El hoyo
2019 

6.4
41,812
Thriller. Ciencia ficción
El futuro, en una distopía. Dos personas por nivel. Un número desconocido de niveles. Una plataforma con comida para todos ellos. ¿Eres de los que piensan demasiado cuando están arriba? ¿O de los que no tienen agallas cuando están abajo? Si lo descubres demasiado tarde, no saldrás vivo del hoyo.
21 de febrero de 2022
21 de febrero de 2022
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La repanocha panóptica o la gallina caponata.
El viejo rápidamente marca las distancias, ni siquiera le saluda o da la mano, tú en tu sitio y yo en el mío, no quiere hablar porque le cansa, y en verdad no sirve para nada, le da a la ingesta de comida toda, la máxima importancia, es claro a este respecto, directo, lúcido, no se anda con chorradas o chiquitas, llega el susodicho alimento, no tiene apenas tiempo, se pone a comer como una corrupia fiera, a toda hostia, a tumba abierta y... al de nada y de repente... se pone de cháchara como si tal cosa, a hablar por los codos con el compañero como si todo lo que nos hubieran dado a entender del personaje hace solo unos segundos y él mismo había comentado con todo lujo de detalles, ahora se les hubiera olvidado, memoria de pez, retención cero, o tal vez fuera puta mentira, como si ese señor mayor tan descarnado y brutal no tuviera unas 23 horas y 55 minutos para poder explayarse a gusto un poco más adelante y así comentar detenidamente las jugadas más espectaculares o interesantes con todas las repeticiones pertinentes con ese recién llegado compañero tan inapetente y, o a eso apunta el pavo claramente, un poco lerdo, sin prisa ni pausa, con calma chicha.
Ese nimio hecho, ese pequeño detalle anecdótico/ontológico o gran incoherencia primera es un aviso para navegantes, nos da una cabal idea de por donde van a ir los tiros, escopeta de feria mediante, o puede ir en cuestión el juego. Es una señal alarmante. Un punto caliente. Un indicio la mar de preocupante. Y sí, así es o fue, Sherlock Holmes nunca se equivoca. Es una de esas. Películas que tienen una buena premisa, mucho más efectista e impactante que efectiva o realmente emocionante, un señuelo, efecto placebo, y que después nada, ruido y mugre y furia, barullo, jaleo, mogollón, bulto, mucha bobada arracimada. Películas que son un corto estirado hasta el infinito y sin ningún sentido. Películas que en lugar de resolver o ceñirse a lo que plantean, van sumando nuevas añagazas/ocurrencias, variopintas y salerosas, muchas referencias, más trampas que ahí se quedan, flotando en el espacio muerto, esperando una respuesta que nunca llega, evidentemente, como muchas series, como pasaba descaradamente en aquella tan famosa de los Perdidos. Y además, para variar, para más inri, abandona progresivamente el humor y la inteligencia (brillante lo de los cuchillos y la utilización insistente de la gran palabra homologada, por ejemplo, que ahora me acuerde) para ser cada vez más disparatada, seria, sombría y violenta, más cafre y estúpida, por mucho que hablen de Dios, el Quijote o de la puta Divina Comedia del Dante, de la búsqueda del Santo Grial o de la madre que allí a todos los parió/cagó, el medio es el mensaje.
Y claro, la solución a tan gran problema existencial alimentario moral, ese acertijo o crucigrama abismal, es el miserabilismo brutal, repartir o extender o compartir la pobreza, para todos poco o nada, la dieta eterna que es mucho más sana, que la comida engorda y escasea y en África los pobres todos los días se nos mueren de hambre y pena y los perros también tienen sus derechos, para, gordo, obeso, discapacitado graso, deja el plato tranquilo o lleno, no te ciegues, cabrón, que te rompo la madre, es mejor montar ya un grupo salvaje como gran novedad, darnos un baño de sangre, celebrar una carnicería espantosa, sin pies ni cabeza, esa es la salida o propuesta aprobada por la mayoría, por Robinson Crusoe y Viernes (13), matar a todo el mundo o quisqui, esa es la solidaridad ideal o universal, la gran hazaña moral, el hombre rebelde que para o detiene la rueda de la necesidad, que se planta ante el poder con dos cojones y un palo, tentetieso, coger la catana y repartir mandobles, a la isla, a cortar cabezas a diestro y siniestro, casi como Robespierre y el reinado del Terror hicieron, no hacían falta estas alforjas para esta mierda, eso lo sabe o puede hacer cualquiera, tanto destripaterrones o desgarramantas. Ea.
Sí, es de esas películas que a cada rato es peor y al final ya da (todo) igual.
Una obra que no se contrae ni es honesta o humilde, que no reconoce sus (muchas) carencias ni tampoco las afronta, se expande (como un virus, como el ébola, mejorando lo presente) o dilata como una vulva violada por un cutre sátrapa, es un ventilador de mierda, una hidra de dos (mil) cabezas, una huida nefasta hacia delante o ninguna parte, Cul-de-sac, Vete de mí.
