Ready Player One: Comienza el juego
6.7
40,546
Ciencia ficción. Aventuras. Acción
Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada "Oasis". Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a ... [+]
1 de abril de 2018
1 de abril de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film de Spielberg funciona perfectamente como blockbuster muy entretenido y amable para toda la familia y como vehículo para la acción, las aventuras y la nostalgia por los 80s, sobretodo teniendo en cuenta que él es el artífice de muchas obras que hoy son mitos.
En la zona spoiler, comento algunas diferencias entre la película y la novela de la que procede.
En la zona spoiler, comento algunas diferencias entre la película y la novela de la que procede.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ready player one esta ambientada en un futuro cercano distopico en el que la gente se evade de la realidad gracias a Oasis, una realidad virtual creada por Halliday, que, al morir, pone en marcha un juego, en el que las pruebas tienen que ver con las cosas que amaba en su juventud (videojuegos, películas, música y otras cosas sacadas de la cultura pop y los 80s) y en el que el ganador obtendrá toda su fortuna, su empresa y el control total de Oasis.
Spielberg es un maestro en lo que se refiere a los mecanismos internos de como contar una historia y su ritmo narrativo, sin embargo, raramente se implica en ella emocionalmente.
En general, la mayoría de pequeños cambios al adaptarla son necesarios para poder sintetizar la novela al cine, ya que debido a la cantidad de elementos, referencias y posibilidades, habría sido mejor adaptada en fotmato de serie o mini serie.
Teniendo en cuenta la duración Spielberg logra introducir una gran cantidad de elementos y tiene grandes aciertos y ventajas, su ritmo, su presupuesto, sus actores y equipo técnico, cambios originales y logrados, como la escena del resplandor o I-rok, o elementos adaptados a la perfección cómo el personaje de Halliday.
Sin embargo, no logra explicar bien la mitología interna de la historia (algunas de las palabras que usan en la película sonarán a galimatias a quienes no hayan leído la novela) ni presentar a los personajes, a los que les falta profundidad, y que en el caso de los antagonistas, sufren la caricaturizacion propia del cine de consumo familiar, y elimina por completo la parte distopica cyberpunk y más oscura del relato.
Personalmente, resulta una oportunidad desaprovechada, que no consigue dotar de profundidad a la historia ni a los personajes, ni muestra el aislamiento de Wade/Parzival, ni su amistad con Hache, ni su historia de amor con Art3mis, ni la auténtica maldad corporativa de IOI, y que resulta vacía de emoción comparada con la novela.
Spielberg es un maestro en lo que se refiere a los mecanismos internos de como contar una historia y su ritmo narrativo, sin embargo, raramente se implica en ella emocionalmente.
En general, la mayoría de pequeños cambios al adaptarla son necesarios para poder sintetizar la novela al cine, ya que debido a la cantidad de elementos, referencias y posibilidades, habría sido mejor adaptada en fotmato de serie o mini serie.
Teniendo en cuenta la duración Spielberg logra introducir una gran cantidad de elementos y tiene grandes aciertos y ventajas, su ritmo, su presupuesto, sus actores y equipo técnico, cambios originales y logrados, como la escena del resplandor o I-rok, o elementos adaptados a la perfección cómo el personaje de Halliday.
Sin embargo, no logra explicar bien la mitología interna de la historia (algunas de las palabras que usan en la película sonarán a galimatias a quienes no hayan leído la novela) ni presentar a los personajes, a los que les falta profundidad, y que en el caso de los antagonistas, sufren la caricaturizacion propia del cine de consumo familiar, y elimina por completo la parte distopica cyberpunk y más oscura del relato.
Personalmente, resulta una oportunidad desaprovechada, que no consigue dotar de profundidad a la historia ni a los personajes, ni muestra el aislamiento de Wade/Parzival, ni su amistad con Hache, ni su historia de amor con Art3mis, ni la auténtica maldad corporativa de IOI, y que resulta vacía de emoción comparada con la novela.
