Que una película sobre surf haga aguas parece un chiste obligado que, a continuación, debes trivializar para dejarlo en simple chanza. Pero es que no, realmente “Chasing Mavericks” hace agua y eso es porque, a pesar de tener unos buenos actores y unas escenas de surf rodadas con increíble habilidad, el resto es una tontería que alcanza límites entre la vergüenza y la somnolencia. La épica nunca debería ser impostada en el cine y cuando se pretende reforzar la épica de un acontecimiento reforzándola en otros acontecimientos dramáticos nos damos cuenta de que, además de falsa épica, lo que se nos cuenta tiene la profundidad dramática de un prospecto de medicamento. La película está bien rodada (por Dios… ¡si tenemos a Hanson y a Apted tras la cámara!), los actores correctos y el guión (basado en hechos reales) es para cogerlo, hacer una bola y tirarlo a la basura. A pesar de ello “Chasing Mavericks” es entretenida porque cuando no aparece Gerald Butler (un actor realmente dotado para no hacer nada y hacerlo bien) aparecen magnificas escenas de surf, con eso es bastante para soportar una película que debería haber entendido que cuando una historia es interesante, si la refuerzas de manera equivocada (forzando situaciones dramáticas inverosímiles), solo consigues que el verdadero drama se diluya en cursilería y poco más. Para amantes del surf, espíritus libres y admiradores de los torsos desnudos de “300”. ¿Qué diablos habéis hecho Apted & Hanson? Por separado ya erais dos de los mejores directores del siglo pasado… y juntos habéis conseguido ser de los peores del presente siglo.

La película en si es normalita, pero apoyada de esa fotografía con esos paisajes y la calma que da ver tanto rato el mar y el sol, hacen de ella un film entretenido y altamente recomendable. Por supuesto de visón obligatoria para los amantes del surf.

Película de tintes dramáticos cuyo drama queda desdibujado bajo las toneladas de agua que recorren cada minuto del metraje. Fallida en cuanto a la relación de Jay con su entorno, ya que en ningún momento Jonny Weston consigue transmitirme ni uno sólo de esos problemas que le atormentan, sí que consigue recrear bastante bien las olas y lo que del surf se ocupa. Por lo tanto, la apruebo tanto en cuanto una peli de surf se trata y la suspendo en cuanto a drama, por lo dicho, todo queda en un segundo plano tras el agua.

Los personajes, como el protagonista que es un bobalicón con problemas familiares, o como el personaje de Gerald Butler, que encierra algún tormento que en ningún momento de la película nos traducen, no son más que parte del decorado. Me quedo con el mar y con lo que nos muestran de él.

Drama deportivo basado en hechos reales (Hollywood saca personajes de la vida real hasta de debajo de las piedras) sobre un surfista estadounidense cuya pasión y devoción por este espectacular deporte le hizo cabalgar sobre los mavericks, olas enormes, con mucho tesón y esfuerzo a pesar de su corta edad (15 años). Sus buenas intenciones se ven ya desde el primer segundo y se nos cuenta como el típico biopic que tanto gustan de producir por la meca del cine. Es convencional hasta en su drama, con una trama siempre vista y con un surfista de nuevo protagonista (Soul Surfer ya nos hablaba del surf en 2011) donde hallamos al héroe, una familia disfuncional, algún malote (sí, el niño malo del principio con el bate de béisbol es el mismo malo de adulto: ¡qué raro!), el amor de una chica a la que hay que conquistar... No sé, pero esto ya lo he visto otras veces.
Aún así logra entretener; aunque sus dos horas de duración se me hacen pelín largas para lo que realmente narra. Las escenas de las olas son bastante buenas y cuenta con un acertado Gerard Butler (El Imperio del Fuego) como cabeza de cartel a pesar de no ser el protagonista, que es el casi desconocido Jonny Weston (Project Almanac) un chaval simpaticote y eso hay que decirlo. Detrás de ellos hallamos actrices con tablas como una trasnochada Elisabeth Shue (El Hombre sin Sombra) o la tierna Abigail Spencer (Cowboys vs Aliens), que hacen lo que tienen que hacer. Tras las cámaras dos directores curtidos como son Curtis Hanson (L. A. Confidential), siendo esta Persiguiendo Mavericks su último film antes de fallecer en 2016; y por el otro lado Michael Apted (Gorilas en la Niebla). Sin dudas, no es el mejor trabajo de sus carreras, pues simplemente se limitan a pasar el corte y desarrollar el enésimo biopic de un personaje sólo conocido en EE.UU. y por los muy fans del surf. Eso sí, didácticamente hablando nos da a conocer muchas cuestiones técnicas sobre este mundillo tan apasionante.

En plena crisis, ver que una castaña más y peor sobre superaciones personales, entrenamientos más allá del "dar cera pulir cera" y surfeo de olas legendarias aderezada con la interpretación más estúpida del año, la de Weston, aunque la de Butler le va a la zaga, me provoca vergüenza ajena.
Vergüenza de que esto triunfe y nuestro cine lo veamos cuatro.
Vaya toalla...
Lo mejor: La Shue, preciosa, como siempre. Fotografía espectacular, eso sí.
Lo peor: Uff, no sé por donde empezar...