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A propósito de Llewyn Davis

Drama Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
Críticas 182
Críticas ordenadas por utilidad
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8
3 de enero de 2014
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tú sabes más que nadie, Llewin, que el pasillo que conduce a la fama es angosto y estrecho. Hay que avanzar lento y despacio, en fila india y de uno en uno. Y al final, sólo unos pocos alcanzan la meta, al final hay un último obstáculo que superar, dos puertas se alzan ante ti, una a la izquierda, otra a la derecha. Y hay que hacer una última elección. Así de absurda y de arbitraria es la vida. Y de injusta, un día estás arriba del todo y al siguiente tocas fondo. Has de conducirte con cuidado, Llewin, y no dormirte, mantén los ojos fijos en el camino y no bajes la guardia. Alguien puede estar apuntándote con un bastón y hacer lo que quiera contigo. Budú incluso. Te estará vigilando y quizá decida por ti. Observará tus pasos vagando por la ciudad mientras el frío te cala los huesos. Sin hogar ¿Cómo te sientes? Like a rolling stone, como un auténtico don nadie, un verdadero desconocido ¿Cómo te sientes?

No desesperes, Llewin. Sé que tu momento llegará. Lo sé porque los tiempos están cambiando. Definitivamente, van a cambiar, lo vas a ver. Y a veces, una caída es la mejor manera de tomar impulso y subir. Todo el mundo te quiere, Llewin. Los niños te sonríen en el metro y siempre hay alguien dispuesto a ofrecerte un plato de comida caliente por más que les decepciones una y otra vez. Siempre hay unos ojos que te miran entornados suplicando que no le abandones. Porque, aunque parezca que el mundo se empeña en darte la espalda, todos te queremos. Tu padre, al que cantarás esa canción que él mismo te cantaba en su regazo cuando eras pequeño, también te quiere a su manera. Quizá tu hijo, si es que algún día tienes alguno, pueda también llegar a quererte. No lo olvides, Llewin, sigue luchando, porque tienes amigos, y eso sin duda es tu mejor abrigo, es tu verdadero hogar.

Los hermanos Coen dirigen esta película con la clase y la elegancia a la que nos tienen acostumbrados. Saben colocar los elementos precisos en los momentos adecuados y se rodean como siempre de los peones necesarios para despachar una obra de impecable factura. Buena culpa de ello la tiene la delicada fotografía de Bruno Debonnel que nos retrotrae a tiempos de respuestas en el viento. Ahí está también, como no podía ser menos, su impagable banda sonora y un competente reparto en el que nadie parece dar una nota más alta que otra. Sobresale, claro, la voz solista y la mirada tierna de un siempre ajustado Oscar Isaac. Todo ello para conformar este bello retrato en sepia de la derrota y del fracaso. Que desprende una emoción singular que se mastica poco a poco y que deja poso. Nobody knows you when you are down and out. Sí, pero el fracaso no es más que la cara B del triunfo. La vida es así de absurda, injusta y arbitraria. La vida es como una película de los Coen.
6
14 de marzo de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente voy a ser duro al enjuiciar la película. Estoy convencido de que, con el tiempo, pensaré que se me ha ido la mano. Pero, como dije cuando hablé de la última de Woody Allen, a los más grandes hay que exigirles más que a los demás. Por eso voy a ser duro con los Coen. Aunque ellos no se van a enterar nunca, claro.

Me ha decepcionado la película. Supongo que esperaba demasiado. Pero estoy seguro de que, aunque no fuera así, tampoco me parecería gran cosa. Porque no lo es. Es una película muy normalita, que si no fuera firmada por los Coen seguramente pasaría desapercibida. Tiene cosas buenas, por supuesto. La música está bastante bien (para los que nos gusta el folk), la fotografía es asombrosamente buena, y hay señales del cine de los Coen, especialmente en ciertos toques de su genuíno y oscuro sentido del humor. Pero a la película le falta peso, le falta fuerza, no va a ninguna parte, cuenta pocas cosas y no las cuenta bien, o no las cuenta de un modo que enganche.

Lo más llamativo de la película es su estructura. Comienza con la escena final (hablando en términos cronológicos), por lo tanto, la película termina en el principio. No sé si me explico. Tiene, por tanto, una estructura circular, empieza y acaba de la misma manera. El viaje de Llewyn termina en donde empieza, es un viaje a ninguna parte, una mezcla del mito de Sísifo y la Odisea de Homero (ésta última, claramente representada por el nombre del gato: Ulises). Supongo que los Coen tratan de retratar eso, la odisea de un hombre por buscar su lugar, sin encontrarlo. Un perdedor, maltratado por la vida, por la gente, y por sus propios errores. Con un pasado oscuro y un futuro más oscuro todavía. Siempre desubicado. Siempre viajando sin saber adonde.

