Suburbicon: Bienvenidos al paraíso
6.0
9,539
Thriller. Drama
Verano de 1959. La familia Lodge se muda a Suburbicon, una comunidad residencial pacífica e idílica con viviendas asequibles y céspedes impecables... el lugar perfecto para criar una familia. Pero la aparente tranquilidad esconde una realidad perturbadora. El cabeza de familia de los Lodge, Gardner (Matt Damon) se sumergirá en el lado oscuro del pueblo, lleno de traición, engaños y violencia. Este es un cuento de gente imperfecta que toma muy malas decisiones. [+]
28 de enero de 2018
28 de enero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el cine es para entretener. ¿Quién lo dice? ¿Los críticos que representan el sistema? Sentados cómodamente en la cubierta del Titanic, es difícil estar a tono con lo que está pasando: nos hundimos irremediablemente en la hipocresía de un sistema asesino que golpea todo lo puro e inocente que lo expone.
La película no es aburrida.
¿Es para entretenerse? No.
¿Expresa, dice? Sí.
¿Qué dice? Dice lo que a los críticos de diarios y revistas se les escapa: Que lo que nos enferma es una tenebrosa hipocresía que el sistema productivo nos enseña a defender a ultranza mediante distintos agentes: la propaganda de "una vida feliz", "un mundo ordenado", "padres y adultos que vienen a representar lo correcto", en tanto que lo que pasa en la realidad se niega sistemáticamente para que esa realidad no se venga abajo.
Para mí, es una película imprescindible.
Gracias Clooney.
La película no es aburrida.
¿Es para entretenerse? No.
¿Expresa, dice? Sí.
¿Qué dice? Dice lo que a los críticos de diarios y revistas se les escapa: Que lo que nos enferma es una tenebrosa hipocresía que el sistema productivo nos enseña a defender a ultranza mediante distintos agentes: la propaganda de "una vida feliz", "un mundo ordenado", "padres y adultos que vienen a representar lo correcto", en tanto que lo que pasa en la realidad se niega sistemáticamente para que esa realidad no se venga abajo.
Para mí, es una película imprescindible.
Gracias Clooney.
28 de noviembre de 2017
28 de noviembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un guión muy bueno de los hermanos Coen que ha dirigido impecablemente George Clooney quien ha trabajado con ellos como actor en cuatro películas.
Está protagonizada por Matt Damon quien se ve envuelto en una trama criminal muy al estilo de “Fargo”. Julianne Moore interpreta doble papel de hermanas gemelas y papel secundario interesante para Oscar Isaac. Todos han trabajado también para los hermanos Coen.
Clooney que no aparece como actor ha sabido mantener la esencia de los Coen en todo el metraje, atrapando al público y mantieniendolo enganchado con buenos giros y sorpresas inteligentes.
El guión original de los hermanos Coen se centró en la familia Lodge, mientras que Clooney y Heslov colaboraron también en la historia agregando un suceso real, cuando una familia negra se mudó a Levittown, Pennsylvania en 1957. Un barrio “Blanco” como es Suburbicon.
La película nos ofrece una clase magistral en diseño de producción recreando a la perfección los años 50. Una impecable fotografía de Robert Elswit (Pozos de ambición. Nightcrawler). Y una partitura muy buena de Alexandre Desplat.
Una gran película que va creciendo a medida que la vas viendo acabando en un delirio magistral.
Destino Arrakis. com
Está protagonizada por Matt Damon quien se ve envuelto en una trama criminal muy al estilo de “Fargo”. Julianne Moore interpreta doble papel de hermanas gemelas y papel secundario interesante para Oscar Isaac. Todos han trabajado también para los hermanos Coen.
Clooney que no aparece como actor ha sabido mantener la esencia de los Coen en todo el metraje, atrapando al público y mantieniendolo enganchado con buenos giros y sorpresas inteligentes.
