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Anatomía de un asesinato

Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
Críticas 111
Críticas ordenadas por utilidad
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8
30 de mayo de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una película de juicios más, si no que es junto a "Testigo de cargo" la obra por excelencia de este género. Asombra por cómo es capaz de mantenerte intrigado desde el primer al último minuto del metraje gracias a un guión que no pierde fuerza en ningún momento y no deja de sorprender, aupado por las magistrales interpretaciones de todo el reparto, siendo de entre todas ellas, inolvidable la de James Stewart, quien se muestra completamente poseído por su personaje.

A la notable calidad del conjunto de toda la película se suma la música de uno de los grandes maestros del jazz, Duke Ellington. Una excusa perfecta para ver buen cine y disfrutar con una música exquisita.
9
31 de octubre de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sublime.Magistral. Magnífica. Enorme. Rompedora. Demoledora. Descomunal. Increíble. Excelente. Admirable.Espléndida. Fascinante. Perfecta. Obra Maestra.
Me pregunto cuántos adjetivos juntos, uno tras otro serían necesarios para en su conjunto describir al dedillo el presente largometraje. ¿10?¿100?¿1000? La verdad no tengo ni idea, pero creo que aún así se quedarían cortos. Y es que "Anatomía de un asesinato" es un peliculón de cabo a rabo, una peli 10 como vulgarmente se diría.
La acción arranca con un preámbulo que sirve a modo de presentación y que nos empieza a meter en la trama. Estos minutos iniciales pueden pecar de alargarse más de la cuenta, pero hay que tener en cuenta que son completamente necesarios. Gracias a ellos nos prepara para el meollo de la película que se desarrollará en un tribunal y son éstos primeros compases de la obra los que al final le dan profundidad a la misma ya que si por algo se caracteriza una buena peli de otra que no lo es, seguramente sea por la profundidad descritiva de los paisajes, gentes y situaciones. Todo ésto está aquí y parte tal vez radique en el primer tercio del largometraje.
Después ya tenemos el juicio, estupendo. El jucio más currado que recuerdo ver en una pantalla de cine en mucho tiempo. Cada nimia situación, cada pieza encaja y lo verosímil hace acto de presencia. Se nos presenta como el 11- M de los 50 e incluso parece real visto desde fuera. Es como si una cámara de televisión se hubiera colado en el tribunal y nos estuviera informando paso por paso de cada detalle y cada movimiento por parte de cada uno de los letrados.
El final es como la película perfecto y del que no diré ningún detalle, sólo que ya deberían aprender de él otros cineastas que se creen experimentados. Una excelente conclusión.
Poco más he de decir de las interpretaciones, el guión, los decorados o la dirección. Todos cumplen y con creces y sin duda alguna nos encontramos ante la mejor obra de Preminger y de las mejores de Stewart, sino la mejor. Totalmente recomendable.
9
18 de octubre de 2006
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta extraño que en un drama jurídico de esta índole no sea la verdad lo que se persigua, que no tenga importancia la culpabilidad o la inocencia del acusado. Otto Preminger nos muestra un proceso judicial en el que los envueltos parecen mentir en todo momento. Lo que nos muestra este filme es otro aspecto de los juicios.

Es el juego del Derecho lo que se sugiere en esta historia, todo gira entorno del día del juicio (como si fuera un evento deportivo) y sobre como se enfocará la defensa ese mismo día. En varios momentos de la película podemos observar este espíritu: En un momento del juicio, el fiscal se interpone físicamente entre el abogado (James Stewart) y el acusado (a quién esta interrogando) lo que refleja la dependencia de éste respecto a su defensor. En varios momentos del mismo juicio James Stewart (un abogado novato en un caso semejante, una persona sarcástica e incluso vulgar durante el juicio) se refiere a la acusación como "Gigantes del Derecho" haciendo referencia a la gran valía de los hombres que la forman (como si fueran unos oponentes con quienes es duro batirse). Prácticamente todo el filme gira en torno a este juego de verdades y mentiras, de dudas, de tartamudeos y de miradas que reflejan lo que más se puede acercar a lo que es verdad o no. El juez toma el papel de amo de la sala y en varios momentos del juicio enuncia un: "el jurado no tendrá en cuenta lo dicho" algo a lo que la correcta fotografía de la película da cierta importancia con un juego de planos medios que acentúan lo dicho por el juez. Las continuas estrategias de la acusación y la defensa para hacerse con el jurado tienen que ser desbaratadas por el bando opuesto: James Stewart trata de ganarse la simpatía de los doce hombres que forman el jurado a lo que el fiscal responde con una serie de preguntas al acusado acerca de su pasado violento. Se podría afirmar de forma vulgar que es un "tira y afloja" entre los protagonistas del juicio.

