Escrito sobre el viento
7.5
7,436
Drama
Kile Hadley, un magnate del petróleo, y Mitch Wayne, su mejor amigo y empleado, se enamoran de la misma mujer: la secretaria Lucy Moore. Kile, que es un alcohólico irresponsable, se casa con ella, aunque Mitch está convencido de que con esta boda Lucy comete un gran error. Al cabo de un año, contra todo pronóstico, Kyle parece un hombre nuevo: ha dejado de beber y presta más atención a sus negocios. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2022
7 de febrero de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Written on the wind es una magistral lección de cine.
Douglas Sirk nos regala un melodrama con una lujosa puesta en escena con una planificación milimétrica de encuadres y un uso del color vinculado a las emociones, que son una pura delicia. El film es un prodigio de progresión dramática, con unos intérpretes que encarnan a la perfección los roles asignados. No hay subrayados, ni exceso de diálogo. Las emociones son el motor que hace avanzar el film.
Sirk sabe jugar a subvertir los roles de género, a machacar la institución familiar y los valores de la sociedad americana. Todo ello a pesar de la censura impuesta por el código Hays. Dicha censura todavía potencia más la fuerza de un subtexto, coherente con las emociones reprimidas de sus protagonistas.
Una obra maestra indiscutible, deudora de una forma de hacer cine en una determinada época, hoy en día irrepetible.
Douglas Sirk nos regala un melodrama con una lujosa puesta en escena con una planificación milimétrica de encuadres y un uso del color vinculado a las emociones, que son una pura delicia. El film es un prodigio de progresión dramática, con unos intérpretes que encarnan a la perfección los roles asignados. No hay subrayados, ni exceso de diálogo. Las emociones son el motor que hace avanzar el film.
Sirk sabe jugar a subvertir los roles de género, a machacar la institución familiar y los valores de la sociedad americana. Todo ello a pesar de la censura impuesta por el código Hays. Dicha censura todavía potencia más la fuerza de un subtexto, coherente con las emociones reprimidas de sus protagonistas.
Una obra maestra indiscutible, deudora de una forma de hacer cine en una determinada época, hoy en día irrepetible.
24 de mayo de 2024
24 de mayo de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los excelentes melodramas en Technicolor que dirigió Douglas Sirk en la década de los 50 para la Universal, generalmente contando con Rock Hudson como protagonista masculino y Russell Metty como director de fotografía.
Este film romántico-familiar basado en una novela de Robert Wilder posee en su abigarrada y exquisita puesta en escena un elegante cromatismo de base pictórica, tintando Metty el relato con un intenso colorido que ensalza tanto la presentación como la evolución de los personajes.
Sirk toca temas como la apetencia y frustración sexual, el alcoholismo, el fracaso, las relaciones familiares o los celos, todo ello maravillosamente manejado en un juego épico, lujurioso y ardiente de emociones.
Dorothy Malone, ya más hecha y madura que cuando charlaba lascivamente con Bogart en "El Sueño Eterno" (1946), logró el Oscar como mejor actriz de reparto por este inolvidable papel como la ninfómana hermana del personaje de Robert Stack.
Muy notable melodrama, uno de los mejores de un Douglas Sirk convertido en reputado especialista en este tipo de películas tras haber transitado por diferentes géneros como el cine negro desde mediados de los años 40.
Este film romántico-familiar basado en una novela de Robert Wilder posee en su abigarrada y exquisita puesta en escena un elegante cromatismo de base pictórica, tintando Metty el relato con un intenso colorido que ensalza tanto la presentación como la evolución de los personajes.
Sirk toca temas como la apetencia y frustración sexual, el alcoholismo, el fracaso, las relaciones familiares o los celos, todo ello maravillosamente manejado en un juego épico, lujurioso y ardiente de emociones.
Dorothy Malone, ya más hecha y madura que cuando charlaba lascivamente con Bogart en "El Sueño Eterno" (1946), logró el Oscar como mejor actriz de reparto por este inolvidable papel como la ninfómana hermana del personaje de Robert Stack.
Muy notable melodrama, uno de los mejores de un Douglas Sirk convertido en reputado especialista en este tipo de películas tras haber transitado por diferentes géneros como el cine negro desde mediados de los años 40.
