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La muerte cansada

Fantástico. Drama. Romance Dos jóvenes enamorados viajan en diligencia y, de repente, se une a los viajeros un misterioso desconocido. El vehículo se detiene en una posada, y el desconocido desaparece con el joven. La muchacha busca desesperadamente a su novio y, cuando descubre que es la Muerte quien se lo ha llevado, le implora que se lo devuelva. La Muerte le muestra tres velas (vidas) a punto de extinguirse y le explica que sólo podrá recuperarlo si logra ... [+]
Críticas 35
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8
5 de diciembre de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja de enamorados viajan en una diligencia. En una de las paradas sube un señor larguirucho y chupado. Luego nos enteramos que es la muerte y se lleva al amante de la chica. Ella le implora que se lo devuelva, pero la muerte inflexible le cuenta tres historias de amantes desdichados.Una en mundo musulmán, otra en el medievo europeo y, otra en china.Una profunda reflexión sobre la vida y la muerte. De como es imposible ni adelantar la muerte ni atrasarla.Su continua comparación con la vida de una vela se torna muy impresionable.
9
10 de abril de 2018 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para rescatar a su prometido de la Muerte (caracterizada aquí por un inolvidable Bernhard Goetzke)), la protagonista tiene que intentar salvar al menos a uno de tres jóvenes que están a punto de morir. Esto lleva a que, dentro de la película, tengamos tres aventuras diferentes que se desarrollan, respectivamente, en un país árabe, en Venecia y en China. De esta manera se conjuga una cierta profundidad "filosófica" al reflexionar sobre lo inevitable de la muerte, sobre el amor que, de alguna manera, puede sobrevivir a ésta (tema típico del Romanticismo alemán, llevado a sus últimas consecuencias en el "Tristán e Isolda" wagneriano) con unas concesiones al puro entretenimiento de las películas de aventuras en lugares exóticos.
Desde la aparición de la Muerte, que se materializa al comienzo de la película, hasta el final con el vigilante nocturno (otro homenaje a Wagner, esta vez a los "Maestros Cantores de Nuremberg"), asistimos a una exhibición de talento cinematográfico, con imágenes inolvidables como la del vaso de cerveza que se transforma en reloj de arena o la del muro que sólo pueden cruzar las almas de los difuntos, o la de la inmensa sala donde las velas representan las vidas de los hombres. En la primera historia es notable la persecución del infiel y la imagen final, de una inusual crueldad por parte del Califa. El episodio veneciano comienza con un contraluz en un puente y son brillantes las escenas carnavalescas, así como igualmente cruel el final. El episodio que transcurre en China está lleno de divertidos efectos especiales.
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spoiler:
Al no conseguir salvar ninguna de estas tres vidas en peligro (por supuesto, la heroína es siempre Lil Dagover y el chico al que hay que rescatar es, invariablemente, Walter Janssen), la Muerte, conmovida por el amor de la protagonista, le da la oportunidad de devolverle a su prometido a cambio de la vida de cualquier otro. Tras conseguir salvar a un niño en la brillante escena del incendio del hospital, su bondad natural le impide entregarlo a la Muerte. Sólo queda pues reunirse con su amado en el Más Allá.
9
17 de noviembre de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo se puede retratar a La Muerte? Fritz Lang, el prolífico autor alemán nos responde con esta película imprescindible para todo cinéfilo. Años más tarde Bergman nos daría otra imagen de la Parca, en una playa desierta y jugando al ajedrez...con las negras, por supuesto, pero Lang ve así a La Antipática:

Las de alrededor siguen brillando en la oscuridad mientras una luz se apaga para siempre. Una majestuosa figura masculina de rostro serio, y una mujer con el pánico en su semblante contemplan la escena. La vela, apenas consumida, ha dejado de arder, y la llama que hasta el momento daba sentido al ya inútil cirio, se eleva para quedar suspendida entre las manos extrañamente delicadas del hombre. Al instante, ante su contenida mirada, el fuego se convierte en un bebé. La imponente figura vuelve su impenetrable rostro hacia la criatura, y dice:
-¡Mi oficio es duro!. ¡Es una maldición!. Estoy hastiada de ver el sufrimiento de los humanos y de cosechar odio sólo porque obedezco a Dios.