La voz del pequeñajo es lo mejor y la belleza salvaje de la madre Kill Bill también. Y, tal vez por eso gusta tanto, la sensación de peligro, de vivir una aventura que no consiste por esta vez, gracias a dios, en volver a mirar el móvil a ver si has recibido algún like por tu última foto/idiotez, algo de vértigo y riesgo, sangre, carne, todo eso que la gente, aunque finja o disimule, echa tanto de menos, tocarse, comerse, frotarse, olerse, lamerse, al abismo, aunque sea solo un poco, lanzarse, enloquecer, todo eso que ahora esta muy prohibido, enorme pecado, que es muy malo, anticientífico, insolidario y nocivo, egoísta e insalubre, fascista y comunista, como fumar, mata, tanto, mucho.
El viejo rápidamente marca las distancias, ni siquiera le saluda o da la mano, tú en tu sitio y yo en el mío, no quiere hablar porque le cansa, y en verdad no sirve para nada, le da a la ingesta de comida toda, la máxima importancia, es claro a este respecto, directo, lúcido, no se anda con chorradas o chiquitas, llega el susodicho alimento, no tiene apenas tiempo, se pone a comer como una corrupia fiera, a toda hostia, a tumba abierta y... al de nada y de repente... se pone de cháchara como si tal cosa, a hablar por los codos con el compañero como si todo lo que nos hubieran dado a entender del personaje hace solo unos segundos y él mismo había comentado con todo lujo de detalles, ahora se les hubiera olvidado, memoria de pez, retención cero, o tal vez fuera puta mentira, como si ese señor mayor tan descarnado y brutal no tuviera unas 23 horas y 55 minutos para poder explayarse a gusto un poco más adelante y así comentar detenidamente las jugadas más espectaculares o interesantes con todas las repeticiones pertinentes con ese recién llegado compañero tan inapetente y, o a eso apunta el pavo claramente, un poco lerdo, sin prisa ni pausa, con calma chicha.
Ese nimio hecho, ese pequeño detalle anecdótico/ontológico o gran incoherencia primera es un aviso para navegantes, nos da una cabal idea de por donde van a ir los tiros, escopeta de feria mediante, o puede ir en cuestión el juego. Es una señal alarmante. Un punto caliente. Un indicio la mar de preocupante. Y sí, así es o fue, Sherlock Holmes nunca se equivoca. Es una de esas. Películas que tienen una buena premisa, mucho más efectista e impactante que efectiva o realmente emocionante, un señuelo, efecto placebo, y que después nada, ruido y mugre y furia, barullo, jaleo, mogollón, bulto, mucha bobada arracimada. Películas que son un corto estirado hasta el infinito y sin ningún sentido. Películas que en lugar de resolver o ceñirse a lo que plantean, van sumando nuevas añagazas/ocurrencias, variopintas y salerosas, muchas referencias, más trampas que ahí se quedan, flotando en el espacio muerto, esperando una respuesta que nunca llega, evidentemente, como muchas series, como pasaba descaradamente en aquella tan famosa de los Perdidos. Y además, para variar, para más inri, abandona progresivamente el humor y la inteligencia (brillante lo de los cuchillos y la utilización insistente de la gran palabra homologada, por ejemplo, que ahora me acuerde) para ser cada vez más disparatada, seria, sombría y violenta, más cafre y estúpida, por mucho que hablen de Dios, el Quijote o de la puta Divina Comedia del Dante, de la búsqueda del Santo Grial o de la madre que allí a todos los parió/cagó, el medio es el mensaje.
Y claro, la solución a tan gran problema existencial alimentario moral, ese acertijo o crucigrama abismal, es el miserabilismo brutal, repartir o extender o compartir la pobreza, para todos poco o nada, la dieta eterna que es mucho más sana, que la comida engorda y escasea y en África los pobres todos los días se nos mueren de hambre y pena y los perros también tienen sus derechos, para, gordo, obeso, discapacitado graso, deja el plato tranquilo o lleno, no te ciegues, cabrón, que te rompo la madre, es mejor montar ya un grupo salvaje como gran novedad, darnos un baño de sangre, celebrar una carnicería espantosa, sin pies ni cabeza, esa es la salida o propuesta aprobada por la mayoría, por Robinson Crusoe y Viernes (13), matar a todo el mundo o quisqui, esa es la solidaridad ideal o universal, la gran hazaña moral, el hombre rebelde que para o detiene la rueda de la necesidad, que se planta ante el poder con dos cojones y un palo, tentetieso, coger la catana y repartir mandobles, a la isla, a cortar cabezas a diestro y siniestro, casi como Robespierre y el reinado del Terror hicieron, no hacían falta estas alforjas para esta mierda, eso lo sabe o puede hacer cualquiera, tanto destripaterrones o desgarramantas. Ea.
Sí, es de esas películas que a cada rato es peor y al final ya da (todo) igual.
Una obra que no se contrae ni es honesta o humilde, que no reconoce sus (muchas) carencias ni tampoco las afronta, se expande (como un virus, como el ébola, mejorando lo presente) o dilata como una vulva violada por un cutre sátrapa, es un ventilador de mierda, una hidra de dos (mil) cabezas, una huida nefasta hacia delante o ninguna parte, Cul-de-sac, Vete de mí.
