Mi tío
7.5
10,616
Comedia
El señor Hulot (Jacques Tati) no tiene trabajo, ocupándose de llevar a su sobrino Gérard (Alain Becourt) a la escuela y traerlo después a la ultramoderna casa de su hermana (Adrienne Servantie), casada con el señor Arpel (Jean-Pierre Zola), quien intenta ocupar a su cuñado en la empresa de fabricación de tubos de plástico en la que trabaja. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2010
31 de marzo de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay duda que cuando se hace una película como ésta, divertida y crítica a la vez, siempre es agradable su visionado. Aún y así, debo reconocer que esperaba más. Durante los minutos en los que la "historia" avanzaba no me ha conseguido atrapar en casi ningún momento.
Para mí una buena película no tiene por qué ser aquella que tiene un argumento denso y una historia muy profunda. También me han encantado películas basadas en gags, por ejemplo.
Pero "Mi tío" se queda enmedio. Son gags, pero a veces demasiado largos, con poco argumento además.
Por lo tanto, mejor hago algo más fácil, que es enumerar mis:
Pros: La crítica bestial al mecanicismo, la combinación entre la banda sonora y los gestos, lo que se consigue con poco espacio.
Contras: Algunas secuencias se hacen pesadas, no se ve mucho la relación tío-sobrino (la cual da nombre al film), demasiado larga para lo que ofrece.
Y por cierto, C.Chaplin tiene mucho más carisma.
Para mí una buena película no tiene por qué ser aquella que tiene un argumento denso y una historia muy profunda. También me han encantado películas basadas en gags, por ejemplo.
Pero "Mi tío" se queda enmedio. Son gags, pero a veces demasiado largos, con poco argumento además.
Por lo tanto, mejor hago algo más fácil, que es enumerar mis:
Pros: La crítica bestial al mecanicismo, la combinación entre la banda sonora y los gestos, lo que se consigue con poco espacio.
Contras: Algunas secuencias se hacen pesadas, no se ve mucho la relación tío-sobrino (la cual da nombre al film), demasiado larga para lo que ofrece.
Y por cierto, C.Chaplin tiene mucho más carisma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La fiesta en el jardín de la casa del matrimonio protagonista es lo mejor de la película!
30 de marzo de 2022
30 de marzo de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un personaje que decían que había inspirado a Mr. Bean, y después de ver la película eso parece, pero no esperes ver a Mr. Bean aquí, es más bien una tortura. El personaje es respaldado en la búsqueda de empleo por su cuñado, quien suele recibir visitas de sus vecinos, y lo intenta enchufar en todo curro posible.
Ahí tenemos el contraste de un personaje que no se adapta al mundo en el que vive y el cuñado que conoce todos los modales, el trato social y por ello puede sobrevivir en un mundo superficial para gente rica, porque es inteligente.
La película cuenta con escenas que reproducen fielmente rasgos de la realidad en esas reuniones sociales, pero se ve al fin y al cabo tan sobrecargado que la película se alarga y aburre a un público que ya de antemano rechaza obras anticuadas como esta. Porque ¿qué tiene de original una película como esta que copia los rasgos no solo del desfasado cine mudo sino también los rasgos de películas europeas coetáneas de ínfima calidad, que suelen mostrar de hecho a las partes más rurales y empobrecidas de sus países acompañadas de una musiquita martirizante que se repite una y otra vez y que queda tan podrida y pasada que hasta los espectadores de la época seguro que la rechazaron también?
Y luego los números supuestamente cómicos se pueden contar casi con dos o tres dedos de la mano. Eso es precisamente ya lo que a uno le hace dormir o querer suicidarse por no ver la hora de que acabe la película.
Lo que más me ha dolido es la crítica de Daniel Andreas, que compara a esta película como algo mejor que la gran El guateque. ¿Cómo te atreves? El guateque es una comedia de alta expectativa, esto es solo un mareo con musiquita insufrible repitiéndose durante todo el largometraje.
Ahí tenemos el contraste de un personaje que no se adapta al mundo en el que vive y el cuñado que conoce todos los modales, el trato social y por ello puede sobrevivir en un mundo superficial para gente rica, porque es inteligente.
