Me quedé con un amargo sabor de boca al acabar la película, no por ésta en sí sino por el desasosiego que es capaz de transmitir esa gran actriz que es Émilie Dequenne. Sobre ella cae todo el peso de la película y francamente no podía haberlo hecho mejor, es de una sinceridad poco veces vista en una pantalla. El film nos cuenta, podríamos decir cámara al hombro (lo que le da un toque de realismo), el periplo de una joven mujer de clase social baja que lucha por encontrar un trabajo que le permita salir de la situación en la que vive junto a su madre alcohólica. En cada escena se comparten las sensaciones de la protagonista que salta de un empleo a otro intentando encontrar una estabilidad laboral que le permita evitar el estado de marginación social al que la aboca el desempleo. Solo quiere ser una persona "normal" como ella misma se repite una noche en casa de la única persona que es realmente amable con ella, el personaje interpretado por Fabrizio Rongione, a quien incluso será capaz de perjudicar para lograr su anhelo.
Es una película simple pero hermosa y no permite apartar la mirada ni por un momento del rostro de la chica que da el título a la película.
Muy recomendable

Rosetta es una joven que lucha por llevar una vida corriente y sobre todo por la búsqueda de un empleo digno, de lo que sea, pero digno, no entra en su mente otras opciones, además de esta lucha tiene que cuidar de su madre que es alcohólica, en definitiva es una autentica luchadora. Los hermanos Dardenne vuelven a poner su atención en un personaje joven y de clase social baja y en eso es lo que centran la visión de la cámara, siempre muy pendiente del protagonista, siguiendolo lo mas cerca posible. Película de un ritmo pausado pero nunca se hace lento, señal de identidad de estos hermanos. Drama perfectamente interpretado por Émilie Dequenne que nos mete en el personaje desde que comienza su historia. Película muy recomendable para amantes del cine de estas características.

Dentro de mi repaso por toda la filmografía de estos dos hermanos belgas que tanto placer cinematográfico me han proporcionado, me remonto a casi 20 años atrás, cuando supongo eran más aclamados que ahora, por la novedad y fuerza que sus películas supusieron en aquellos años 90. Sin embargo, las últimas películas que he visto de ellos, en especial LA CHICA DESCONOCIDA y DOS DÍAS Y UNA NOCHE, me han parecido mucho mejores. Sin entrar en la técnica, esa cámara al hombro que sigue a los personajes casi siempre desde atrás, como siguiéndoles, que ahora es mucho más depurada, con diálogos y situaciones más trabajadas, esta etapa de los Dardenne es más básica, quizás más pura, pero mucho menos elaborada. Las historias son mucho más hirientes, la crudeza de la exclusión social mucho más evidente y desagradable para el espectador. Como sucedía con EL NIÑO o EL NIÑO DE LA BICICLETA, el espectador se sumerge sin anestesia en un mundo que parece ajeno a esa Europa del primer mundo que los Dardenne ponen en juicio. Sin duda, este cine y estos directores son imprescindibles desde hace décadas.

Cuando centras tu acción en un país desarrollado (como Bélgica; vale, es como ser de Lepe para los francófonos, pero es desarrollado al fin y al cabo), y buscas dar lástima, optar por la persona más triste de la nación es el truco fácil...
Rosetta es un film con un gran ritmo, muy entretenido, con mensaje reactivo (pero no realista), con un cierto trabajo psicológico de Émilie Dequenne,... pero de no ser tan extrema habría sido mejor.

Optar por el recurso de que tu cinta sobre Bélgica la protagonice una adolescente (que ya de por si es una edad dificil), cuya madre se amorra a cualquier cosa (sea botella o falo), que vive en un parque de caravanas "de mierda", que cobra por su trabajo una miseria, que tiene un claro trastorno mental,... Y que para colmo, intenta subsanar su situación siendo una histérica hija de Cleopatra y Marco Antonio, a mi me parece tirar por lo fácil.

Ni tanto ni tan calvo señores Dardenne.

Persecución, tristeza e intriga interminables, y en ello, la actuación insuperable de Émilie Dequenne. Un único período de felicidad, de satisfacción, breve, cuando atiende el negocio de waffles y cerveza. Es una película de intriga: ¿qué es lo que sucede? ¿qué espía? ¿porqué lo hace? Corre de un lado para otro o lucha con alguien cuerpo a cuerpo y uno se pregunta quién está más loca: ella o su madre borracha. El rostro de Rosetta transmite el patetismo de su situación, su diligencia para trabajar la muestra perfectamente humana y querible. ¿Es posible sobrevivir en estas condiciones? Rosetta atrapa nuestro corazón, aunque tantas carreras y persecuciones de la cámara y reiteraciones de escenas disminuyen por momentos el valor del relato por acciones no explicadas pero contundentes, donde la precipitación es la historia de la desesperación y la soledad. Una de las pocas veces que habla, Rosetta lo hace consigo misma, antes de dormir, como en una oración para no aflojar:
"Tu nombre es Rosetta. Mi nombre es Rosetta, Encontraste un trabajo. Encontré un trabajo. Encontraste un amigo. Encontré un amigo. Tienes una vida normal. Tengo una vida normal. No estás estancada. No estoy estancada. Buenas noches. Buenas noches."