La voz del pequeñajo es lo mejor y la belleza salvaje de la madre Kill Bill también. Y, tal vez por eso gusta tanto, la sensación de peligro, de vivir una aventura que no consiste por esta vez, gracias a dios, en volver a mirar el móvil a ver si has recibido algún like por tu última foto/idiotez, algo de vértigo y riesgo, sangre, carne, todo eso que la gente, aunque finja o disimule, echa tanto de menos, tocarse, comerse, frotarse, olerse, lamerse, al abismo, aunque sea solo un poco, lanzarse, enloquecer, todo eso que ahora esta muy prohibido, enorme pecado, que es muy malo, anticientífico, insolidario y nocivo, egoísta e insalubre, fascista y comunista, como fumar, mata, tanto, mucho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La niña es la jefa de la administración o corporación, El método, la ídola de las masas, es toas las cosas, la que maneja los hilos, la que corta el bacalao y reparte la suerte, la que dirige los sacrificios humanos, la reina de ultratumba, la pequeña emperadora de ese reino casi azteca, la suma sacerdotisa del aquelarre, la diosa portátil, es la ruina de Kash, Shiva, Belcebú, la satanasa, ellos han abierto definitivamente la caja de Pandora al liberarla, ha estallado el armagedón, no leas, tampoco este, el Necronomicon, arriba, España, date vida, Golem.
El canibalismo como una de las bellas artes, será, a no tardar, la nueva moda, hay que reducir la población a marchas forzadas que esto se nos va de las manos, ahorrar recursos, reutilizar, aprovechar, ecologizar, Soylent Green, lo más normal/moral, el camino a seguir, habrá ministerio caníbal, planes con miles de millones de dólares al respecto, para potenciarlo y fomentarlo, será tendencia, alta y baja cultura, hará furor entre los más jóvenes en las redes sociales, le darán todos los óscar y los goya, se reivindicará a todos los caníbales anteriores tan injustamente perseguidos o tratados, homenajes y estatuas retrospectivas, muchas charlas y tantos expertos y expertas al retortero, carreras universitarias caníbal, habrá institutos y asociaciones, si lo hacían los antiguos que eran más puros y verdaderos, que no estaban tan contaminados o corrompidos, más cerca de dios, por qué iba a ser tan malo para nosotros entonces, que tire la primera piedra el que lo niegue, habrá camisetas y conciertos, todo tipo de merchandising, Bono lo será, por supuesto, y el Papa Francisco dirá que tampoco está tan mal, y las Kardashian igual, y en la próxima reunión del G7 se debatirá sobre ello, si hay que hacerlo, de una vez por todas, ya toca, obligatorio o dejarlo correr un poco, a la libre elección, deporte caníbal, mucho me lo preguntan, obvio, di sí, por qué no, y así todo.
Pásame la mortadela, hermano, que yo te doy ahora mismo toda la casquería fina, toma y daca, quid pro quo.
Más Cube, Los juegos del hambre o cualquier videojuego chungo, las pelis de la Jovovich que algo parecido a una reflexión sobre la condición humana, no cuela, agua de borrajas, bagatelas para un matanza, triste excusa para un genocidio, a otro con esa boba cantinela.
Todas las posibles teorías filosóficas o especulaciones sociológicas quedan abortadas por su completa argumental incoherencia, fuegos artificiales.
Lo mejor, para lo que más sirve esta cosa, es leer las críticas, muchas, de esta página, gente con talento o guasa, analítica las escribe, algunas, bien, se disfrutan mucho más que con otros casos en los que abunda el manso lugar común, esta potencia la imaginación crítica, ese es su gran o único baluarte, qué duda cabe.
El canibalismo como una de las bellas artes, será, a no tardar, la nueva moda, hay que reducir la población a marchas forzadas que esto se nos va de las manos, ahorrar recursos, reutilizar, aprovechar, ecologizar, Soylent Green, lo más normal/moral, el camino a seguir, habrá ministerio caníbal, planes con miles de millones de dólares al respecto, para potenciarlo y fomentarlo, será tendencia, alta y baja cultura, hará furor entre los más jóvenes en las redes sociales, le darán todos los óscar y los goya, se reivindicará a todos los caníbales anteriores tan injustamente perseguidos o tratados, homenajes y estatuas retrospectivas, muchas charlas y tantos expertos y expertas al retortero, carreras universitarias caníbal, habrá institutos y asociaciones, si lo hacían los antiguos que eran más puros y verdaderos, que no estaban tan contaminados o corrompidos, más cerca de dios, por qué iba a ser tan malo para nosotros entonces, que tire la primera piedra el que lo niegue, habrá camisetas y conciertos, todo tipo de merchandising, Bono lo será, por supuesto, y el Papa Francisco dirá que tampoco está tan mal, y las Kardashian igual, y en la próxima reunión del G7 se debatirá sobre ello, si hay que hacerlo, de una vez por todas, ya toca, obligatorio o dejarlo correr un poco, a la libre elección, deporte caníbal, mucho me lo preguntan, obvio, di sí, por qué no, y así todo.