La mujer ha llegado hasta allí para buscar a su amado. Aún no es su hora, su llama sigue viva. Asiste con gestos de horror al espectáculo. Pero vence el miedo, y recordando la misión que la ha llevado hasta allí, pregunta:
-¿De veras no hay ninguna manera de vencerte? ¡Yo creo que el Amor es más fuerte que Tú!
La Muerte niega con la cabeza, pero después le lanza el desafío.
-Te daré mi bendición si consigues vencerme.
Este es el reto: Tres luces. Si la joven es capaz, con la fuerza de su Amor, de que alguna de las tres lumbres siga brillando y escape de su destino, si consigue que alguna de las velas no se acabe consumiendo, su amado volverá al mundo de los vivos.

Y nosotros, a lo largo de tres historias desarrolladas en tres épocas distintas, esperamos con entusiasmo la respuesta de un genio alemán a la pregunta: ¿Es más fuerte el Amor que la Muerte?
8
3 de marzo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Muerte Cansada" es un notable y conmovedor drama gótico, dirigido por el maestro del Expresionismo Alemán, Fritz Lang y protagonizada por Lil Dagover. Un enigmático forastero que comparte la mesa con una pareja de enamorados en una posada, y que resulta ser la Muerte, le dará tres oportunidades a ella para devolverle la vida de su amor si logra evitar los trágicos desenlaces de tres historias de amor. De la primera etapa cinematográfica del legendario director austríaco Fritz Lang, desarrollada al amparo del extraordinario Expresionismo Alemán, el director estrenó la que los historiadores del cine consideran su primera obra maestra, cinta que surge en un momento complicado emocionalmente hablando para Lang, quien sin embargo ya había demostrado su gran pasta como director con las interesantes "Harakiri" (1919) y la doble entrega "Die Spinnen, 1. Teil: Der Goldene See und 2. Teil: Das Brillantenschiff", 1919-1920). La madre del realizador había fallecido recientemente y este hecho habría llevado a Lang a desarrollar su meditación más reflexiva y compasiva sobre la mortalidad, y de paso desempolvando un episodio de la niñez que lo marcaría. En él, estando en cama sufriendo de una fuerte fiebre, el pequeño Fritz habría visto a un oscuro y alto hombre vestido de negro, con capa y sombrero de ala, quien habría entrado a su habitación por una ventana abierta para llevárselo, cuando una mano lo tiró hacia abajo para evitarlo, la mano de su madre. A partir de entonces, establecería una particular fascinación de horror y afecto que le acompañaría a lo largo de su vida como artesano cinematográfico.

Fritz Lang ya estaba casado y trabajaba con la talentosa guionista Thea von Harbou cuando concibió el guión de la película. Subdividida en tres historias conectadas directamente con un relato general con la muerte y el destino como ejes narrativos fundamentales, el film corresponde a una fantasmagoría exquisitamente compuesta de una simplicidad y lenguaje visual notables, una parábola sobre el significado e implacabilidad de la muerte sobre la existencia humana y la lucha esteril de ésta de derrotarla. Probablemente uno de los puntos narrativos más inteligentes del guión de Lang y Von Harbeu es la estructura del personaje protagónico de la Muerte, que había sido retratado en el aún incipiente séptimo arte de forma fría e inexpresiva, incluso terrorífica, una característica que modifica de forma efectiva y ciertamente conmovedora. La Muerte surge como un personaje implacable, pero dotado de ciertas características que lo contrarean o acercan a los humanos como el hastío y empatía, a partes iguales. Esta representación se refleja en la decisión de la Muerte, primero, de aislarse, comprando un terreno aledaño (muy simbólico, por cierto) al cementerio del pueblo donde ocurre la acción, construyendo un enorme muro infranqueable, sin puertas ni ventanas y, segundo, al aceptar darle una oportunidad a la enamorada que le pide una oportunidad para recuperar la vida de su amado (que la Muerte se había llevado espontáneamente) si logra salvar de su inminente influjo a tres desafortunados amores, cuyas vidas son representadas por tres cirios que están a punto de extinguirse. En cierta medida, la Muerte está dispuesta a dejar de ser odiada y temida, pero descubrirá también algo que ya sabe, que es parte de la vida misma.

