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Orígenes

Drama. Romance. Ciencia ficción Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia. (FILMAFFINITY)
Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
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8
2 de enero de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película capaz de despertar emociones profundas en el espectador, algo que hoy en día por desgracia no es muy común. A pesar de que la premisa del filme se basa en el debate ciencia vs. religión, el fin último de la cinta es hacernos sentir.

A su vez, y a pesar de que por cómo se desarrolla la película parece que claramente se decanta hacia una de las posiciones, lo cierto es que eso es discutible, pero siendo o no discutible, lo que importa es la finalidad y la idea principal de la película, que ya se ha expuesto.

Immanuel Kant decía que no podemos conocer las cosas como son en sí, porque nuestra percepción tiene que superar el filtro de nuestros sentidos (gusto, olfato, tacto, vista, oído) y que una vez los han atravesado, nos llegan. Hay criaturas que no tienen esos cinco sentidos, o que los tienen mucho más potenciados, por lo que su realidad y su experiencia es muy distinta de la nuestra. No podemos conocer todo, aunque podemos conocer mucho. Y ello no significa que "todo sea posible" ni que hayamos de adimitir planteamientos irracionales, simplemente supone ampliar los horizontes de la mente para tener en cuenta otros puntos de vista.
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spoiler:
La premisa final de la película es que los números están ahí, que la ciencia nos ayuda a entender la realidad y que en ocasiones es irrefutable, pero que ello no puede separarse de las emociones humanas, y que éstas son las que son. No se trata de decir que Dios existe ni nada por el estilo, a pesar de que muchos puedan verlo así (y por tanto, criticarlo), se basa en que a pesar de que la niña india, que Ian, el protagonista, cree que puede ser la reencarnación de su amada Sofi (Àstrid Vergés) falla el test, y los números están muy lejos de aportar pruebas concluyentes, un sólo gesto, que puede ser completamente aleatorio o por razones que pueden no tener nada que ver con lo que Ian cree, es suficiente para despertar una emoción de amor muy poderosa en él. No son tan importantes los hechos en sí, que como hemos visto, no nos permiten captar toda la realidad, al tener que pasar a través de nuestros limitados sentidos, sino de ver qué realidad despiertan esos hechos en nosotros. En eso se basa la película.

La sencillez de los actores, un soberbio Michael Pitt y el personaje de Àstrid Vergés (Sofi) interesantísimo, con sus virtudes y sus defectos, como todas las personas, son la pincelada perfecta para completar una película brillante.
5
11 de enero de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eterna disyuntiva.
No afirmo que la ciencia tenga las respuestas para todo (se queda corta), ni siento inclinación hacia las interpretaciones religiosas y místicas. Tiro más hacia la ciencia, pero reconozco que siempre hay fenómenos difíciles de explicar.
Como yo tiendo hacia el agnosticismo y el escepticismo, aunque no soy quién para negar que pueda existir algo más allá de lo que puedo percibir, no comulgo en absoluto con la personalidad de Sofi. No digo que ella no tenga razón en nada, pero yo sencillamente no congenio con la gente con muchos pájaros en la cabeza. Una buena dosis de imaginación y romanticismo me parece genial. Cuando es demasiada, me carga.
Por otro lado está Ian, un científico obsesionado con el estudio de la evolución del ojo humano. El tema de por sí me interesa poco tal como lo presentan (cada vez que él y la becaria están en el laboratorio me aburro), y cuando encima le meten el toque sobrenatural, aún me llama menos.
Tampoco me resulta convincente la relación entre Ian y Sofi, y esa especie de “predestinación” de los acontecimientos (patente en las forzadísimas casualidades que no cesan de ocurrir, pero supongo que no debería hablar de “casualidades” en esta película) sólo te hará cómplice si entras en el juego.
Y nada, que esto no me ha emocionado.
3
11 de diciembre de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me ha resultado un tanto aburrida, dada su extremada duración que se podría haber evitado realizando escenas más dinámicas, con menos pausa. Aunque esta queja puede ser fruto de nuestra persepectiva generacional, más interesada por lo inmediato y rápido.

No sé quién es el director de fotografía pero resulta un tanto cansino, con tanto plano a contraluz y cámara lenta que parece extraído de un anuncio de perfume. Pueden ser planos muy trabajados, pero encajan mal con el relato que nos quieren contar. Ese tipo de planos te hacen pensar más en las ganas de lucimiento estético que en el desarrollo del argumento.

