Dunkerque
7.0
57,816
Bélico. Drama
Año 1940, en plena 2ª Guerra Mundial. En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán, que ha invadido Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, lo acepto, Nolan es mi director favorito, y con esta película, llego posiblemente a su nota mas alta.
Continuo en la zona spoiler
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La linea temporal, 3 ejes con tiempos distintos, como las entrelaza hasta legar al clímax, el sonido, la ambientación, nos lleva a formar parte de la película, somos uno mas en las playas de Dunkerque esperando que nos rescaten, la angustia que nos transmiten los actores, el terror que nos provocan los aviones que bombardean a los sobrevivientes, muy tensa, también sentimos ser copilotos de Tom Hardy, y gritamos en silencio en nuestro interior, Vamos Farrier Vamos...
La escena final, el aterrizaje sin gasolina, Farrier tomado prisionero, uno queda en estado de catarsis, tristes pero con el deber cumplido...
Gran película sin duda.
Un ultimo razonamiento y mensaje para los que les gusta Kubrick, si les gusta disfruten, a mi me aburre, pero no por eso, denostaré su obra, reconozco sus méritos, forma parte de la historia del cine, pero ya fue, hoy es la época de Nolan, quien esta escribiendo a pulso, nuevos capítulos llenos de elegancia y excelencia en los anales del séptimo arte.
La escena final, el aterrizaje sin gasolina, Farrier tomado prisionero, uno queda en estado de catarsis, tristes pero con el deber cumplido...
Gran película sin duda.
Un ultimo razonamiento y mensaje para los que les gusta Kubrick, si les gusta disfruten, a mi me aburre, pero no por eso, denostaré su obra, reconozco sus méritos, forma parte de la historia del cine, pero ya fue, hoy es la época de Nolan, quien esta escribiendo a pulso, nuevos capítulos llenos de elegancia y excelencia en los anales del séptimo arte.
22 de agosto de 2017
22 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comenzaré con una analogía: la la land es a musical como dunkirk es a cine bélico. Los directores se han encargado de basarse en ambos géneros respectivamente y recrearlos. Podrían llamarse post modernas por aplicar ciertas licencias personales y jugar con las reglas que implican cada género. En esta ocasión, todos conocemos los antecedentes de Nolan, un director que desde sus inicios tiene una temática recurrente como el espacio-tiempo. Es en ese sentido que Dunkirk, desde su teaser o trailers, podíamos anticipar un cine bélico atípico. Lo diferente puede resultar un fracaso o la gloria. Personalmente me dejó casi indiferente.
Dividir una guerra - o mejor dicho la huida de Francia- en tres espacios: cielo, tierra y mar, es una idea atractiva. El montaje se apoya en estos tres escenarios. El intro y todo el inicio mantiene una tensión notable, el peligro latente. Lo mejor de la película es, sin lugar a dudas, el diseño de sonido, apoyado muy probablemente por el soundtrack dirigido por Hans Zimmer. Dunkirk dura 100 minutos aproximadamente, de los cuales me atrevería a decir que solo se sostiene en 20 a 30 minutos. Lo que nos cuenta Nolan es una historia realmente pequeña, que le da más importancia en la forma que en el contenido y se siente alargada por ese montaje que al inicio parecía impresionante. La pelea de aviones se hace sosa por no ver una flota masiva, no se siente la ansiedad de los ocupantes en tierra y las situaciones en los barcos es insuficiente. La tensión no solo es creada por las grandes imágenes, sino por ese ensordecedor y angustiante banda sonora. Ahí me doy cuenta que sin el audio a ese nivel tan elaborado la película no funcionaría. El ritmo de la película es como un barco en la marea: bajaba y subía, sin nunca llegar a un climax, en todo caso eran ´microclimax´, pequeñas sensaciones para que algo grande se avecine y nunca llegaba. Y es en los 70 u 80 minutos restantes que el peligro se vuelve reiterativo y cuando uno piensa que la tensión se va al máximo, pues simplemente llegan a rescatar a todos y ocurre el desenlace. Dejando al espectador cortado de ansias por esperar algo que nunca llegaría: lo épico; mas si un final patriótico algo empalagoso.
A pesar de ser una película coral la importancia no está en el drama personal, sino en la masiva ansiedad de todos los ingleses por salir de las costas francesas, pero nunca se llega a sentir mas que en momentos puntuales,
por lo tanto no hay grandes actuaciones porque no es una película de personaje. Un visionado obligatorio para las clases magistrales de audio en el cine. Pero quedando claro que la banda sonora es funcional mas no extraordinaria para una película modesta de contenido.
Es lo peor que he visto de Nolan hasta la fecha.
