Haz click aquí para copiar la URL

Koyaanisqatsi: Una vida fuera de equilibrioDocumental

Documental Realizado entre los años 1975 y 1982, "Koyaanisqatsi" -primera parte de lo que sería luego una trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002)- es un singular documental que refleja la colisión entre dos mundos obligados a convivir: por un lado la vida de los hombres en la sociedad moderna, la vida urbana y occidental, llena de tecnología, ciencia y consumismo. Por otro la naturaleza y el medio ambiente ... [+]
Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
9
17 de marzo de 2009
14 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué debo ver este documental de hace 26 años, que no tiene diálogos?

K- Porque ya lo dice el refrán: vale más una imagen que mil palabras.
O- Porque es original.
Y- Porque es una oda a la naturaleza.
A- Porque tardaron 7 años en rodarlo.
A- Porque no sabías que existía la etnia Hopi.
N- Porque la música de Philip Glass te hará ponerte nervioso.
I- Porque lo produce Francis Ford Coppola.
S- Porque te hace reflexionar.
Q- Porque no deja indeferente.
A- Porque es un documental de culto.
T- Porque aprenderás el significado de la palabra Koyaanisgatsi.
S- Porque tiene una magnifíca fotografía.
I- Porque tiene una media de 7,7 en FA.
6
20 de junio de 2011 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen documental. Es fácil de ver, aunque para disfrutarlo, hay que estar en silencio y con la música bien alta, que retumbe la habitación.
Dividido en dos partes. La primera, la naturaleza nos muestra la tranquilidad y el paso del tiempo, las nubes a cámara rápida a su vez comparadas con las olas a cámara lenta. La música del comienzo es quizás algo rápida para la tranquilidad que transmiten las imágenes. Me conlleva a la duda de a que parte hacer caso, si a la tranquilidad de las imágenes, o a la fuerza de la música.
La segunda parte: Las maquinas, la destrucción de la naturaleza, las ciudades, la humanidad… Sabe cambiar muy bien de un escenario a otro, el problema es que tiende a crear “caos”. La música es bastante más acorde a las imágenes que se muestran, las oleadas de coches, la destrucción de edificios, las masas de gente. Todas las partes en las que salen personas ninguna tiene una expresión de felicidad o tristeza, nada más que de rutina como si no hubiese nada mas. Son solo una masa continua al igual que muestra con las imágenes del las olas o de las nubes, solo que adaptados a una vida tecnológica. Esa inexpresividad me ha decepcionado, ha mostrado solo una faceta de la ciudad, para compararla con la naturaleza. Quizás abusa de las imágenes a cámara rápida en las ciudades, pero yo las disfrute bastante.
En conclusión, me ha faltado un poco de unión entre la música y las imágenes, me esperaba una impresión mayor. Aun así, decir que las imágenes son impresionantes y consigue enganchar fácilmente, no es el típico documental que uno ve por entretenimiento o cultura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Destacar que el recorrido circular del documental con el principio y fin de esas pinturas rupestres. La calidad de las imágenes, están muy bien grabadas y creo que con una gran dificultad. Cuando graban las nubes, parecen parados en el cielo, es un buen juego visual.
8
10 de marzo de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante documental, de los que te hacen reflexionar sobre la concepción del mundo en el que vivimos.

Me ha venido a la mente una noticia que pese a ser de hace unos años descubrí recientemente sobre el violinista Joshua Bell que tocó de incógnito en el metro de Washington durante 45 minutos interpretando 6 obras de Bach ante la pasividad de los miles de personas que siguiendo su rutina diaria se dirigían por la mañana a trabajar, podrían ser cualquiera de las que nos muestra Godfrey en las imágenes de su documental subiendo las escaleras mecánicas o esperando aglomeradas en la estación la llegada del tren. Un niño de 3 años fue quien más atención prestó a Bell mientras su madre le tiraba del brazo presa de su rutina diaria.

Aparte del mensaje sobre la necesidad de compartir de forma sostenible nuestra actividad con el ambiente, mi análisis y reflexión tras su visión está en línea con la de esa noticia: ¿cuántas cosas nos estamos perdiendo si no tenemos un instante para detenernos a contemplar la belleza o ni siquiera somos capaces de percibirla fuera de su contexto?.
10
19 de septiembre de 2017 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El propio título ya te lo dice todo: "Koyaanisqatsi", que en lengua hopi (pueblo originario de Norteamérica) significa "vida desequilibrada". Este poema visual aborda este tema sin usar diálogos ni narraciones, solo sucesiones de imágenes evocadoras de la naturaleza y la vida humana acompañadas de una música igual de evocadora. Podemos ver como el director hace magníficos paralelismos entre las imágenes de la naturaleza (con un ritmo lento) y las de la vida humana desarrollada (con un ritmo más rápido), haciéndonos ver como se pueden considerar nuestras ciudades como bosques antropogénicos, los edificios abarrotados como colmenas y los fluires de tráfico como ríos u hormigas hacia los hormigueros.