Pásame la mortadela, hermano, que yo te doy ahora mismo toda la casquería fina, toma y daca, quid pro quo.
Más Cube, Los juegos del hambre o cualquier videojuego chungo, las pelis de la Jovovich que algo parecido a una reflexión sobre la condición humana, no cuela, agua de borrajas, bagatelas para un matanza, triste excusa para un genocidio, a otro con esa boba cantinela.
Todas las posibles teorías filosóficas o especulaciones sociológicas quedan abortadas por su completa argumental incoherencia, fuegos artificiales.
Lo mejor, para lo que más sirve esta cosa, es leer las críticas, muchas, de esta página, gente con talento o guasa, analítica las escribe, algunas, bien, se disfrutan mucho más que con otros casos en los que abunda el manso lugar común, esta potencia la imaginación crítica, ese es su gran o único baluarte, qué duda cabe.
7 de noviembre de 2019
7 de noviembre de 2019
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer largometraje dirigido por el español Galder Gaztelu-Urrutia, conocido por su faceta como productor, es una película extraña, original y que cuenta muchas cosas en un escenario pequeño, en un mundo distópico en donde los personajes se encuentran en una plataforma con diferentes niveles, en donde los inferiores se encuentran en desventaja respecto a los que se encuentran por por encima. La película es una crítica a la diferencia de clases sociales, y en sus diálogos hay una gran profundidad en ese intento de poner enjuiciar a la sociedad moderna, pero se hace de manear sutil con una gran originalidad e inteligencia.
El director que hasta la fecha había dirigido un par de cortos, además de como cité anteriormente haber producido unos proyectos, con un elemento común: ser películas de género. Precisamente esta largometraje, con el que ha logrado el reconocimiento internacional, y por el que es candidato con muchas opciones de lograr la nominación en la próxima edición de los Premios Goya en la categoría de dirección novel, mezcla diferentes géneros, como el thriller, la fantasía, el drama social y con algunos elementos de terror.
La película se presentó en el pasado Festival de cine de Toronto, en donde fue premiada con el premio principal en la sección Midnight Madness (Hay que recordar que ese festival es de público, y no hay jurados). En nuestro país tuvo su estreno en el Festival de cine fantástico de Sitges, en donde fue la gran triunfadora de la sección oficial, al lograr cuatro galardones (Tres del jurado de la sección oficial, incluyendo el de mejor película, además del premio del público).
Uno de los principales motivos de que la película funcione bastante bien es su guion, escrito por David Desola y Pedro Rivero, que sabe mantener el interés hasta la parte final, y quizás un metraje más reducido (15-20 minutos menos) hubiera favorecido al proyecto, ya que en el tercio final se nota una falta de originalidad respecto a la primera hora, aunque sales con un buen sabor de boca ya que me gusta mucho el desenlace, que sorprende en algunos aspectos y al mismo tiempo es coherente con desarrollo de la trama.
Pero también tiene otros elementos positivos, que además son muy meritorios teniendo en cuenta que el presupuesto no es muy elevado, y son a nivel técnico, ya que tanto los efectos visuales como el sonido, la dirección de fotografía (sabe jugar muy bien con los contrastes entre la luz y la oscuridad, con algunas escenas muy bien iluminadas), y el maquillaje y peluquería, son destacables. Si los Académicos fueran justos, aunque todo depende, como casi siempre, de si les gusta la película teniendo en cuenta que no es sencilla, debería lograr las nominaciones en las dos primeras categorías citadas anteriormente, además de la de dirección novel.
En cuanto al reparto el gran protagonista de la película es Ivan Massagué, que está presente en todas las escenas, y al que hasta la fecha no me parecía un gran acto, pero que en esta película está solvente, realizando una buena interpretación, y que me parece una elección ideal para interpretar a Goreng, un hombre inconformista y que lucha por salir de ese agujero. Entre los secundarios destaca Zorion Eguileor en el papel de Trimagasi, un señor mayor que está curtido en mil batallas y que tiene un pasado que iremos conociendo con el paso de los minutos. Antonia San Juan tiene una aparición breve pero intensa como Imoguiri. Tampoco lo hace mal Eric Goode que interpreta al Sr. Brambang.
Una película que puede tener su público, desde los que buscan un cine diferente y original, también a los más jóvenes, y animo a que los que no les gusta el cine de género a que vean una película con la que pueden disfrutar sin miedo a que se aburran o vean situaciones desagradables.
LO MEJOR: El guion. El desenlace.
LO PEOR: En el tercio final hay situaciones innecesarias y repetitivas.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
El director que hasta la fecha había dirigido un par de cortos, además de como cité anteriormente haber producido unos proyectos, con un elemento común: ser películas de género. Precisamente esta largometraje, con el que ha logrado el reconocimiento internacional, y por el que es candidato con muchas opciones de lograr la nominación en la próxima edición de los Premios Goya en la categoría de dirección novel, mezcla diferentes géneros, como el thriller, la fantasía, el drama social y con algunos elementos de terror.