6 de abril de 2014
6 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cincuenta, Douglas Sirk, Technicolor, Rock Hudson, Lauren Bacall, Robert Stack, Dorothy Malone, una adaptación literaria que pinta interesante... Y no obstante algo falla.
Me temo que se debe a que entra en la categoría de las películas que envejecen sólo aceptablemente, y a que tengo ya tan mascado y trillado el dichoso sueño americano de hace varias décadas que si encima me lo ofrecen con un melodrama de ricachos alcohólicos repelentes (ya me ha quedado más que claro que en EEUU lo que debe de salir del grifo es whisky, seguro que es más barato que el agua) cuyos problemas psicológicos, la verdad sea dicha, me importan un bledo, entonces lo único a lo que me agarro es a las actuaciones, a la calidad de algunos diálogos (Bacall ahí a veces destaca) y a la belleza clásica de la fotografía de esa época.
Hay detalles que son los que anclan la película irremediablemente a su tiempo, y aunque eso es inevitable, lo malo es cuando lastran más de lo que resultan positivos. Quizá lo único positivo que tienen es que aprendemos ciertas cosas de aquellas generaciones pasadas. Por ejemplo, que una mujer hecha y derecha no podía echar una cana al aire cuando quisiera, que toda la comunidad se autoproclamaba la protectora de su virtud y hasta la policía hacía de carabina, como si la señora no fuese ya mayor de edad. Vamos, que no le bastaba con el padre guardián ni con los hermanos que se daban de tortas con los moscones. Así no es de extrañar que alguna estuviese más salida que los palos de un churrero. En el otro extremo estaba la mujer superdecente, extremo que encarna Bacall. Tanto que da grima el tópico del que es abanderada, "chica buena se pirra por chico tarambana y se cree capaz de reformarlo."
También es muy ilustrativo el comentario sobre que las mujeres no podían declarar contra sus maridos en los juicios. Sé que hoy día por ejemplo en España la esposa está en su derecho de no declarar contra su esposo (e imagino que al marido le asiste el mismo derecho), pero en la película se cita claramente que en aquellos años no es que tuviera la opción de hacerlo, es que no la tenía. No podía echarle mierda encima ni aunque el tío se lo mereciera. Lo que ya no sé es si la misma prohibición regía en la otra dirección. Lo cual dudo porque ya conocemos el doble rasero moral machista de nuestra avanzada civilización.
Ahí tenemos el país de la libertad. En los cincuenta no es que hubiera una libertad cojonuda para las mujeres.
Al mismo tiempo, todo eso es lo que añade un poco de polvo que cubre los saturados colores. No tendrá mejores cosas que hacer la policía que ejercer de niñera de una señorona de más de treinta tacos con los cascos ligeros porque el gachón que le hace tilín desde siempre no le hace maldito caso. Pero claro, es que el viejo magnate Hadley está tan podrido de pasta que tiene a una legión de aspirantes a chuchos lamiéndole el culo, incluida la poli de la ciudad. Si hasta creo que tiene su propia poli.
Y mira tú qué pena me da el hijo del viejo, el chuloplaya forrado, cuando se derrumba como un chiquillo caprichoso y llorica porque su virilidad queda en entredicho al creerse que no puede engendrar hijos. O ser machote a toda costa o morir. Si no tenías un churumbel que heredara todo lo tuyo y a quien amargaras la existencia como tu padre te la amargó a ti y tu abuelo a tu padre y así sucesivamente, mejor que te arrojaras por el viaducto.
Aunque siendo estadounidense se estilaba suicidarse bebiendo, claro.
Si es que la vida era un asco cuando no te decidías entre irte en el avión privado a emborracharte a Las Vegas o llevarte a tu futura conquista a tomar el sol a Florida.
No, tonto del culo, el río de tu infancia hace mucho que se quedó atrás, y no creciste porque no te dio la gana.
El sueño americano era muy duro si estabas forrado, ya te digo.
Y si eras pobre ya ni te cuento.
