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Anatomía de un asesinato

Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
Críticas 111
Críticas ordenadas por utilidad
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8
13 de marzo de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Lo notan, verdad? ¿Notan el vaivén de sutilezas y dobles lecturas que juegan al despiste, no sólo con el espectador sino con el abogado Stewart -ni bueno ni malo-, quizá consciente, quizá no tanto, quizá en busca del dinero, quizá defensor a ultranza de su causa? Es ahí, en ese no saber ni tener prisa por hacerlo, donde reside la grandeza de Anatomía de un asesinato. Poco importa que las dos horas y media que dura se pasen volando entre intensos cara a cara donde la palabra toma una significación inusitada, y se engalana con sus mejores ropas; poco importa que las interpretaciones trasciendan a nombres y apellidos, convirtiéndose en fiel reflejo de unos personajes entregados por completo al hechizo de los focos; poco importan una dirección de las que ya no se ven y una fotografía de un blanco y negro aprisionante y sí, también apasionante en la belleza improvisada de jurados y defensas; poco importa un guión de hierro al que sólo se le pueden encontrar dos fallos*, y siendo absurdamente quisquillosos. Poco importa, digo, si antes, durante y tras el visionado uno está seguro de notar cierto peso indescriptible que es el halo mágico de un Cine redondo, anatómicamente hablando.

Y qué hermosura y hermosuras, señores y señoras. Qué grandeza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*El recurso de las bragas es cierto que está cogido con pinzas, tanto por la extrema importancia que adquieren en el último momento y sin ningún tipo de duda, como por dar pie por sí solas a librar a un individuo de la cárcel estando acusado de asesinato. En este sentido, algo cogido con pinzas también esa "excusa" legal de la locura... En un mar de buen hacer dos fallos de nada poco importan.

Y es que es llegar a ese final, en que la ambigüedad es ya mayúscula y sentir, como el acusado, un deseo irrefrenable por volver a disfrutar de la película, en busca de respuestas. Bendita sea.
10
16 de mayo de 2006
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preminger opta en esta ocasión por doblar la duración de su película Laura y nos brinda una maravillosa película de intriga apoyada sobre la base de unas más que correctas interpretaciones de su trío de protagonistas, en el que a mi gusto destaca sobremanera la genial interpretación de un sorprendente Ben Gazzara como acusado de un crimen.

James Stewart vuelve hacer alarde de su buen hacer aunque sin ningún tipo de mención especial en su papel de abogado con pretensiones políticas, y por último la superlativa belleza y saber hacer de Lee Remick como mujer fatalmente cautivadora hacen el resto.

Aunque excesivamente larga, el resultado final volvió a merecer la pena.
9
26 de diciembre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente, la mejor película de/sobre juicios de la Historia del Cine junto a "Testigo de cargo" de Wilder. Un ex-fiscal medio retirado y aficionado al tranquilo deporte de la pesca (Stewart) asume la defensa de un militar (Gazzara) que es acusado de haber asesinado al hombre que violó a su mujer (Remick). Sin utilizar ni un solo flash-back, a través de la palabra y de un guión estupendo, la película, como magistralmente dice su título, es una impecable anatomía de un asesinato, dónde se transportan las clases del cine negro al ambiente expresamente judicial -gran riesgo por el hermetismo de encerrar al espectador en una sala de juicios durante casi hora y media ininterrumpida-, dado que ahora el detective es el abogado, un abogado maravillosamente interpretado por Stewart, para el que este penúltimo hurra desencantado es una reivindicación vital y una autoafirmación de sus capacidades. Soberbias interpretaciones del resto del reparto, muy brillante el hombre que hace de juez pues no es actor siquiera. Un clásico absoluto con sugerente atmósfera jazzística de Duke Ellington. Obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
quien logra la inocencia para su culpable defendido, a quién estafan y con quién juegan
7
19 de febrero de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a discutir aquí lo que tantos opinan de esta película que acabo de ver.. unos 52 años después de su estreno. No, porque además coincido con muchos de los elogios que se han vertido sobre ella: el carisma y la solvencia de J. Stewart, la presencia ineludible de George C. Scott, la belleza de Lee Remick, ese blanco y negro, esa música de Duke Ellington.. Quién puede resistirse a todo eso? Quién no disfruta esa disquisición maravillosa y tan contextualizadora sobre la época acerca de las bragas? Pero no obstante todo eso, yo le encuentro un bache importante.. que al menos a mí, me desmerece el juicio final sobre la obra. Me refiero al aire de suficiencia que campea en toda la película, en todos los personajes.. En todos!! Es extraño, no entiendo el motivo y me animo a teorizar: ¿será que en aquellos años los estadounidenses se sentían tan seguros de sí mismos, de su prevalencia, de su poder? Ese aire "canchero" -de acuerdo al decir rioplatense- hace que el final pierda fuerza, pierda contundencia y sentido.. (Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Porque la escena donde Laura Manion aparece "achispada" minutos antes de la sentencia, festejando antes de tiempo la absolución de su marido y exhibiendo la famosa braga, no tiene fuerza, pasa sin pena ni gloria.. le falta un plano distinto, una música incidental que la respalde. Y lo mismo en la escena final, cuando los dos socios confirman que todos han sido estafados (incluso ellos mismos como abogados).. Y los tipos como si nada, sonrientes y campechanos, resignados y condescendientes.. es poco creíble que no se sientan heridos mínimamente en su orgullo.
8
8 de febrero de 2007 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De una historia mediocre puede resultar una excelente película.Pero para ello es necesario contar con un director como Preminger ó con un actor de la talla de James Stewart. Y esto sucede aquí. La sinopsis del film probablemente no sea demasiado seductora pero la combinación de los elementos anteriores da como resultado una película que mantiene la atención del espectador, que realza en su justa medida el trabajo de un Stewart muy en la línea a la que nos tiene gratamente acostumbrados, dotando al personaje de ese aire entre bobalicón, irónico y despistado que aquí, por su papel de abogado, se rebela como un arma de doble filo.
Para los que nos gusta el jazz auténtico, genuino, primitivo y original, la música y la propia presencia de Duke Ellington son impagables, y constituyen la guinda a una película que bien pudo quedarse en nada pero que gracias a la suma de dos talentos cinematograficos de primer orden se convierte en una obra interesante, bien construida, francamente notable y absolutamente recomendable.
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