El padre
7.7
21,535
Drama
Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que ... [+]
30 de marzo de 2021
30 de marzo de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “The Father” (2020) de Florian Zeller con Anthony Hopkins, Olivia Colman, Mark Gatiss, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams, entre otros.
Drama basado en “Le Père” (2012) una obra de teatro de Florian Zeller, inspirada en la abuela que lo crió y vio morir de demencia; la obra es parte de una trilogía que incluye “La Mère” (2010) y “Le Fils” (2018) por lo que esta película relata la dolorosa trayectoria de un hombre cuya realidad poco a poco se hace añicos ante nuestros ojos.
¿Cómo responde uno cuando no puede conocer la realidad?
Ésta es la principal cuestión “The Father”, una mirada profundamente perspicaz, sutil y matizada a la demencia invasora, y el precio que se cobra en las personas cercanas a los afectados.
El director teatral francés, Florian Zeller, en su debut en el cine, adapta su premiada y célebre obra con una visión férrea y una confianza notable, mientras hace uso de la cámara como si hubiera estado detrás de una durante toda su vida; y hace de un retrato “convencional” un viaje profundo sin retorno del indescriptible dolor de ver alguien se pierde mentalmente.
Por ello “The Father” es un retrato devastadoramente empático de la demencia, sobre el deterioro mental en la vejez, y nos coloca en la mente de alguien que pierde la cabeza, y lo hace revelando que esa mente es un lugar de experiencia aparentemente racional y coherente.
Gracias al brillante montaje y al reparto, la película se eleva muchísimo:
La actuación de Anthony Hopkins es un trabajo asombroso y desgarrador, verlo tratar de explicarse racionalmente a sí mismo y a quienes lo rodean, sobre lo que está experimentando; tanto que en algunos de los momentos más silenciosos y perturbadores, cuando su mundo cambia constantemente, permanece en silencio, sabiendo que cualquier intento de cuestionarlo solo caerá en oídos sordos...
Así, el ganador del Oscar recorre toda la gama de emociones, desde la furia hasta la indignación y el enojo, y logra que el público empatice en su situación.
Otro detalle hermoso es el uso que se da de la romanza “Je crois entendre encore” (Creo que lo oigo otra vez) en la desgarradora voz del tenor Beniamino Gigli, uno de los más célebres tenores del siglo pasado cantando esta aria de la ópera de Georges Bizet titulada “Les Pêcheurs de Perles”
En definitiva, la pregunta clave en la mente del público es:
¿Qué es la realidad?
Si bien Zeller desorienta a Anthony y a la audiencia al hacer que diferentes actores interpreten los mismos personajes y luego regresen, por lo que no estamos seguros de dónde estamos, ni con quiénes... no quiere decir que haya múltiples realidades, sino que el personaje afectado no puede acceder a cuál es la verdadera realidad.
Nosotros, como audiencia, nos confundimos también, porque logramos empatizar tanto con Anthony, que todo lo vemos a través de él; y esta confusión sobre la realidad, está destinada a empujarnos más allá de descubrir la verdad, y simplemente sentir la impotencia de alguien que sufre el deterioro mental, porque ello, nosotros, la audiencia nos vemos obligados a comprometernos para comprender realmente qué es real, quién es quién, y dónde estamos precisamente en este viaje desgarrador y sin retorno.
¡Y funciona!
Al final, todos estamos confundidos...
No podemos acceder a lo que es la realidad, y ahora es el momento de preguntarnos:
¿Cómo respondemos?
Hemos experimentado entonces la vereda de la demencia vivida en primera persona:
La angustia, las confusiones, el sufrimiento, la fragilidad de un adulto mayor...
Recordar que nuestro futuro incierto, no sabemos qué nos depara antes de terminar nuestra vida; de ahí que el trastorno emocional es palpable y conmovedor.