El guión original de los hermanos Coen se centró en la familia Lodge, mientras que Clooney y Heslov colaboraron también en la historia agregando un suceso real, cuando una familia negra se mudó a Levittown, Pennsylvania en 1957. Un barrio “Blanco” como es Suburbicon.
La película nos ofrece una clase magistral en diseño de producción recreando a la perfección los años 50. Una impecable fotografía de Robert Elswit (Pozos de ambición. Nightcrawler). Y una partitura muy buena de Alexandre Desplat.
Una gran película que va creciendo a medida que la vas viendo acabando en un delirio magistral.
Destino Arrakis. com
8 de enero de 2018
8 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses, mientras veía “La suerte de los Logan” (Steven Soderberg, 2017), pensaba por enésima vez que para hacer una película de los Hermanos Coen no había más remedio que ser los Hermanos Coen. Algunos, como el propio Soderberg en su mencionado último trabajo, o Sam Raimi en “Un plan sencillo” (1998), o Harold Ramis en “La cosecha de hielo” (2005), se han aproximado a mayor o menor distancia a esa manera singular de dibujar personajes, remoldear géneros y retratar la Norteamérica profunda, aunque la seña de identidad original era tan poderosa que siempre salía ganando en la comparación.
En su ya larga trayectoria, los Coen han ido alternando proyectos genuinos con otras obras que se intuían estratégicas o aun mercenarias. Tenemos por un lado las películas cien por cien estilo Coen, aquellas que los han hecho reconocibles e imitados, y las que sin duda prefieren sus fans (“Sangre fácil”, “Muerte entre las flores”, “El gran salto”, “Barton Fink”, “Fargo”, “El gran Lebowsky”, “El hombre que nunca estuvo allí”…). Después están los trabajos que provienen de material ajeno, donde a veces han logrado una traslación casi perfecta a su universo peculiar, como en “No es país para viejos” y “Valor de ley”, y otras veces han obtenido resultados desiguales aunque siempre apetecibles (sería el caso de “Crueldad intolerable”, “Ladykillers” y “Oh, Brother!”). Por último, quedarían las obras más endogámicas, aquellas que parecen producto de un voluntario capricho, películas que abundan en la introspección o la broma privada, que parecen hechas más para el deleite propio que para el disfrute del público, y aquí incluiríamos la seudomusical y alternativa “Inside Llewyin Davies”, la más disparatada que cáustica “Quemar después de leer”, la ensimismada “Un tipo serio” (un plato demasiado kosher para el paladar mediterráneo), y su hasta ahora último (y quizá peor) film, “Ave César”, donde lo mejor eran los números musicales que homenajeaban y parodiaban a la vez a los clásicos de Hollywood.
Es verdad que George Clooney se ha convertido progresivamente en el miembro adoptado más destacado de la familia (arrebatándoles el privilegio a ilustres predecesores como Turturro, Buscemi, Goodman, Bridges o el fallecido Polito), y también es cierto que el guion de “Suburbicon” lo han escrito los propios Joel y Ethan, pero mentiría si no reconociera que esta me parece la mejor película de los Coen desde “Valor de Ley” (2010), aunque el tipo que ha mandado tras la cámara tenga otro apellido.
Quizá es porque se trata de un guion antiguo, de cuando sus autores se sentían más a gusto metiéndole sarcasmo y un punto de brutalidad al género negro tradicional, como si fuera el cierre de una hipotética trilogía que se completaría con “Sangre Fácil” y “Fargo”.
Los ingredientes son de sobra conocidos: años 50, pueblecito de risueños lugareños que regalan pasteles de zanahoria o de ruibarbo o de sirope de arce o de gelatina de cerezas o de cualquier bazofia empalagosa a sus nuevos vecinos; carteros rubicundos, padres patriotas que juegan a lanzar la pelota de béisbol con su hijo rapado al uno en el jardín trasero, señoras con rulos, predicadores… y de repente, una familia de negros. Al típico conflicto racial de arranque le unimos una pareja de chorizos que entra a robar en uno de esos hogares modélicos, y entonces la historia se lía y se oscurece y se retuerce, y terminamos entrando en Coemlandia, un lugar donde la muerte da risa y la cotidianidad da miedo.
