Anatomía de un asesinato
1959 

8.0
20,297
Drama
Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2009
10 de julio de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista podría decirse que se trata de una película de juicios más pero todo lo contrario, Anatomía de un asesinato es una película de juicios muy peculiar, los personajes, el tema y la banda sonora hacen de ella una película de juicios muy diferente.
Explicaré mi crítica en la siguiente parte ya que hablaré del argumento de la película al mismo tiempo.
Explicaré mi crítica en la siguiente parte ya que hablaré del argumento de la película al mismo tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Comienza la película y se presentan los personajes, al asesino, el abogado y la mujer del asesino.
Un asesino con características muy frecuentes de aquellos americanos vueltos de la guerra, machistas, bebedores, mujeriegos, violentos y orgullosos de su participación en la guerra y defensores de su país, el cual tiene una mujer muy hermosa y un tanto putón que dice que la han violado pero a lo largo de la película se acabará viendo su provocación hacia la víctima que murió.
El abogado no podría que ser otro que James Stewart, un actor que da a sus personajes ese carácter de buena persona además de humilde, y así será nuestro abogado que despedido de su oficio y obligado a coger este caso para poder realizarse en su profesión.
El caso consiste en buscar la manera de justificar un asesinato que está claro desde el principio pero buscan la manera de poder darle sentido a esto de tal manera que se amolde a la ley y el culpable salga libre de tal caso.
El propio defensor del culpable denunciaría a su propio cliente pero intenta sacar la cara a este personaje por su propio orgullo, para poder demostrar que sigue siendo un abogado avispado y capaz de cumplir con sus clientes aunque estos no tengan razón.
Llega un momento en el juicio donde poco interesa quien tiene razón, parece ser un enfrentamiento entre dichos abogados para demostrarse a sí mismos quien es mejor.
El enfrentamiento entre ambos abogados es graciosísimo y muy entretenido pues uno pierde la noción del juicio para centrarse más en dicho enfrentamiento personal.
La película dura casi tres horas que en ningún momento caen en el aburrimiento a pesar de que se trate de un juicio y eso se debe a su música de fondo, esa música jazz que da ese sello americano a la película.
Lo mejor de la película, su guión, está muy bien construido, presenta a sus personajes al principio para ir descuartizándolos poco a poco para ir mostrando la personalidad de todos ellos, sin duda un buen guión y una buena dirección ya que los retratos de los personajes son bastante buenos y bien definidos.
Una película de juicios muy peculiar y diferente a todo lo visto.
Un asesino con características muy frecuentes de aquellos americanos vueltos de la guerra, machistas, bebedores, mujeriegos, violentos y orgullosos de su participación en la guerra y defensores de su país, el cual tiene una mujer muy hermosa y un tanto putón que dice que la han violado pero a lo largo de la película se acabará viendo su provocación hacia la víctima que murió.
El abogado no podría que ser otro que James Stewart, un actor que da a sus personajes ese carácter de buena persona además de humilde, y así será nuestro abogado que despedido de su oficio y obligado a coger este caso para poder realizarse en su profesión.
El caso consiste en buscar la manera de justificar un asesinato que está claro desde el principio pero buscan la manera de poder darle sentido a esto de tal manera que se amolde a la ley y el culpable salga libre de tal caso.
El propio defensor del culpable denunciaría a su propio cliente pero intenta sacar la cara a este personaje por su propio orgullo, para poder demostrar que sigue siendo un abogado avispado y capaz de cumplir con sus clientes aunque estos no tengan razón.
Llega un momento en el juicio donde poco interesa quien tiene razón, parece ser un enfrentamiento entre dichos abogados para demostrarse a sí mismos quien es mejor.
El enfrentamiento entre ambos abogados es graciosísimo y muy entretenido pues uno pierde la noción del juicio para centrarse más en dicho enfrentamiento personal.
La película dura casi tres horas que en ningún momento caen en el aburrimiento a pesar de que se trate de un juicio y eso se debe a su música de fondo, esa música jazz que da ese sello americano a la película.
Lo mejor de la película, su guión, está muy bien construido, presenta a sus personajes al principio para ir descuartizándolos poco a poco para ir mostrando la personalidad de todos ellos, sin duda un buen guión y una buena dirección ya que los retratos de los personajes son bastante buenos y bien definidos.