Me temo que se debe a que entra en la categoría de las películas que envejecen sólo aceptablemente, y a que tengo ya tan mascado y trillado el dichoso sueño americano de hace varias décadas que si encima me lo ofrecen con un melodrama de ricachos alcohólicos repelentes (ya me ha quedado más que claro que en EEUU lo que debe de salir del grifo es whisky, seguro que es más barato que el agua) cuyos problemas psicológicos, la verdad sea dicha, me importan un bledo, entonces lo único a lo que me agarro es a las actuaciones, a la calidad de algunos diálogos (Bacall ahí a veces destaca) y a la belleza clásica de la fotografía de esa época.
Hay detalles que son los que anclan la película irremediablemente a su tiempo, y aunque eso es inevitable, lo malo es cuando lastran más de lo que resultan positivos. Quizá lo único positivo que tienen es que aprendemos ciertas cosas de aquellas generaciones pasadas. Por ejemplo, que una mujer hecha y derecha no podía echar una cana al aire cuando quisiera, que toda la comunidad se autoproclamaba la protectora de su virtud y hasta la policía hacía de carabina, como si la señora no fuese ya mayor de edad. Vamos, que no le bastaba con el padre guardián ni con los hermanos que se daban de tortas con los moscones. Así no es de extrañar que alguna estuviese más salida que los palos de un churrero. En el otro extremo estaba la mujer superdecente, extremo que encarna Bacall. Tanto que da grima el tópico del que es abanderada, "chica buena se pirra por chico tarambana y se cree capaz de reformarlo."
También es muy ilustrativo el comentario sobre que las mujeres no podían declarar contra sus maridos en los juicios. Sé que hoy día por ejemplo en España la esposa está en su derecho de no declarar contra su esposo (e imagino que al marido le asiste el mismo derecho), pero en la película se cita claramente que en aquellos años no es que tuviera la opción de hacerlo, es que no la tenía. No podía echarle mierda encima ni aunque el tío se lo mereciera. Lo que ya no sé es si la misma prohibición regía en la otra dirección. Lo cual dudo porque ya conocemos el doble rasero moral machista de nuestra avanzada civilización.
Ahí tenemos el país de la libertad. En los cincuenta no es que hubiera una libertad cojonuda para las mujeres.
Al mismo tiempo, todo eso es lo que añade un poco de polvo que cubre los saturados colores. No tendrá mejores cosas que hacer la policía que ejercer de niñera de una señorona de más de treinta tacos con los cascos ligeros porque el gachón que le hace tilín desde siempre no le hace maldito caso. Pero claro, es que el viejo magnate Hadley está tan podrido de pasta que tiene a una legión de aspirantes a chuchos lamiéndole el culo, incluida la poli de la ciudad. Si hasta creo que tiene su propia poli.
Y mira tú qué pena me da el hijo del viejo, el chuloplaya forrado, cuando se derrumba como un chiquillo caprichoso y llorica porque su virilidad queda en entredicho al creerse que no puede engendrar hijos. O ser machote a toda costa o morir. Si no tenías un churumbel que heredara todo lo tuyo y a quien amargaras la existencia como tu padre te la amargó a ti y tu abuelo a tu padre y así sucesivamente, mejor que te arrojaras por el viaducto.
Aunque siendo estadounidense se estilaba suicidarse bebiendo, claro.
Si es que la vida era un asco cuando no te decidías entre irte en el avión privado a emborracharte a Las Vegas o llevarte a tu futura conquista a tomar el sol a Florida.
No, tonto del culo, el río de tu infancia hace mucho que se quedó atrás, y no creciste porque no te dio la gana.
El sueño americano era muy duro si estabas forrado, ya te digo.
Y si eras pobre ya ni te cuento.
30 de abril de 2024
30 de abril de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La década de los 50 fue prodigiosa para Douglas Sirk, que dio rienda suelta al melodrama, marcando varios hitos en el género que influyeron en autores tan diversos como Fassbinder o Almodóvar. "Escrito sobre el viento" es la más popular y a diferencia de, por ejemplo, "Obsesión" es más sórdida o los sentimientos humanos son más bajos. Aquí impera el dinero como poder, el alcohol y el sexo sórdido como vía de escape a las frustraciones y enamoramientos en línea ya que cada uno de los personajes está pillado por el otro. En los extremos opuestos, los dos hermanos que se odian pero que se parecen.