Un segundo elemento narrativo interesante es la exposición del anhelo humano de vencer a la Muerte, que guarda estrechamente relación con el punto anterior. En la trama, la enamorada no comprende por qué la Muerte se lleva a su amado estando aparentemente sano y siendo joven, y está dispuesta a desafiarla con tal de recuperarlo y de paso recuperar su amor y felicidad. Así, en un viaje posibilitado por un brebaje a base de mandrágora preparado por un boticario, la chica logrará, primero, traspasar el infranqueable muro que la Muerte ha construido y tener una conversación franca con ella, que le arrojará una luz de esperanza a sus aspiraciones. Por supuesto que ella no lo entenderá en su momento hasta que lo viva una y otra vez, pero aprenderá que nada se puede hacer cuando el destino ha decidido valerse de la Muerte para tomar otros caminos que nos son imposibles de evitar. Ni siquiera la Muerte, que se muestra deseosa de que la humanidad no la odie, no puede hacer nada contra la marcha de la vida, siendo en cierta forma expuesta por Lang como un elemento circunstancial inseparable de la misma vida, ya que, sin la Muerte, la vida no puede simplemente sustentar su propia esencia. Y es que nunca se había retratado a la Muerte de una forma tan compleja y sencilla a la vez, como lo haría el inmortal director austríaco. Un tercer aspecto narrativo destacable del film es la representación que Fritz Lang hace de la ruindad de la humanidad, que no especula cuando se trata de beneficiarse. Lo podemos observar en diferentes aspectos, desde la avaricia del consejo del ayuntamiento que, tras manifestar su desconfianza al forastero, no duda finalmente en aceptar venderle el terreno aledaño al cementerio, tras confirmar el poder adquisitivo del sombrío personaje.

Sin embargo, también lo advertiremos en cada uno de los segmentos capitulares en donde no es difícil identificar ideologías religiosas antagonistas, matrimonios pactados por conveniencia y complots de asesinato, la tiranía y la obsesión de los poderosos en contra de los plebeyos. Una cadena de rasgos humanos de los cuales no deberíamos ciertamente sentirnos orgullosos, y que encontrará un ápice suficiente de bondad y amor en el clímax cuando la chica tenga la oportunidad de acabar con este aspiracional duelo contra el destino y conseguir revivir a su amado, y decida finalmente tomar una decisión que redime completamente a nuestra raza.

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Y un cuarto acierto narrativo es, su pragmática y poética composición literaria, presentada como una parábola estrechamente unida y sustentada por tres historias interesantes y aleccionadoras, relacionadas con un hilo narrativo central como ya mencioné, con la pareja de enamorados y la Muerte como protagonistas, que dan cuenta de su naturaleza capitular, por un lado, y, por otro, una clara muestra de ser deudora de la despampanante y legendaria "Intolerance" (1916) de D.W. Griffith y compañera prácticamente contemporánea de "Blade Af Satans Bog" (1921) del genio danés Carl Theodor Dreyer. Cada una de estas historias tendrán en común, primero, romances prohibidos y, segundo, la lucha humana contra el destino y una lección de vida sobre el rol de la Muerte en él, en la metáfora de un personaje eterno que incluso simpatizando con la humanidad que la cuestiona y le teme desde tiempos inmemoriales, no tiene otra alternativa que continuar haciendo su trabajo por la eternidad.

La primera historia se desarrolla en Bagdad, en donde la princesa Zobeide, hermana del Califa, tiene un romance clandestino con un "infiel". Sospechando del amorío, y tras un escándalo en la Mezquita de la ciudad durante el Ramadán, el Califa encargará a sus guardias que investiguen sobre los rumores en torno a su hermana, quienes seguirán a la criada que sirve de mensajera y los sorprenderán in fraganti en el mismo palacio real, cuando Zobeide intentara esconder a su amado en donde no pensarían buscarlo. Un escándalo amoroso en el que, como decía, se mezclarán las ideologías religiosas y las diferenciales sociales, y en donde la intolerancia termina por imponerse al amor de los enamorados. La Muerte, en esta historia, está representada en el jardinero y sepulturero real, quien recibe un especial y macabro encargo por parte del Califa. La segunda historia nos traslada a la Italia Renacentista, en concreto a Venecia y su Carnaval, en la cual la noble Monna Fiametta mantiene una relación prohibida con Gianfrancesco, un mercader de clase media, estando comprometida con Girolamo, un noble espadachín y miembro del influyente Consejo de los Catorce. Girolamo está consciente de que Monna Fiametta lo odia y que tiene un amorío con Gianfrancesco, y le advierte directamente que no descansará hasta atrapar, condenar y decapitar a su amante. Temerosa del destino de su amado, la mujer ideará un plan para asesinar a Girolamo de forma confusa, un plan que lamentablemente terminará mal.