Por otra parte, la historia está contada de una manera muy pedante y con ciertos recursos mega-guays que le dan una pátina gafapasta insoportable a la cinta. Me refiero a pequeños detalles como escribir en una ventana el nombre de organismos, con el fondo de un puente ahí todo molón, y la chica subida a la mesa, como diciendo: somos científicos, pero molamos.

Voy a seguir en el spoileador por evitar cagadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tras pensar profundamente en el argumento de esta película, que intenta hacer pasar por ciencia-ficción lo que realmente es especulación cristiana sobre la existencia de dios, pensé en el capítulo de los Simpsons, en el cual Lisa (que personifica la ciencia y el raciocinio) se opone a todo Springfield ante el descubrimiento del esqueleto de un ángel. En este capítulo se tocan los mismos temas que en la película pero de un modo mucho más elegante y coherente que en la película.

La eterna obcecación religiosa en querer equiparar su sistema de creencias infundadas con la ciencia contrastable y pulida por siglos de método científico.

A diferencia de Lisa, que aprieta la mano de su madre durante los instantes en los que llega a creer que el ángel es verdadero, nuestro protagonista comienza un descenso a los infiernos deductivos, basándo toda su conclusión en una pura coincidencia que abre una listas de dudas coherentes.

¿Por qué el ojo es el reflejo del alma?
¿Acaso una persona que pierde sus ojos pierde su alma?
¿Qué hace dios con los animales que no tienen ojos, no tienen alma?
Y, si dichos animales carecen de alma no por su falta de ojos, sino por no tener humanidad; ¿en qué situación quedan los animales que sí tienen ojos?
¿El llanto de la niña india de clase baja que habla inglés al entrar al ascensor es debido a que es el alma de la difunta novia, o bien la niña tiene su propio trauma con los ascensores? Lo cierto es que la muerte de la novia es más traumática para Gafotas que para la propia muchacha, que parece más bien dormirse en brazos de su amado.

A parte de estas cuestiones, resulta que la película es inverosímil en muchas cosas. Una o dos se pueden aceptar, pero tantos cliches y momentos de esos en los que dices... ajam, claro que sí...

Veamos algunos ejemplos:

- Gafotas liga con pivón.
- Pivón que además pasa de todo lo científico se enamora del pelma Gafotas que sólo le aporta broncas pedantes de temas que a ella se la bufan visible y ampliamente.
- Rubia científica también se enamora de Gafotas y se contenta con recoger los restos del naufragio.
- Cuando nace el bebé, le hacen el escaner delante de los padres y la enfermera hace un "ups, se me ha escapado información clasificada". Algo así como si vas a comprar un refresco y "ups, apareció en la pantalla la fórmula de la cocacola"
- El Gafotas empieza su cutre-investigación por separado, en vez de dirigirse a los científicos que estaban investigando a su hijo por su probable conexión de alma con el difunto agricultor negro.
- El bebe de Gafotas hace un positivo en prácticamente todas las pruebas, mientras que la niña india de clase baja que habla inglés da un 45%.
- Si los traumas se van pasando de persona a persona, imaginemos que desde el principio de los tiempos, ¿no deberíamos temblar de pánico ante prácticamente cualquier cosa? A lo largo de la humanidad, los containers de nuestro alma seguramente hayan perecido de las más diversas y espantosas maneras.
- ¿India es un cortijo de pederastia? Creo que todos lo hemos pensado al ver la impunidad con la que Gafotas se lleva a un hotel a la niña india de clase baja que habla inglés.
- ¿Cómo se encaja la existencia de seis mil millones de humanos (con sus almas) en la actualidad frente a la población de otras épocas?

En fin, al final resulta ser un petardo incoherente y pedante para gafapastas de corto recorrido.
4
15 de noviembre de 2014
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de ciencia ficción siempre ha encontrado acomodo en el formato independiente norteamericano, como variante poética y reflexiva con la que poder completar espacios alternativos, en contraposición a proyectos más grandilocuentes, llamados a ocupar una primera fila de notoriedad.

El director Mike Cahill, en su segundo trabajo tras la cámara, aspira a poder edificar su propio código impreso dentro del género, ocupando en solitario las labores de guionista, algo que por otro lado, se postula como imprescindible a la hora de intentar alcanzar esa deseada etiqueta de autor.

Lo curioso es que su intrigante planteamiento inicial se mantiene en un deseado plano neutro, y su forma estética, asentada en la contención, resulta convincente. Sus defectos surgen tras avanzar un tercio en el metraje, cuando el discurso adquiere una forma de alegato pseudo intelectual, salpicado por un misticismo santurrón que suena a chufa.