Una película de juicios muy peculiar y diferente a todo lo visto.
26 de noviembre de 2011
26 de noviembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Anatomía de un asesinato" es una de las peliculas clásicas dentro del género judicial, que tantas obras maestras ha dado en el cine estadounidense. No es para menos, teniendo en cuenta que su director es Otto Preminger y que en su reparto cuenta no solo con James Stewart, sino con otras estrellas como Lee Remick y Ben Gazzara.
"Anatomía de un asesinato" se centra en la labor de Paul Biegler (James Stewart), ex fiscal de distrito y ahora abogado defensor del teniente Frederick Manion (Ben Gazzara), acusado de asesinar a un hombre que, supuestamente, habría violado a su mujer Laura (Lee Remick). Uno de los aciertos de la película es insinuar la relación de dominación y violencia que el teniente Manion lleva a cabo sobre su mujer, de manera que ni el abogado defensor ni el espectador llegan nunca a empatizar con él, poniendo en tela de juicio si una absolución del acusado sería realmente una forma de hacer "justicia".
El film de Preminger muestra con todo detalle las diferentes fases del proceso penal en EEUU, especialmente desde el punto de vista de la defensa, y lo hace aprovechando magistralmente la teatralidad y flexibilidad de su juicio oral. Los mejores momentos de la película se dan en los duelos verbales entre el abogado defensor y los fiscales, aderezados con los comentarios jocosos e irónicos del juez Weaver. Por esta razón, sorprende que Preminger obvie el trámite de conclusiones finales, en el que las partes hacen un último intento de convencer al jurado, y que podría haber dado lugar a brillantes monólogos.
Pese a las dos horas y media de metraje, la película no se hace pesada en ningún momento, gracias a la agilidad de los diálogos y a la forma en la que la historia avanza, lentamente pero sin meandros innecesarios.
En definitiva, una película con la que disfrutar del mejor cine clásico (aun cuando la compañía no sea del todo grata...).
"Anatomía de un asesinato" se centra en la labor de Paul Biegler (James Stewart), ex fiscal de distrito y ahora abogado defensor del teniente Frederick Manion (Ben Gazzara), acusado de asesinar a un hombre que, supuestamente, habría violado a su mujer Laura (Lee Remick). Uno de los aciertos de la película es insinuar la relación de dominación y violencia que el teniente Manion lleva a cabo sobre su mujer, de manera que ni el abogado defensor ni el espectador llegan nunca a empatizar con él, poniendo en tela de juicio si una absolución del acusado sería realmente una forma de hacer "justicia".
El film de Preminger muestra con todo detalle las diferentes fases del proceso penal en EEUU, especialmente desde el punto de vista de la defensa, y lo hace aprovechando magistralmente la teatralidad y flexibilidad de su juicio oral. Los mejores momentos de la película se dan en los duelos verbales entre el abogado defensor y los fiscales, aderezados con los comentarios jocosos e irónicos del juez Weaver. Por esta razón, sorprende que Preminger obvie el trámite de conclusiones finales, en el que las partes hacen un último intento de convencer al jurado, y que podría haber dado lugar a brillantes monólogos.
Pese a las dos horas y media de metraje, la película no se hace pesada en ningún momento, gracias a la agilidad de los diálogos y a la forma en la que la historia avanza, lentamente pero sin meandros innecesarios.
En definitiva, una película con la que disfrutar del mejor cine clásico (aun cuando la compañía no sea del todo grata...).
8 de abril de 2012
8 de abril de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Biegler (James Stewart) es un abogado con talento, que estuvo cerca de convertirse en Fiscal del Distrito... aunque su carrera se ha visto frenada: apenas consigue casos y dedica la mayor parte de su tiempo a pescar y a estudiar leyes con su viejo amigo Parnell Emmett McCarthy (Arthur O'Connell), otro letrado que ha fracasado en su carrera profesional... aunque éste se ha refugiado en el alcohol.
Biegler recibe una llamada de una mujer, Laura Manion (Lee Remick), para que defienda a su marido, el teniente Frederick Manion (Ben Gazzara)... a quien se acusa de haber cometido un asesinato a sangre fría. La atractiva esposa le explica al letrado que el homicidio se cometió después de que ella fuera agredida y violada por la víctima.