26 de abril de 2018
26 de abril de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la misma historia de siempre llena de clichés, personajes planos, chistes facilones y efectos especiales a mansalva pero que funciona y te ofrece lo que promete sin más ni menos. La moraleja que deja al final creo que es muy acertada porque nos recuerda que la tecnología es genial pero hay que vivir la vida real que al fin y al cabo es lo real. Me han gustado especialmente los guiños a Kubrick, Chucky, Alien, Freddy Krueger y Jason Vorhees. Voy a ponerle dos pegas no solo a esta película sino al cine de ahora en general y es que me molestan mucho las escenas de acción en las que ocurren mil cosas por segundo porque resultan caóticas de ver y hasta pueden llegar a marear como ha sido mi caso. La segunda es que la nostalgia estuvo bien en su momento pero ya me empieza a cansar porque se ha convertido en trending. Y por último, siendo de Spielberg aprovecho para decir que de las que ha estrenado recientemente me quedo con Los archivos del Pentágono.
28 de marzo de 2018
28 de marzo de 2018
26 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos de Ready Player One, la novela escrita por Ernest Cline —un pajillero de los 80 que rezuma narcisismo por cada poro de su piel— en la cual se dedica a canalizar sus fantasías más sexuales y ególatras, bombardeándonos con un sinfín de referencias a la cultura pop hiladas por un amago de historia más propia de un fanfic de tres al cuarto que del best-seller en el que finalmente se convirtió. Lo peor es que este señor no sólo se hizo de oro con su aberración literaria, sino que además llamó la atención de gente tan influyente como George R. R. Martin o Steven Spielberg. Este último, por supuesto, es el que ha dirigido la adaptación cinematográfica que hoy se estrena en salas españolas.
Siendo positivos, quedaba claro que con un titán como Spielberg detrás de las cámaras teníamos la garantía de que, como mínimo, no nos íbamos a encontrar con un completo desastre. Por desgracia, el guión de la película lo firmaba el propio Ernest Cline, así que ya podíamos ir descartando una hipotética mejoría con respecto al material original. Como os podéis imaginar, mis expectativas estaban por los suelos. Esto ha jugado a su favor, claro, porque me esperaba un truño tan grande que a poco que no me ofendiera demasiado iba a salir satisfecho. Y así ha sido. Con matices.
Con un inicio que no puede describirse de otra forma que no sea como un vómito de explicaciones, el guionista consigue que nos perdamos en la trama casi antes de empezar. Acompañado, cómo no, de un derroche de CGI que nos recuerda que no estamos viendo una película sino el tutorial de un videojuego. Tanto es así que llega un punto en el que al menos yo preferiría que me dieran un casco de realidad virtual y ponerme a jugar yo mismo a OASIS en lugar de ver a otro capullo haciéndolo durante dos horas. Pero hay que tener muy en cuenta una cosa: Ready Player One está enfocada a la generación que disfruta consumiendo gameplays narrados por adolescentes con sinusitis.
Lo cierto es que la historia no es demasiado complicada, lo que pasa es que Ernest Cline se empeña en contárnosla con la punta de su polla. La trama consiste, a grandes rasgos, en un chaval que quiere follarse al avatar de una pelirroja que ha conocido dentro de un mundo virtual lleno de referencias ochenteras. Para que os hagáis una idea, es es como si San Junipero lo hubieran escrito los instigadores del Gamergate. Pero la trama es lo de menos, porque lo que verdaderamente le interesa al escritor y guionista es mostrar en pantalla un festival de guiños cómplices al espectador que haya consumido las mismas películas y jugado a los mismos videojuegos que él. Sí, algunas pueden esbozarnos una tímida sonrisa en el rostro durante unos segundos, pero la mayoría no funcionan porque están integradas tan a machete y suceden a una velocidad tan frenética que nos perdemos la mitad al pestañear o simplemente nos morimos de saturación.
Ready Player One está ambientada en una sociedad distópica donde OASIS —un videojuego de realidad virtual—, consiste no sólo en el mayor entretenimiento evasivo de una población jodidísima por la pobreza que les rodea, sino que además es una enorme potencia económica en sí mismo. Su creador, un señor más forrado que Steve Jobs, escondió un huevo de pascua en el juego antes de morir para que quien lo encontrara tuviera todo el control sobre el mismo. Heredando también toda su fortuna en el proceso, por supuesto. ¿Y cómo pueden los jugadores encontrar ese huevo de pascua? En esencia, memorizando toda la cultura pop con la que su creador estaba obsesionado. Es un problema cuando el supuesto mundo distópico que te presenta una película parece más bien el sueño erótico de su guionista. Y si resulta que la clave para disfrutar del film consiste en haber consumido los mismos productos que Ernest Cline, ¿significa que estamos viviendo ya en esa distopía?
