Leones por corderos
5.9
14,653
Drama. Bélico
Narra tres historias vinculadas entre sí: en Washington, un congresista (Tom Cruise) concede una exclusiva a una periodista (Meryl Streep). Al mismo tiempo, un idealista profesor (Robert Redford) de una universidad de California trata de motivar a un alumno aventajado de su clase. Por otro lado, dos soldados americanos destinados en Afganistán, antiguos alumnos del profesor, resultan heridos en acción y quedan aislados mientras esperan ser rescatados. (FILMAFFINITY) [+]
9 de diciembre de 2007
9 de diciembre de 2007
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras estas breves vacaciones de críticas (maldito trabajo...) me dispongo a poner al día mi catálogo de despropósitos hechos cine, comenzando por éste panfleto que se puede resumir en la frase que da título a la crítica... ¿¿¿Pero que me estás contando??? La sesuda disertación en tres actos de Redford solo interesará a los estudiantes de políticas más gafapastosos y a los yanquis mínimamente pseudocomprometidos con la búsqueda de la mejor forma de dirigir el mundo para mayor gloria de los "yuesei", regocijándose en la demagogia de las escenas de Cruise, riéndose en la cara de las escenas de Redford y su ingenuidad y viendo las consecuencias del batiburrillo en los pobres diablos abandonados en la nieve... tan olvidadiza como innecesaria, tan aburrida como fría... calificar de incómoda a una película que expone verdades evidentes como puños es insultar la inteligencia del espectador.
4 de diciembre de 2007
4 de diciembre de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine del bando demócrata para valorar la actuación militar republicana del país que trata de controlar el mundo. Tendenciosa por momentos, la inteligente actuación de sus protagonistas hace olvidar los intentos de manipular la información, intentos que en otros bandos son continuos y se llevan a cabo sin ninguna vergüenza. Meryl Streep es increíble, allí por donde pisa crece la mejor hierba del séptimo arte. Robert Redford, en su papel de profesor inspirador, mueve sus arrugas con la maestría de las mejores estrellas de la gran pantalla. Tom Cruise se enfrenta sin miedo a Meryl Streep, con una sonrisa hipócrita que roza la perfección, similar a la de sus relucientes dientes. Lo mejor es que hace pensar, y que es un placer disfrutar con tres actores de este nivel. Lo peor es esa interminable moda de exagerar las verdades, si de verdad lo son no hace falta magnificarlas. La realidad supera siempre a la ficción, no hace falta aderezarla. Sin embargo la dramatización siempre lleva consigo varias bombas de mentiras intencionadas, que con frecuencia me hacen arrugar la nariz casi tanto como los del otro bando.
5 de diciembre de 2010
5 de diciembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es, la verdad, una estupidez mayúscula. Lo digo rabiosa porque Redford me merece respeto. Pero me lo falta, en primer término, teniendo al desagradable de Tom Cruise de protagonista. Aunque si lo vemos de otra manera, bien podria ayudar esto a que le tengamos más mania, si cabe.
Luego la película me parece una tardía reivindicación de ideales huecos que ya nadie se traga, de personajes anacrónicos en el caso del profesor y completamente naif en el de la periodista. Es que no le encuentro el sentido al film. Si por lo menos lo hubieran hecho en los 80 o 90 ..pero a finales del 200... qué sentido tiene?
Luego la película me parece una tardía reivindicación de ideales huecos que ya nadie se traga, de personajes anacrónicos en el caso del profesor y completamente naif en el de la periodista. Es que no le encuentro el sentido al film. Si por lo menos lo hubieran hecho en los 80 o 90 ..pero a finales del 200... qué sentido tiene?