El papel de la música es importantísimo para la trama y el desarrollo del filme. El jazz compuesto exclusivamente para la ocasión actúa en prácticamente toda la película de un modo muy presente y ambiental, lo que acentúa las secuencias ya de por sí excelentemente interpretadas por James Stewart, Ben Gazzara... Los demás factores cinematográficos no tienen un papel tan importante como el guión o la música pero la fotografía también es correcta y ayuda (sobretodo durante el juicio) a dar sentido a algunas de las excelentes citas que se hacen.

En definitiva, podemos afirmar que Anatomía de un asesinato es una de las películas jurídicas más importantes del siglo XX (fue nominda a siete oscars de la academia, de los que no se llevó ninguno, ya que ese mismo año fue el de Ben-Hur, que ganó once) y revolucionaria en algunos aspectos.
9
17 de enero de 2007
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinario ejemplo de película de juicios, se trata de una de las mejores películas del subgénero, en el que Preminger logra mantener al espectador pegado a la silla sin ningún truco barato, apoyándose en recursos puramente cinematográficos, a saber:
1-Un inteligente y milimétrico guión, no exento de toques humorísticos.
2-Un plantel de actores inmenso, desde el gran James Stewart , pasando por el implacable George C. Scott y hasta el último de los secundarios.
3-Una dirección que aprovecha al máximo el reducido campo de una sala de juicios, utilizando la profundidad de campo, el movimiento de los actores...
4-Y un final que no trata al espectador como un idiota, dejando que cada uno haga de jurado desde el sillón de su casa, haciéndolo partícipe de este modo en la trama del film.

Obra maestra.
7
1 de agosto de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Biegler [James Stewart], abogado más dedicado al wisky y al jazz que a su oficio, comparte ambas aficiones con McCarthy [Arthur O'Connell]. Ambos, por encargo de la sa.Manión [Lee Remick] asumen la defensa del teniente Fred Manion [Ben Gazzara], quien ha matado a quemarropa a un tal Beni, dueño de un bar a quien acusa de haber violado a su esposa. Pasando por alto que la Manion es un putón verbenero, los abogados se entregan al caso y descubren que hay antecedentes de un crimen, del que el acusado salió absuelto alegando locura transitoria. La película se va toda ella en el juicio, los testigos y en los preparativos. En la acusación los abogados jazzísticos-wiskeros soportarán al fiscal del estado [Claude Dancer] y un fiscal de distrito bastante correosos. Toda la película es un duelo feroz entre la defensa y la acusación con un excelente juez dirimiendo el debate.
[seguir en spoiler]

Buen guion, muy bien construido en diálogos muy vivos. De los pocos juicios USA soportables. Interesante la actuación de Stewart, la del fiscal del Estado y la sa. Manion. El tema -la diferencia entre la verdad judicial y la real- el director lo deja bordado. Combina sabiamente el drama judicial, la intriga y las dosis de humor bien llevadas por Stewart y su bufete. Todo ello aderezado con la estupenda música del jazz de Kelligton.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El jurado declarará inocente al teniente Manion. Pero la sa. Manion ha maniobrado de manera que, pese al convencimiento de que su marido disparó a sangre fría contra el dueño del bar, ella es a todas luces una provocadora, o un putón verbenero, como le zampa su marido al ser declarado inocente. Y, en consecuencia, los espectadores pondrán en duda la inocencia del teniente Manion, quien, por otra parte, tampoco es trigo limpio. Los abogados del jazz y del wisky, como era previsible desde el comienzo, no cobrarán ni un dólar, pero se hacen cargo de la herencia de la hija del muerto del bar.
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