Dividir una guerra - o mejor dicho la huida de Francia- en tres espacios: cielo, tierra y mar, es una idea atractiva. El montaje se apoya en estos tres escenarios. El intro y todo el inicio mantiene una tensión notable, el peligro latente. Lo mejor de la película es, sin lugar a dudas, el diseño de sonido, apoyado muy probablemente por el soundtrack dirigido por Hans Zimmer. Dunkirk dura 100 minutos aproximadamente, de los cuales me atrevería a decir que solo se sostiene en 20 a 30 minutos. Lo que nos cuenta Nolan es una historia realmente pequeña, que le da más importancia en la forma que en el contenido y se siente alargada por ese montaje que al inicio parecía impresionante. La pelea de aviones se hace sosa por no ver una flota masiva, no se siente la ansiedad de los ocupantes en tierra y las situaciones en los barcos es insuficiente. La tensión no solo es creada por las grandes imágenes, sino por ese ensordecedor y angustiante banda sonora. Ahí me doy cuenta que sin el audio a ese nivel tan elaborado la película no funcionaría. El ritmo de la película es como un barco en la marea: bajaba y subía, sin nunca llegar a un climax, en todo caso eran ´microclimax´, pequeñas sensaciones para que algo grande se avecine y nunca llegaba. Y es en los 70 u 80 minutos restantes que el peligro se vuelve reiterativo y cuando uno piensa que la tensión se va al máximo, pues simplemente llegan a rescatar a todos y ocurre el desenlace. Dejando al espectador cortado de ansias por esperar algo que nunca llegaría: lo épico; mas si un final patriótico algo empalagoso.
A pesar de ser una película coral la importancia no está en el drama personal, sino en la masiva ansiedad de todos los ingleses por salir de las costas francesas, pero nunca se llega a sentir mas que en momentos puntuales,
por lo tanto no hay grandes actuaciones porque no es una película de personaje. Un visionado obligatorio para las clases magistrales de audio en el cine. Pero quedando claro que la banda sonora es funcional mas no extraordinaria para una película modesta de contenido.
Es lo peor que he visto de Nolan hasta la fecha.
8 de septiembre de 2017
8 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy curioso e interesante el planteamiento de una película bélica, de un repliegue, no de una batalla, ni una heroicidad, ni nada por el estilo, sino de una retirada.
Uno de los detalles que más me han gustado es que no se ve ninguna persona del enemigo en toda la película. Hay aviones, hay torpedos, pero no hay personas del enemigo.
También es interesante el enfoque desde tres planos distintos, tierra, mar y aire, y como se van vinculando esas historias.
Eso sí se nota digamos una repetición del concepto estético de Interstellar. Por supuesto en la música de Hans Zimmer, con el sonido de segundero de cuenta atrás omnipresente. En los enfoques, los primeros planos, los horizontes.
Uno de los detalles que más me han gustado es que no se ve ninguna persona del enemigo en toda la película. Hay aviones, hay torpedos, pero no hay personas del enemigo.
También es interesante el enfoque desde tres planos distintos, tierra, mar y aire, y como se van vinculando esas historias.
Eso sí se nota digamos una repetición del concepto estético de Interstellar. Por supuesto en la música de Hans Zimmer, con el sonido de segundero de cuenta atrás omnipresente. En los enfoques, los primeros planos, los horizontes.
19 de septiembre de 2017
19 de septiembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se confirmaron mis peores sospechas: Dukerque es una película sobrevalorada, superficial, y lo que es peor, incoherente.
Verla en pantalla grande no empece la habilidad de un cinéfilo avisado para percatarse de que Nolan hace lo que muchos cineastas mediáticos: tapar las deficiencias narrativas con una exhibición de poderío visual ( por momentos uno tiene la impresión de estar asistiendo a un videojuego en pantalla gigante ). Las distintas tramas que confluyen al final son un mero artificio ya que casi toda la acción transcurre en la dichosa playa. Las generaciones más jóvenes se han educado con la televisión y los vídeos musicales de la MTV. Y eso se nota mucho en los directores actuales como Fincher, Noe, Tarantino o Nolan. Así surge el cine posmoderno, es decir, la preponderancia de lo visual sobre lo narrativo.
No me extenderé mucho en criticar su frialdad emocional de la cinta, que es más que evidente, ni el abuso auditivo que causa en el espectador, pero si es digno de crítica su total incoherencia. Intenta nadar y guardar la ropa. Los cineastas valientes como Kubrick, al que tanto admira Nolan, fueron inmunes a la critica y a las modas imperantes, porque el verdadero autor no es el aquel que hacen gala de un estilo personalizado sino el que está dispuesto a llevar su visión hasta el final.