No está mal el planteamiento. Habría funcionado si se hubiera hecho de otra manera, pero no funciona. O, para ser exactos, no funciona conmigo. No empatizo con Llewyn, no me transmite nada. Si acaso, ciertas ganas de darle dos hostias de vez en cuando. Mira que me suelen gustar los retratos de perdedores, pero este no. De tan perdedor que es, ni eso logra.

No diría que es una mala película, porque eso sería mentir. Pero se queda en pasable. Me imagino que dentro de unos años, cuando hable con alguien sobre los Coen y empecemos a nombrar sus películas, de ésta ni me acordaré. Y el caso es que los primeros diez o veinte minutos me parecen buenos, logran captar mi interés. La escena del bar con la canción “Hang me oh hang me”, luego el gato que se escapa y se lo tiene que llevar en el metro, la llegada a casa de Jim y Jean con el gato, y el militar que tienen allí alojado… en fin, empieza de un modo interesante, pero poco a poco va decreciendo, decreciendo… comienza a languidecer, y hasta aparecen los bostezos, que es lo peor que puede pasar en una película. Eso si, entre bostezo y bostezo, buenas canciones.

A mitad de la película empiezas a sospechar que no va a pasar nada, que el resto del tiempo va a ser más de lo mismo, fracasos de Llewyn, nuevos sofas en los que dormir, etc. y empiezas a desear que haya más escenas de canciones porque esas al menos sí que valen la pena. Y oye, aunque no pase nada, siempre es agradable escuchar buenas canciones.

Y en este punto tengo que decir que Oscar Isaac (el actor que interpreta el papel de Llewyn Davis) es una sorpresa agradable, tanto como actor como en su faceta de cantante. Su trabajo para hacer un personaje patético es muy bueno, lo logra con total solvencia. En cuanto a su interpretación musical, también está más que digno. También me gustan Justin Timberlake y Carey Mulligan, que hacen una actuación cantando junto a Oscar Isaac que recuerda mucho a Peter, Paul & Mary, bastante lograda.

El tono underground de la película, tan característico de los Coen, en esta ocasión no funciona porque la historia es totalmente intrascendente. Además, hay varias subtramas que se abren durante la película y se quedan ahí, sin que se lleguen a cerrar. Es más, sin que se lleguen a retomar. No lo entiendo. Si abres una subtrama, que sea para algo, no para dejarlo ahí y ya está. No se, igual es que no me he enterado muy bien y tengo que volver a verla pero salí con la sensación de que los Coen habían metido cosas ahí a capón, o que habían iniciado subtramas y no se les había ocurrido nada para resolverlas, por lo que habían decidido simplemente abandonarlas.

La relación amor-odio de Llewyn con Jean (Carey Mulligan) daba para mucho más. Desde luego hace gracia la forma en que ella le trata, y la manera en que Llewyn aguanta el chaparrón de insultos y desprecios de ella, bordando el papel de pringao, ese personaje que todos conocemos en la vida real al que parece que no molesta que maltraten y que nos hace llegar a creer que merece ese maltrato, por pringao y sumiso. Pero ya digo, no se entra a fondo en la relación, los Coen lo tratan de puntillas, como casi todo en la película.

Por el contrario hubo una cosa que me pareció muy forzada. Se trata del viaje a Chicago de Llewyn Davis para una audición. Da la impresión de que tenían por ahí un guión con la escena del viaje con John Goodman, no les colaba en ninguna película anterior y lo han metido en esta. Porque, en principio, no venía mucho a cuento. Eso sí, es una de las mejores partes de la película. Pero, como digo, no encaja mucho, da la sensación de haberla metido ahí de un modo forzado.

En resumen, decepción. Creo que hay cuatro o cinco muy buenas escenas. Muy buenas. Pero una película es un todo, no basta con hacer cuatro o cinco buenas escenas, con buenos diálogos y muy bien interpretadas si todo eso no está al servicio de algo. Eso es lo que me falta, los cimientos sobre los que apoyar todo eso. Yo esperaba más. Y la culpa la tienen ellos, por haber hecho películas tan buenas.

http://keizzine.wordpress.com/
7
24 de junio de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de los Hermanos Coen (Joel & Ethan) se presenta este film sobrio y melancólico que se centra en el renacimiento de la música folk estadounidense en los años sesenta.

New York, 1961. Llewyn Davis es un joven cantautor de folk que malvive y subsiste como puede en Greenwich Village. Con su guitarra a cuestas, sin residencia estable ni apenas dinero y sin abrigo para protegerse del frío invernal, pelea por ganarse la vida como músico, actuando en bares y buscando algún mánager que le permita dar el salto definitivo. Relato de la lucha en busca de un sueño que no resistirá eternamente las múltiples embestidas del destino.