Hay dos temas principales que toca la película: uno es como la tecnología y la ciencia han cambiado la vida de los seres humanos y como vivimos en ellas, el otro es el desequilibrio que éstas están causando cuando no se les pone límite en su utilización y desarrollo.Vemos aquí el principal problema de la modernidad y su pensamiento, la creación de dicotomías (en este caso hombre vs natura) salvables sólo mediante el crecimiento económico y el desarrollo tecno-científico sin parangón y siempre en progresión exponencial ascendente, poniendo la naturaleza a nuestros pies y no conviviendo en ella. Este pensamiento contrasta con el de las sociedades premodernas como, en este caso los hopi, que ven como esencial la convivencia con la naturaleza para preservarla aunque esto radique en un menor crecimiento económico o un menor desarrollo tecno-científica para no hipotecar el futuro de la humanidad (esto se ve bien al final*). Todo esto se nos muestra de manera excepcional con solo yuxtaponer unas imágenes de pinturas rupestres aborígenes y de la naturaleza virgen, y el contraste entre la yuxtaposición de imágenes de las ciudades y la ajetreada vida humana.

Dentro de las imágenes de la "actual" vida humana (recordemos que las imágenes son de los 80) también hay cabida para un dualismo: pobreza y riqueza, la desigualdad; el contraste entre la vida en los barrios acomodados, con grandes edificios resplandecientes y un gran tráfico humano; y los "marginales", con casas de aspecto sucio y destartalado con personas muy quietas. El director también logra estremecernos con imágenes de la capacidad humana para la destrucción entre nosotros y de la naturaleza.

En resumen, "Koyaanisqatsi" es una película que hay que ver aunque su planteamiento parezca algo obtuso, pero hay que dejarse llevar por el magnetismo de esta magnífica creación y todo lo que ello conlleva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Las última imágenes de la película consisten en una traducción del título y la exposición de unas profecías hopi sobre el peligro de pasar por alto el medio ambiente.
10
4 de septiembre de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que la ciencia nos ha convencido de que no necesitamos a Dios, siempre nos quedará "Koyaanisqatsi". Porque aunque Dios no exista es imposible sustraerse a la inquietud de su búsqueda. El anhelo de algo más grande, de algo infinito por encima de nuestras cabecitas arrogantes.

Decir que "Koyaanisqatsi" es un documental sobre el planeta tierra es quedarse muy corto. Sería más acertado describirla como un viaje hipnótico a los confines del alma. Un vuelo veloz que comprime el espacio-tiempo de la evolución, desde el simio hasta el hombre moderno. "Koyaanisqatsi" es la representación del miedo cósmico a la naturaleza indómita del universo. El misterio de lo inabarcable. El documental no pretende dar respuestas pero sus imágenes, apoyadas en la frenética partitura del compositor minimal Philip Glass, nos conducen al corazón de la existencia.

La banda sonora de Philip Glass es el apoyo emocional indispensable para las imágenes. Sus ritmos repetitivos aportan un efecto digital a una instrumentación totalmente analógica, de cimientos casi operísticos. Hablar de la música de Glass daría para otro texto. El tiempo demostrará que ha sido uno de los grandes renovadores de la música popular de finales de siglo.

"Koyaanisqatsi" no es una película fácil. Su ausencia narrativa, de vocación sensorial, la convierte en un experimento visual "new age" que puede empachar al espectador convencional. Pero aquel que se deje llevar por la corriente de imágenes navegará hacia un espacio trascendente, un viaje a ninguna parte que sin embargo lo abarca todo. "Koyaanisqatsi" es el movimiento incesante del ser humano hacia lo inútil. Porque como decía Darwin la existencia carece de propósito. "Koyaanisqatsi" es el devenir sin pausa de Heráclito y la inmovilidad primordial de Parménides.

Para el descreído la experiencia de contemplar "Koyaanisqatsi" se reducirá a una sucesión de imágenes inconexas. El resto sabemos que esas imágenes nos mandan un mensaje profundo. Si no existe Dios: ¿Cómo explicar esa sensación catedralicia? ¿De dónde procede ese sonido que nos llama sin voz? Apenas un leve susurro que nos sacude como una revelación inabarcable.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para