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St. Vincent

Comedia. Drama Maggie (Melissa McCarthy) es una madre separada que se muda a Brooklyn con su hijo de 12 años, Oliver (Jaeden Lieberher). Al tener que trabajar muchas horas, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su nuevo vecino, Vincent (Bill Murray), un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol y a las apuestas. Pronto, una peculiar amistad florece entre ellos. Junto a una stripper embarazada llamada Daka (Naomi Watts), Vincent ... [+]
Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
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8
17 de mayo de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando te paras a disfrutar del trabajo de un pedazo de actor cómico como lo es Bill Murray, te entran las dudas al verlo tan cómodo en ese papel de pasota-borde, de si este tipo no será así en la vida real jajajaja. Madre mía que bien me lo paso con sus películas.

En St. Vincent nos presentan dos caras del personaje, por un lado el de un viejo solitario, bebedor, jugador, que paga por sexo y que gorronea todo lo que puede y a todo el que puede. Una forma de vida nada recomendable para nadie. Y a esa conclusión llega su nueva vecina, quien tiene un mal comienzo en su presentación. Para colmo de males, ella tiene un hijo a quien debido a su trabajo, no puede cuidar por las tardes y este alocado hombre se tendrá que quedar como canguro del chaval. Lo que nos llevará a mil y una aventuras entre esta nueva pareja.

La magia de la película es el acierto al escoger al chaval, ya que tiene un feeling perfecto con la estrella Murray y no parece nada forzada su alianza, sus diálogos, sus respectivos comportamientos. Oliver descubre poco a poco que aquel vecino que daba la sensación de quererse solo a si mismo, esconde en el fondo un gran corazón. Como irá conociendo las cosas buenas de él, sin que se las tenga que contar. Su heroísmo, el amor por su mujer. La combinación drama-comedia está repartida muy bien, y no parece metido con calzador la parte menos graciosa.

Si quieren pasar un rato bastante agradable y divertido y disfrutar una vez más del grandísimo Bill Murray, esta es su película.
3
18 de diciembre de 2014
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezan a bombardearnos con productos diseñados para la carrera de ese inmenso festival publicitario que son los Oscars.

No se puede hablar de esos premios a la promoción sin hablar de los hermanos Weinstein, avispados productores que todos los años colocan uno o dos de sus productos entre los seleccionados, a base de sabe Dios que tácticas, y responsables, entre otros atentados, de haberle "comprado" un Oscar a Penélope Cruz y otro a Jennifer Lawrence.

No quiero decir con ésto que todo lo que producen estos señores sean sub-productos, ni mucho menos, pero sí que siempre nos cuelan algún precocinado al gusto de la academia y del público de "productos Oscar", como es el caso de lo que nos ocupa.

Si te encuentras entre ese público objetivo, posiblemente ST. VINCENT te encantará. O si estás sensiblón/a, o si estás hormonando, o si de repente te encuentras en armonía con el universo y amas hasta a las tapas de las alcantarillas, o estás poseído por el espíritu de la Navidad, o por el de la golosina o estás con un tremendo subidón de azúcar.
Si no es el caso, mejor abstente.

ST. VINCENT es eso que llamo un "Comedrama" o una "Dramedia" amable, sensiblona y sensiblera, previsible, artificial y artificiosa, en que ninguno de sus personajes ni de sus situaciones resultan creíbles. Es un artificio tan evidente y manido como cualquier modesto telefilm de domingo por la tarde.

Sólo Naomi Watts consigue sacar adelante su personaje y brillar, y darle carne y alma y chispa y gracia y sí, cierta credibilidad. Y junto a ella, todo un descubrimiento el infante debutante Jaeden Lieberher con una brillante interpretación, malograda por un personaje mal escrito y con unos diálogos demasiado adultos para resultar verosímiles en sus labios.

Bill Murray está mucho mejor en cualquiera de los papeles que en su carrera han sido, aunque es probable que con el gusto que tiene la rancia academia por los personajes perdedores, o con alguna minusvalía física o psíquica, o de guapas y guapos haciendo de feos y/o deformes, (además del espaldarazo promocional de los Weinstein) seguramente conseguirá su nominación. Su injusta nominación.

El resto de personajes se desvanecen con la misma rapidez con que aparecen, en una historia ñoña, moñas y almibarada, castrada por un guión que avanza a trompicones, y contada contada sin ganas, sin arte ni maestría por un director sin ninguna personalidad y bastante torpe, que desaprovecha todas y cada una de las situaciones , centrado en alcanzar la lágrima fácil dentro de la más absoluta corrección política

Una película del montón más grande, el montón de las mediocridades, del cual nunca debería haber salido, y del que nunca lo hubiera hecho de no ser por el inmenso poder de los "Precocinados Weinstein", que todo lo pueden y todo lo saben.