La película se presentó en el pasado Festival de cine de Toronto, en donde fue premiada con el premio principal en la sección Midnight Madness (Hay que recordar que ese festival es de público, y no hay jurados). En nuestro país tuvo su estreno en el Festival de cine fantástico de Sitges, en donde fue la gran triunfadora de la sección oficial, al lograr cuatro galardones (Tres del jurado de la sección oficial, incluyendo el de mejor película, además del premio del público).
Uno de los principales motivos de que la película funcione bastante bien es su guion, escrito por David Desola y Pedro Rivero, que sabe mantener el interés hasta la parte final, y quizás un metraje más reducido (15-20 minutos menos) hubiera favorecido al proyecto, ya que en el tercio final se nota una falta de originalidad respecto a la primera hora, aunque sales con un buen sabor de boca ya que me gusta mucho el desenlace, que sorprende en algunos aspectos y al mismo tiempo es coherente con desarrollo de la trama.
Pero también tiene otros elementos positivos, que además son muy meritorios teniendo en cuenta que el presupuesto no es muy elevado, y son a nivel técnico, ya que tanto los efectos visuales como el sonido, la dirección de fotografía (sabe jugar muy bien con los contrastes entre la luz y la oscuridad, con algunas escenas muy bien iluminadas), y el maquillaje y peluquería, son destacables. Si los Académicos fueran justos, aunque todo depende, como casi siempre, de si les gusta la película teniendo en cuenta que no es sencilla, debería lograr las nominaciones en las dos primeras categorías citadas anteriormente, además de la de dirección novel.
En cuanto al reparto el gran protagonista de la película es Ivan Massagué, que está presente en todas las escenas, y al que hasta la fecha no me parecía un gran acto, pero que en esta película está solvente, realizando una buena interpretación, y que me parece una elección ideal para interpretar a Goreng, un hombre inconformista y que lucha por salir de ese agujero. Entre los secundarios destaca Zorion Eguileor en el papel de Trimagasi, un señor mayor que está curtido en mil batallas y que tiene un pasado que iremos conociendo con el paso de los minutos. Antonia San Juan tiene una aparición breve pero intensa como Imoguiri. Tampoco lo hace mal Eric Goode que interpreta al Sr. Brambang.
Una película que puede tener su público, desde los que buscan un cine diferente y original, también a los más jóvenes, y animo a que los que no les gusta el cine de género a que vean una película con la que pueden disfrutar sin miedo a que se aburran o vean situaciones desagradables.
LO MEJOR: El guion. El desenlace.
LO PEOR: En el tercio final hay situaciones innecesarias y repetitivas.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La propuesta tiene un desarrollo lineal, salvo una escena en donde, de manera innecesaria nos muestran el momento en el que Goreng, el protagonista de la película, accede a ese agujero tan profundo del que no es fácil salir. Esa elipsis es uno de los puntos negativos, ya que es innecesaria, porque lo que vemos ya lo habían contado con varios detalles en la parte anterior de la película.
19 de agosto de 2020
19 de agosto de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Premisa que mola, en un principio. De esas películas que sabes lo que te va a dar y lo estás esperando, aunque cuando llega tal momento quizá inciden demasiado en el tema (estoy hablando del gore, evidentemente) y dejan de lado la trama que hasta el momento estaba muy bien llevada. De ahí la mayoría de críticas por el final. Yo no creo que sea malo, lo que sí creo es que el berenjenal era tal, que conseguir un final que gustara a todos iba a ser imposible. A mí lo que me rechina más son algunos detalles que hacen ver que hay muchos cabos sueltos, y no porque no se expliquen (a veces es mejor no hacerlo y darle al cerebro), sino porque algunos resultan completamente incoherentes. Vamos a ellos en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo más importante: el objetivo de "el hoyo", ¿cuál es? Queda claro que no es una cárcel, y mejor que no sea así porque el modelo dejaría bastante que desear. Entran personas que han cometido delitos pero también permiten entrar a personas por iniciativa propia. No se busca una redención, ni una reinserción, ni una ejecución, ni nada que no sea sufrimiento sin recompensa. Y, dados los acontecimientos, tampoco parece que lo que se espera sea una revolución bondadosa, como la que se termina generando, para dar por concluido el experimento, si es que es un experimento. Es todo muy confuso.
El hombre en silla de ruedas no hay por donde cogerlo. O tiene enchufe y le colocan siempre entre los 20 primeros niveles o por mucha elocuencia, educación, inteligencia y verborrea que tengas eres el primer plato de cualquier unicélulo que lleva sin comer varios días y ronde cerca tuyo.
Luego hay varios detalles muy raros sobre la gestión del hoyo que solo se podrían explicar con una hermeticidad completa entre las diferentes secciones. Algo así como "te contrato para limpiar, limpias, no preguntas y te vas":
-¿Por qué entra gente por voluntad propia? Tiene que haber una publicidad engañosa pululando que no tiene explicación alguna. Te contrato para que publicites y des visibilidad a la empresa, la publicitas, no preguntas y te vas. Y esto solo deja claro una cosa, si entras en el hoyo no sales. Porque si alguna vez hubiese sonado la flauta y alguien hubiera cumplido la "condena" íntegra y ya fuera hombre libre desvelaría todo el tinglado y sería el fin del agujero.