Cuando un director hace una propuesta radical, debe llevarla hasta sus últimas consecuencias. No es lo mismo usar la música para crear clima y ritmo, tal como hizo sabiamente en la brillante trilogía de Batman, que hacer continuos subrayados para afirmar lo evidente. Y ahí reside precisamente su debilidad. Cuando Kubrick decidió hacer una peli tan arriesgada como 2001, fue consecuente hasta el final: realizó al primera obra fílmica completamente audiovisual. Nolan pretende algo parecido. Pero un filme supuestamente hiperrealista requiere de un compromiso total. No es lo mismo adaptar un cómic de superhéroes donde todo es ficción, que hacer una representación realista del campo de batalla.
La visión posmoderna del mundo está triunfando gracias a personas como Tarantino y ahora gracias a Nolan. Ya Braudrillard nos advirtió de que ya solo percibimos una mera representación de la realidad y no la realidad misma. La realidad como espectáculo, como artificio vacuo, sin pretensión de verdad. Si Haneke hubiera rodado Dunkerque nadie soportaría su crudeza, pero Hollywood prefiere una realidad más edulcorada, apta para todos los públicos. Lo puedo entender perfectamente, pero no me convence.
Verla en pantalla grande no empece la habilidad de un cinéfilo avisado para percatarse de que Nolan hace lo que muchos cineastas mediáticos: tapar las deficiencias narrativas con una exhibición de poderío visual ( por momentos uno tiene la impresión de estar asistiendo a un videojuego en pantalla gigante ). Las distintas tramas que confluyen al final son un mero artificio ya que casi toda la acción transcurre en la dichosa playa. Las generaciones más jóvenes se han educado con la televisión y los vídeos musicales de la MTV. Y eso se nota mucho en los directores actuales como Fincher, Noe, Tarantino o Nolan. Así surge el cine posmoderno, es decir, la preponderancia de lo visual sobre lo narrativo.
No me extenderé mucho en criticar su frialdad emocional de la cinta, que es más que evidente, ni el abuso auditivo que causa en el espectador, pero si es digno de crítica su total incoherencia. Intenta nadar y guardar la ropa. Los cineastas valientes como Kubrick, al que tanto admira Nolan, fueron inmunes a la critica y a las modas imperantes, porque el verdadero autor no es el aquel que hacen gala de un estilo personalizado sino el que está dispuesto a llevar su visión hasta el final.
Cuando un director hace una propuesta radical, debe llevarla hasta sus últimas consecuencias. No es lo mismo usar la música para crear clima y ritmo, tal como hizo sabiamente en la brillante trilogía de Batman, que hacer continuos subrayados para afirmar lo evidente. Y ahí reside precisamente su debilidad. Cuando Kubrick decidió hacer una peli tan arriesgada como 2001, fue consecuente hasta el final: realizó al primera obra fílmica completamente audiovisual. Nolan pretende algo parecido. Pero un filme supuestamente hiperrealista requiere de un compromiso total. No es lo mismo adaptar un cómic de superhéroes donde todo es ficción, que hacer una representación realista del campo de batalla.
La visión posmoderna del mundo está triunfando gracias a personas como Tarantino y ahora gracias a Nolan. Ya Braudrillard nos advirtió de que ya solo percibimos una mera representación de la realidad y no la realidad misma. La realidad como espectáculo, como artificio vacuo, sin pretensión de verdad. Si Haneke hubiera rodado Dunkerque nadie soportaría su crudeza, pero Hollywood prefiere una realidad más edulcorada, apta para todos los públicos. Lo puedo entender perfectamente, pero no me convence.
8 de octubre de 2017
8 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En lo más profundo de esa visión cruda y espectacular de un conflicto bélico visto desde la barrera, existe la ansiedad de quien lo vive. Más que valor, arrojo y heroicidad, más que buenos y malos, más que un espectáculo grotesco con soldados sujetándose las tripas, sangre, caos y gritos de terror, en la guerra hay miedo. Miedo al instante más próximo, miedo al azar, miedo a no salir de ahí. Han habido miles de guerras, libradas de mil formas distintas, pero puedo afirmar sin haber estado en ninguna de ellas que siempre ha habido miedo. Y por ello Dunkerque es una película con tantísimo corazón, por qué no retrata a un grupo de soldados en concreto si no a todos ellos, no narra una historia acotada por un grupo de personajes en unas circunstancias particulares si no que trata de transmitir las sensaciones sufridas por cualquiera de los allí presentes.
Durante la primera secuencia de la película llueven panfletos sobre los ingleses con el eslogan “estáis atrapados”, una afirmación que es la verdadera protagonista de esta historia. Ese impreso que sirve como introducción, nudo y desenlace contiene las intenciones de este filme, que rehuye intencionadamente de profundizar en los personajes para centrarse en ofrecer una perspectiva donde prima lo sensitivo. La ansiedad por querer huir más pronto que tarde, el agobio de no ser capaz de hacerlo, o la intensidad de una masacre que viene por tierra, mar y aire son algunas de las emociones que transcienden la pantalla y se solapan sobre la piel del público asistente.