Reflexiones apocalípticas a un lado, hay que decir que no todo es malo. La selección musical está bastante bien, aunque dé un poco de rabia que tanto temazo haya sido malgastado en una producción que no se los merece. Lo que viene a ser el efecto Escuadrón Suicida, vaya. Y no sólo pasa con la música. La presencia de Simon Pegg y Mark Rylance delante de las cámaras, al igual que la de Spielberg detrás de ellas, también parece absolutamente desaprovechada. Aunque consigan elevar unas décimas la calidad del producto final, no sé hasta qué punto salía a cuenta. La cosa se crece cuando Spielberg quita el piloto automático y se acuerda de que es el puto Steven Spielberg marcándose alguna secuencia genuinamente molona para el recuerdo.
Muy de agradecer también que se hayan rebajado considerablemente los segmentos más problemáticos —y, por qué no decirlo, más machistas— de la novela. Por momentos, hasta parece que el director quiere reírse un poco de lo puto friki que llega a ser Ernest Cline. Son pequeños matices, ínfimos, microscópicos, muy sutiles, pero que me hacen inmensamente feliz. Lástima que no hayamos conseguido librarnos también de una trama amorosa de lo más plana y con tramos ridículos para enmarcar (la escena de la marca de nacimiento es, os lo juro, de traca).
Estoy seguro de que la experiencia se haría mucho más llevadera si su insufrible tercer acto no se alargase tanto como lo hace. Y todo para que, al final, la moraleja de Ready Player One sea que tenemos que apartarnos de la consola, abrir la ventana para que se airee un poco la cuadra, salir a la calle y dejar de ser unos gordacos sebosos. Que ya vamos teniendo una edad para dejar de masturbarnos pensando en avatares.
Una cosa le concedo: es fundamentalmente inofensiva.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/ready-player-one/
Siendo positivos, quedaba claro que con un titán como Spielberg detrás de las cámaras teníamos la garantía de que, como mínimo, no nos íbamos a encontrar con un completo desastre. Por desgracia, el guión de la película lo firmaba el propio Ernest Cline, así que ya podíamos ir descartando una hipotética mejoría con respecto al material original. Como os podéis imaginar, mis expectativas estaban por los suelos. Esto ha jugado a su favor, claro, porque me esperaba un truño tan grande que a poco que no me ofendiera demasiado iba a salir satisfecho. Y así ha sido. Con matices.
Con un inicio que no puede describirse de otra forma que no sea como un vómito de explicaciones, el guionista consigue que nos perdamos en la trama casi antes de empezar. Acompañado, cómo no, de un derroche de CGI que nos recuerda que no estamos viendo una película sino el tutorial de un videojuego. Tanto es así que llega un punto en el que al menos yo preferiría que me dieran un casco de realidad virtual y ponerme a jugar yo mismo a OASIS en lugar de ver a otro capullo haciéndolo durante dos horas. Pero hay que tener muy en cuenta una cosa: Ready Player One está enfocada a la generación que disfruta consumiendo gameplays narrados por adolescentes con sinusitis.
Lo cierto es que la historia no es demasiado complicada, lo que pasa es que Ernest Cline se empeña en contárnosla con la punta de su polla. La trama consiste, a grandes rasgos, en un chaval que quiere follarse al avatar de una pelirroja que ha conocido dentro de un mundo virtual lleno de referencias ochenteras. Para que os hagáis una idea, es es como si San Junipero lo hubieran escrito los instigadores del Gamergate. Pero la trama es lo de menos, porque lo que verdaderamente le interesa al escritor y guionista es mostrar en pantalla un festival de guiños cómplices al espectador que haya consumido las mismas películas y jugado a los mismos videojuegos que él. Sí, algunas pueden esbozarnos una tímida sonrisa en el rostro durante unos segundos, pero la mayoría no funcionan porque están integradas tan a machete y suceden a una velocidad tan frenética que nos perdemos la mitad al pestañear o simplemente nos morimos de saturación.
