Una auténtica joya del cine francés. Comedia ocurrente con un finísimo sentido del humor, con unos gags antólogicos. También destacan el elenco de actores, curtidos en el teatro francés. Su corto metraje esta plagado de momentos hilarantes que encierran un mensaje de soledad y de maldad. De las mejores comedias de todos los tiempos.

No era la primera vez que Francis Veber adaptaba al personaje de François Pignon en las matrices del celuloide. Ya lo habíamos visto en "El Embrollón" (1973) tras la piel de Jacques Brel y en "Los Compadres" (1983) y "Dos Fugitivos" (1986) ambas interpretadas por el acertado cómico Pierre Richard.
De la pieza teatral que tuvo un éxito rotundo en Francia, Veber se saca de la manga su creado personaje y le pone otro nombre y apellido; Jacques Villeret. El malogrado actor es todo Pignon; paleto, gafe e idiota. Daniel Auteuil retomaría las andanzas de Pignon dos años más tarde con "Salir del Armario".
"La Cena de los Idiotas" fue el punto de inspiracion de Veber a partir de artículos de prensa en los que detallaban casos reales de citas y cenas propiciadas por altos ejecutivos parisinos que, para amenizar sus encuentros, invitaban a gente tan peculiar con la falsa promesa de ascenderlos de status laboral. Aquí, lógicamente en una comedia, se subvierten los esquemas y la risa está más que asegurada. Ni que decir que Steven Spielberg compró los derechos para, algún día, adaptarla al otro lado del charco.

Lo mejor: el productor belga.
Lo peor: los diálogos doblados pierden fuerza por los juegos de palabras que se producen en su versión original.

El historial del director francés Francis Veber era ya bastante extenso cuando rodó "Le Diner de Cons" en 1998. Ya en los 70' habia realizado guiones de peliculas del nivel de "La Jaula de las Locas" y "Alto, Rubio y con un Zapato Negro", y dirigido en los 80' "Los Compadres" y "Los Fugitivos".
Por tales motivos no es sorpresiva la categoria y el buen nivel de esta comedia que hizo furor y demostró una vez más que Francis Veber vino al mundo para hacer reir a los demás. La selección de los actores para llevar a cabo los diferentes roles es excelente, demostrando cada uno lo bien que le calza el mismo. Esta mezcla de factores permite que durante los poco mas de 75 minutos de película no haya descanso para las risas.
Glorificadas sean las comedias francesas, las mejores de todos los tiempos!

Lo que a primera vista puede parecer humor burdo y simple, se va transformando en diálogos y situaciones muy divertidas. A sabiendas de que los juegos de palabras son difíciles de traducir. Si hablas francés inclínate por la versión original y podrás disfrutar detalles muy graciosos que pasarán de largo en el resto de doblajes.

Sinceramente, una película que nadie debería perderse si quiere pasar un muy buen rato. Lástima que falleciera hace poco el actor y comediante 'idiota', que parece ser más listo de lo que realmente se cree. No os la perdais...