-La mujer con cáncer digamos que se dedicaba a los recursos humanos y seleccionaba quién entraba y quién no. Cuando decide entrar cuenta que hay 200 niveles. ¿Por qué no sabe cuántos hay realmente? Vamos que la contrataron para decidir quién entraba, decidía quién entraba, no preguntaba y se iba.
-La panacota es la mayor cagada. Llega a su destino (aunque algunos penséis que se la come el niño). Un flashback insonoro entre medias lo muestra. El problema es que el chef va cocinero por cocinero cagándose en todo lo cagable porque encuentra un pelo dentro y se piensa que la han dejado por eso. O sea, en un sitio en el que te comes hasta la pared, dejas la panacota por un pelo. Por lo tanto, o cocinan, no preguntan y se van y al día siguiente se encuentran siempre todo limpio y preparado para volver al tajo o vaya jodida mierda de argumento. Y estoy siendo benévolo, porque por lo menos le intento buscar una solución a todo esto, aunque si realmente fuera así, sería bastante triste, porque los dos protas han dado la vida por una causa muy noble que no iba a tener ni eco, ni respuesta, ni continuación.
-En definitiva, o el hoyo lo llevan cuatro ricos sádicos de manera muy minuciosa o la película es una mierda. Prefiero pensar en lo primero.
Luego ya, en un edificio de cientos de plantas en las que todos los que están dentro saben como funciona todo en cuanto llevan un par de días, personalmente, me cuesta creer que no sean capaces en ningún momento de conversar entre ellos (nivel que sigue y que precede) para racionar un poco la comida. No digo que sea fácil y, además, es una situación extrema en los niveles inferiores, pero me parecería algo normal, de verdad. Si un mes estás en el nivel 3 sabes que al siguiente estarás abajo del todo. Es una empatía, ya no generosa, simplemente recíproca. Vende una imagen de maldad humana ante las adversidades que yo no quiero creer.
Pero bueno, no todo son detalles malos. El niño comiéndose la panacota para despistar no está mal. Representa la conciencia del prota, que desea que el hijo de la chica de la que se queda prendado exista en realidad. Y el nivel en el que está el ficticio niño y que es donde termina el hoyazo es el mejor detalle: nivel 333, a dos personas por planta dan 666. El puto infierno, nunca mejor expresado.
El hombre en silla de ruedas no hay por donde cogerlo. O tiene enchufe y le colocan siempre entre los 20 primeros niveles o por mucha elocuencia, educación, inteligencia y verborrea que tengas eres el primer plato de cualquier unicélulo que lleva sin comer varios días y ronde cerca tuyo.
Luego hay varios detalles muy raros sobre la gestión del hoyo que solo se podrían explicar con una hermeticidad completa entre las diferentes secciones. Algo así como "te contrato para limpiar, limpias, no preguntas y te vas":
-¿Por qué entra gente por voluntad propia? Tiene que haber una publicidad engañosa pululando que no tiene explicación alguna. Te contrato para que publicites y des visibilidad a la empresa, la publicitas, no preguntas y te vas. Y esto solo deja claro una cosa, si entras en el hoyo no sales. Porque si alguna vez hubiese sonado la flauta y alguien hubiera cumplido la "condena" íntegra y ya fuera hombre libre desvelaría todo el tinglado y sería el fin del agujero.
-La mujer con cáncer digamos que se dedicaba a los recursos humanos y seleccionaba quién entraba y quién no. Cuando decide entrar cuenta que hay 200 niveles. ¿Por qué no sabe cuántos hay realmente? Vamos que la contrataron para decidir quién entraba, decidía quién entraba, no preguntaba y se iba.
-La panacota es la mayor cagada. Llega a su destino (aunque algunos penséis que se la come el niño). Un flashback insonoro entre medias lo muestra. El problema es que el chef va cocinero por cocinero cagándose en todo lo cagable porque encuentra un pelo dentro y se piensa que la han dejado por eso. O sea, en un sitio en el que te comes hasta la pared, dejas la panacota por un pelo. Por lo tanto, o cocinan, no preguntan y se van y al día siguiente se encuentran siempre todo limpio y preparado para volver al tajo o vaya jodida mierda de argumento. Y estoy siendo benévolo, porque por lo menos le intento buscar una solución a todo esto, aunque si realmente fuera así, sería bastante triste, porque los dos protas han dado la vida por una causa muy noble que no iba a tener ni eco, ni respuesta, ni continuación.
-En definitiva, o el hoyo lo llevan cuatro ricos sádicos de manera muy minuciosa o la película es una mierda. Prefiero pensar en lo primero.
Luego ya, en un edificio de cientos de plantas en las que todos los que están dentro saben como funciona todo en cuanto llevan un par de días, personalmente, me cuesta creer que no sean capaces en ningún momento de conversar entre ellos (nivel que sigue y que precede) para racionar un poco la comida. No digo que sea fácil y, además, es una situación extrema en los niveles inferiores, pero me parecería algo normal, de verdad. Si un mes estás en el nivel 3 sabes que al siguiente estarás abajo del todo. Es una empatía, ya no generosa, simplemente recíproca. Vende una imagen de maldad humana ante las adversidades que yo no quiero creer.