Matt Damon vuelve a demostrar que vale para todo, que desde Ripley hasta el astronauta perdido de “Interstellar” (Christopher Nolan, 2014), pasando por indomables, soplones, soldados, infiltrados o espías amnésicos, cualquier personaje le encaja; que puede ser el bueno, el malo, el demonio con cara de santo o el cordero con dientes de lobo. Lo misterioso (y también lo meritorio) es que parece que nunca se esfuerce, que es más un bien mandado que un superdotado. Pero así, como quien pasaba por ahí sin hacer ruido, ya ha trabajado con Spielberg, Clint Eastwood, Scorsese, Coppola, Ridley Scott, Alexander Payne, Christopher Nolan, Soderberg, Terry Gilliam, Paul Greengrass, Gus van Sant, Robert de Niro, los susodichos Coen…
Más información en http://ambigugarcia.blogspot.com.es/
En su ya larga trayectoria, los Coen han ido alternando proyectos genuinos con otras obras que se intuían estratégicas o aun mercenarias. Tenemos por un lado las películas cien por cien estilo Coen, aquellas que los han hecho reconocibles e imitados, y las que sin duda prefieren sus fans (“Sangre fácil”, “Muerte entre las flores”, “El gran salto”, “Barton Fink”, “Fargo”, “El gran Lebowsky”, “El hombre que nunca estuvo allí”…). Después están los trabajos que provienen de material ajeno, donde a veces han logrado una traslación casi perfecta a su universo peculiar, como en “No es país para viejos” y “Valor de ley”, y otras veces han obtenido resultados desiguales aunque siempre apetecibles (sería el caso de “Crueldad intolerable”, “Ladykillers” y “Oh, Brother!”). Por último, quedarían las obras más endogámicas, aquellas que parecen producto de un voluntario capricho, películas que abundan en la introspección o la broma privada, que parecen hechas más para el deleite propio que para el disfrute del público, y aquí incluiríamos la seudomusical y alternativa “Inside Llewyin Davies”, la más disparatada que cáustica “Quemar después de leer”, la ensimismada “Un tipo serio” (un plato demasiado kosher para el paladar mediterráneo), y su hasta ahora último (y quizá peor) film, “Ave César”, donde lo mejor eran los números musicales que homenajeaban y parodiaban a la vez a los clásicos de Hollywood.
Es verdad que George Clooney se ha convertido progresivamente en el miembro adoptado más destacado de la familia (arrebatándoles el privilegio a ilustres predecesores como Turturro, Buscemi, Goodman, Bridges o el fallecido Polito), y también es cierto que el guion de “Suburbicon” lo han escrito los propios Joel y Ethan, pero mentiría si no reconociera que esta me parece la mejor película de los Coen desde “Valor de Ley” (2010), aunque el tipo que ha mandado tras la cámara tenga otro apellido.
Quizá es porque se trata de un guion antiguo, de cuando sus autores se sentían más a gusto metiéndole sarcasmo y un punto de brutalidad al género negro tradicional, como si fuera el cierre de una hipotética trilogía que se completaría con “Sangre Fácil” y “Fargo”.
Los ingredientes son de sobra conocidos: años 50, pueblecito de risueños lugareños que regalan pasteles de zanahoria o de ruibarbo o de sirope de arce o de gelatina de cerezas o de cualquier bazofia empalagosa a sus nuevos vecinos; carteros rubicundos, padres patriotas que juegan a lanzar la pelota de béisbol con su hijo rapado al uno en el jardín trasero, señoras con rulos, predicadores… y de repente, una familia de negros. Al típico conflicto racial de arranque le unimos una pareja de chorizos que entra a robar en uno de esos hogares modélicos, y entonces la historia se lía y se oscurece y se retuerce, y terminamos entrando en Coemlandia, un lugar donde la muerte da risa y la cotidianidad da miedo.