Aunque la trama no es original, la forma de expresarse es sublime. Los colores y el lujo, los rostros del cuarteto, los encuadres y gestos magnifican el efecto melodramático. La historia sigue patrones pero las frases son categóricas e hirientes. Las palabras que salen como puños por la boca de Malone o Stack se granjea unas interpretaciones reconocidísimas, de las mejores bajo la batuta del alemán. Ya si añadimos los prodigiosos físicos, facciones y talentos de Hudson y Bacall, con papeles de menos lucimiento, miel sobre hojuelas.
Aunque la trama no es original, la forma de expresarse es sublime. Los colores y el lujo, los rostros del cuarteto, los encuadres y gestos magnifican el efecto melodramático. La historia sigue patrones pero las frases son categóricas e hirientes. Las palabras que salen como puños por la boca de Malone o Stack se granjea unas interpretaciones reconocidísimas, de las mejores bajo la batuta del alemán. Ya si añadimos los prodigiosos físicos, facciones y talentos de Hudson y Bacall, con papeles de menos lucimiento, miel sobre hojuelas.
27 de abril de 2014
27 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca había oído hablar de esta película y quizás solo había oído su título pero no sabía quien trabajaba en la cinta así que como me apetecía volver a intentar retomar el contacto con el cine clásico decidí coger una al azar de las que tenían mis padres en dvd y salió esta así que por casualidad y sin leer nada sobre sus críticas ni sobre su argumento fui directo a verla y la verdad es que me ha sorprendido gratamente sobretodo en su segunda mitad.
Un potente melodrama que conmueve y conjuga varios sentimientos en juego desarrollando envidias, celos, ambiciones e incluso mentiras. Actuaciones magníficamente interpretadas destacando a una inigualable Dorothy Malone con un oscar francamente justo y un borracho y desesperado Robert Stack que lo borda como se podría decir antagonista de la cinta. Rock Hudson también destaca bastante como protagonista y clave del tramo final en el que se desenvuelven acontecimientos en que ninguno querría estar.
La banda sonora es alucinante y acompaña muy bien a las escenas más importantes e intrigantes de la cinta al igual que la humana dirección de Douglas Sirk que introduce muy bien los personajes dándoles mayor peso dramático a medida que avanzaban los minutos. El guión va mejorando a medida en que el triángulo amoroso se hace más fuerte y los secundarios comienzan a coger peso en la trama hasta llegar a un clímax que pocas películas han logrado impactar en el terreno melodramático.
Una cinta que peca de mantener un comienzo postrado al final que es algo que generalmente odio ya que pierde el factor sorpresa y que siendo su final algo muy intenso y grande resulta demasiado evidente dado a la personalidad que desprende Malone. Una película para recordar, muy bien dirigida e interpretada que te mantiene en tensión a medida que avanza la cinta desencadenando subtramas muy interesante en su segunda parte de película.
Un potente melodrama que conmueve y conjuga varios sentimientos en juego desarrollando envidias, celos, ambiciones e incluso mentiras. Actuaciones magníficamente interpretadas destacando a una inigualable Dorothy Malone con un oscar francamente justo y un borracho y desesperado Robert Stack que lo borda como se podría decir antagonista de la cinta. Rock Hudson también destaca bastante como protagonista y clave del tramo final en el que se desenvuelven acontecimientos en que ninguno querría estar.
La banda sonora es alucinante y acompaña muy bien a las escenas más importantes e intrigantes de la cinta al igual que la humana dirección de Douglas Sirk que introduce muy bien los personajes dándoles mayor peso dramático a medida que avanzaban los minutos. El guión va mejorando a medida en que el triángulo amoroso se hace más fuerte y los secundarios comienzan a coger peso en la trama hasta llegar a un clímax que pocas películas han logrado impactar en el terreno melodramático.
Una cinta que peca de mantener un comienzo postrado al final que es algo que generalmente odio ya que pierde el factor sorpresa y que siendo su final algo muy intenso y grande resulta demasiado evidente dado a la personalidad que desprende Malone. Una película para recordar, muy bien dirigida e interpretada que te mantiene en tensión a medida que avanza la cinta desencadenando subtramas muy interesante en su segunda parte de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor: Actuaciones, banda sonora, dirección, ritmo y segunda mitad.
Lo peor: Comienzo y final demasiado evidente.
Lo peor: Comienzo y final demasiado evidente.
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