El abogado deberá usar todas las argucias legales para impedir que el militar acabe siendo condenado y protagonizará un duro enfrentamiento jurídico con la acusación: tanto con el Fiscal de Distrito, Mitch Lodwick (Brooks West) como con el Fiscal del Estado, Claude Dancer, (George C. Scott).
Biegler recibe una llamada de una mujer, Laura Manion (Lee Remick), para que defienda a su marido, el teniente Frederick Manion (Ben Gazzara)... a quien se acusa de haber cometido un asesinato a sangre fría. La atractiva esposa le explica al letrado que el homicidio se cometió después de que ella fuera agredida y violada por la víctima.
El abogado deberá usar todas las argucias legales para impedir que el militar acabe siendo condenado y protagonizará un duro enfrentamiento jurídico con la acusación: tanto con el Fiscal de Distrito, Mitch Lodwick (Brooks West) como con el Fiscal del Estado, Claude Dancer, (George C. Scott).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Apabullante lección de cine de Otto Preminger, que nos deleita con una auténtica obra maestra. La película se cimenta en una brillante historia (el film se basa en una obra homónima, escrita por John D. Voelker) que posee unos diálogos brillantes, llenos de cáustica mordacidad. El modo en que se desarrolla el juicio en este film ha marcado al género.
En el apartado interpretativo, espectacular duelo el que protagonizan James Stewart y George C. Scott, dando vida a dos expertos en leyes que destacan por su cinismo y su inmoralidad, pues los dos son capaces de emplear cualquier tipo de artimaña para lograr el veredicto que desean. También merece ser destacado el papel del juez Weaver (Joseph N. Welch), cuya paciencia es puesta a prueba de forma sistemática por los abogados durante todo el juicio.
En cuanto a la dirección, sólo puedo decir que es espectacular: magníficos planos, grandes secuencias, ritmo ágil... sin olvidar el estilo que le confiere a la obra el empleo de la música del jazzman Duke Ellington, que le da un estilo muy particular al film.
La película estuvo nominada, en los Oscar del año 1959, en 7 categorías: Mejor Película, Actor Principal, Actor de Reparto (por partida doble: George C. Scott y Arthur O'Connell), Guión Adaptado, Montaje y Fotografía; se fue de vacío, porque tuvo que competir con una obra cumbre del cine: 'Ben Hur' (que estaba nominada en 12 categorías y acabó llevándose 11 estatuillas).
En el apartado interpretativo, espectacular duelo el que protagonizan James Stewart y George C. Scott, dando vida a dos expertos en leyes que destacan por su cinismo y su inmoralidad, pues los dos son capaces de emplear cualquier tipo de artimaña para lograr el veredicto que desean. También merece ser destacado el papel del juez Weaver (Joseph N. Welch), cuya paciencia es puesta a prueba de forma sistemática por los abogados durante todo el juicio.
En cuanto a la dirección, sólo puedo decir que es espectacular: magníficos planos, grandes secuencias, ritmo ágil... sin olvidar el estilo que le confiere a la obra el empleo de la música del jazzman Duke Ellington, que le da un estilo muy particular al film.
La película estuvo nominada, en los Oscar del año 1959, en 7 categorías: Mejor Película, Actor Principal, Actor de Reparto (por partida doble: George C. Scott y Arthur O'Connell), Guión Adaptado, Montaje y Fotografía; se fue de vacío, porque tuvo que competir con una obra cumbre del cine: 'Ben Hur' (que estaba nominada en 12 categorías y acabó llevándose 11 estatuillas).
7 de diciembre de 2013
7 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede poner en duda la calidad de este film.
Narrativamente intachable, con un B/N deslumbrante y una banda sonora portentosa a cargo del gran Duke Ellington nos encontramos ante un relato judicial completamente pormenorizado que hará las delicias de todos aquellos que han estudiado la abogacía o son amantes de este tipo de cine.
El problema es que quizás Otto Preminger intenta salpicar la película con unas dosis de humor que no siempre funcionan. La prueba más evidente de ello es el comienzo del juicio en donde un James Stewart de lo más perspicaz intenta ganarse la simpatía del jurado buscando la risa fácil a través de continuos comentarios jocosos que restan credibilidad a lo que estamos viendo.