Ready Player One está ambientada en una sociedad distópica donde OASIS —un videojuego de realidad virtual—, consiste no sólo en el mayor entretenimiento evasivo de una población jodidísima por la pobreza que les rodea, sino que además es una enorme potencia económica en sí mismo. Su creador, un señor más forrado que Steve Jobs, escondió un huevo de pascua en el juego antes de morir para que quien lo encontrara tuviera todo el control sobre el mismo. Heredando también toda su fortuna en el proceso, por supuesto. ¿Y cómo pueden los jugadores encontrar ese huevo de pascua? En esencia, memorizando toda la cultura pop con la que su creador estaba obsesionado. Es un problema cuando el supuesto mundo distópico que te presenta una película parece más bien el sueño erótico de su guionista. Y si resulta que la clave para disfrutar del film consiste en haber consumido los mismos productos que Ernest Cline, ¿significa que estamos viviendo ya en esa distopía?
Reflexiones apocalípticas a un lado, hay que decir que no todo es malo. La selección musical está bastante bien, aunque dé un poco de rabia que tanto temazo haya sido malgastado en una producción que no se los merece. Lo que viene a ser el efecto Escuadrón Suicida, vaya. Y no sólo pasa con la música. La presencia de Simon Pegg y Mark Rylance delante de las cámaras, al igual que la de Spielberg detrás de ellas, también parece absolutamente desaprovechada. Aunque consigan elevar unas décimas la calidad del producto final, no sé hasta qué punto salía a cuenta. La cosa se crece cuando Spielberg quita el piloto automático y se acuerda de que es el puto Steven Spielberg marcándose alguna secuencia genuinamente molona para el recuerdo.
Muy de agradecer también que se hayan rebajado considerablemente los segmentos más problemáticos —y, por qué no decirlo, más machistas— de la novela. Por momentos, hasta parece que el director quiere reírse un poco de lo puto friki que llega a ser Ernest Cline. Son pequeños matices, ínfimos, microscópicos, muy sutiles, pero que me hacen inmensamente feliz. Lástima que no hayamos conseguido librarnos también de una trama amorosa de lo más plana y con tramos ridículos para enmarcar (la escena de la marca de nacimiento es, os lo juro, de traca).
Estoy seguro de que la experiencia se haría mucho más llevadera si su insufrible tercer acto no se alargase tanto como lo hace. Y todo para que, al final, la moraleja de Ready Player One sea que tenemos que apartarnos de la consola, abrir la ventana para que se airee un poco la cuadra, salir a la calle y dejar de ser unos gordacos sebosos. Que ya vamos teniendo una edad para dejar de masturbarnos pensando en avatares.
Una cosa le concedo: es fundamentalmente inofensiva.
Crítica original en: http://www.cineenserio.com/ready-player-one/
2 de abril de 2018
2 de abril de 2018
21 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vayamos por partes.
Soy un fan de las películas palomiteras de Steven, siempre ha tenido mano para hacer largometrajes que se han quedado grabados en la retina como clásicos de nuestra infancia que cualquier generación puede disfrutar. Pero lo de Ready Player One me asombra hasta tal punto que, no siendo habitual que escriba críticas, y normalmente siendo bastante condescendiente con los blockbusters actuales, me he obligado a escribir después de pasar por la sala de cine a ver semejante despropósito.
Esto se debe a que el libro -obra de culto para todos los amantes de la cultura pop y de la década de los 80- ha perdido toda su esencia y se ha convertido en un sucedaneo que poco o nada tienen que ver con la historia que escribió Ernest Cline a principio de década. Basicamente es como si fueras al cine a ver Los Últimos Jedi y te cascaran Transformers con trajes de Darth Vader. ¿Qué tiene que ver esta película con una historia tan bien narrada y tan entrañable (y en ocasiones violenta), con esta amalgama de referencias sacadas de vaya usted a saber dónde y que ni siquiera son las que subraya el texto en el que supuestamente se basa?