“Quiero a mi mami”
RECOMENDADA
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Drama basado en “Le Père” (2012) una obra de teatro de Florian Zeller, inspirada en la abuela que lo crió y vio morir de demencia; la obra es parte de una trilogía que incluye “La Mère” (2010) y “Le Fils” (2018) por lo que esta película relata la dolorosa trayectoria de un hombre cuya realidad poco a poco se hace añicos ante nuestros ojos.
¿Cómo responde uno cuando no puede conocer la realidad?
Ésta es la principal cuestión “The Father”, una mirada profundamente perspicaz, sutil y matizada a la demencia invasora, y el precio que se cobra en las personas cercanas a los afectados.
El director teatral francés, Florian Zeller, en su debut en el cine, adapta su premiada y célebre obra con una visión férrea y una confianza notable, mientras hace uso de la cámara como si hubiera estado detrás de una durante toda su vida; y hace de un retrato “convencional” un viaje profundo sin retorno del indescriptible dolor de ver alguien se pierde mentalmente.
Por ello “The Father” es un retrato devastadoramente empático de la demencia, sobre el deterioro mental en la vejez, y nos coloca en la mente de alguien que pierde la cabeza, y lo hace revelando que esa mente es un lugar de experiencia aparentemente racional y coherente.
Gracias al brillante montaje y al reparto, la película se eleva muchísimo:
La actuación de Anthony Hopkins es un trabajo asombroso y desgarrador, verlo tratar de explicarse racionalmente a sí mismo y a quienes lo rodean, sobre lo que está experimentando; tanto que en algunos de los momentos más silenciosos y perturbadores, cuando su mundo cambia constantemente, permanece en silencio, sabiendo que cualquier intento de cuestionarlo solo caerá en oídos sordos...
Así, el ganador del Oscar recorre toda la gama de emociones, desde la furia hasta la indignación y el enojo, y logra que el público empatice en su situación.
Otro detalle hermoso es el uso que se da de la romanza “Je crois entendre encore” (Creo que lo oigo otra vez) en la desgarradora voz del tenor Beniamino Gigli, uno de los más célebres tenores del siglo pasado cantando esta aria de la ópera de Georges Bizet titulada “Les Pêcheurs de Perles”
En definitiva, la pregunta clave en la mente del público es:
¿Qué es la realidad?
Si bien Zeller desorienta a Anthony y a la audiencia al hacer que diferentes actores interpreten los mismos personajes y luego regresen, por lo que no estamos seguros de dónde estamos, ni con quiénes... no quiere decir que haya múltiples realidades, sino que el personaje afectado no puede acceder a cuál es la verdadera realidad.
Nosotros, como audiencia, nos confundimos también, porque logramos empatizar tanto con Anthony, que todo lo vemos a través de él; y esta confusión sobre la realidad, está destinada a empujarnos más allá de descubrir la verdad, y simplemente sentir la impotencia de alguien que sufre el deterioro mental, porque ello, nosotros, la audiencia nos vemos obligados a comprometernos para comprender realmente qué es real, quién es quién, y dónde estamos precisamente en este viaje desgarrador y sin retorno.
¡Y funciona!
Al final, todos estamos confundidos...
No podemos acceder a lo que es la realidad, y ahora es el momento de preguntarnos:
¿Cómo respondemos?
Hemos experimentado entonces la vereda de la demencia vivida en primera persona:
La angustia, las confusiones, el sufrimiento, la fragilidad de un adulto mayor...
Recordar que nuestro futuro incierto, no sabemos qué nos depara antes de terminar nuestra vida; de ahí que el trastorno emocional es palpable y conmovedor.
“Quiero a mi mami”
RECOMENDADA
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
22 de diciembre de 2020
22 de diciembre de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película va a gustar al gran público porque quien más quien menos ha vivido situaciones parecidas. Los afortunados que no tienen demencia (aún) quizás han tenido que cuidar de su padre, o aguantar al suegro, o trabajan con personas mayores o les gusta jugar a la petanca. Y el dilema de si tener al abuelo en casa o facturarlo a una residencia es un tema universal. En mi caso particular, estuve desde bastante enano hasta los veintipico conviviendo con mi abuelo que ya en sus últimos años se le iba la olla y le pasaba como al de la película. El hombre llegó a ciento dos ahí con sus visiones y sus paranoias de que le querían robar el dinero.