Por otra parte, el personaje interpretado por Lee Remick que da vida a la mujer del asesino (Ben Gazzara) y que presuntamente ha sido violada resulta demasiado sobreactuado y supone un elemento más para que el film no termine de arrancar hasta la parte final de la película.
En esa parte final donde podemos vislumbrar la grandeza de Otto Preminger añadiendo (por fin) un tono serio al proceso judicial y en donde destaca por encima de todos la actuación de George C. Scott como Fiscal del Estado.
Eso sin olvidar, un desenlace ambiguo y muy logrado que nos deja con la duda de lo que realmente acabamos de presenciar.
La película también llama la atención por tratar determinados temas y expresiones que resultaban difíciles de ver en otras obras de la década de los 50 y que milagrosamente pasaron los filtros de censura con los que Hollywood nos tenía acostumbrados.
Narrativamente intachable, con un B/N deslumbrante y una banda sonora portentosa a cargo del gran Duke Ellington nos encontramos ante un relato judicial completamente pormenorizado que hará las delicias de todos aquellos que han estudiado la abogacía o son amantes de este tipo de cine.
El problema es que quizás Otto Preminger intenta salpicar la película con unas dosis de humor que no siempre funcionan. La prueba más evidente de ello es el comienzo del juicio en donde un James Stewart de lo más perspicaz intenta ganarse la simpatía del jurado buscando la risa fácil a través de continuos comentarios jocosos que restan credibilidad a lo que estamos viendo.
Por otra parte, el personaje interpretado por Lee Remick que da vida a la mujer del asesino (Ben Gazzara) y que presuntamente ha sido violada resulta demasiado sobreactuado y supone un elemento más para que el film no termine de arrancar hasta la parte final de la película.
En esa parte final donde podemos vislumbrar la grandeza de Otto Preminger añadiendo (por fin) un tono serio al proceso judicial y en donde destaca por encima de todos la actuación de George C. Scott como Fiscal del Estado.
Eso sin olvidar, un desenlace ambiguo y muy logrado que nos deja con la duda de lo que realmente acabamos de presenciar.
La película también llama la atención por tratar determinados temas y expresiones que resultaban difíciles de ver en otras obras de la década de los 50 y que milagrosamente pasaron los filtros de censura con los que Hollywood nos tenía acostumbrados.
17 de mayo de 2015
17 de mayo de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, mi renovado asombro ante la disparidad de criterios. Algunos 10 y algunos 2. Naturalmente estoy más cerca de los primeros.
Se puede criticar algo de esta película pero no reconocer que es un clásico más de medio siglo después no tiene un pase.
Aparte de la interpretación, lo mejor de la película es para mí la ambigüedad de todo, el tira y afloja, la indefinición que se aclara como una gran pirueta al final.
Ya se sabe que las películas de procesos tienen la mitad ganada porque el mismo proceso es en sí dramático con los papeles bien repartidos. Pero aquí se ha aprovechado eso de una manera magistral.
Bastaría la presencia de James Stewart, que nunca falla, pero es que todos los demás cumplen con creces. La cara de palo de Ben Gazzara se explica bien al final, como la frivolidad de su mujer. A saber qué había en realidad en esa pareja.
En fin, cuando una película aguanta como lo hace esta es porque hay arte.
Se puede criticar algo de esta película pero no reconocer que es un clásico más de medio siglo después no tiene un pase.
Aparte de la interpretación, lo mejor de la película es para mí la ambigüedad de todo, el tira y afloja, la indefinición que se aclara como una gran pirueta al final.
Ya se sabe que las películas de procesos tienen la mitad ganada porque el mismo proceso es en sí dramático con los papeles bien repartidos. Pero aquí se ha aprovechado eso de una manera magistral.
Bastaría la presencia de James Stewart, que nunca falla, pero es que todos los demás cumplen con creces. La cara de palo de Ben Gazzara se explica bien al final, como la frivolidad de su mujer. A saber qué había en realidad en esa pareja.
En fin, cuando una película aguanta como lo hace esta es porque hay arte.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here