Las actuaciones son notables, el reparto que Lang consiguió reunir, fue uno de los más sólidos y eficientes de la primera parte de su filmografía, destacando Lili Dagover como protagonista principal. La talentosa actriz germana da cuenta de su amplio registro actoral interpretando a cuatro personajes femeninos de distintas épocas (una princesa árabe, una noble italiana, una aprendiz china y una mujer común) pero unidos por el amor prohibido y la tragedia. Dagover se ve plenamente potenciada por el magistral actor Bernhard Goetzke, quien realiza una caracterización absolutamente antológica de la Muerte. Si Max Schreck se eternizó con el papel del Conde Orlock en "Nosferatu" (1922), Bernhard Goetzke haría lo propio con este film, estableciendo un paradigma que sería recordado por décadas. En el reparto secundario, encontramos al prolífico actor Walter Janssen quien interpreta al amado de la protagonista. Y finalmente, Rudolf Klein-Rogge y George John que interpretaron a diversos secundarios de las historias.

En definitiva, notable y conmovedor drama gótico, bella fantasía sobre la vida y la muerte. Fritz Lang regala una de sus grandes obras, de una factura más artesanal, atemporal y mágica. Una cinta profundamente humana sobre añoranzas, decepciones y resignación, pero que nos enseña que bien vale vivir y disfrutar esta vida en lugar de simplemente dejarla y verla pasar. El resultado: la película que más influyó a genios como Luis Buñuel y Alfred Hitchcock.

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9
11 de marzo de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo la forma de un siniestro desconocido de facciones adustas, la muerte se aparece a una feliz pareja de prometidos para llevarse al muchacho. Su amada sólo podrá salvarle del más allá si supera una serie de pruebas impuestas por la parca, quien decide hacer la vista gorda por una vez ya que dice estar hasta las narices de los humanos y sus dramas y de llevar tan pesada carga.

"Las tres luces", habitualmente considerada la primera gran obra de Lang, es un film total, enorme a nivel de concepto incluso para el cine posterior de cualquier época; pura invención, pura inocencia y sentimiento de maravilla, pero a la vez una cosa muy seria en cuanto a voluntad artística y madurez de puesta en escena, que deja un reguero de imágenes memorables. La presencia fantasmal de la muerte, correspondiente a esa idea de despiadada igualadora o ejecutora de la providencia divina que, por una vez, empieza a considerar unos sentimientos muy humanos, recorre una fábula a modo de muñeca rusa, con tres partes bien diferenciadas donde la central, a su vez, comprende un tríptico de historias fantásticas ambientadas en distintos escenarios.

La primera es un relato orientalista sobre amores imposibles en la corte de un califa, con los tópicos del fanatismo religioso y el sátrapa cruel. La segunda, equívocos e intrigas cortesanas, lances amorosos, mascaradas y luchas a espada en la Italia renacentista. La tercera transcurre en la China imperial y es una excusa para poner en práctica todo tipo de trucajes, transparencias y efectos especiales, que recrean un ejército en miniatura, alfombras voladoras, transformaciones animales... Se entiende, en fin, la fascinación de Buñuel cuando vio la película, y de cualquiera por aquel entonces, en realidad, al descubrir el inmenso potencial de las imágenes filmadas. Los mismos actores aparecen en cada historia, lo cual ilustra la idea de la película; una pulso sin fin entre el amor y la muerte con el triunfo de esta última y la esperanza de que algún día el primero pueda vencer, que se repite cíclicamente en cada tiempo y lugar con idéntico resultado.

Por cierto que aquí es ella quien tiene que realizar el acto heroico de salvarle a él del villano grotesco de turno que quiere poseerla una y otra vez. Se abre paso un punto de humor, por cierto, en las caricaturas de los potentados del pueblo y sobre todo con la gente huyendo despavorida ante la mera idea de dar su vida; no importa la edad o la situación calamitosa en que estemos, nadie se quiere ir de este mundo. El reloj marca inflexible el paso del tiempo, la llegada de la hora y de la prueba definitiva; el incendio, secuencia en intenso color rojo. El diseño de escenarios, las secuencias que involucran movimiento y multitudes, incluso cuando prácticamente apenas se mueve la cámara, son donde mejor se expresa la fuerza visual de la propuesta.
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Y así es como llegamos a uno de esos finales sobrecogedores del cine. El significado del amor es sacrificio, ofrecer la propia vida de manera desinteresada para lograr salvar otra inocente; una derrota final que es aceptación, triunfo y un reencuentro en la otra vida, en una mezcla de pesimismo y de humanismo donde la muerte, tras reunir a los amantes, se desvanece por fin para dar paso a ese amor que la ha vencido.
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