Spielberg ha tenido la gran capacidad (no le quitemos el mérito) de DESTROZAR uno de los mejores libros de aventuras que se han escrito en los últimos años, meterle un envoltorio digital frénetico y venderlo como una vuelta las raíces que hicieron felices a muchos hace 30 años, y es mentira. La realidad es muy diferente a lo que pintan, ya que este producto no sólo destroza un legado literario sino que además ni siquiera parece importarle si te va a gustar, molestar o, simplemente, intentar llamarte la atención. Es curioso que en una película homenaje al frikismo de los años 80 veamos personajes que ni siquiera sacuden un pequeño párrafo en el libro, por no hablar de que el carisma de los personajes del libro se pierde por completo en busqueda de una pandilla Goonie de segunda mano que ni dios compraría en Wallapop.
No dudo que la película esté bien hecha, pero hubiera preferido que la hubieran llamado "El Laboratorio de Spielberg", porque esto tiene de Ready Player One lo que El Padrino de Pacific Rim (¿Dónde están las referencias tan importantes a Blade Runner o Rush?, ¿Como somos capaces de convertir a Sorrento en un pelele así?, ¿Y los percances de ciertos personajes y sus relaciones personales?). Pocas veces he salido del cine tan frustrado y desmoralizado. Ready Player One fue un libro que disfrute mucho cuando lo leí, y para muchos, al parecer, es una obra de culto. Esta película no solo asesina y viola el concepto y la idea del libro sino que además te lo vende con una narración digna de envoltorio de Mattel, super guay por fuera y opaco por dentro, qué grave equivocación.
Si no has leído el libro probablemente te encantará, si lo has leído y lo disfrutaste en su momento no pises una sala de cine. Todavía sigo sin saber si el director se fumó alguna sustancia psicotrópica cuando lo leyó en el water con una buena gastronteritis o realmente nos ha tomado el pelo de manera descarada. Optaría por lo segundo al 90%, pero visto que el tío la ha presentado como un sueño humedo empiezo a pensar que alguna sustancia ilegal todavía corre por sus venas, qué crack, menudo mojón con lacito nos ha servido en plato de oro para comer con gusto, a mi no me vuelven a coger.
Huid, huid como el que huye de la peste o de un volcán en erupción.
Soy un fan de las películas palomiteras de Steven, siempre ha tenido mano para hacer largometrajes que se han quedado grabados en la retina como clásicos de nuestra infancia que cualquier generación puede disfrutar. Pero lo de Ready Player One me asombra hasta tal punto que, no siendo habitual que escriba críticas, y normalmente siendo bastante condescendiente con los blockbusters actuales, me he obligado a escribir después de pasar por la sala de cine a ver semejante despropósito.
Esto se debe a que el libro -obra de culto para todos los amantes de la cultura pop y de la década de los 80- ha perdido toda su esencia y se ha convertido en un sucedaneo que poco o nada tienen que ver con la historia que escribió Ernest Cline a principio de década. Basicamente es como si fueras al cine a ver Los Últimos Jedi y te cascaran Transformers con trajes de Darth Vader. ¿Qué tiene que ver esta película con una historia tan bien narrada y tan entrañable (y en ocasiones violenta), con esta amalgama de referencias sacadas de vaya usted a saber dónde y que ni siquiera son las que subraya el texto en el que supuestamente se basa?
Spielberg ha tenido la gran capacidad (no le quitemos el mérito) de DESTROZAR uno de los mejores libros de aventuras que se han escrito en los últimos años, meterle un envoltorio digital frénetico y venderlo como una vuelta las raíces que hicieron felices a muchos hace 30 años, y es mentira. La realidad es muy diferente a lo que pintan, ya que este producto no sólo destroza un legado literario sino que además ni siquiera parece importarle si te va a gustar, molestar o, simplemente, intentar llamarte la atención. Es curioso que en una película homenaje al frikismo de los años 80 veamos personajes que ni siquiera sacuden un pequeño párrafo en el libro, por no hablar de que el carisma de los personajes del libro se pierde por completo en busqueda de una pandilla Goonie de segunda mano que ni dios compraría en Wallapop.
No dudo que la película esté bien hecha, pero hubiera preferido que la hubieran llamado "El Laboratorio de Spielberg", porque esto tiene de Ready Player One lo que El Padrino de Pacific Rim (¿Dónde están las referencias tan importantes a Blade Runner o Rush?, ¿Como somos capaces de convertir a Sorrento en un pelele así?, ¿Y los percances de ciertos personajes y sus relaciones personales?). Pocas veces he salido del cine tan frustrado y desmoralizado. Ready Player One fue un libro que disfrute mucho cuando lo leí, y para muchos, al parecer, es una obra de culto. Esta película no solo asesina y viola el concepto y la idea del libro sino que además te lo vende con una narración digna de envoltorio de Mattel, super guay por fuera y opaco por dentro, qué grave equivocación.