"Orígenes" ha sido recientemente premiada como mejor película en el Festival de Sitges, y uno no puede menos que preguntarse si este año formaban su jurado alumnos de secundaria, porque no se entiende que un trabajo tan decepcionante puede encontrar apoyos entusiastas para su causa.

Bajo esa realidad, bien parece que todo quede tristemente reservado para que los 4 perroflautas de turno, acaben obnubilados con su envoltorio artificial, y salgan de la sala oscura pensando que su conciencia se puede elevar más allá de cualquier consideración científica. Eso y que viajar a la India, un país al que un servidor no se acercaría ni gratis, debe ser indudablemente el no va más de la espiritualidad.

En lo positivo, y atendiendo a su reparto, el actor Michael Pitt cumple sobradamente como protagonista, y la confrontación de personalidades que se plantea entre los personajes de Brit Marling y Astrid Bergés-Frisbey, quizá sea lo más interesante en la propuesta argumental de Cahill, que demuestra buena mano en el dominio del universo emocional femenino.

Finalmente, habrá que concluir el debate con aquello que sentenciaba al respecto el juez Snyder de "Los Simpsons", y que se basaba en dictar una sencilla orden de alejamiento entre ciencia y religión, como forma segura de mantener ambos espectros alejados. Al menos, parece una buena fórmula con la que evitar caer en discursos tan poco gratificantes.


> Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com <
7
22 de noviembre de 2014
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace mucho tiempo, cuando se cocía el “boom científico” actual, TVE eliminaba con poca inteligencia y sin pudor de la parrilla del segundo canal, tras décadas de emisión, el mítico programa “Redes”, un excelente programa de divulgación científica donde gracias a los Punset (sobre todo, cómo no, a Eduard), a los más profanos se nos informaban de temas interesantes, (pocas veces eran demasiados especializados o intrincados y entonces me perdía), pero bueno, a lo que voy, a lo largo de los años, entre los numerosos invitados con que contaron eran científicos expertos, que muchos de ellos, entre risas, comentaban que actualmente, y tras notorios avances, se encontraban en una etapa paradójica, ya que la en ciencia, cosa poco común, se empezaba a dudar de la rigidez de la misma, abriéndose ellos mismos a unas posibilidades que hace décadas era impensable: a no basarse solamente en datos, si no en “creencias”, intuiciones, incluso en teorías vagas y de tintes casi espirituales.
Por todo ello, el tema, al menos para mí, que plantea “Orígenes” me parece muy interesante y que se engloba en lo dicho anteriormente. Para mí no se trata de una paja mental “new age”, ni tampoco de un film de sello “gafapasta”. Es una inteligente propuesta, con ciertas dosis de originalidad y también muy hábil, sobre todo gracias a un guión correcto con personajes definidos y a una dirección tan clara como honesta. Porque gracias a todo esto, Cahill ha superado las trabas que se daban en su curiosa primera película “Another Earth”, y sin traicionarse a sí mismo, consigue llegar a un mayor público, aunque no por ello se trate de una película corriente para “el gran público”. Yo lo veo como un film romántico, dramático en algún momento pero sin regodearse demasiado, que se sigue con mucha atención (no nos mordemos las uñas, cuidado, que no se basa en la tensión) y donde se plantean sugerentes cuestiones pero sin la arrogancia de pretender dar respuestas.
Michael Pitt, su protagonista, hace uno de sus mejores trabajos, se ve convencido y comprometido, tanto que, con buen gusto, también hace de coproductor. Brit Marling va a la par de Pitt, hace una buena interpretación, así como el resto que los secunda. Su banda sonora es acertada, a tono con el conjunto, como su fotografía, donde los tonos son más importantes que sus tomas, que también están pensadas, dicho sea de paso. El montaje corre a cargo de Cahill, por lo que deducimos que en un futuro podría darnos obras aún más logradas, ya que sabe perfectamente controlar su producción en muchos aspectos, y lo más importante, va adquiriendo soltura “al contar”. La pena es que, y a pesar de haber sido premiada en el Festival de Sitges, parece que hoy por hoy no se convertirá en el éxito de la temporada, al menos en cuanto a recaudación se refiere, pero como buen “film de culto”, a la larga irá haciéndose con más “fans”, un público quizás no tan pendiente de los últimos estrenos en cine, por las razones que sean, pero sí cinéfilo y con sentido si no espiritual al menos estético, porque qué ojos tan bonitos salen, y qué curioso eso de que el iris humano se asemeje a una galaxia, a esos universos donde Cahill nos quiere llevar… Qué conceptos tan atractivos y tan desconocidos.
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