La película cuenta con escenas que reproducen fielmente rasgos de la realidad en esas reuniones sociales, pero se ve al fin y al cabo tan sobrecargado que la película se alarga y aburre a un público que ya de antemano rechaza obras anticuadas como esta. Porque ¿qué tiene de original una película como esta que copia los rasgos no solo del desfasado cine mudo sino también los rasgos de películas europeas coetáneas de ínfima calidad, que suelen mostrar de hecho a las partes más rurales y empobrecidas de sus países acompañadas de una musiquita martirizante que se repite una y otra vez y que queda tan podrida y pasada que hasta los espectadores de la época seguro que la rechazaron también?
Y luego los números supuestamente cómicos se pueden contar casi con dos o tres dedos de la mano. Eso es precisamente ya lo que a uno le hace dormir o querer suicidarse por no ver la hora de que acabe la película.
Lo que más me ha dolido es la crítica de Daniel Andreas, que compara a esta película como algo mejor que la gran El guateque. ¿Cómo te atreves? El guateque es una comedia de alta expectativa, esto es solo un mareo con musiquita insufrible repitiéndose durante todo el largometraje.
17 de octubre de 2010
17 de octubre de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Era una pareja plástica/de esas que veo por ahí/él pensando sólo en dinero/ella en la moda de París/aparentando lo que no son/ viviendo en un mundo de pura ilusión/diciendo a su hijo de cinco años/no juegues con niños de color extraño/ahogados en deudas para mantener/su status social de boda o cocktail”. Así le cantaba Rubén Blades a la gente que, como la pareja Arpel, decide ilusamente que vivir con la tecnología de punta les dará altura, honor y felicidad.
Debe haber un sentimiento de inmenso vacío interior para querer suplirlo con tantas vanalidades. Y lo triste es que, en ese afán de ostentación que motiva a la gente a mostrarte de entrada todos los chécheres que posee, se está delatando incomprensión de la existencia, un claro afán de superioridad, la falta de verdadera autoestima, y ese penoso autoengaño de sentir que, en lo meramente material, puede encontrarse la felicidad.
En esto, Jacques Tati ha acertado plenamente y su crítica contra la sociedad mecanizada es bienvenida y plausible, porque consigue su objetivo con eficacia contrastando este “progreso” con la naturalidad, la convivencia sincera, y la festividad sin mayores esfuerzos, con que se vive en los pueblos.
La cursilería, el patológico rigor por el orden y el aseo, la ostentación, la crianza de un hijo en un lujoso cementerio, las reuniones desencantadas donde no se da de sí más que el afán de superioridad… son recreadas con gracia, con mordacidad y hasta con una triste pena por el realizador francés, quien vuelve con su rol de Monsieur Hulot haciendo las veces del tío del marginado Gerard y entrecruzando sus actividades entre recoger de la escuela al pequeñuelo y trabajar en la empresa Plastac (¡no es perfecto el nombre!) donde lo que se consigue fabricando plásticos, se invierte en llevar una vida plástica hasta los últimos extremos.
Lástima que Tati no se hubiera tomado algún tiempo en su vida para aprender algo de elipsis cinematográfica, que no supiera que existen otros puntos de vista de la cámara distintos al teleobjetivo, y que no fuera más sensible para distinguir lo valioso de lo superfluo porque, creo que cortándole algunos minutos a su película y mejorándola en los otros aspectos, se tendría un filme de enorme significado (que de hecho lo tiene) y valiosísimo como obra de arte.
Con todo, aquí está Jacques Tati en su mejor momento cinematográfico. “MI TÍO” no motivará abundantes risas, pero sí unas cuantas sonrisas, y sobre todo, un sentimiento de consideración con aquellos que no ven más que piel y un montón de chatarra en este gran infinito. Ah! y si la ven en casa, recuerden que el control tiene la tecla FF para que se ayuden cuando lo crean necesario.