Matt Damon vuelve a demostrar que vale para todo, que desde Ripley hasta el astronauta perdido de “Interstellar” (Christopher Nolan, 2014), pasando por indomables, soplones, soldados, infiltrados o espías amnésicos, cualquier personaje le encaja; que puede ser el bueno, el malo, el demonio con cara de santo o el cordero con dientes de lobo. Lo misterioso (y también lo meritorio) es que parece que nunca se esfuerce, que es más un bien mandado que un superdotado. Pero así, como quien pasaba por ahí sin hacer ruido, ya ha trabajado con Spielberg, Clint Eastwood, Scorsese, Coppola, Ridley Scott, Alexander Payne, Christopher Nolan, Soderberg, Terry Gilliam, Paul Greengrass, Gus van Sant, Robert de Niro, los susodichos Coen…
Más información en http://ambigugarcia.blogspot.com.es/
30 de enero de 2018
30 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sexta película como director de George Clooney, no hace sino confirmarnos, que nos encontramos ante un director irregular y falto de una personalidad cinematográfica que suplencon su sobriedad, alternando buenas películas (Los idus de Marzo, Buenas noches, y buena suerte) con fallidas producciones (Ella es el partido, The Monuments men). Sin duda, podemos decir que Suburbicon, es la mejor cinta de Clooney, cosa que no sorprende si detrás del guión están los hermanos Coen, imprimiendo sin nigún tipo de rubor, su particular estilo, esa fascinación por el cine negro, plagado de una galería de personajes mezquinos y extravagantes.
Lejos de ser un alarde de originalidad, Suburbicon es una película que funciona de principio a fin, por su premisa, por su fascinante diseño de producción, ambientando perfectamente esos idílicos barrios residenciales de los años 50 y por saber equilibrar la balanza entre el thriller y la comedia negra.
Excelentemente interpretada por Matt Damon y Julianne Moore (por partida doble), funciona por recordarnos tanto a ese sello autoral de los Coen, pero también es su cruz, quitando méritos al trabajo como director de Clooney, que parece un simple ejecutor en manos de los virtuosos hermanos.
De todas maneras, olvidándonos de estos detalles, con esta película podemos disfrutar de un claro relato in crescendo de cine negro a la vieja usanza, retorcido de una manera más cruda y violenta de lo que nos podemos imaginar y que para nada en esos años se hubiesen atrevido a rodar en aquella época, no al menos con esa violencia. Muy recomendable.
www.lamiradadifusa.com
Lejos de ser un alarde de originalidad, Suburbicon es una película que funciona de principio a fin, por su premisa, por su fascinante diseño de producción, ambientando perfectamente esos idílicos barrios residenciales de los años 50 y por saber equilibrar la balanza entre el thriller y la comedia negra.
Excelentemente interpretada por Matt Damon y Julianne Moore (por partida doble), funciona por recordarnos tanto a ese sello autoral de los Coen, pero también es su cruz, quitando méritos al trabajo como director de Clooney, que parece un simple ejecutor en manos de los virtuosos hermanos.
De todas maneras, olvidándonos de estos detalles, con esta película podemos disfrutar de un claro relato in crescendo de cine negro a la vieja usanza, retorcido de una manera más cruda y violenta de lo que nos podemos imaginar y que para nada en esos años se hubiesen atrevido a rodar en aquella época, no al menos con esa violencia. Muy recomendable.
www.lamiradadifusa.com
8 de febrero de 2018
8 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Suburbicon desembarcó en Europa con división de opiniones en EEUU y una floja recaudación en el mercado norteamericano. Su director, intérpretes y escritores, todos ellos con bastante prestigio, parecían ser una apuesta segura de un éxito que no han conseguido generar.
La película, tras un comienzo irregular consigue envolver al espectador en una trama compleja en la que se va adivinando por donde van los tiros pero cuyos giros de guión consiguen mantenerte en tensión. Junto a una puesta en escena y ambientación que remarcan ese corte clásico de cine negro propio de películas como Perdición -Billy Wilder- el filme va cogiendo solidez conforme avanza.