Un precocinado que sirve para lo que sirven los precocinados: para salir del paso un día que no te apetece cocinar.
7
25 de enero de 2015 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta inclasificable película que es "St. Vincent" Bill Murray se apodera de la película y se transforma en una especie de un alter ego de Henri Chinaski (a su vez alter ego de Bukowski) rebajando el tono y convirtiendo la desesperación e una especie de fábula bienintencionada que funciona gracias a los actores (en especial Murray) y a un guión sin demasiadas piedras en el camino. Porque sin lugar a dudas "St. Vincent" es un "one man show" de Bill Murray que demuestra no solo que puede reírse de si mismo sino que puede hacer de lo políticamente incorrecto, un ejemplo de bondad moralizadora. Porque esa es uno de los problemas de "St. Vincent", que acaba siendo moralizadora y vuelve a imponer la teoría de que cualquier familia disfuncional ha de acabar convirtiéndose en una familia convencional. Pero no solo Bill Murray esta bien en "St. Vincent", incluso la (siempre) agotadora Melissa McCarthy está contenida (y fantástica) como lo está una divertidisima Naomi Watts el niño Jaeden Lieberher que consigue una buena química con el resto de actores. Resulta curioso que una película hecha para lucimiento de Murray se acabe convirtiendo en una película coral donde todos destaquen. Primer mérito del primerizo director Theodore Melfi (autor también del guión). Otro mérito es saberle dar cancha a Murray quien, desde sus acostumbrados tics, sabe construir un personaje encantadoramente odioso y diferente "St. Vincent" es una buena película, algo a si como un melodrama indie que bebe de todos los tópicos del cine americano pero que sale bien parado e incluso tienen la capacidad de emocionar por encima de lo evidente. "St. Vincent" es divertida, es inteligente (a pesar de girar constantemente sobre lo mismo), es emocionante pero antes que nada, es muy entretenida.
7
22 de enero de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo podría el cine USA hacer una versión o una película inspirada en el maravilloso film de Takeshi Kitano "El verano de Kikujiro"? Aquí tenemos un ejemplo evidente para quién conozca ambas películas. La historia tiene demasiados puntos de conexión con el gran clásico japonés: ...un vecino aparentemente desagradable, que siente afecto por un niño, al que no conoce, y al que le falta la figura paterna, al que lleva a las apuestas deportivas con animales, que le muestra el mundo de la prostitución y los locales para adultos, con problemas con los mafiosos locales, y que tiene una sentimental y emotiva historia personal en una residencia para gente enferma... demasiados puntos de conexión. Quién conozca el film del genio japonés y vea este agradable film estadounidense ha de percibir este "deja vú" de las situaciones similares; porque el personaje de St Vicent/Kikujiro es un bocado demasiado precioso para que un buen actor lo deje escapar.

Esa mezcla de sentimientos encontrados, de aparente desprecio hacia el género humano que oculta un noble interés por los semejantes y muestra el lado bueno de las personas es común en ambos filmes, ambos personajes, St. Vincent y Kikujiro adoptan sentimentalmente al retraído niño que no conocen y le ayudan a superar sus miedos y darle una felicidad hasta ese momento desconocida para él, con ello se congracian con un mundo que les ha tratado mal y que tanto daño les ha causado. Ambas son películas de iniciación, tanto para el niño como para el adulto y, aunque el filme japonés es una particular road movie, los puntos de coincidencia de "St. Vicent" con la misma son evidentes para quién haya disfrutado de ambas.

Y como el film de Kitano, St. Vincent resulta un bello film sobre la bondad de todas las personas, sobre la amistad y esa especial relación paterno/filial que puede establecerse con alguien ajeno a tu familia. Y el personaje de St. Vincent es un regalo para un buen actor, y Bill Murray disfruta del mismo y nos hace disfrutar a los espectadores, tal es su compenetración con tan particular protagonista. La química con el niño, al igual que en el film de Kitano, es perfecta y consigue que sintamos las alegrías y decepciones de las vivencias de ambos personajes.

A descubrir.
5
27 de enero de 2015
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La del viejo gruñón de malos hábitos pero buen corazón que se hace amiguito del inadaptado hijo de la vecina. ¡Lo nunca visto!
Sobre este asunto hay alguna peli apreciable, como Gran Torino. Esta es un Pequeño Torino. O Enano Torino. También era estupenda aquella en la que el viejo gruñón se hacía amiguito del perro feo de su vecino gay. Pero esta no es más que un pastel con jarrita de miel, sólo aceptable gracias al buen Murray y a la resuelta Noami Watts, cuyo personaje es lo mejor de la función, con diferencia.
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