Aunque no penséis que las cosas de esta película solo pasan en la tercera edad, no no, pasan más de lo que parece. Sin ir más lejos a un colega mío llámese X., en un fin de semana de esos de juerga resulta que se le pierde el costo y venga a buscar y a buscar y no lo encuentra. ¿Qué hace? Lo normal, busca un culpable llámese Y., un cabeza de turco, y se pasa todo el fin de semana acusándole, que le ha robado el costo, que vaya cabrón Y., que lo tiene calado, etc. Hasta que ya cuando nos vamos a volver para Barcelona, recogiendo sus cosas encuentra el costo en algún escondrijo de la habitación. Inmediatamente todo vuelve a la mente de X., recuerda cómo él mismo lo había metido ahí en un arrebato de astucia, nada más llegar. Y acto seguido, lejos de arrepentirse de todos los abusos verbales que tuvo que soportar Y. durante aquellos días, dictamina sentencia: “Claro, ahora me acuerdo! Escondí el costo en ese agujero para que el cabrón de Y. no me lo robara! Qué hdp!!” Os explico esta historia porque tiene valor pedagógico y moral en varios niveles de profundidad.
En fin, lo que vengo a decir es que es una película de valores universales y además tiene dos grandes interpretaciones que ya están en las quinielas de los grandes premios. Personalmente me quedo con Olivia Colman que es un verdadero amor de mujer y cuando no está en la pantalla la película se resiente. Hopkins está prácticamente todo el rato ya que el punto de vista es muy de su primera persona, y ahí reside todo el concepto y la gracia particular de la película.
Gustará a: psiquiatras, Dory, polleros
No gustará a: yernos, parisinos que saben inglés (o sea pocos), dementes negacionistas
Aunque no penséis que las cosas de esta película solo pasan en la tercera edad, no no, pasan más de lo que parece. Sin ir más lejos a un colega mío llámese X., en un fin de semana de esos de juerga resulta que se le pierde el costo y venga a buscar y a buscar y no lo encuentra. ¿Qué hace? Lo normal, busca un culpable llámese Y., un cabeza de turco, y se pasa todo el fin de semana acusándole, que le ha robado el costo, que vaya cabrón Y., que lo tiene calado, etc. Hasta que ya cuando nos vamos a volver para Barcelona, recogiendo sus cosas encuentra el costo en algún escondrijo de la habitación. Inmediatamente todo vuelve a la mente de X., recuerda cómo él mismo lo había metido ahí en un arrebato de astucia, nada más llegar. Y acto seguido, lejos de arrepentirse de todos los abusos verbales que tuvo que soportar Y. durante aquellos días, dictamina sentencia: “Claro, ahora me acuerdo! Escondí el costo en ese agujero para que el cabrón de Y. no me lo robara! Qué hdp!!” Os explico esta historia porque tiene valor pedagógico y moral en varios niveles de profundidad.
En fin, lo que vengo a decir es que es una película de valores universales y además tiene dos grandes interpretaciones que ya están en las quinielas de los grandes premios. Personalmente me quedo con Olivia Colman que es un verdadero amor de mujer y cuando no está en la pantalla la película se resiente. Hopkins está prácticamente todo el rato ya que el punto de vista es muy de su primera persona, y ahí reside todo el concepto y la gracia particular de la película.
Gustará a: psiquiatras, Dory, polleros
No gustará a: yernos, parisinos que saben inglés (o sea pocos), dementes negacionistas
7 de febrero de 2021
7 de febrero de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando has vivido, aunque sea de lejos, una situación semejante a la que te propone una película, es fácil verte metido completamente en el juego que propone el film, pero cuando encima, a parte, logra que nos metamos dentro de la cabeza del protagonista, eso ya es una jugada difícilmente superable y Florian Zeller lo hace con una sencillez pasmosa, tanto, que la película termina siendo abrumadora.