La película está parcialmente basada en la vida de Dave Van Ronk (1936-2002), cantante neoyorquino de música folk, apodado como ‘el alcalde de la calle MacDougal’. Su mote es debido a que, al igual que la de Llewyn, su música se desarrolló en cafeterías y bares de la gran manzana, donde conoció, inspiró y ayudó a varios artistas como Bob Dylan, Phil Ochs o Jony Mitchel, entre otros.

La vida de Llewyn nos conduce en un periplo de escenario en escenario para actuar, de sofá en sofá para dormir, y de puerta en puerta buscando ayuda. Los productores musicales no le prestan atención y, en el mejor de los casos, le proponen trabajos insustanciales o formando parte de grupos, de los que el protagonista huye pues hace poco formó un dúo y su compañero se suicidó. Con este lastre carga todo el metraje, lo que le provoca ciertos estados de ansiedad que acaba pagando con los que le tienden la mano.
La película, como una canción folk, no suele obtener un resultado de entusiasmo en el espectador, pero su toque melancólico y desventurado hace que se cree un sentimiento de satisfacción que lleva a disfrutarla. La dirección de los Coen es excelente, y su narración uno de los aspectos a destacar, guiándonos por ese ambiente gélido, errante e inestable para un viaje en busca de mejor suerte.

Las actuaciones de los actores son muy buenas, destacando la de Oscar Isaac (Llewyn) que además de dejarnos un personaje capaz de transmitir con la mirada, interpreta varias de las canciones de la estupenda BSO folk que nos lega el film. Y es que cada una de las escenas musicales consiguen que nos sintamos realmente sentados en el bar, entre humo y oscuridad, en silencio, solos frente a Llewyn con el único afán de degustar su voz. En lo que a cantantes tan únicos como olvidados se refiere, nos recuerda a Rodríguez, protagonista del fantástico documental ‘Searching for Sugar Man’ (Malik Bendjelloul, 2012).

En definitiva, los Hermanos Coen nos regalan una obra con una ambientación única, como de costumbre, en la que perdernos acompañando a Llewyn Davis por ese viaje nómada en busca de su sueño: vivir su la música. Como decimos, no es un film que entusiasme pero si permite pasar un buen rato y nos acerca de paso al mundo del folk americano.

Reseña de mi blog -> http://lacintablanca.com/
6
14 de junio de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe en ella un fervor latente por apurar el latido del perdedor. Durante su metraje te enfrentas a escenas que combinan con habilidad la miseria interior, el fracaso, e incluso la humillación; allí donde Lewyn es despojado incluso de su dignidad.

Produce emociones, que se van transformando a medida que avanza: Pena, desánimo, indignación... apoyados por un sentimiento de cotidianidad malsano, que de alguna manera atrapa... Y atrapa, porque los hermanos Coen, son audaces conductores de emociones; conocen y manejan los resortes que visualmente deben tocar, para introducir en el espectador la carga dramática necesaria.

Oscar Isaac traduce todo ello a través de su mirada, y una sensibilidad serena que conmueve. Discreta y elegante, pero no un producto fácil.
7
18 de enero de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos un rato sobre ésta.

Ésta es una película sobre un fracasado. Fracaso en letras mayúsculas, pero con las grandeza intelectual de los Coen.

Como ya he dicho en alguna otra crítica previa, no soy un incondicional de los Coen. No me como sus pedos, ni beso su estampita antes de irme a dormir. Pero amigos...al Cesar lo que es del Cesar.

Hacer una película sobre fracasados haciendo sentir al espectador que la vida es una miseria es relativamente fácil. Es como hacer una película de nazis y que el filmaffinitero sienta compasión por los judíos...vamos que no le encuentro un mérito especial (fuera de que esté bien rodada y tal...). Pero hacer una película sobre el fracaso absoluto y que el espectador sonría, o incluso se carcajee abiertamente...amigo, es un logro importante.

Esta película pasará sin pena ni gloria. Pues no hay grandes impactos emocionales, no hay grandes personajes, ni grandilocuencia. Normalmente los Coen hacen películas con personajes mediocres, y esta no difiere en nada. Pero sí encontramos un ápice de luz en su visión del fracaso.

El Lewin este es rechazado por todos, hasta por su familia...y que cojones, lo que hace, que es cantar, lo hace bien.

En la película los personajes estrámboticos entran y salen. Las situaciones inverosimilmente reales se suceden. Y el que tiene que fracasar, fracasa. Como la vida misma amigos.
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