En esa búsqueda por generar un impacto perturbador, por bajar al fango al espectador, la banda sonora compuesta por Hans Zimmer destaca especialmente como un elemento que contribuye a exacerbar todo cuanto se ve. Siendo los efectos sonoros mucho más destacables que la parte melódica. Como cuando sobre alas se hacen rugir los motores incrementando los decibelios incluso por encima de lo puramente realista, intimidando, sobrecogiendo y poniendo a prueba la resistencia de algunos tímpanos. O como cuando a ritmo de tic - tac se instaura un estado de histeria y locura del que no eres consciente hasta que, en un final donde para sorpresa de los derrotados se esta celebrando su fracaso, se hace el silencio.
La visión cinematográfica de Christopher Nolan suele tener un peculiar concepto del tiempo a la hora de estructurar la narrativa audiovisual. En este caso, en un nuevo acto de personalidad, consigue aunar en uno solo tres hilos temporales distintos de forma que se visualicen como un continuo. Una semana, un día o una hora son tres escalas temporales que difieren en el tiempo pero no en la pantalla. Tres historias que se perciben como un todo unificado dándole a la cinta un ritmo arrollador que no permite echar el freno.
Durante la primera secuencia de la película llueven panfletos sobre los ingleses con el eslogan “estáis atrapados”, una afirmación que es la verdadera protagonista de esta historia. Ese impreso que sirve como introducción, nudo y desenlace contiene las intenciones de este filme, que rehuye intencionadamente de profundizar en los personajes para centrarse en ofrecer una perspectiva donde prima lo sensitivo. La ansiedad por querer huir más pronto que tarde, el agobio de no ser capaz de hacerlo, o la intensidad de una masacre que viene por tierra, mar y aire son algunas de las emociones que transcienden la pantalla y se solapan sobre la piel del público asistente.
En esa búsqueda por generar un impacto perturbador, por bajar al fango al espectador, la banda sonora compuesta por Hans Zimmer destaca especialmente como un elemento que contribuye a exacerbar todo cuanto se ve. Siendo los efectos sonoros mucho más destacables que la parte melódica. Como cuando sobre alas se hacen rugir los motores incrementando los decibelios incluso por encima de lo puramente realista, intimidando, sobrecogiendo y poniendo a prueba la resistencia de algunos tímpanos. O como cuando a ritmo de tic - tac se instaura un estado de histeria y locura del que no eres consciente hasta que, en un final donde para sorpresa de los derrotados se esta celebrando su fracaso, se hace el silencio.
La visión cinematográfica de Christopher Nolan suele tener un peculiar concepto del tiempo a la hora de estructurar la narrativa audiovisual. En este caso, en un nuevo acto de personalidad, consigue aunar en uno solo tres hilos temporales distintos de forma que se visualicen como un continuo. Una semana, un día o una hora son tres escalas temporales que difieren en el tiempo pero no en la pantalla. Tres historias que se perciben como un todo unificado dándole a la cinta un ritmo arrollador que no permite echar el freno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El desinterés intencionado por crear una historia al uso no implica la insignificancia de los interpretes quienes, sin subrayados y por medio de un lenguaje que omite las palabras ofrecen matices de gran calado. Se puede ver a dos soldados (Fionn Whitehead y Damien Bonnard) establecer un honesto vínculo a pie de playa cuando uno de ellos descubre al otro usurpar la personalidad de un tercero. La templanza de un niño (Tom Glynn-Carney) al ocultar a un loco (Cillian Murphy) el trágico destino de sus arrebatos, o lo poco que necesita Tom Hardy para que cuando se acaba el gas, le quieras dar todas las medallas.
Dunkerque puede gustar más o menos pero sin duda es algo novedoso, fresco y arriesgado. A la complejidad técnica y creativa de crear semejante espectáculo le va a la zaga la dificultad de conseguir la licencia para hacerlo gastándose por encima de los 100 millones de presupuesto. Visualmente es arrolladora, es intensa de principio a fin, y además resulta interesante. Pueden existir películas más completas o con un mayor recorrido pero Christopher Nolan ofrece una experiencia única, y eso es muy grande.
Firmado: https://detenteencine.blogspot.com.es
Dunkerque puede gustar más o menos pero sin duda es algo novedoso, fresco y arriesgado. A la complejidad técnica y creativa de crear semejante espectáculo le va a la zaga la dificultad de conseguir la licencia para hacerlo gastándose por encima de los 100 millones de presupuesto. Visualmente es arrolladora, es intensa de principio a fin, y además resulta interesante. Pueden existir películas más completas o con un mayor recorrido pero Christopher Nolan ofrece una experiencia única, y eso es muy grande.
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