Pero bueno, no todo son detalles malos. El niño comiéndose la panacota para despistar no está mal. Representa la conciencia del prota, que desea que el hijo de la chica de la que se queda prendado exista en realidad. Y el nivel en el que está el ficticio niño y que es donde termina el hoyazo es el mejor detalle: nivel 333, a dos personas por planta dan 666. El puto infierno, nunca mejor expresado.
21 de marzo de 2020
21 de marzo de 2020
45 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL HOYO es una de esas películas que desde el minuto uno intuyes que van a acabar en desastre.
De esas que son más de "ir de" que de "ser",
De esas que nacen prisioneras de su propia premisa y que difícilmente escapan de ella.
Una de esas que puede que funcionen sobre el papel pero que no en la pantalla.
De esas de diálogos imposibles, rebuscados y recitados; mal recitados por cierto.
De esas que se ahogan en su propio artificio, y que cuando parece que te van a ilusionar, te decepcionan de la forma más inmisericorde.
De esas con las que se quiere impresionar, pero de las que hay que ser muy grande para lograr impresionar.
Una de esas
De esas que son más de "ir de" que de "ser",
De esas que nacen prisioneras de su propia premisa y que difícilmente escapan de ella.
Una de esas que puede que funcionen sobre el papel pero que no en la pantalla.
De esas de diálogos imposibles, rebuscados y recitados; mal recitados por cierto.
De esas que se ahogan en su propio artificio, y que cuando parece que te van a ilusionar, te decepcionan de la forma más inmisericorde.
De esas con las que se quiere impresionar, pero de las que hay que ser muy grande para lograr impresionar.
Una de esas
29 de marzo de 2020
29 de marzo de 2020
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ojo ahí.
Una de las propuestas más rompedoras, descarnadas e ideológicamente potentes que hayan salido de la cinematografía española en los últimos años.
En un mundo ideal, después de una exitosa carrera comercial en la que ni dios en la península habría ignorado su existencia (¿equipo publicitario de Bayonas y "prodijios", dónde estáis?), estaríamos hablando de un próximo asalto al mercado internacional, que dirigiera la mirada a otro tipo de talentos autóctonos. Como somos lo que somos, hemos de conformarnos con un jugoso recorrido en festivales y una extendida difusión por Netflix: bueno, menos da una piedra.
La película en sí, no deja de ser un artefacto, pulcramente diseñado.
Más brillante en su inteligencia y estructura que en su corazón o gancho emocional.
Pero oye, menudo artefacto. El corazón lo puedo dejar para otro momento, si se ponen tantas tripas y huevos sobre la mesa.
'El Hoyo' marca claras sus reglas al empezar: quédate en la fila vertical, arrasa con lo que veas, generoso no debieras ser, y consuélate que más abajo no vas a estar (por ahora). Eso sí, échale un ojo al vecino, mira de reojo a los cabronazos de arriba, y agárrate al último milímetro de personalidad que te llevaste al agujero, con todas las uñas y dientes que tengas.
El protagonista Goreng se llevó el Quijote, su compañero de cuadrilátero Trimagasi el cuchillo de cocina plus que por la televisión le malvendieron, y ya hay ahí dos maneras de entender el mundo, que nadie te dice si mejor o peor, pero... allá tú si en trinchera quieres disparar bolas de papel.
Cada día, un banquete desciende de los cielos, tan rococó su diseño que ya provoca repulsa, obviando ("obvio") los rastros cerdos de pies y manos, pero tienes que comer, porque no sabes cuándo te verás en otro igual, y a los de abajo que les jodan, morirse de hambre les ha tocado por estar donde no han elegido estar.
Putísima angustia, oiga.
Galder Gaztelu-Urrutia convierte cada toque de la plataforma bajando en un retortijón directo a las venas, y te acabas dando cuenta de que en el Hoyo no mata siempre el hambre o una mala contestación de tu compañero, sino el hastío o la desesperación.
Que estamos todos en el mismo barco, pero nos negamos a remar. Y en vez de mostrar piedad o compasión, las acciones de otros han recrudecido tanto nuestra consciencia que bastante tenemos con salvarnos de nuestra culpabilidad, bajo pena de perder totalmente la cabeza.
La tragedia en segundo plano es que el Quijote reverbera sus lucha contra molinos gigantinos por el hueco de los bloques, pero ya nadie se molesta en leer, mucho menos en acometer difíciles empresas que requerirían más templanza que amenazas.
Por eso el retrato de la revolución es encomiable aquí, en tiempos de mojigatismo, policorrectismo o bienquedismo: a hostias, contra la pared, sin rehenes.
Un recorrido directo al infierno que nos deja pequeños vistazos a cada estamento de miserabilidad social, donde más importa pensar que es el de al lado nuestro enemigo, en lugar de quien mantiene los hornos de la cocina funcionando.