3 de febrero de 2011
3 de febrero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que acudí en su día a ver esta película de Robert Redford a sabiendas de que se trataba ante todo de una película de tesis y después de haber oído y leído como muchos la tachaban de densa, esquemática y sumamente discursiva. No es para menos, me dije una vez vista. Leones por corderos es una obra en la que la palabra se erige como la gran y casi única protagonista. En unos tiempos en los que la dialéctica parece no estilarse y en los que la acción va arrinconando poco a poco a la reflexión, Redford sienta valientemente a dos personajes en una mesa, uno frente al otro, y los pone a dialogar y a debatir, les concede el enorme privilegio que para esta época supone poder argumentar y defender sus ideas. El bombardeo de ideas sustituye a otro tipo de bombardeos mucho más perversos. Las palabras, parafraseando al poeta, son armas cargadas de futuro; no son las armas de destrucción masiva que muchos buscaban bajo las arenas del desierto asiático, pero a fin de cuentas siguen siendo nuestra mejor munición. Sólo a través del diálogo y el entendimiento podremos construir algo. Lo demás sólo lleva al caos y a la destrucción.
Leones por corderos surge en un contexto histórico y sociológico muy determinado y sienta las bases de por dónde pueden ir los tiros – por dónde están yendo ya de hecho- del drama político en este siglo XXI. Pero más allá del análisis en clave USA, la cinta se presta a una lectura mucho más universal y profunda. El arrogante y antipático congresista sin escrúpulos que Tom Cruise interpreta con inusitado ardor guerrero metaforiza a la perfección los esfuerzos de una administración por presentarse ante la opinión pública, personificada en la figura de la periodista Meryl, con la mejor de sus sonrisas. Cruise deja patente en su exposición la fortaleza del engranaje del Imperio, pero también sus puntos flacos ( ¿ Nos quedaremos en Irak para siempre como los romanos? pregunta ingenuamente la Streep). En el otro lado de la balanza, el peso del desencanto del profesor Redford o de la propia Meryl que ven cómo ya nada es lo que era y que las viejas motivaciones que en su día les pusieron en pie de guerra- el fantasma de Vietnam vuelve a pasearse en distintas fases de la película- hoy en día no levantan a nadie.
Y las alternativas que le quedan al joven estudiante Luke no son mucho más halagüeñas. Con todo, los personajes tienen la suficiente fuerza para ser considerados como algo más que arquetipos locales. De este modo todos podemos sentirnos identificados, además esta es la guerra de siempre y es probable que también la acabemos perdiendo los de siempre. Habrá que seguir luchando para que nuestros balidos puedan oírse más que sus rugidos.
Leones por corderos surge en un contexto histórico y sociológico muy determinado y sienta las bases de por dónde pueden ir los tiros – por dónde están yendo ya de hecho- del drama político en este siglo XXI. Pero más allá del análisis en clave USA, la cinta se presta a una lectura mucho más universal y profunda. El arrogante y antipático congresista sin escrúpulos que Tom Cruise interpreta con inusitado ardor guerrero metaforiza a la perfección los esfuerzos de una administración por presentarse ante la opinión pública, personificada en la figura de la periodista Meryl, con la mejor de sus sonrisas. Cruise deja patente en su exposición la fortaleza del engranaje del Imperio, pero también sus puntos flacos ( ¿ Nos quedaremos en Irak para siempre como los romanos? pregunta ingenuamente la Streep). En el otro lado de la balanza, el peso del desencanto del profesor Redford o de la propia Meryl que ven cómo ya nada es lo que era y que las viejas motivaciones que en su día les pusieron en pie de guerra- el fantasma de Vietnam vuelve a pasearse en distintas fases de la película- hoy en día no levantan a nadie.
Y las alternativas que le quedan al joven estudiante Luke no son mucho más halagüeñas. Con todo, los personajes tienen la suficiente fuerza para ser considerados como algo más que arquetipos locales. De este modo todos podemos sentirnos identificados, además esta es la guerra de siempre y es probable que también la acabemos perdiendo los de siempre. Habrá que seguir luchando para que nuestros balidos puedan oírse más que sus rugidos.
1 de julio de 2012
1 de julio de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber visto la cinta no me queda claro el mensaje que quiere dar al espectador. Durante los laaaargos minutos (parecen semanas) de diálogos hay un estira y afloja entre dos ideas: "los estadounidenses tenemos que ser un ejemplo de conciencia democrática" y "tenemos que matar a los malos". Sin embargo, en lo que se ha vendido como una visión crítica con la política exterior estadounidense... no hay nada de eso. ¿En algún momento se plantean si ellos son los malos? Eso jamás.
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