‘El Padre’ es la historia de un hombre mayor, que bien podría ser la madre del director y guionista que escribió la historia tras perderla por demencia, que se siente confundido y desconecta de la realidad. Tras un arranque desconcertante, el espectador se da cuenta de cómo está funcionando verdaderamente la cabeza de Anthony y, a parir de ahí su guión, de una forma clara y magistral, ayuda a Zeller a componer una película excelente con algunas líneas o diálogos reseñables.
A destacar, sin duda, Anthony Hopkins. Quizás se ha aprovechado y ha vivido un poco acomodado gracias a su carisma y el aire de Lecter que siempre llevará consigo, pero que no os despiste, sigue siendo el maravilloso actor que ha sido siempre. Solo necesitaba un papel con el que volver a ser quien era y este personaje le viene como anillo al dedo. Y aquí está, otra vez en plena forma a sus 83 años, pidiendo a gritos que le den otro Oscar por lo inmenso que está (porque te saca una sonrisa cuando sonríe y te quedas de piedra cuando le cambia, acto seguido, el rostro). A su lado, una siempre maravillosa Olivia Colman (cómo y cuánto transmite con solo un gesto o una mirada).
Como he mencionado antes, termina siendo un film abrumador, por la naturalidad y la sencillez que rodea a la propuesta (ya sea en la puesta en escena o en el desgarrador drama que, en realidad, está contando). Se agradece, además, el hecho de que no caiga en la sensiblería ni busque la lágrima fácil. A pesar de que el cuerpo se te queda descompuesto, ‘El Padre’ es una muy buena película que os aconsejo ver.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
‘El Padre’ es la historia de un hombre mayor, que bien podría ser la madre del director y guionista que escribió la historia tras perderla por demencia, que se siente confundido y desconecta de la realidad. Tras un arranque desconcertante, el espectador se da cuenta de cómo está funcionando verdaderamente la cabeza de Anthony y, a parir de ahí su guión, de una forma clara y magistral, ayuda a Zeller a componer una película excelente con algunas líneas o diálogos reseñables.
A destacar, sin duda, Anthony Hopkins. Quizás se ha aprovechado y ha vivido un poco acomodado gracias a su carisma y el aire de Lecter que siempre llevará consigo, pero que no os despiste, sigue siendo el maravilloso actor que ha sido siempre. Solo necesitaba un papel con el que volver a ser quien era y este personaje le viene como anillo al dedo. Y aquí está, otra vez en plena forma a sus 83 años, pidiendo a gritos que le den otro Oscar por lo inmenso que está (porque te saca una sonrisa cuando sonríe y te quedas de piedra cuando le cambia, acto seguido, el rostro). A su lado, una siempre maravillosa Olivia Colman (cómo y cuánto transmite con solo un gesto o una mirada).
Como he mencionado antes, termina siendo un film abrumador, por la naturalidad y la sencillez que rodea a la propuesta (ya sea en la puesta en escena o en el desgarrador drama que, en realidad, está contando). Se agradece, además, el hecho de que no caiga en la sensiblería ni busque la lágrima fácil. A pesar de que el cuerpo se te queda descompuesto, ‘El Padre’ es una muy buena película que os aconsejo ver.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
1 de mayo de 2021
1 de mayo de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuve un familiar que sufrió Alzheimer y está fue la razón principal para ver la película, y tengo que decir que logra plasmar esta enfermedad. Todo lo que se ve en pantalla no es una exageración para ser más dramática o sentimental para ganarse al espectador, la realidad por desgracia es así. Es algo que se debe tener en cuenta antes de ver la película, ya que puede ser duro porque puede hacerte revivir tus recuerdos o mostrarte un futuro lleno de incertidumbres.
La película no te guía en ningún momento, y a veces te sientes perdido, pero no es un problema de guion o montaje. Eso es lo que busca, hacer que te sientas como el personaje, solo en unos recuerdos que no sabe si son ciertos o fruto de su demencia. Son estos detalles lo que hacen más grandes a una película.