Bravo porque todavía se puedan lanzar mensajes incendiarios en la ciencia ficción especulativa.
Y poco más.
Lo mejor es verla, lo peor es pensar cómo imita la vida real.
Pero cascarte un espejo y obligarte a mirar siempre debería ser motivo de celebración en el arte, cualquier arte.
Una de las propuestas más rompedoras, descarnadas e ideológicamente potentes que hayan salido de la cinematografía española en los últimos años.
En un mundo ideal, después de una exitosa carrera comercial en la que ni dios en la península habría ignorado su existencia (¿equipo publicitario de Bayonas y "prodijios", dónde estáis?), estaríamos hablando de un próximo asalto al mercado internacional, que dirigiera la mirada a otro tipo de talentos autóctonos. Como somos lo que somos, hemos de conformarnos con un jugoso recorrido en festivales y una extendida difusión por Netflix: bueno, menos da una piedra.
La película en sí, no deja de ser un artefacto, pulcramente diseñado.
Más brillante en su inteligencia y estructura que en su corazón o gancho emocional.
Pero oye, menudo artefacto. El corazón lo puedo dejar para otro momento, si se ponen tantas tripas y huevos sobre la mesa.
'El Hoyo' marca claras sus reglas al empezar: quédate en la fila vertical, arrasa con lo que veas, generoso no debieras ser, y consuélate que más abajo no vas a estar (por ahora). Eso sí, échale un ojo al vecino, mira de reojo a los cabronazos de arriba, y agárrate al último milímetro de personalidad que te llevaste al agujero, con todas las uñas y dientes que tengas.
El protagonista Goreng se llevó el Quijote, su compañero de cuadrilátero Trimagasi el cuchillo de cocina plus que por la televisión le malvendieron, y ya hay ahí dos maneras de entender el mundo, que nadie te dice si mejor o peor, pero... allá tú si en trinchera quieres disparar bolas de papel.
Cada día, un banquete desciende de los cielos, tan rococó su diseño que ya provoca repulsa, obviando ("obvio") los rastros cerdos de pies y manos, pero tienes que comer, porque no sabes cuándo te verás en otro igual, y a los de abajo que les jodan, morirse de hambre les ha tocado por estar donde no han elegido estar.
Putísima angustia, oiga.
Galder Gaztelu-Urrutia convierte cada toque de la plataforma bajando en un retortijón directo a las venas, y te acabas dando cuenta de que en el Hoyo no mata siempre el hambre o una mala contestación de tu compañero, sino el hastío o la desesperación.
Que estamos todos en el mismo barco, pero nos negamos a remar. Y en vez de mostrar piedad o compasión, las acciones de otros han recrudecido tanto nuestra consciencia que bastante tenemos con salvarnos de nuestra culpabilidad, bajo pena de perder totalmente la cabeza.
La tragedia en segundo plano es que el Quijote reverbera sus lucha contra molinos gigantinos por el hueco de los bloques, pero ya nadie se molesta en leer, mucho menos en acometer difíciles empresas que requerirían más templanza que amenazas.
Por eso el retrato de la revolución es encomiable aquí, en tiempos de mojigatismo, policorrectismo o bienquedismo: a hostias, contra la pared, sin rehenes.
Un recorrido directo al infierno que nos deja pequeños vistazos a cada estamento de miserabilidad social, donde más importa pensar que es el de al lado nuestro enemigo, en lugar de quien mantiene los hornos de la cocina funcionando.
Bravo porque todavía se puedan lanzar mensajes incendiarios en la ciencia ficción especulativa.
Y poco más.
Lo mejor es verla, lo peor es pensar cómo imita la vida real.
Pero cascarte un espejo y obligarte a mirar siempre debería ser motivo de celebración en el arte, cualquier arte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En parte coincido que no se ha sabido rematar con toda la rotundidad de su premisa principal.
Pero... ¿y si ansiamos un final definitivo, cuando fuera de la pantalla ni siquiera tenemos uno?
La virtud de la ciencia ficción no es dar respuestas, sino provocar preguntas para que queramos responderlas.
Por mi parte, me inclino a pensar que el mensaje no calará, aunque llegue, porque así es muchas veces la cuestión.
Aunque, es posible que la sangre y la furiosa indignación te lleven a pensar que necesitamos un cambio, y que tú puedes ser otro ingenioso hidalgo que no se deje (con)vencer por el sistema, ups, el Hoyo.
El tiempo nos dará una conclusión, eso seguro.
Pero... ¿y si ansiamos un final definitivo, cuando fuera de la pantalla ni siquiera tenemos uno?
La virtud de la ciencia ficción no es dar respuestas, sino provocar preguntas para que queramos responderlas.
Por mi parte, me inclino a pensar que el mensaje no calará, aunque llegue, porque así es muchas veces la cuestión.
Aunque, es posible que la sangre y la furiosa indignación te lleven a pensar que necesitamos un cambio, y que tú puedes ser otro ingenioso hidalgo que no se deje (con)vencer por el sistema, ups, el Hoyo.
El tiempo nos dará una conclusión, eso seguro.
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