Debe haber un sentimiento de inmenso vacío interior para querer suplirlo con tantas vanalidades. Y lo triste es que, en ese afán de ostentación que motiva a la gente a mostrarte de entrada todos los chécheres que posee, se está delatando incomprensión de la existencia, un claro afán de superioridad, la falta de verdadera autoestima, y ese penoso autoengaño de sentir que, en lo meramente material, puede encontrarse la felicidad.
En esto, Jacques Tati ha acertado plenamente y su crítica contra la sociedad mecanizada es bienvenida y plausible, porque consigue su objetivo con eficacia contrastando este “progreso” con la naturalidad, la convivencia sincera, y la festividad sin mayores esfuerzos, con que se vive en los pueblos.
La cursilería, el patológico rigor por el orden y el aseo, la ostentación, la crianza de un hijo en un lujoso cementerio, las reuniones desencantadas donde no se da de sí más que el afán de superioridad… son recreadas con gracia, con mordacidad y hasta con una triste pena por el realizador francés, quien vuelve con su rol de Monsieur Hulot haciendo las veces del tío del marginado Gerard y entrecruzando sus actividades entre recoger de la escuela al pequeñuelo y trabajar en la empresa Plastac (¡no es perfecto el nombre!) donde lo que se consigue fabricando plásticos, se invierte en llevar una vida plástica hasta los últimos extremos.
Lástima que Tati no se hubiera tomado algún tiempo en su vida para aprender algo de elipsis cinematográfica, que no supiera que existen otros puntos de vista de la cámara distintos al teleobjetivo, y que no fuera más sensible para distinguir lo valioso de lo superfluo porque, creo que cortándole algunos minutos a su película y mejorándola en los otros aspectos, se tendría un filme de enorme significado (que de hecho lo tiene) y valiosísimo como obra de arte.
Con todo, aquí está Jacques Tati en su mejor momento cinematográfico. “MI TÍO” no motivará abundantes risas, pero sí unas cuantas sonrisas, y sobre todo, un sentimiento de consideración con aquellos que no ven más que piel y un montón de chatarra en este gran infinito. Ah! y si la ven en casa, recuerden que el control tiene la tecla FF para que se ayuden cuando lo crean necesario.
23 de noviembre de 2011
23 de noviembre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a intentar no ser muy repetitivo.
Genial película,inteligente comedia , en cada plano detrás de cada gag ,subyace una critica amable a la sociedad de consumo.
Muy buena caracterización de los personajes acorde con su modo de vida representado por su vestimenta de igual gama cromática que la casa en la que viven y a la par con el clima. Diferencia la anodina vida de la familia mediante días nublados, el edificio gris ,de arquitectura racionalista, donde viven carente de calidez humana, frente a los días soleados y la casa llena de colores y construida a mi parecer sin ningún tipo de planificación, de hay la conexión entre espacios tan caótica.
El entorno en el que se mueve la familia es totalmente impersonal y frío , como la fabrica de la que es dueño el padre y el colegio en el que recogen a su hijo. Mientras que en el de Hulot se respira vida, el mercado lleno de gente, el campo.
Las relaciones de la familia son puro protocolo , en cambio en las de Hulot se observa un interés por disfrutar.
Hulot contamina a lo largo de todo el film el modo de vida de la familia de su hermana, representado mediante destrucciones en el mobiliario de la casa y jardín , en los cambios climáticos el sol (que representa la alegría)comienza a aparecer en la vida rutinaria e impersonal de esta excéntrica familia centrada en aparentar mas que en vivir y con la compra del coche del marido(lleno de colores) con el cual deja de seguir las líneas marcadas en el asfalto, para elegir su propio camino.
La naturaleza caótica ,salvaje del ser humano pienso que esta representado por el animal domestico de la familia(el perro con jersey)que se escapa de el modo de vida de sus dueños para jugar con los demás perros.
Ese pez que es el eje central de la casa y que en mi opinión simboliza la hipocresía, la falsedad, no me parece casual que en el mercado un perro ladre y gruña ante uno parecido.
El niño junto a sus amigos se divierten haciendo travesuras manchándose, comportándose como alguien de su edad, cosa que no comprende su familia, razón por la que disfruta mas con su tío, ya que comparte su inocencia y alegría de vivir.