Si no has leído el libro probablemente te encantará, si lo has leído y lo disfrutaste en su momento no pises una sala de cine. Todavía sigo sin saber si el director se fumó alguna sustancia psicotrópica cuando lo leyó en el water con una buena gastronteritis o realmente nos ha tomado el pelo de manera descarada. Optaría por lo segundo al 90%, pero visto que el tío la ha presentado como un sueño humedo empiezo a pensar que alguna sustancia ilegal todavía corre por sus venas, qué crack, menudo mojón con lacito nos ha servido en plato de oro para comer con gusto, a mi no me vuelven a coger.
Huid, huid como el que huye de la peste o de un volcán en erupción.
2 de abril de 2018
2 de abril de 2018
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es difícil saber hasta dónde llegar con la opinión de una adaptación, el guión de «Ready Player One» es un horror del que es complicado abstraerse. Como en un capítulo de «Vickie el vikingo», la trama avanza a golpe de inspiración divina y sorpresiva de sus personajes, sin respetar las más básicas teorías de la creación de un guión —sentidísimo adiós a la pistola de Chéjov— y sin mucho punto de lucimiento fuera de los efectos especiales, que están francamente bien.
La película ha sido construida para ser valorada como un producto de Fan Service, y en eso es encomiable. Si el espectador es un jugón de mando y teclado con cierto interés por el cine americano, saltará de alegría cada par de minutos: tiene para todas las edades, desde clásicos de los 80's a lo último en juegos del mercado.
Pese a lo anterior, hay mucho que criticar de esta película. Las actuaciones son bastante planas y simplonas. Y aunque esto va mano a mano con el género, da la sensación de que todo se cuenta sin mucho miramiento y sin excesivo cuidado por los personajes de carne y hueso. Los incidentes dramáticos son absurdos desde ese mismo momento y esto hace perder a la trama. Por otro lado, se nota un esfuerzo en crear los antagonistas típicos de películas de adolescentes de hace unas décadas, más patéticos que temibles, pero no consigue modernizar esa fórmula y roza el ridículo muy frecuentemente. Para rematar esta faena, hay actores y actrices claramente fuera de escena (¡horrible Hannah John-Kamen!), poca personalidad en la dirección y en la banda sonora.
Como película de acción consigue crear un ritmo narrativo interesante, al menos hasta el último tercio de la película. «Ready Player One» es una película sin grandes intenciones, previsible y sencilla de digerir para todo tipo de público: aporta poco, se sube al carro de la nostalgia y parece más confeccionada por un equipo de estudios de mercado que por uno de los clásicos del cine contemporáneo.
La película ha sido construida para ser valorada como un producto de Fan Service, y en eso es encomiable. Si el espectador es un jugón de mando y teclado con cierto interés por el cine americano, saltará de alegría cada par de minutos: tiene para todas las edades, desde clásicos de los 80's a lo último en juegos del mercado.
Pese a lo anterior, hay mucho que criticar de esta película. Las actuaciones son bastante planas y simplonas. Y aunque esto va mano a mano con el género, da la sensación de que todo se cuenta sin mucho miramiento y sin excesivo cuidado por los personajes de carne y hueso. Los incidentes dramáticos son absurdos desde ese mismo momento y esto hace perder a la trama. Por otro lado, se nota un esfuerzo en crear los antagonistas típicos de películas de adolescentes de hace unas décadas, más patéticos que temibles, pero no consigue modernizar esa fórmula y roza el ridículo muy frecuentemente. Para rematar esta faena, hay actores y actrices claramente fuera de escena (¡horrible Hannah John-Kamen!), poca personalidad en la dirección y en la banda sonora.
Como película de acción consigue crear un ritmo narrativo interesante, al menos hasta el último tercio de la película. «Ready Player One» es una película sin grandes intenciones, previsible y sencilla de digerir para todo tipo de público: aporta poco, se sube al carro de la nostalgia y parece más confeccionada por un equipo de estudios de mercado que por uno de los clásicos del cine contemporáneo.
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