La actuación de Anthony Hopkins es sublime, como muestra esos cambios de humor, de ira a tristeza, la impotencia de sentirse superado… La otra razón de peso para ver esta película poder disfrutar el gran trabajo que ha realizado esta leyenda.
También tiene un pequeño espacio para mostrarnos cómo se profesa la familia ante esta enfermedad degenerativa, como sobrelleva las diferentes fases y los conflictos que genera cada una de ellas.
Cuando acabé la película estuve destrozado, ya que por desgracia muestra una realidad de cientos de familias, de una forma sublime y real, que te hará comprender el lado más humano de esta enfermedad más que cualquier texto académico.
La película no te guía en ningún momento, y a veces te sientes perdido, pero no es un problema de guion o montaje. Eso es lo que busca, hacer que te sientas como el personaje, solo en unos recuerdos que no sabe si son ciertos o fruto de su demencia. Son estos detalles lo que hacen más grandes a una película.
La actuación de Anthony Hopkins es sublime, como muestra esos cambios de humor, de ira a tristeza, la impotencia de sentirse superado… La otra razón de peso para ver esta película poder disfrutar el gran trabajo que ha realizado esta leyenda.
También tiene un pequeño espacio para mostrarnos cómo se profesa la familia ante esta enfermedad degenerativa, como sobrelleva las diferentes fases y los conflictos que genera cada una de ellas.
Cuando acabé la película estuve destrozado, ya que por desgracia muestra una realidad de cientos de familias, de una forma sublime y real, que te hará comprender el lado más humano de esta enfermedad más que cualquier texto académico.
26 de diciembre de 2020
26 de diciembre de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El debutante Florian Zeller traslada la obra teatral de la cual es autor al cine y lo hace de una forma brillante, apoyándose en dos pedazos de actores como Hopkins y Colman. Es difícil, según vas viendo la película, no acordarse de Haneke y su obra maestra AMAR. No solo por la temática, también por la elegancia a la hora de contar historias tan tristes, con incluso cierto grado de sordidez. Complicado no salir del cine abatido y pensando en alguien próximo, en un futuro incierto, en nosotros, en fin.
En el caso del papel masculino, estamos ante todo un regalo para alguien como Hopkins. Y lo aprovecha de manera magnífica, seguramente estemos ante una nominación al Oscar en este año tan atípico y maldito para el cine y para tantas otras cosas.
El guión y el montaje son muy buenos, seguramente han sabido combinar cine y teatro de tal forma que la película respira y no se ahoga entre las cuatro paredes que son el escenario. Y es que el verdadero guión es la historia que se nos cuenta desde el punto de vista de un anciano que ve como su memoria, y con ella su mundo, empiezan a derrumbarse. Colman sabe transmitir muy bien la angustia de aquella que ve alejarse a su ser querido y el miedo a la enfermedad ajena y al olvido.
Sin duda alguna, una buena película que merece mucho la pena ver y que tendrá un buen recorrido a la hora de recoger premios y honores.
En el caso del papel masculino, estamos ante todo un regalo para alguien como Hopkins. Y lo aprovecha de manera magnífica, seguramente estemos ante una nominación al Oscar en este año tan atípico y maldito para el cine y para tantas otras cosas.
El guión y el montaje son muy buenos, seguramente han sabido combinar cine y teatro de tal forma que la película respira y no se ahoga entre las cuatro paredes que son el escenario. Y es que el verdadero guión es la historia que se nos cuenta desde el punto de vista de un anciano que ve como su memoria, y con ella su mundo, empiezan a derrumbarse. Colman sabe transmitir muy bien la angustia de aquella que ve alejarse a su ser querido y el miedo a la enfermedad ajena y al olvido.
Sin duda alguna, una buena película que merece mucho la pena ver y que tendrá un buen recorrido a la hora de recoger premios y honores.
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