Por ultimo destacar el buen uso de la cámara, estática durante todo la película, los personajes se mueven entorno a ella y Tati aprovecha el espacio del encuadre de una forma inteligente diferenciando espacios en un mismo plano sin tener que recurrir a un montaje alterno (como es el caso de cuando Hulot esta arreglando la avería realizada por su sobrino en la planta del jardín , mientras desde las ventanas observamos al matrimonio asomándose.)
Que pena no encontrar mas comedias de este tipo en el panorama actual.
Genial película,inteligente comedia , en cada plano detrás de cada gag ,subyace una critica amable a la sociedad de consumo.
Muy buena caracterización de los personajes acorde con su modo de vida representado por su vestimenta de igual gama cromática que la casa en la que viven y a la par con el clima. Diferencia la anodina vida de la familia mediante días nublados, el edificio gris ,de arquitectura racionalista, donde viven carente de calidez humana, frente a los días soleados y la casa llena de colores y construida a mi parecer sin ningún tipo de planificación, de hay la conexión entre espacios tan caótica.
El entorno en el que se mueve la familia es totalmente impersonal y frío , como la fabrica de la que es dueño el padre y el colegio en el que recogen a su hijo. Mientras que en el de Hulot se respira vida, el mercado lleno de gente, el campo.
Las relaciones de la familia son puro protocolo , en cambio en las de Hulot se observa un interés por disfrutar.
Hulot contamina a lo largo de todo el film el modo de vida de la familia de su hermana, representado mediante destrucciones en el mobiliario de la casa y jardín , en los cambios climáticos el sol (que representa la alegría)comienza a aparecer en la vida rutinaria e impersonal de esta excéntrica familia centrada en aparentar mas que en vivir y con la compra del coche del marido(lleno de colores) con el cual deja de seguir las líneas marcadas en el asfalto, para elegir su propio camino.
La naturaleza caótica ,salvaje del ser humano pienso que esta representado por el animal domestico de la familia(el perro con jersey)que se escapa de el modo de vida de sus dueños para jugar con los demás perros.
Ese pez que es el eje central de la casa y que en mi opinión simboliza la hipocresía, la falsedad, no me parece casual que en el mercado un perro ladre y gruña ante uno parecido.
El niño junto a sus amigos se divierten haciendo travesuras manchándose, comportándose como alguien de su edad, cosa que no comprende su familia, razón por la que disfruta mas con su tío, ya que comparte su inocencia y alegría de vivir.
Por ultimo destacar el buen uso de la cámara, estática durante todo la película, los personajes se mueven entorno a ella y Tati aprovecha el espacio del encuadre de una forma inteligente diferenciando espacios en un mismo plano sin tener que recurrir a un montaje alterno (como es el caso de cuando Hulot esta arreglando la avería realizada por su sobrino en la planta del jardín , mientras desde las ventanas observamos al matrimonio asomándose.)
Que pena no encontrar mas comedias de este tipo en el panorama actual.
7 de junio de 2013
7 de junio de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Tati (Jacques Tatischeff) lo vio venir mucho antes de que muchísimos de nosotros naciéramos: la destrucción de las relaciones personales por imposición de unas reglas sociales absurdas que dicen -dicen- es el progreso.
El barrio que cuida el protagonista (sólo hace falta reparar en la escena en la que coloca un ladrillo de una pared ruinosa) muere frente a la sociedad del plástico: estulta, deshumanizada, artificial, reglada.
Sobran las palabras -debió entender- y por eso asistimos a una película casi muda y totalmente premonitoria.
Nostálgica, sensible, romántica y, en buena parte, triste, muy triste.
Gran película.
Me quedo con el barrio. Y volvería a él si aún pudiera.
El barrio que cuida el protagonista (sólo hace falta reparar en la escena en la que coloca un ladrillo de una pared ruinosa) muere frente a la sociedad del plástico: estulta, deshumanizada, artificial, reglada.
Sobran las palabras -debió entender- y por eso asistimos a una película casi muda y totalmente premonitoria.
Nostálgica, sensible, romántica y, en buena parte, triste, muy triste.
Gran película.
Me quedo con el barrio. Y volvería a él si aún pudiera.
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