Con un reparto vigoroso en el que no solo los protagonistas brillan, con una corta pero sólida gama de secundarios entre los que destacan Glenn Fleshler como uno de los enigmáticos y terroríficos atracadores, Oscar Isaac en un corto pero intenso papel o Jack Conley uno de esos actores poco reconocidos pero que siempre son una apuesta segura.
Si Clooney le da ese toque añejo que tanto le gusta, los hermanos Coen aportan su brillantez a un filme que rebosa ironía y crueldad tan típicas de sus escritores. Las muertes que se producen en la obra son tan cómicas como brutales recordando en algunos casos a las que acontecían en Ladykillers, por poner un ejemplo.
La labor de Clooney no se limita únicamente a la dirección, ya que el artista de Kentucky también firma parte del guión. Suya fue la idea de introducir el aspecto racial que sirve para resaltar la falta de humanidad y escrúpulos de los habitantes de Suburbicon y por ende, de parte de la sociedad norteamericana de la época. Una crítica en toda regla que no se queda en lo superficial pero que tampoco se mete de lleno en ello y que está ahí, para que el espectador juzgue por si mismo.
Suburbicon es un título que ha pasado de puntillas por nuestras pantallas y al que no se le ha prestado demasiada atención. Su estreno en diciembre del 2017, junto a un puñado de películas con más promoción y mayor impacto para el público -como la última entrega de Star Wars- sumado a las tibias críticas recibidas en EEUU provocaron esa escasa repercusión obtenida. No obstante, es un filme muy recomendable, que hay que ver y disfrutar sin leer mucho sobre él para que no destripen parte de la trama.
Más sobre esta y otras películas en el blog: argoderse.blogspot.com y en la página de facebook: argoderse
La película, tras un comienzo irregular consigue envolver al espectador en una trama compleja en la que se va adivinando por donde van los tiros pero cuyos giros de guión consiguen mantenerte en tensión. Junto a una puesta en escena y ambientación que remarcan ese corte clásico de cine negro propio de películas como Perdición -Billy Wilder- el filme va cogiendo solidez conforme avanza.
Con un reparto vigoroso en el que no solo los protagonistas brillan, con una corta pero sólida gama de secundarios entre los que destacan Glenn Fleshler como uno de los enigmáticos y terroríficos atracadores, Oscar Isaac en un corto pero intenso papel o Jack Conley uno de esos actores poco reconocidos pero que siempre son una apuesta segura.
Si Clooney le da ese toque añejo que tanto le gusta, los hermanos Coen aportan su brillantez a un filme que rebosa ironía y crueldad tan típicas de sus escritores. Las muertes que se producen en la obra son tan cómicas como brutales recordando en algunos casos a las que acontecían en Ladykillers, por poner un ejemplo.
La labor de Clooney no se limita únicamente a la dirección, ya que el artista de Kentucky también firma parte del guión. Suya fue la idea de introducir el aspecto racial que sirve para resaltar la falta de humanidad y escrúpulos de los habitantes de Suburbicon y por ende, de parte de la sociedad norteamericana de la época. Una crítica en toda regla que no se queda en lo superficial pero que tampoco se mete de lleno en ello y que está ahí, para que el espectador juzgue por si mismo.
Suburbicon es un título que ha pasado de puntillas por nuestras pantallas y al que no se le ha prestado demasiada atención. Su estreno en diciembre del 2017, junto a un puñado de películas con más promoción y mayor impacto para el público -como la última entrega de Star Wars- sumado a las tibias críticas recibidas en EEUU provocaron esa escasa repercusión obtenida. No obstante, es un filme muy recomendable, que hay que ver y disfrutar sin leer mucho sobre él para que no destripen parte de la trama.
Más sobre esta y otras películas en el blog: argoderse.blogspot.com y en la página de facebook: argoderse
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here