdonable: no tiene ninguna escena de acción y se limita a labores logísticas, así que desaprovechar de esa manera la testosterona y el físico de este hombre creo que perjudica al entretenimiento y a la trama.
El guión de Christopher McQuarrie deja varios interrogantes. Repasad la secuencia de hechos (con secuestro incluido para... ¿qué?) y no tratéis de explicaros la sorpresita de la última frase, que ya directamente provoca un cortocircuito inmediato en nuestros cerebros. Insisto: ¿por qué quieren ser tan fantasmas?
Y no, este artículo no se autodestruirá en cinco segundos...
8 de agosto de 2015
8 de agosto de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno sale de la sala del cine con ganas de ser Tom Cruise durante, al menos algo más de dos horas. Ethan Hunt es uno de estos personajes muy suculentos para la gran pantalla y Cruise le ha sabido sacar tajada de la situación durante cinco capitulos. Sabemos que este tipo de películas (incluyendo la cinta que nos ocupa) son realmente fantasmadas, de principio a fin, pero muy bien realizadas. Al terminar su visionado solamente faltaba que aplaudiera. Un disfrute genial. Bien es cierto que hay momentos en que los efectos visuales pegan el cante, pero se lo podemos perdonar. Junto a Cruise, recuperamos a Simon Pegg (el secundario cómico que no podía faltar, me encanta este actor), Jeremy Renner (dejando en pausa a Los Vengadores) y Ving Rhames (el último resquicio y amigo fiel de Ethan de la primera entrega). Nuevos personajes se han mezclado en una nueva trama de espionaje con base mayormente en Londres. Alec Baldwin, una vez se ha visto las caras con Torrente, se las ve y se las desea con Cruise, en un tete a tete genial. Y la chica nueva de la franquicia (que por momentos me ha parecido un clon de Catherine Zeta-Jones en La Trampa con Sean Connery) tiene el rostro de Rebecca Ferguson, con unos llamativos ojos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Puedo decir que envidio al señor Cruise, aparte del buen físico (al menos a nivel público y en las películas), la buena elección de las damas que comparte en pantalla en cada una de las entregas de Misión Imposible. Hagamos recordatorio para los que se les haya olvidado: en la primera tuvo de partenaire a Emmanuelle Béart, en la segunda a Thandie Newton, en la tercera concretamente a dos, Keri Russell y Michelle Monaghan, en la cuarta a Paula Patton y ahora, bueno, a la mencionada Ferguson. Esta saga es como la de James Bond (tal vez salvando las distancias), con villanos, chicas para el protagonista principal y las femme fatale de turno. Todo se ve tan bien, todo sale a pedir de boca, que si te paras a pensar y quieres imitarlo te sale rana o terminarías fatal.
Aquí, en este tipo de films, hay que activar la ventana de la suspensión de la incredulidad, y mucha veces a gran escala, de este modo uno podrá disfrutar de la cinta a pleno rendimiento. Eso he hecho y por eso me ha encantado.
Hay momentos que me han recordado a la segunda entrega, grandes persecuciones que no podían faltar, junto al humor, la acción, la emoción, y esas grandes dosis de adrenalina.
Muy bien trabajados tanto los créditos del principio como los finales. El compositor de la música ya no es Michael Giacchino, sino un tal Joe Kraemer, de todos modos se ha respetado el tema principal. Qué duda cabe.
El guionista de Sospechosos Habituales y también director Christopher McQuarrie, tras ponerse detrás de la cámara con Jack Reacher (también con Tom Cruise), ha conseguido llevar esta saga a buen puerto como lo hizo Brad Bird con la cuarta entrega, al menos en mi opinión.
Puedo comentar que la he disfrutado mucho y se lo agradezco. Un pequeño pero. La cosa parece que hace aguas en un momento del tramo final, pero por poco tiempo, porque por suerte vuelve a remontar. Mi nota final es de 9/10.
Aquí, en este tipo de films, hay que activar la ventana de la suspensión de la incredulidad, y mucha veces a gran escala, de este modo uno podrá disfrutar de la cinta a pleno rendimiento. Eso he hecho y por eso me ha encantado.
Hay momentos que me han recordado a la segunda entrega, grandes persecuciones que no podían faltar, junto al humor, la acción, la emoción, y esas grandes dosis de adrenalina.
Muy bien trabajados tanto los créditos del principio como los finales. El compositor de la música ya no es Michael Giacchino, sino un tal Joe Kraemer, de todos modos se ha respetado el tema principal. Qué duda cabe.
El guionista de Sospechosos Habituales y también director Christopher McQuarrie, tras ponerse detrás de la cámara con Jack Reacher (también con Tom Cruise), ha conseguido llevar esta saga a buen puerto como lo hizo Brad Bird con la cuarta entrega, al menos en mi opinión.
Puedo comentar que la he disfrutado mucho y se lo agradezco. Un pequeño pero. La cosa parece que hace aguas en un momento del tramo final, pero por poco tiempo, porque por suerte vuelve a remontar. Mi nota final es de 9/10.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here